Proceso por asesinato celebrado en Massachusetts
Como millones de italianos, Sacco y Vanzetti habían emigrado a Estados Unidos movidos por el sueño de la América próspera (1908).
Pero no pudieron matarlos en la memoria. Sacco y Vanzetti pasaron a ser, para siempre, “Héroes del pueblo”. Publicaciones, actos, conferencias, obras de teatro, filmes, hermosas canciones, los recuerdan. Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, un zapatero y un vendedor de pescado, así de humildes. Dos italianos inmigrantes.
Pero saltaron a la gloria. A los jueces, a los funcionarios que actuaron en este increíble crimen legal ni se los recuerda. Pero se los nombra.
Principalmente al juez Fuller. En realidad, todos los jueces que interpretan las leyes a favor del poder quedan en la lista negra de la historia.
Se conocieron en los alrededores de Boston. Sacco era zapatero y Vanzetti vendía pescado. Ambos formaban parte de un grupo de anarquistas que participaban en las luchas sindicales contra las condiciones de semiesclavitud que imperaban en aquel momento en el régimen laboral norteamericano.
Fueron encarcelados acusados del asesinato de un cajero y de un vigilante y del robo de más de 15.000 dólares en una fábrica de zapatos el 15 de abril de 1920.
La vista oral se celebró en Dedham entre el 31 de mayo y el 14 de julio de 1921.
El Estado basó su acusación en dos pruebas que muchos consideraron insuficientes: Sacco poseía una pistola igual que la utilizada en los asesinatos y los acusados fueron detenidos cuando se hallaban en un garaje tratando de recuperar un automóvil que había sido visto en las proximidades del lugar donde se habían producido los hechos.
Los testimonios contradictorios entre los testigos también causaron controversia.
Cuando el jurado pronunció su veredicto de culpabilidad, se inicia la protesta de socialistas,radicales e intelectuales de todo el mundo, que afirmaban que los dos hombres habían sido condenados por el simple hecho de ser emigrantes y anarquistas.
Durante los siguientes seis años se presentaron mociones para la aportación de nuevas pruebas y se interpusieron recursos que fueron denegados.
En 1925, Celestine Madeiros, recluso condenado a muerte por otro asesinato, confesó haber pertenecido a la banda que cometió los delitos de South Braintree. Sin embargo, en abril de 1927 se falló la sentencia de pena de muerte para Sacco y Vanzetti.
Se produjeron varios aplazamientos de las ejecuciones, pero el 23 de agosto de 1927, Sacco y Vanzetti murieron en la silla eléctrica.
La ejecución de Sacco se llevó a cabo a las 0.19 y siete minutos después una potente corriente eléctrica acabó con la vida de Vanzetti.
Cincuenta años después de aquel 23 de agosto, Mitchell S. Dukakis, entonces gobernador de Massachusetts, rehabilitó la memoria de los dos italianos.
Dukakis reconoció formalmente que Sacco y Vanzetti eran inocentes y que fueron condenados más por sus convicciones políticas y por su condición de inmigrantes que por cualquier prueba fehaciente contra ellos.
Sacco Nicola: Italiano de Torre Maggiore, provincia de Foggia, nació el 23 de abril de 1891. A los 17 años, fundamentalmente la situación de su familia lo llevó a emigrar. Llegó a la tierra prometida en 1908, año de hambre y desocupación.
A pesar de tener conocimientos de mecánica no encontró trabajo en este oficio. Los extranjeros no eran considerados para las tareas especializadas y apenas si conseguían trabajo en fábricas.
Trabajó primero como mozo de agua, consiguiendo luego colocación como zapatero en la fábrica de calzados de Kelly.
Su capacidad de amor y de ternura hacia su compañera Rosina y hacia sus hijos se vuelca a todos los seres humanos, a su clase explotada, y lo impulsa al combate.
Vanzetti Bartolomeo: Nació en Villafalleto, en el Piamonte, en 1888. Le gustaba el estudio pero sólo pudo hacer la escuela.
Empezó a trabajar a los 13 años de edad, eran 15 horas diarias sin descanso semanal, sólo tenía un asueto de tres horas dos veces al mes. A los 20 años de edad decide abandonar Italia. Llega a Norteamérica en 1908.
Lo espera un largo peregrinar en busca de trabajo, muchos días de hambre, sin ni siquiera un lugar donde descansar. Recibe en su andar el desprecio de los patrones, la solidaridad de sus iguales. En su oficio de confitero no encuentra plaza fija.
En muchos lugares lo echan a los pocos meses de trabajo. Trabajó de picapedrero, albañil, foguista, barredor de nieve.
Hacía jornadas de 12 y 14 horas en verdaderos tugurios insalubres, recibiendo, por ser extranjero, la mitad del jornal de un norteamericano, de por sí bajo.
Con ansias de leer y estudiar se quedaba de noche, después del trabajo, dormido sobre los libros.Vanzetti no se casó y se dedicó a la venta de pescado en Plymouth.
Ultimas palabras de las víctimas
“Muero como he vivido, luchando por la libertad y por la justicia. ¡Oh, si pudiera comunicar a todos que no tengo nada que ver con ese horrendo crimen… Mi corazón está lleno, rebosante de amor por los míos.
¿Como despedirme de vosotros? ¡Oh, mis queridos amigos, mis bravos defensores, a todos vosotros el afecto de mi pobre corazón, a todos vosotros mi gratitud de soldado caído por la causa de la libertad! …
Continuad la soberbia lucha, que yo también en lo poco que pude, he gastado mis energías por la libertad y por la independencia humana. …
¿Que culpa tengo si he amado demasiado la libertad? ¿Por qué he sido privado de todas las cosas que hacen deliciosa la vida? Ningún reflejo de la propia naturaleza, del cielo azul y de los esplendidos crepúsculos en las tétricas prisiones construídas por los hombres para los hombres.
Pero yo no he llevado mi cruz en vano. No he sufrido inútilmente.
Mi sacrificio valdrá a la humanidad a fin de que los hermanos no continúen matándose; para que los niños no continúen siendo explotados en las fábricas y privados de aire y luz.
No está lejos el día en que habrá pan para todas las bocas, techo para todas las cabezas, felicidad para todos los corazones. Tal triunfo será mío y vuestro, compañeros y amigos.” Bartolomé Vanzetti
“¡No hay justicia para los pobres en América! …¡Oh, compañeros míos, continuad vuestra gran batalla! ¡Luchad por la gran causa de la libertad y de la justicia para todos!
¡Este horror debe terminar! Mi muerte ayudará a la gran causa de la humanidad. Muero como mueren todos los anarquistas -altivamente, protestando hasta lo último contra la injusticia. …
Por eso muero y estoy orgulloso de ello! No palidezco ni me avergüenzo de nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi corazón, que no será destruida…” Nicolás Sacco
“Queridos amigos y compañeros del Comité de defensa. Mañana, inmediatamente después de la media noche, deberemos morir en la silla eléctrica. No tenemos ya ninguna esperanza. …
Hemos decidido, por eso, escribir esta carta para expresar nuestro reconocimiento y admiración por todo lo que habéis hecho en favor de nuestra defensa en estos siete años, cuatro meses y once días de lucha.
El hecho de que hayamos perdido y que debamos partir, no disminuye para nada nuestra actitud y nuestra apreciación de vuestra conmovedora solidaridad hacia nosotros y nuestras familias.
Amigos y compañeros: ahora que la tragedia de este proceso toca a su fin, unamos nuestros corazones, nuestros errores, nuestras derrotas, nuestra pasión, para las batallas futuras, para la emancipación final. Unamos nuestros corazones en esta hora, la más negra de nuestra tragedia. Armaos de valor, saludad a los amigos y a los compañeros de todo el mundo.
Os abrazamos a todos y os damos el último adiós, con el alma desgarrada, pero llena de amor.
Ahora y siempre un viva a todos nosotros, un viva a la libertad. Vuestros en la vida y en la muerte” Nicolás Sacco – Bartolomé Vanzetti
CRÓNICA DE LA ÉPOCA:
POR GABRIEL CARRIZO Historiador
Periódico El Bicentenario Fasc. N°6 Período 1910-1929
El 23 de agosto fueron ejecutados en Estados Unidos, mediante silla eléctrica, dos militantes anarquistas de nacionalidad italiana, llamados Niccola Sacco y Bartolomeo Vanzetti.
Este hecho adquirió gran repercusión mundial al ser catalogado como un acto de arbitrariedad e injusticia en contra de dos ciudadanos por su adscripción ideológica.
Varios factores intervinieron para el desenlace del lamentable suceso.
En primer lugar, la inflación generada por la Gran Guerra hundió a los sectores trabajadores en una profunda crisis económica. La pérdida constante del poder adquisitivo de los salarios generó condiciones para la declaración de huelgas.
De hecho, Sacco y Vanzetti militaban en una organización anarquista que lucha en contra de las pésimas condiciones laborales que sufren los trabajadores.
En segundo lugar, el temor que experimenta gran parte de la sociedad norteamericana ante cualquier estallido social que pueda conducir desde su perspectiva a una revolución bolchevique, miedo que es alimentado recurrentemente por la prensa.
En tercer lugar, las medidas adoptadas por el Estado, como la denominada Acta de Espionaje promulgada por el Congreso de Estados Unidos en 1917 (que multa a quienes suministren informaciones que puedan afectar las operaciones de las Fuerzas Armadas) y el Acta de Sedición de 1918 (que multa y encarcela a aquellos que propaguen opinión respecto de la forma de gobierno, Constitución Nacional o contra las Fuerzas Armadas), que son disposiciones que dejan un gran margen para la arbitrariedad, pues cualquier crítica al gobierno puede ser susceptible de prisión o multa.
Pero fue el Acta de Extranjería de 1918, que prohibe el ingreso al país a anarquistas o a aquellos que promuevan la violencia contra el gobierno, la normativa que habilitó la persecución y deportación de todo inmigrante sospechado de ser anarquista.
Sacco y Vanzetti fueron acusados de un doble crimen y sometidos a un proceso jurídico plagado de violaciones a la legítima defensa de los acusados.
La ejecución no solamente buscaba ser un escarmiento a los trabajadores que intentaban rebelarse ante las pésimas condiciones laborales, sino que además fue considerado por las organizaciones obreras como una demostración de la persecución ideológica y xenófoba de las autoridades de Estados Unidos.
Períodico El Bicentenario Fasc. N°6 Período 1910-1929
Fuente Consultada:
Wikipedia – El Ortiba – Secretos y Misterios de la Historia