A lo largo del siglo XX, el pueblo nicaragüense forjó el sandinismo como una herramienta de liberación frente a los designios imperiales de Estados Unidos.
Durante los años 1980, miles de brigadistas acudieron de todo el mundo para solidarizarse de la manera más noble y consecuente: compartiendo el destino en uno de los escenarios más calientes de la mal llamada “Guerra Fría”. Hoy en día aquellos movimientos de solidaridad se han envejecido, el relevo generacional en términos de formación política no se ha dado sistemáticamente debido a la irrupción de la ideología neoliberal en los años 1990, y como consecuencia de ello la comprensión de los conflictos internacionales y del papel histórico que ejercen los pueblos en determinados escenarios se ha hecho más difícil para buena parte de la gente sometida a la tiranía de la “sociedad de la información”.
La guerra no convencional desatada en 2018 contra Nicaragua prueba que el gran reto para resistir en las batallas por venir es el frente por una información veraz y comprometida con los intereses de las grandes mayorías.
Como gustaba recordar el comandante Tomas Borge, los dirigentes históricos de la revolución supieron discernir la diferencia de enfrentarse a la marioneta Somoza y a su poderoso amo, y por ello es ineludible enseñar la historia de la sucia guerra de la contrarrevolución a las nuevas generaciones.
Que la administración Trump haya seguido los derroteros de sus infames predecesores, considerando a Nicaragua como “una amenaza extraordinaria e inusual para la seguridad nacional y la política exterior de EE.UU.”, llegando incluso a declararlo como “emergencia nacional”, muestra claramente que el sandinismo ha trascendido la Historia y fundido el aliento de este pueblo sufrido, combatiente y victorioso con los ideales más altos que la Humanidad haya expresado.
https://www.investigaction.net/es/el-sandinismo-sujeto-colectivo-historico-de-resistencia-al-imperio/