El 15 de agosto de 1949 nace en Somoto, César Augusto Salinas Pinell, hijo se Justo Salinas y de María del Carmen Pinell
Humilde en su grandeza, Augusto César es una persona cuya presencia enaltece las efemérides del calendario de los héroes de la Patria.
Por las grandes limitaciones económicas de su hogar empezó a trabajar desde muy joven como maestro empírico en el área rural y, ávido de superación, se matriculó en los cursos sabatinos de la Escuela de Profesionalización de Maestros de Somoto, que funcionaba en el Instituto Nacional de Madriz, en la que logró obtener su título de Maestro de Educación Primaria, trabajando y estudiando con gran empeño y responsabilidad.
Laboró como maestro en las escuelas primarias de San Juan del Río Coco, en el Centro Escolar Salomón de la Selva, de Somoto y en la Escuela Primaria de San José de Cusmapa, bajo la dirección del Padre Rafael María Fabretto, que le dispensaba mucho aprecio por su gran labor en el centro y en la comunidad en general.
En San José de Cusmapa se dedicó en sus momentos libres a alfabetizar a los campesinos y a inculcarles principios revolucionarios, por lo cual muchos de ellos participaron en la lucha armada hasta lograr el derrocamiento de la dictadura de Somoza.
Augusto Salinas fue reclutado a las filas del FSLN por el ejemplar revolucionario Constantino Maldonado y en abril de 1975 renunció al magisterio y como miembro del Frente se dedicó a tiempo completo a la lucha clandestina donde además de gran combatiente fue un gran organizador de cuadros campesinos, principalmente en San José de Cusmapa, Totogalpa, Telpaneca y San Juan del Río Coco.
Se forjo como un alto dirigente en la guerrilla nicaragüense, adopto seudónimos tales como: Humberto, Jonathan y Mauricio.
La semilla revolucionaria que el profesor Salinas Pinell sembró entre los campesinos madricenses encontró suelo fértil en la conciencia de miles de luchadores, que como él, empuñaron el fusil libertario para derrotar y expulsar del país a la guardia somocista.
AUGUSTO CÉSAR SALINAS, EL MAESTRO -HÉROE
En la lucha clandestina
y en la escuela fue el primero,
Augusto César Salinas,
el Maestro Guerrillero.
Augusto César Salinas
cultivó flores hermosas;
él escogió las espinas
para legarnos las rosas.
Ramón Mendoza Herrera
Desde entonces Augusto Salinas Pinell, como Maestro-Guerrillero y Guerrillero-Maestro, trazó en el territorio de su departamento las coordenadas geográficas de la liberación, desde San José de Cusmapa hasta San Juan del Río Coco, recorriendo, con el felino sigilo propio de la clandestinidad, todos los municipios de Madriz.
Víctima de la delación fue capturado, torturado y asesinado por la G. N. el 25 de junio de 1976 en el lugar conocido como Ojo de Agua, a 6 km del pueblo de San Juan del Río Coco.
Sus verdugos captores creyeron haberlo liquidado para siempre sin imaginar ni remotamente que resucitaría al tercer año de muerto en la conciencia de miles de discípulos campesinos que aprendieron a perfección las enseñanzas libertarias del Maestro – Héroe.
El Consejo Municipal de Somoto creó la Orden Educativa “Profesor Augusto César Salinas Pinell”, que se entrega cada año al Maestro y Maestra más destacado del municipio. En relación a esta orden, escribí en 2016:
“La institucionalización de la Orden, además de premiar a los docentes destacados es un merecido reconocimiento al profesor Augusto César Salinas Pinell, un auténtico prohombre, uno de esos especímenes superiores plenos de excelsitud por la nobleza de sus sentimientos y la firmeza de sus ideas. Hombre capaz de escalar la cumbre del supremo sufrimiento y en la cima del sacrificio, ofrendar su vida por sus semejantes.
“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”, rezan las Sagradas Escrituras (Juan 15:13) y Augusto no vaciló en hacerlo, acorde con sus convicciones, propias de los espíritus superiores.
Quien haya conocido al profesor Salinas Pinell, independientemente de su ideología política o religiosa, si valora con objetividad sus cualidades, debe reconocer en él un paradigma de ciudadano, de persona ejemplar: respetuoso, humilde, amoroso con sus padres, servicial, sediento de superación intelectual, maestro que además de aplicar su tacto pedagógico en el aula de clase, irradiaba el accionar de su importante encargo educativo fuera de la escuela para conocer objetivamente la situación de cada alumno y brindarle el tratamiento especial que la misma ameritaba.
Estas y muchas razones más justifican la creación de esta importante Orden con la denominación de tan preclaro educador.
Fue por eso que el también recordado poeta y profesor Ramonmanuel Parrales, en su poema “Comandante Maestro”, escribió sobre el héroe estos versos que podrían ser un singular epitafio de un singular personaje:
“Usted, maestro,
ya ha dado su gran lección.
Ahora regresa al libro,
pero a repetirla desde la Historia”.