Las famosas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de las que tanto hemos escuchado hablar no son por supuesto lo que dicen ser: instituciones de ayuda para el desarrollo de los países pobres.
Esa es la fachada, pero toda fachada tiene su interior, y quien pretende decir que conoce la casa y a sus habitantes solo con verla por fuera es un perfecto ignorante. Lo real es que éstas son creación de los países ricos como una forma de penetración en los pobres para muy diversos objetivos que van desde obtener información de primera mano en el campo (son las que mejor documentan la realidad) hasta ser entidades de inteligencia encubiertas dedicadas al manejo de su política interna.
Todo esto es sumamente secreto y privado.
Nadie sabe qué informes emiten a sus “casas matrices” y la mayoría de ellas son financiadas directamente por los estados de los países ricos, como el caso de USAID, que es del gobierno de los EEUU.
¿Y qué imagen proyectan ante la población pobre?
La misma que utilizaban los antiguos misioneros: “venimos a ayudarles”, y efectivamente traen medicinas y todo tipo de socorro, por lo que aparentan ser entidades de caridad, como antes lo eran los curas.
Pero lo más curioso es que quienes allí trabajan son gente de pseudo izquierda, personas cuya vocación es aliviar los males del prójimo, o sea, misioneros sin sotana.
Sin embargo los pobres misioneros en realidad no sabían qué es lo que pensaba la casa principal ni por qué los enviaban a regiones tan inhóspitas y peligrosas: simplemente se entregaban con espíritu altruista a la causa.
Lo cierto es que era una forma cómo la iglesia se expandió por todo el planeta de lo cual obtuvo millones y millones de feligreses con el correspondiente poder y ganancias que ello significó.
Ahora las ONG ya no son religiosas (aunque algunas sí) sino políticas; son enviadas por sus gobiernos a países cuyos gobierno tienen que aceptarlas porque, de no hacerlo, serían acusados de “negarse a la ayuda”, lo cual significaría que serían vistos como “crueles con su propio pueblo”.
De modo que a todos los países pobres no les queda otra cosa que “aceptar la ayuda” que les ofrecen los países ricos y eso les da carta libre a todas las ONG para que caminen por sus territorios como Pedro por su casa.
En países como el Perú estas llegan a tener tal poder que incluso financian partidos, y con ellos ejercen presión a los gobiernos y hasta los cambian de acuerdo con las disposiciones de quienes les dan las órdenes, o sea, sus aportantes.
Vienen a ser entonces la punta de lanza de una penetración política, económica e ideológica de lo cual los países ricos obtienen mucha información sobre las posibilidades de aprovecharse plenamente de sus riquezas y su población.
https://tiempo26.com/las-ongs-en-peru/