Pablo Gonzalez

Nicaragua: José Benito Escobar: El obrero- ideólogo del FSLN


La historia del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) podríamos decir que en parte es la suma de los actos y el pensamiento político de los miles de revolucionarios que han vivido, luchado y muerto creando, desarrollando y defendiendo este gran proyecto sociopolítico e ideológico, iniciado por un puñado de soñadores, entre los que estuvo el Comandante José Benito Escobar.
El FSLN surge en respuesta a la necesidad histórica de un cambio de paradigma (método, táctica, estrategia, ideología y proyecto socioeconómico) de la lucha del pueblo nicaragüense en contra de sus opresores, que a su vez necesitaría de hombres distintos, de combatientes revolucionarios apertrechados con herramientas teóricas distintas (el marxismo-leninismo) y una perspectiva diferente y novedosa de sintetizar las lecciones de nuestra historia nacional, la comprensión dialéctica de la lucha nacionalista y antimperialista y el ideario del General Sandino. 

En carta fechada en febrero de 1930, que demuestra un enorme nivel de madurez política, el General Sandino escribe (al parecer influenciado positivamente por las corrientes marxistas en que militaban varios de sus subalternos de la “legión latinoamericana” en las Segovias) que “Sólo los obreros y campesinos irán hasta el fin… sólo su fuerza organizada lograra el triunfo”, frase epistémica sandinista que a finales de los años cincuenta no pasó por alto el joven estudiante Carlos Fonseca y su pequeño grupo de compañeros que más tarde serían parte del núcleo fundador del FSLN, grupo en el que no faltarían ni campesinos, ni obreros como José Benito Escobar.

A finales de la década de 1950, en los convulsos años de represión generalizada, posteriores al ajusticiamiento del tirano fundador de la dictadura somocista, aún muy joven, José Benito el obrero, soldador y armador, trabajador de las empresas de construcción* se “estrenaba” junto a su hermano Inocencio, en las luchas, marchas y huelgas sindicales que demandaban mejores condiciones de trabajo y salario para el proletariado del ramo y en solidaridad con otros gremios y sindicatos. 

Con una educación formal menos que básica, pero poseedor de gran inteligencia, capacidad de lectura y síntesis, desarrolló una cultura autodidacta que le serviría de mucho en su acercamiento a nuestra historia y a la teoría científica del marxismo-leninismo, estudios que posteriormente le servirían para analizarla a través del materialismo histórico y el método dialectico, que a su vez se convertirían en herramientas indispensables en la tarea de escribir importantísimos documentos internos y escritos varios de contenido fundamentalmente ideológico, para aportar a la educación política de la militancia sandinista y el pueblo nicaragüense. 

Es importante destacar la falta de tales textos en el país, en las condiciones de férreo control sobre las publicaciones que la dictadura somocista consideraba subversivas.

Su compromiso con la lucha contra la dictadura somocista lo lleva tempranamente del obrerismo organizado, de la lucha sindical a la lucha política, formando parte de un amplio y políticamente heterogéneo grupo de jóvenes que en 1960 conforman la Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN)

De esta organización saldrían más tarde varios cuadros importantes del FSLN como German Pomares, Jorge Navarro, Julio Buitrago, Fernando Gordillo, Casimiro Sotelo, Oscar Turcios, Doris Tijerino, Jacinto Suarez, Edmundo Pérez, Selim Shible, Carlos Guadamuz, Francisco Moreno, Enrique Lorente, Jacinto Baca, Arnoldo Real Espinales, Ajax Delgado, Carlos Reyna, Nathán Sevilla y su hermano Inocente Escobar Pérez, además de otros muchachos que serían más tarde, destacados dirigentes del Partido Liberal Independiente y del Partido Socialista de Nicaragua, así como importantes figuras de la literatura y el arte nicaragüense comprometidos con el pueblo.

En 1961, José Benito Escobar forma parte de otro esfuerzo organizativo que pretendía jugar un rol importante en la lucha contra el somocismo, el Movimiento Nueva Nicaragua (MNN), donde también inician su trayectoria revolucionaria jóvenes que más tarde militarían en el Frente de Liberación Nacional (FLN) y finalmente en el FSLN. Algunos de los participantes sobrevientes de estas organizaciones y especialistas que se ocupan de la historia de los movimientos y organizaciones políticas de esa etapa, coinciden en que el MNN es un antecedente directo y necesario del FSLN.

La militancia en estas organizaciones antisomocistas (aunque de breve existencia), va profundizando su compromiso con la causa de la liberación de Nicaragua que ineluctablemente conduce al camino de la lucha armada. 

En 1962 pasa a formar parte del efímero Frente de Liberación Nacional (FLN) bajo las órdenes de Noel Guerrero (que después abandona la lucha), Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y el Coronel Santos López

Serán sus compañeros en esta organización (también antecedente inmediato del FSLN), entre otros compañeros del MNN, Tomas Borge, Pedro Pablo Ríos (el Indio), Modesto Duarte, Víctor Tirado, Ramón Raudales (hijo), Boanerges Santamaría, Chicho Zepeda, Aureliano Carrasco, entre otros.


José Benito Escobar aunque no participa en las escaramuzas guerrilleras del Patuca y la heroica jornada de Raití y Bocay, inmerso en el esfuerzo organizativo de la incipiente Resistencia urbana en Managua desde finales de 1962 ( bajo la dirección de Jorge Navarro y cuando éste compañero se suma a la guerrilla de Raití y Bocay, José Benito pasa a conformar el núcleo de dirección de la Resistencia urbana), sí es parte activa de la organización, la planificación y avituallamiento de la que se toma como la primera guerrilla del FSLN, que aunque resultó en una dura derrota militar, se convierte, según el análisis del Comandante Carlos Fonseca,* en una importante lección para el ulterior desarrollo del FSLN.** 

En 1963 la organización político-militar fundada y en ese entonces dirigida por el Comandante Carlos Fonseca, pasa a nombrarse definitivamente Frente Sandinista de Liberación Nacional.

En el grupo fundacional destaca, entre otros jóvenes estudiantes, obreros y campesinos, comprometidos hasta las últimas consecuencias con la causa del pueblo, el antiguo soldador y armador del barrio de los pescadores de la costa del lago Xolotlán, José Benito Escobar Pérez. Junto a su hermano, Inocencio y bajo la dirección del comandante Carlos Fonseca, son para entonces los pilares del trabajo organizativo de la Resistencia urbana, también llamado Frente interno y que es la el soporte vital de todo el Frente Sandinista en ese momento.

En los primeros dos tercios de la década de 1960, luego de la jornada guerrillera de Raití y Bocay, el Comandante José Benito Escobar se dedica a cumplir distintas tareas en la consolidación de la Resistencia interna en Managua, guerrilla urbana que poco a poco va integrando a cuadros que pronto llegaran a asumir importantes responsabilidades de dirección dentro del FSLN, entre ellos el hoy líder máximo del Sandinismo y Presidente de la Republica de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega.

Se multiplican las escuelas clandestinas de entrenamiento y la mayor parte de los combatientes sandinistas pasan a la clandestinidad, tan sólo quedando en el trabajo legal muy pocos compañeros dedicados al trabajo político entre el estudiantado universitario, mientras van regresando de su entrenamiento en el exterior algunos cuadros, que luego participarán en la guerrilla que ya se gesta en la Cordillera Dariense.

Es una etapa febril, de grandes desafíos y peligros por los pocos recursos humanos y financieros con que cuenta entonces la Organización y el accionar coordinado de la GN y los órganos de inteligencia del régimen, entrenados y asesorados por los yanquis, dispuestos exclusivamente a la caza de los combatientes y colaboradores sandinistas.

La Resistencia interna desplegaría entonces toda su actividad en torno a dos objetivos fundamentales: La consolidación político-militar y programática del FSLN y la preparación de la guerrilla de Pancasan y Fila Grande.

En los años 67 y 68 el Comandante Escobar es trasladado a dirigir el trabajo organizativo y clandestino en el departamento de Estelí y parte de las regiones del Norte y Occidente del país. Es en este periodo que la dureza de sus concepciones doctrinales marxistas y su conciencia eminentemente proletaria, de alguna manera, chocan con las ideas más “aterrizadas” en la aplicación de la teoría revolucionaria a las condiciones políticas y coyuntura particulares de nuestro país de esa época, sostenidas por el Comandante Carlos Fonseca.

Importantes documentos internos como los Estatutos del Frente Sandinista y el Programa Histórico del FSLN son elaborados desde 1967 y su versión final en 1969, con la participación directa o tangencial del Comandante José Benito Escobar.

En el campo y la ciudad se organizan escuelas clandestinas de formación de nuevos cuadros, principalmente en Managua, donde también se realizan distintos operativos de recuperación económica que a la vez de captar recursos financieros para avituallar y armar a la futura guerrilla en las montañas de Matagalpa, van dando a conocer a la población la existencia y el fortalecimiento del FSLN en todo el territorio nacional.

Sin embargo, estas acciones combativas y de propaganda dejan inevitablemente el dolor de la perdida de importantes combatientes y cuadros de dirección del FSLN. La cárcel y la muerte se convierten en una constante en la vida de los jóvenes y abnegados guerrilleros y colaboradores sandinistas.

A mediados de 1966 el Comandante Escobar es parte del núcleo de dirección que acompaña en sus tareas al recién nombrado Coordinador de FSLN para la ciudad y la montaña, Comandante Oscar Turcios.

A finales de ese mismo año, mientras los principales y más experimentados cuadros del aún exiguo FSLN (entre ellos los Comandantes Carlos Fonseca, Silvio Mayorga, Oscar Turcios, Tomás Borge y Daniel Ortega), parten a reunirse con la avanzada de guerrilleros en Pancasan y Fila Grande, cumpliendo sus responsabilidades asignadas, el Comandante Escobar (junto al compañero Orlando Pineda), es capturado por la GN cerca de la frontera con Costa Rica, mientras dirigía el traslado de un importante lote de armas destinado a la guerrilla de Pancasan que en esos momentos está iniciando su fase operativa.

Meses después la dictadura, encabezada ya por entonces por Anastasio Somoza, se ve obligada por las circunstancias políticas y los acuerdos pactados con el partido conservador a decretar una amnistía a los presos políticos, que permite la salida de las ergástulas del régimen a un grupo de militantes sandinistas, entre ellos el Comandante José Benito Escobar.

Pancasan se convierte en la segunda y más grande derrota militar del FSLN de envergadura en la montaña, sin embargo, y pese a las dolorosas pérdidas humanas, esta experiencia guerrillera brinda a la dirigencia sandinista (que por entonces en el país recae principalmente en los hombros de los Comandantes Carlos Fonseca, José Benito Escobar, Oscar Turcios, Daniel Ortega y Rolando Roque, luego de la salida hacia el exterior de los sobrevivientes y los principales cuadros del Frente Interno ) invaluables lecciones tácticas y estratégicas.

Pancasan, lejos de hacer que el FSLN caiga en el pesimismo o el derrotismo, reafirma que el camino hacia la derrota de la dictadura somocista debe de transitar por la lucha armada, que para que la lucha guerrillera tenga opciones de triunfo debe de gestarse dentro del país, en las montañas y ciudades con el apoyo y participación del pueblo nicaragüense.

Cuando a finales de 1969 un grupo de campesinos liderados por Catalino Flores y otros lugareños (algunos sobrevivientes de Pancasan y Fila Grande), pretende organizar -por su cuenta- un movimiento guerrillero en la zona del cerro de Zinica y el Bijao, en la profundidad de las montañas matagalpinas y del Caribe Norte), la jefatura del Frente Sandinista de entonces designa al Comandante Escobar para controlar y darle conducción a ese movimiento, que para entonces está al margen de la estrategia de la Organización.

 A esta misión se sumarán el Comandante Tirado López y otros cuadros. Es en esa coyuntura que la numerosa familia campesina del legendario combatiente sandinista, Jacinto Hernández (incluyendo a sus valientes mujeres y otras habitantes de esas comarcas), escribirían la heroica historia de resistencia y lealtad sandinista conocida popularmente como “Las mujeres del Cua”.

Pese al esfuerzo del Comandante Escobar, el Comandante Tirado y demás cuadros sandinistas, esta guerrilla es aniquilada el año siguiente debido a la enorme represión ejercida por la guardia somocista y los jueces de mesta sobre la población de las montañas del Norte del país desde 1967, a las condiciones impuestas por una acción reactiva, casi obligada y a los obvios errores -aún no superados- de la estrategia guerrillera que condujo al fracaso a la anterior jornada de Pancasan. Zinica y el Bijao resultan en un desastre que obliga al Comandante Carlos Fonseca y otros jefes del sandinismo (entre ellos Oscar Turcios, Pedro Aráuz, Bayardo Arce y el mismo José Benito Escobar) a realizar un análisis profundo, un ejercicio honesto y maduro de crítica y autocrítica que desemboca en la decisión de iniciar (a partir de 1970) un periodo de inacción ofensiva guerrillera, que después sería conocido como “etapa de acumulación de fuerzas en silencio” que concluiría con el asalto exitoso a la casa del somocista Chema Castillo, en aquél diciembre victorioso de 1974.

Sobreviviendo el cerco de la GN, el Comandante José Benito Escobar se traslada en ese mismo año de 1970, a continuar con su trabajo clandestino en Estelí y León, ciudad donde es capturado en septiembre, junto a otros combatientes del FSLN, entre ellos el actual Coordinador nacional del Sandinismo Histórico del FSLN, Comandante Guerrillero y General en retiro, Leopoldo Rivas.

Encarcelados y condenados en Managua, bajo la secreta dirección del Comandante Daniel Ortega y el Comandante José Benito Escobar, los presos y presas sandinistas convierten a las cárceles del somocismo en una trinchera de dignidad, que junto con los guerrilleros de la montaña van conquistando el cariño y el respeto del pueblo nicaragüense.

Además de este importante componente moralizador y político, estos dos compañeros y otros destacados militantes sandinistas encarcelados, participan en la planificación y control de importantes actividades de la Organización, que por entonces atraviesa difíciles momentos por la represión de la GN y los órganos de inteligencia del régimen, con un considerable número de valiosos compañeros presos, exiliados o en actividades de entrenamiento y reorganización fuera del país.

De la misma manera que en sus estadías en diferentes países, el tiempo de encarcelamiento (en las distintas ocasiones en que fue apresado por sus actividades político-militares), es además aprovechado por el Comandante Escobar para reflexionar y escribir gran cantidad de valiosos trabajos relacionados con asuntos internos, políticos, organizativos, históricos e ideológicos. Esta faceta intelectual e ideológica del Comandante, por su importancia, la abordaremos con mayor profundidad más adelante en este mismo trabajo.

Como resultado de la exitosa operación de asalto a la casa del somocista Chema Castillo, realizada por el comando “Juan José Quezada”, el Comandante Escobar y otros compañeros (entre ellos el Comandante Daniel Ortega) son rescatados y salen del país con rumbo a Cuba revolucionaria y solidaria.

 Este será el inicio de una etapa muy activa, tanto en el exterior como el interior del país a durante la cual el Comandante José Benito, en distintos momentos, entra y sale clandestino procedente de varios países (Cuba, México, Honduras y Costa Rica), donde realiza un sincero, permanente y agotador esfuerzo por la unidad sandinista, ya para entonces signada por la triste y dañina división en Tendencias del Frente sandinista.

El año de 1975 es crucial para aquellos dirigentes y militantes sandinistas comprometidos con detener y revertir los procesos de fragmentación del FSLN.

A principios de ese año se designa la última Dirección Nacional del Frente Sandinista, cuyo Secretario General sigue siendo su fundador, el Comandante Carlos Fonseca, el mayor referente histórico y moral de la Organización revolucionaria.

 Entre los miembros plenos de la misma, es escogido el Comandante José Benito que por entonces está en Cuba representando oficialmente al FSLN y que pronto viajará a México, de donde partirá hacia Honduras con el objetivo de asumir la dirección del Frente Sandinista en ese país, en ese entonces de gran importancia estratégica para la supervivencia de la guerrilla en las montañas del Norte y Noroeste de Nicaragua.

El Comandante Escobar ha sido parte de anteriores jefaturas y Direcciones Nacionales del Frente Sandinista, aunque sin ser ratificado o condicionado por estar (en esas ocasiones concretas) encarcelado o en el exilio y otras circunstancias, por diferencias con otros compañeros por asuntos tácticos o inclusive, de concepciones y estrategias.

Con especial atención, además de las constantes escuelas guerrilleras y clandestinas impartidas a viejos y nóveles militantes sandinistas, la labor de reclutamiento y creación de redes, organización y otras tantas tareas de la actividad clandestina y legal del FSLN dentro y fuera del país, el Comandante José Benito atiende y supervisa la edición y distribución (siempre clandestinas) del Órgano oficial del FSLN, fundado por el Comandante Carlos Fonseca: La revista “Trinchera”, impresa en condiciones de ilegalidad en distintas ciudades.

A mediados de 1976, con la aparición de la Tendencia tercerista del Sandinismo, se inicia una readecuación táctica y estratégica, acorde con las concepciones de lucha que cada Tendencia impulsa.

La GPP (Guerra Popular Prolongada), cuyos principales mandos dentro del país por entonces eran los Comandantes Pedro Aráuz y Henry Ruiz (coordinadores de la ciudad y el campo, respectivamente), al ir siendo diezmada la mítica y fragmentada columna “Pablo Úbeda” por el cerco feroz de la GN en las montañas del Norte-noreste del país, deciden organizar pequeñas unidades militares más cerca de las ciudades de Matagalpa, Estelí, Jinotega y León.

Algunas fuentes consultadas afirman que para entonces el Comandante Escobar aún estaba con la GPP, otras dicen que ya había iniciado su corta colaboración en la Tendencia tercerista.

El acercamiento inicial del Comandante José Benito a la Tendencia tercerista en 1976, tiene hipotéticamente varias explicaciones.

 En primer lugar porque la tesis de la Insurrección popular no le era ajena por haber estado tanto tiempo al lado del Comandante Carlos Fonseca y compartido sus concepciones tácticas y estratégicas.

Hay que tener presente que el Comandante Carlos Fonseca, estaba muy claro del papel de la montaña y de la necesidad de la Insurrección de las masas bajo la dirección de una vanguardia política para alcanzar el triunfo revolucionario.

La segunda hipótesis se centra en su amplio y profundo conocimiento, tanto de la teoría revolucionaria (donde el papel del proletariado y las masas es fundamental), como de las causas del triunfo o fracaso de las guerrillas de izquierda en América Latina y otros Continentes que le daban gran capacidad de discernimiento sobre la validez o no de la aplicación de tal o cual doctrina guerrillera en las diferentes etapas del enfrentamiento contra la dictadura somocista;

En tercer lugar, podríamos suponer que el Comandante Escobar decide involucrarse con el trabajo del Tercerismo como resultado de su conocimiento de primera mano de los problemas internos del FSLN (por haber estado involucrado personalmente en la organización, aseguramiento y ejecución de los tres grandes hitos y fracasos guerrilleros del Frente Sandinista y la organización y dirección del trabajo clandestino urbano) y la necesaria búsqueda de otras tácticas o doctrina guerrillera que acercaran el triunfo de la Revolución, siempre desde la militancia en el Frente sandinista.

Una última explicación podría estar en su cercanía al Comandante Eduardo Contreras (en ese entonces el principal crítico de la doctrina de la GPP e impulsor de la tesis insurreccional), luego de la ejecución exitosa del asalto a la casa de Chema Castillo, que trajo como consecuencia inmediata una gran importancia política y renacer del FSLN en el ideario popular a lo interno de Nicaragua, el despliegue mediático y el apoyo internacional al FSLN, a lo que se debe sumar la amistad y camaradería cultivada en los largos años de cárcel con el Comandante Daniel Ortega y su estadía prolongada en Cuba con Humberto Ortega, ambos líderes de la Tendencia insurreccional.

El Comandante Escobar viaja de México a Costa Rica a reunirse con la dirigencia de la Tendencia tercerista (para entonces legendarios Comandantes del FSLN, como Germán Pomares, Víctor Tirado y otros que se convertirán en grandes referentes de la lucha insurreccional como Francisco Rivera, Edén Pastora y José Valdivia, entre otros, ya han sido “reclutados” por la agresiva y exitosa conducción de la incipiente lucha insurreccional y la política de fortalecimiento de mandos del Tercerismo), donde trabaja en un plan político-diplomático, el abastecimiento de armas, municiones, recursos humanos y financieros para acelerar la caída de la dictadura somocista y aflojar el nudo militar de la GN que estrangula a los pocos guerrilleros que combaten y sobreviven en la profundidad de las montañas de Matagalpa y el Caribe Norte.

Viaja de regreso a México en julio de 1977, donde coordina junto a otros enviados del Tercerismo la conformación y presentación pública de la Junta de Gobierno Revolucionaria (un heterogéneo grupo de personalidades nicaragüenses controlados por los terceristas, constituido por empresarios e industriales de la burguesía, gente proveniente de la Cultura, intelectualidad, Iglesia católica, etc. con el cual se creía poder crear un gobierno de transición y oponerse a una solución “Made in USA” de un “somocismo sin Somoza”) y la elaboración de sus primeras proclamas.

Sin embargo, en octubre de ese año, el Comandante Escobar abandona su esfuerzo de integración con el tercerismo y vuelve a Cuba a reintegrarse a la GPP.

No tenemos datos para aventurar una respuesta a tan trascendental decisión, ya no para el desarrollo de los acontecimientos políticos y militares que dos años más tarde culminarían con la victoria de la Revolución Popular Sandinista, impulsada por un FSLN de nuevo unido, sino para la propia vida del legendario Comandante José Benito Escobar Pérez.

Regresa clandestinamente a Nicaragua, vía Honduras, logrando penetrar al territorio nacional en medio de una balacera, una emboscada de las fuerzas de seguridad somocista que lo esperaban (a causa de una delación) para asesinarlo.

En esa misma acción es capturada su compañera de vida, la también legendaria Comandante Doris Tijerino.

Acá es pertinente recordar las muchas veces que el Comandante Escobar logró burlar la muerte o la cárcel gracias a sus grandes dotes de conspirador y a su enorme experiencia de guerrillero urbano y de montaña.

En 1964, por ejemplo, cuando son capturados los Comandantes Carlos Fonseca y Víctor Tirado, él y su hermano Inocencio, logran escapar de la GN que rodeaba la casa de seguridad en que se encontraban; en el 70 también alcanza a escapar del cerco de la GN en Zinica, cargando a un compañero herido y a mediados de 1977, se les escabulle en las narices a agentes de la seguridad costarricense.

Dolorosamente para el FSLN y la lucha del pueblo nicaragüense está sería la última de tantas entradas a nuestro país del Comandante José Benito Pérez.

Por su enorme experiencia y conocimiento del FSLN en la región, es integrado por el Comandante Pedro Arauz Palacios como apoyo del Comandante Bayardo Arce y otros compañeros.

 Se involucra en el trabajo partidario en el Norte donde casi todas las estructuras son de la GPP, que más tarde mantendría cierta coordinación con la tendencia Insurreccional tercerista en Estelí, Matagalpa, Jinotega, y otras ciudades.

Desde 1976 las Tendencias del FSLN están completamente abocadas a importantes trabajos como la creación de la “Ruta Sandino “ para oxigenar a lo que queda de la columna Pablo Úbeda, la “Rutas Norte” de abastecimiento desde Honduras, las redes de colaboradores, la consolidación de la retaguardia política y diplomática, pero sobre todo, a la organización de grandes y pequeñas unidades guerrilleras en las periferias urbanas y de combate insurreccional, que junto a los demás Frentes guerrilleros dieran el último empujón a la fosa de la historia a la dictadura somocista.

El viejo combatiente se integra a principios de 1978 a la Unidad de combate Cesar Augusto Salinas Pinel, donde su sola presencia (aunada a su sabiduría y trayectoria de lucha) es muy apreciada por los jóvenes combatientes.

Sin embargo, pocos meses después, recibe la orden de “bajar” a la ciudad de Estelí, información que es filtrada a al SAC (Servicio anti-comunista de la GN) por un traidor de nombre Marvin Corrales Irías, quienes le tiende una trampa, asesinando por la espalda, el 15 de julio de 1978, uno de los principales combatientes históricos sandinistas, contado entre los fundadores del FSLN y para entonces una leyenda viviente de la lucha contra la dictadura militar somocista.

Una última reflexión obligada de esta parte introductoria y biográfica, transita por los motivos que tuvo la dirigencia de la GPP en el país (encabezada por entonces por el Comandante Pedro Aráuz Palacios) para no darle responsabilidades acordes a la historia, el nivel dirigencial y la probada capacidad del Comandante Escobar a su regreso a Nicaragua.

 Pero para responder a ese vacío histórico no existe en la literatura sandinista, ninguna referencia y por respeto a la memoria de nuestros héroes y mártires tampoco aventuraremos ninguna hipótesis.

EL IDEÓLOGO

Carlos Fonseca es sin lugar a dudas el primer y más importante ideólogo del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

El Comandante Carlos diseña la arquitectura general de una nueva organización política, de nuevo tipo, un PARTIDO revolucionario (así lo definió él mismo) en Nicaragua: El FSLN.

Una organización político-militar clandestina gestada por un grupo de jóvenes brillantes y comprometidos en un largo, doloroso y heroico proceso, a partir del estudio profundo de nuestra historia y las luchas de resistencia de nuestro pueblo, el rescate de sus grandes hombres como Diriangen, Estrada, Zeledón, Sandino, inclusive el esfuerzo de otras organizaciones y patriotas no precisamente revolucionarios de izquierda.

Aunque no está escrito en ninguna parte, basta estudiar la historia comparada del FSLN, para entender que el Comandante Carlos Fonseca basa –inicialmente- la estructura, táctica e inclusive la doctrina del FSLN en las líneas generales del Partido marxista-leninista esbozado en las obras de V.I. Lenin, principalmente en su “Qué Hacer” de 1902: Una organización de izquierda que persigue objetivos mínimos y máximos (inmediatos, mediatos y a largo plazo), con un clara definición por la lucha contra la dictadura por la vía armada y más tarde, por la conquista del poder político para construir, junto al pueblo combatiente, la clase trabajadora que vanguardiza la lucha, una Sociedad justa e incluyente.

Construir un Partido a partir de un grupo intelectual comprometido que “anime” y “despierte” a otros sectores de la población, sobre todo al proletariado nicaragüense (léase obreros del campo y la ciudad y las capas proletarizadas, del resto de la Sociedad), no hacer la revolución POR ellos, sino CON ellos, por sus reivindicaciones y grandes tareas históricas.

De esta manera, el FSLN se va nutriendo de combatientes y colaboradores provenientes de todos los estamentos sociales, solamente condicionados por su conciencia de clase o/y su compromiso de lucha acorde al ideario de la Organización revolucionaria.

En sus primeros años de existencia destacan en el trabajo ideológico dentro del Frente Sandinista su propio fundador (que definiría en sus escritos los objetivos, líneas ideológica, ética y política; la táctica, estrategia, estructura y todo lo que concierna a asegurar la permanencia, consolidación y posibilidades de triunfo de la nueva organización) y los estudiantes universitarios Silvio Mayorga, Jorge Navarro.

Pero pronto en este importante rol (además de organizador, propagandista y combatiente) se sumará otro joven combatiente de formación autodidacta:

El obrero de la construcción, José Benito Escobar. Luego, en un periodo que culmina con el triunfo de la Revolución popular Sandinista (R.P.S.), se irán sumando a esta importantísima tarea varios destacados militantes con inclinaciones intelectuales y gran preparación teórica.

Sin contar con la educación formal, la cultura y los dotes intelectuales natos o adquiridos del Comandante Carlos, el Comandante José Benito, a partir de su conciencia proletaria, su enorme ansias de conocer la teoría revolucionaria e interpretar correctamente las lecciones de la historia de nuestro país, utiliza sus frecuentes y prolongados encarcelamientos y exilios, el clandestinaje profundo en montes y ciudades a que es obligado por su compromiso con la lucha contra la dictadura para leer, indagar, discutir, reflexionar y escribir con inusitada brillantez, profundidad, sencillez y dotes de maestro.

 Escribe sobre la teoría revolucionaria, asuntos internos y organizativos del FSLN, sobre nuestra historia, nuestros héroes y mártires y muchos temas de importancia para el movimiento revolucionario y obrero de Nicaragua y el mundo, siempre sin ánimos de historiador o biógrafo, sino de ideólogo y educador. También escribió versos.

El Comándate Escobar aplica a sus escritos los métodos del análisis marxistas del materialismo histórico y dialectico, imprimiéndoles su sello de combatiente obrero. Son muchos los documentos y proclamas escritos por él o bajo dirección, que realiza por orientación partidaria (sobre todo, acerca de asuntos doctrinarios, organizativos y gremiales), pero serán dos escritos suyos los que trasciendan por su importancia y necesidad histórica.

“RIGOBERTO, EL PRINCIPIO DEL FIN” Y “EL IDEARIO SANDINISTA”

Como señalamos más arriba, el FSLN, además del Comandante Carlos Fonseca, ha tenido entre sus filas (a pesar de las limitantes y obligaciones de seguridad y conspiración que imponía a los combatientes sandinistas la lucha contra la dictadura somocista y las tareas grandes y chicas de la cotidianidad guerrillera y el clandestinaje), enormes talentos intelectuales y políticos, tales como los Comandantes Silvio Mayorga, Jorge Navarro, Oscar Turcios (y todo su grupo de “rusos”, además de los “europeos” y “chilenos”), Ricardo Morales Avilés, Francisco Buitrago, Humberto Ortega, Tomas Borge, Víctor Tirado López y compañeros como Fernando Gordillo, Angelita Morales , Modesto Duarte y tantos otros.

Cómo ejemplo sólo basta recordar al Comandante Eduardo Contreras, que por encargo de una editorial mexicana fue parte de un equipo que tradujo al idioma español del alemán, los tres tomos de El Capital de Carlos Marx.

Algunos de estos compañeros escribieron en su momento sobre la historia y lecciones de la lucha del General Sandino (antiguo obrero mecánico y también autodidacta) contra la intervención yanqui a nuestra patria, pero es el Comandante José Benito (que no asistió a ninguna universidad, que nace y se desarrolla en la propia clase proletaria, en las lucha sindicales y de reivindicación obrera) quien escribe de manera sencilla sobre la implicación política e histórica del ajusticiamiento del dictador Anastasio Somoza García, ejecutado por el poeta y héroe nacional Rigoberto López Pérez y sobre la compleja, aunque acelerada evolución del pensamiento político del General Sandino.

En el”El principio del Fin”, por primera vez se enaltece la figura del poeta y obrero Rigoberto López Pérez como un luchador social combatiendo la “versión oficial” que lo califica de “solitario perpetrador suicida”.

El Comandante José Benito, rescata el pensamiento político del héroe y logra encontrar en el acto de aniquilamiento físico del primer dictador de la zaga de los Somoza y en su vida, la expresión de la continuidad histórica de la Resistencia del pueblo nicaragüense ante el dominio de la oligarquía y la Potencia imperial y el hilo conductor con lucha del FSLN contra el Sistema opresor y por una Sociedad incluyente y justa, donde se impongan los intereses y el poder de los trabajadores.

Escarba en la maligna psique de la burguesía criolla y escribe sobre el odio “diferenciado” de esta, hacia Sandino y Rigoberto.

Califica la muerte del tirano como “acción revolucionaria” y destaca la importancia que proyecta la acción del ajusticiamiento hacia América Latina, en ese tiempo plagada de dictaduras militares. Tiemblan los tiranos y se llenan de felicidad los pueblos.

Analiza la poesía, y cartas escritas por Rigoberto (trabajo que extiende hacia la obra escrita de Edwin Castro, también participante de la ejecución del tirano, junto a los otros dos héroes asesinados posteriormente en las cárceles del régimen) encontrando diáfanamente en estos escritos su pensamiento político y las motivaciones y justificación históricas para la ejecución del dictador, principal asesino del General Sandino y miles de patriotas en todo el territorio nacional.

La ejecución del dictador Somoza García, según el Comandante Escobar, es un parte-aguas que deja atrás las acciones fracasadas de los luchadores antisomocistas de la burguesía nicaragüense, muestra al pueblo el verdadero camino para liquidar a la dictadura:

El camino de la lucha armada. El héroe sabe que con su acción no derribará a la dictadura, pero cambiará el rumbo de los acontecimientos y puede que rompa el dominio que la dictadura había venido teniendo sobre los intentos en su contra de otros patriotas nicaragüenses desde el asesinato del general Sandino.

El Comandante Escobar aprovecha para explicar qué es el FSLN en el momento que él escribe “Rigoberto López Pérez, el principio del fin”, qué representa para el pueblo y su lucha contra la opresión dictatorial, los objetivos y el compromiso con los intereses populares de FSLN, además de profundizar en el análisis marxista de la situación política del país.

Concluye su escrito con la exposición y análisis del minucioso plan diseñado por los cuatro jóvenes que ejecutaron la acción, con la clara intención de dejar sentado que no fue un acto suicida, sino un operativo planificado hasta en los últimos detalles y que termina en una acción solitaria debido a la fortuita circunstancia de la temprana partida del dictador del salón de baile, que motivó una decisión instantánea, valiente y reflexiva del poeta.

Este pequeño trabajo publicado en 1976 vino a dotar al sandinismo del conocimiento histórico sobre un hecho trascendental en la dinámica del enfrentamiento contra la dictadura somocista, analizado desde una perspectiva clasista, política e ideológica que reforzaría la convicción de que el FSLN es la continuación dialéctica de una lucha justa, necesaria y que cada sacrificio –pequeño o definitivo- estaba plenamente justificado por ser una lucha nacionalista, antiimperialista y sobre todo clasista, proletaria. “Rigoberto López Pérez.

El principio del fin”, ha pasado a formar parte de la literatura obligada para cualquier nicaragüense o extranjero interesado en el conocimiento de la historia de lucha de un pueblo indoblegable. Es "la otra versión”, la nuestra, la de los revolucionarios que contrasta con las mentiras de la derecha vendepatria, la burguesía explotadora que han falseado en su propio provecho la historia del país.

“El Ideario Sandinista” es estudio político e ideológico corto pero profundo del General Sandino, escrito por el Comandante José Benito Escobar quien se aleja de la simple narración o evaluación histórica, que tiene como propósito ampliar el conocimiento de la militancia sandinista y el pueblo nicaragüense del ideario político e ideológico del “General de hombres libres”, utilizando magistralmente el método marxista de estudio del materialismo histórico y dialectico, para entregarnos a un Sandino en evolución, en construcción de su conciencia social, cuyas concepciones políticas migran desde el Liberalismo primario, revolucionario y libertario, transitando por el anarcosindicalismo magonista mexicano, en su fase de obrero petrolero en Tampico, hasta llegar al revolucionario “ radical y filosófico” que asume -a su manera- las concepciones clasistas de las teorías revolucionarias de izquierda de entonces y desdeña lo ajeno a su lucha nacionalista revolucionaria, atiintervencionismo, que luego proyecta hacia el pan-latinoamericanismo, internacionalismo y antiimperialismo de manera ética moral y combatiente.

El Comandante Escobar nos explica el porqué de la lucha inicial del General Sandino bajo las banderas del Liberalismo: “Nicaragua es de los últimos países del Continente donde las ideas liberales se imponen.

O sea que en Nicaragua el liberalismo representa una corriente progresista, cuando en otros países ya era combatida por sectores revolucionarios y radicales; cuando ya la lucha por la democracia y la liberación ya tenía a su cabeza a los partidos comunistas”.

Nos dá un repaso por la cuasi-feudal “república conservadora” y los aires de modernidad que soplaron durante la Revolución liberal del General J.J. Zelaya, hasta su desbancamiento del poder por medio de la imposición y la amenaza directa del gobierno yanqui de turno.

Relaciona su decisión de integrarse a la lucha en la llamada “guerra constitucionalista” con la evolución de su pensamiento político adquirido en sus años fuera de Nicaragua y los motivos de su rompimiento con el ejército liberal y con el liberalismo tradicional y entreguista de Moncada y su círculo.

“ Sandino es el único de los generales liberales que comprende los móviles de la intervención y la naturaleza entreguista de los burgueses liberales, caracterizando de esa manera precisa la paz obtenida en Espino Negro, bajo el padrinazgo norteamericano” anota el Comandante Escobar, para luego resumirnos la herencia programática del General Sandino, en los siguientes puntos:

El establecimiento de un gobierno popular e independiente, la cooperativización de la tierra en beneficio de quien la trabaja, supresión de los tratados lesivos a la soberanía nacional, la integración de organismos continentales que velen por los intereses latinoamericanos, sin la Intromisión yanqui ni de ninguna otra potencia extranjera, el rescate de nuestras riquezas y recursos naturales en beneficio de las grandes mayorías y el mantenimiento del ejército del pueblo.

 Estos puntos, al ser desarrollados y analizados en su escrito por el Comandante Escobar, se convierten en la parte medular de este importantísimo documento para la educación política de la militancia.

Es interesante constatar que la esencia de este Programa Político del General Sandino (diseminado entre muchos de sus escritos, aunque no en un solo documento) está recogida en el Programa Histórico del FSLN, importantísimo detalle que el Comandante José Benito parece subrayar a las generaciones de combatientes sandinistas y a todo el pueblo nicaragüense. Desafortunadamente el Comandante no vivió la alegría de ver como (un año después de su cobarde asesinato), la victoriosa R.P.S. empezaba a hacer realidad este ideario esbozado por Sandino y retomado por el FSLN.

De vital importancia es el análisis por parte del Comandante José Benito del antiimperialismo del General Sandino, en contraposición al “atiintervencionismo” destacado por los historiadores y biógrafos tradicionales de Nicaragua y el extranjero.

El antiimperialismo es un componente fundamental de la lucha del proletariado y los movimientos de liberación nacional de todo el mundo, sabidos de que el Imperialismo (fase superior del Capitalismo, como enseñaba Lenin) es el enemigo principal de la clase obrera, de los países en desarrollo que buscan la preservación de sus recursos naturales y condiciones de reciprocidad y justica en el intercambio comercial y financiero global, que propugnan por la paz y la colaboración, luchando contra toda forma de imposición, dominio y explotación.

El Imperialismo, es el enemigo común, sobre todo su manifestación más visible y perniciosa: El Imperialismo yanqui. Y el General Sandino estaba claro de ello.

Dice el Comandante José Benito al respecto: “El antiimperialismo de Sandino es un capitulo que merece ser estudiado profundamente, pera ver en toda su dimensión para la visión que el héroe tenía acerca de lo que representaba la política norteamericana para América Latina.

Su antimperialismo queda tácitamente expresado desde el preciso instante en que empieza la lucha contra la intervención norteamericana”.

La máxima marxista de que la conciencia de clase define a la lucha de clases, está presente en este estudio del ideario político del general Sandino.

Escribe el Comandante Escobar que “…Sandino no fue sólo el estratega militar, sino que supo interpretar el papel histórico de las masas en la lucha contra el invasor.” Un líder popular con conciencia de clase demostrada “…desde que integra la columna liberal bajo su mando en 1926, Las fuerzas sandinistas se componían de 29 mineros armados por su propios esfuerzos y con la colaboración de mujeres humildes…”

Cita al General en su “Manifiesto de San Albino” de 1927, en el cual expresa que “Mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y nervio de la raza” y comenta que “con estas palabras no sólo se identifica [el general] a sí mismo, sino que reconoce, y en esto está “su mayor honra”, que las masas (oprimidos y explotados) son la fuerza del pueblo nicaragüense” y trasfiere fundamental importancia a la proclama del General Sandino en que demuestra -una vez más- su madurez política y su completa definición por la causa de los oprimidos: “Ya en 1930 Sandino tiene una cabal comprensión del papel que en la lucha de liberación juega la alianza obrero-campesina y escribe:

“Sólo los obreros y campesinos irán hasta el fin, sólo su fuerza organizada lograra el triunfo.””

En “El ideario Sandinista” el Comandante Escobar demuestra que el General Sandino estaba también muy claro que la su lucha no se agotaba con la expulsión del yanqui invasor del territorio nacional, sino que perseguía la consecución del poder para los trabajadores del campo y la ciudad, en su beneficio y en de todo el pueblo nicaragüense.

Esta reflexión confirma una vez más que el General, sin proclamarse marxista, compartía los mismos objetivos o al menos los más importantes de esta teoría revolucionaria del proletariado mundial.

Veamos lo que escribe al respecto el Comandante, citando siempre su fuente primaria: “En la circular dirigida a las autoridades civiles sandinistas el 27 de agosto de 1932, ante la inminente derrota del invasor, Sandino expresa “ Nuestro ejército se prepara a tomar las riendas de nuestro poder nacional, para entonces proceder a la organización de grandes cooperativas de obreros y campesinos nicaragüenses, quienes explotarán nuestras propias riquezas naturales en provecho de la familia nicaragüense en general.”” Y a renglón seguido el Comandante expresa: “Pero este planteamiento no sólo habla del contenido ideológico de las posiciones clasistas de Sandino, sino que también es claro, al establecer quienes tomaran el poder.”

El “Ideario Sandinista” también aborda temas como la política de alianzas trazada en sus últimos años de vida del General Sandino, asuntos concernientes a la política “centroamericanista” y continental del movimiento sandinista. Estos conceptos muy manoseados hasta entonces por las élites libero-conservadoras y el pensamiento político, intelectual y jurídico burgués de los países del área , en Sandino toman un carácter clasista, de lucha única contra un enemigo común: El imperialismo yanqui y las oligarquías vendepatrias, herederas de la opresión colonial. Además, el General propone planteamientos concretos para concertar una Centroamérica unida en busca de caminos de libertad, desarrollo y bienestar para sus ciudadanos.

El nacionalismo sandinista (para muchos, el corazón del ideario del General Sandino) es tratado con especial importancia por el Comandante Escobar.

Es difícil encontrar palabras más certeras y conclusivas que las usadas por el Comandante José Benito Escobar para definir y conceptualizar -desde un punto de vista marxista- el compromiso y visión de nuestro General Augusto C. Sandino para con nuestra patria, su visionario nacionalismo revolucionario, lejos del “nacionalismo” burgués “moderno” y su conceptualización abstracta, ligada al desarrollo mismo del Capitalismo, que lo utiliza como herramienta para dividir a la clase obrera internacional, imponer esquemas de dominio y explotación a los trabajadores de un territorio y lo más peligroso:

 Exacerbar sentimientos oscuros, chauvinistas para estimular guerras que enriquecen a las élites y persiguen el dominio de naciones más débiles con ánimos de expansión geopolítica y de explotación de sus recursos naturales.

“Sin ser un marxista, Sandino supo aplicar el nacionalismo de manera creadora, revolucionaria.

Aunque en determinados momentos, y por intereses extraños, es presentado como un exacerbado nacionalista, propenso al chovinismo, este se viene al suelo cuando nos encontramos que el nacionalismo en Sandino es antiimperialista y su pensamiento es internacionalista”.

A continuación cita al General, que pareciera ratificar lo escrito por el Comandante Escobar:

No será extraño que a mí y a mi ejército se nos encuentre en cualquier país de la América Latina donde el invasor asesino fije sus plantas en actitud de conquista.”

Cierra el Comandante José Benito Escobar este brillante, profundo, certero y moralizador escrito con una cita a la carta de 1929 en respuesta a los jefes de las tropas de la Marina yanqui en Nicaragua, que resume no sólo el nacionalismo revolucionario de nuestro gran General Augusto C. Sandino, sino toda su heróica gesta y su diáfano pensamiento político revolucionario:

“El patriotismo a que usted apela es el que me ha mantenido repeliendo la fuerza con la fuerza, desconociendo en lo absoluto toda intromisión del gobierno de usted en los asuntos que la soberanía de un pueblo no se discute sino que se defiende con las armas en la mano.”

Como dijimos antes, estos dos trabajos políticos de contenido e intención ideológicos, son los más importantes aunque no los únicos escritos por el Comandante José Benito Escobar Pérez.

Nuestra organización y nosotros, sus militantes, tenemos la obligación de buscar y publicar el pensamiento de profundo compromiso con el Pueblo nicaragüense, el Sandinismo y el Marxismo-Leninismo.

Una tarea pospuesta pero necesaria para profundizar en el legado de los fundadores y forjadores de nuestro FSLN y entender dónde estamos y qué nos hace falta para cumplir con los sueños y sacrificios de nuestros héroes y mártires. 

El Estado nicaragüense ha instaurado una Orden que lleva el nombre del Comandante José Benito Escobar Pérez y el Pueblo le rinde homenaje eterno a uno de sus principales héroes, salido de las entrañas del proletariado nicaragüense.

Nosotros, los militantes del Frente Sandinistas, honremos su memoria y legado luchando, estudiando y laborando al lado de nuestro Partido revolucionario y nuestro Pueblo trabajador.

Notas:

* Que por entonces trataban de dar una nueva cara a la vieja ciudad capital, aprovechando el despegue de un capitalismo incipiente, pero ya nutrido del latrocinio y la corrupción del voraz régimen, de una subalterna y complaciente burguesía nacida del seno de la vieja oligarquía criolla y los recursos financieros de la depredadora economía gringa en expansión, ya iniciada la Guerra Fría.

** Ver el texto publicado de la Declaración de 1964, rendida por el Comandante Carlos Fonseca ante un tribunal somocista, posterior a su captura en un barrio capitalino y que fue utilizada brillantemente por el Comandante Carlos, como un tribuna ante el pueblo nicaragüense y el mundo, para exponer la existencia y las motivaciones políticas de una organización guerrillera revolucionaria en lucha contra la dictadura.


Edelberto Matus.

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