Desde que el Ejército de Irak anunció que sus fuerzas especiales habían recuperado el 29 de junio la ciudad de Mosul de las garras del movimiento yihadista Estado Islámico, muchos expertos pronostican la inminente caída de los terroristas, que, posiblemente, culminará dentro de medio año.
Mientras tanto, los yihadistas se han hecho fuertes en la ciudad siria de Raqa y han lanzado una campaña de propaganda activa entre las mujeres y los niños.
Si el destino del Estado Islámico ya parece escrito, queda pendiente la cuestión de cómo el mundo reeducará a los así llamados "cachorros del califato". En un artículo para la agencia RIA Novosti, el columnista Antón Skripunov, ha recabado testimonios de los aprendices del EI sobre su educación y formación.
"Quiero ser terrorista suicida"
"Tenía que escucharlos y obedecer", reconoce un chico sirio de 14 años, uno de los adolescentes entrenados en el campo militar terrorista donde enseñaron a los niños a matar.
"Muestran videos con ataques suicidas, una escena se repite una y otra vez.
Cuando los ves, piensas: 'quiero hacer lo mismo que hicieron ellos.
Quiero llegar a ser un terroristas suicida'", continua el menor.
Residentes de la ciudad de Tabqa y terroristas del EI recorren las calles de Tabqa, en el noreste de Siria, el 24 de agosto de 2014. / Reuters
"Nos dijeron: 'si alguien quiere matarte, mátalo.
Si no hay armas, toma la granada y explótate'", cuenta Akram, de 10 años.
Según el informe del Comité Antiterrorista de Países Bajos (NCTV), el EI ha creado todo un sistema de campos de entrenamiento para niños que fueron reclutados de distinta forma, bien con pagos mensuales a los padres o por medio de secuestros masivos.
Estos campos tenían como fin preparar a los chicos física y psicológicamente para la guerra, mientras las chicas aprendían a ser esposas de los terroristas.
"Los chicos participaban en las competiciones en los campos.
¿Y cuál era el principal premio?
La posibilidad de convertirse en un terrorista suicida", dice uno de los "cachorros del califato".
"Un disparo más un disparo, son dos disparos"
Defensores de derechos humanos que se ocupan de rescatar a estos niños del EI advierten que pocos de estos chicos saben leer o escribir.
"Nos enseñaban de manera diferente.
No nos decían: uno más uno son dos. Nos decían: disparas una vez, luego otra vez, esto será dos", matiza Ibrahim, de 10 años.
La bandera del Estado Islámico cerca de la ciudad portuaria de Sidón, el Líbano, el 19 de enero de 2016 / Ali Hashisho / Reuters
"No está claro qué hacer con estos niños, cuyo período de formación como persona coincidió con la guerra", asegura el autor del artículo, agregando que Europa "tiene miedo" de que estos "cachorros del califato" se dirijan a territorio comunitario para continuar el trabajo de sus 'maestros'.
El reto de devolverles la infancia perdida
Tanto los iraquíes como los sirios entienden que la formación de los niños reclutados por los yihadistas es muys problemática.
De ahí que las autoridades de Siria e Irak revisan los manuales en los territorios liberados, sostiene el columnista. "Se sabe que las ideas contenidas en la infancia, son los más fuertes", recuerda.
Niños refugiados saludan a automovilistas en el oeste de Mosul, Irak, el 27 de junio de 2017 / Erik De Castro / Reuters
"Puede ocurrir que un territorio liberado del EI sea el de una especie de milicianos clandestinos. Y el proceso de deshacerse de ella [de la clandestinidad] será muy difícil", opina el islamólogo ruso Raís Suleimánov.
En el proceso de reintegración de un niño yihadista no depende mucho de la edad en la que le lavaron el cerebro los terroristas, sino de la comunidad en la que crece el menor, enfatiza el psicólogo ruso. "Tal vez tenga sentido mantener alejados a estos niños durante algún tiempo, cambiándolos para mejor", subraya.
La persona responsable de la integración de tales niños "debe ser un ejemplo, un ídolo, un fundador de nuevas creencias, de valores y de amor", concluye el experto.
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