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El Comando Sur en América Latina y la inestabilidad en Venezuela

El pasado 20 de mayo los cancilleres de Uruguay, Chile y Argentina exhortaron al “reencuentro nacional” en Venezuela asegurando que de ningún modo pretenden interferir en los asuntos internos, pero que se ven interpelados a actuar como mediadores en virtud de las “crecientes tensiones entre el presidente Nicolás Maduro y la oposición, que busca su salida del Gobierno” [1]. 

Según Reuters, esta exhortación se dio a conocer en el momento en que las Fuerzas Armadas venezolanas realizaban ejercicios militares, arrojando dudas sobre lo que podrían llegar a hacer en apoyo al presidente [2].

Con respecto al pedido de los cancilleres, es llamativo el modo en que se hace referencia con total impunidad al hecho de que la oposición busque la salida de Maduro del gobierno.

 Esta solicitud, hasta ahora muy clara por parte del gobierno de EEUU y de la derecha española [3], ahora encuentra eco en países del Cono Sur, lo que muestra un cambio importante en el escenario regional al que merece estar atentos. 

Por el momento, es importante aclarar que el apoyo al pedido de la oposición venezolana atenta contra las bases de la democracia liberal procedimental (pues Maduro fue elegido por la mayoría de los venezolanos por medio de elecciones libres) y se realiza en el marco de la presión de la Asamblea Nacional (donde la oposición es mayoritaria) para llevar a cabo un referendo que permita apartar al presidente de su cargo. 

Como bien se ha publicado y especificado, esto es poco probable considerando los tiempos institucionales que requiere este proceso [4]. Tal vez por eso suenan con más estruendo los “tambores de guerra” de la oposición que ha encontrado un fuerte aliado en la prensa internacional que construye y difunde una realidad sobre Venezuela que es asumida como indiscutible. 

Desde The New York Times hasta The Guardian, pasando por El País, dedican espacio en sus publicaciones para criticar, la mayoría de las veces sin fundamento, al gobierno venezolano. 

El diario El Mundo de España, apunta que es hora de que “la comunidad internacional intensifique las presiones diplomáticas y políticas (…) y trate de aislar al régimen de Maduro para obligarle a renunciar (…) 

En caso contrario, existe el riesgo real de un estallido de la violencia” [5]. Si de veras hubiera preocupación por parte de la “comunidad internacional” sobre el devenir de Venezuela, deberían por lo menos buscar preservar la democracia y dejar de invocar el derrocamiento del presidente de turno.

En cuanto al ejercicio de militares venezolanos, si lo que preocupa es el potencial rol de las FFAA venezolanas en procesos “antidemocráticos”, habría que considerar entonces los siguientes datos que figuran en la declaración ante el Congreso estadounidense del Jefe del Comando Sur, Almirante Kurt Tidd, en marzo de 2016 donde se especifican las operaciones de este Comando durante el 2015 en América Latina [6]. 

Recordemos que las Fuerzas Armadas estadounidenses son fuerzas extranjeras “cooperando” en territorio latinoamericano. 

A continuación se enumeran algunos objetivos, programas y actividades, señalando aspectos que nos parecen sugerentes:

- Contrarrestar el Crimen Trasnacional Organizado: se llevaron a cabo entrenamientos tácticos en Guatemala, Honduras y El Salvador en control de fronteras; actividades de puestos de comando; apoyo en información; operaciones de logística (p. 27). Caben serias dudas sobre a qué se refieren con “contrarrestar” este tipo de crimen, cuando lo que se percibe en la región es un exponencial aumento del mismo junto con un incremento de la violencia.

- Cooperación en Información sobre seguridad: se realizaron intercambios, charlas de especialistas y reuniones bilaterales con militares de Guatemala, Honduras, El Salvador, Colombia, Chile y Perú para mejorar la capacidad en la recolección de información (p. 27). 

Esto implica que, por ejemplo, las FFAA de EEUU podrían tener acceso directo a información de lo que ocurre en las fronteras de estos Estados.

- Relaciones cívico-militares: se realizaron intercambios con Brasil, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Perú, Colombia y Chile (p.27). 

Estos encuentros de “capacitación” pueden ser también entendidos como “adoctrinamiento”, no sólo en materia militar sino respecto de los “valores” que hay que proteger –que tal vez tengan poco que ver con las necesidades y deseos de los pueblos latinoamericanos.

- Asistencia Humanitaria: el US Army South del Comando Sur llevó a cabo 21 proyectos en 2015 para “responder a desastres naturales y otras crisis, reforzar la seguridad ciudadana y mantener la estabilidad en países determinados a lo largo de la región” (p.28).

 Es fundamental subrayar que en el marco de la asistencia humanitaria está el objetivo de mantener la “estabilidad”. Eso levanta sospechas sobre por qué FFAA extranjeras tienen capacidad para decidir qué es inestabilidad y tomar decisiones al respecto.

- El programa Nuevos Horizontes en Honduras: el Air Force South del Comando Sur entrenó a 120 militares y desplegó una serie de tareas asistencia humanitaria (p. 31). De hecho el Comando Sur tiene su mayor presencia en América Latina en la base Soto Cano, Palmerola. Honduras. Recientemente han proliferado las denuncias sobre el vínculo entre la militarización de Honduras y la criminalización de militantes y movimientos sociales.

- Cooperación en escenarios de Seguridad: para compartir los objetivos de seguridad en el combate al crimen transnacional organizado se brindó entrenamiento a los países socios, con una presencia permanente de equipos de cooperación en seguridad en Belice, El Salvador, Guatemala y Honduras. Esto fue llevado a cabo con el apoyo del cuerpo de Marines Colombianos por medio del Plan de Acción de EEUU y Colombia (p. 32). Es clave la articulación entre FFAA estadounidenses y FFAA colombianas, de cara a los Procesos de Paz y considerando el cerco a Venezuela.

- Destacamento de Marines: El Marine Corps Forces South desplegó 35 marines en Guatemala y Hondura en apoyo a las fuerzas estadounidenses del Comando Norte (p. 32). Los marines operan en Centroamérica del mismo modo que si estuvieran en territorio estadounidense.

UNITAS-Amphibious 2015: entre el 14 y el 25 de noviembre de 2015 aproximadamente 1000 militares de Brasil, Canadá, Chile, Colombia, México, Paraguay, Perú y los EEUU participaron en ejercicios de entrenamiento en tierra combinados en Ilha do Governador e Ihla de Marambia en Brasil, para mejorar las operaciones en asistencia humanitaria y en caso de desastres naturales. 

Estos ejercicios financiados por EEUU desarrollan y mantienen relaciones que mejoran la capacidad de las fuerzas de seguridad de alcanzar las metas de seguridad regional deseadas (p.33). Es sugerente el rol primordial de Brasil en los ejercicios de entrenamiento conjunto y lo relativo a lograr las mencionadas metas ¿cuáles serán estas? y ¿deseadas por quiénes?

Tradewinds fase II: llevado a cabo en junio de 2015 en Belice, con la presencia de Canadá y países del Caribe. Se trata de ejercicios de entrenamiento de campo combinados para combatir al crimen organizado y promover las operaciones multinacionales. Participaron 400 militares en ejercicios durante nueve días destinados a entrenamiento en: comando y control, tácticas en la selva, apoyo militar a la implementación de la ley, tiro instintivo, entre otros (p. 33). 

Considerando que buena parte del entrenamiento de los militares de diferentes países de América Latina se orienta a la lucha antinarcóticos, es sugerente que el narcotráfico continúe creciendo exponencialmente en la región. Varios think-tanks estadounidenses y académicos de ese país advierten sobre el fracaso y los tremendos daños “colaterales” de la militarización para combatir al narcotráfico.

En agosto de 2015 se realizó la Conferencia de los Marines Líderes de las Américas en Cartagena (Colombia) para promover el intercambio entre las fuerzas navales del hemisferio. Los anfitriones fueron marines de Estados Unidos y Colombia y asistieron marines de 15 países del Hemisferio (p. 33). Se visualiza nuevamente en este caso la mancuerna EEUU-Colombia, que emana del supuesto “éxito” del Plan Colombia para combatir el narcotráfico (¿o será el éxito para combatir a todos aquellos grupos, movimientos y sujetos que se oponen al neoliberalismo en Colombia?).

Otro evento anual fue el PANAMAX, en el que se realizaron ejercicios financiados por el Comando Sur para garantizar el apoyo de 19 países aliados a Panamá para la protección de lo que transita por el Canal y para “asegurar” la neutralidad y soberanía de este país (p. 35). Lo de la soberanía panameña deja mucho que desear y lo que queda claro es que EEUU sigue controlando militarmente Panamá.

Por último pero muy sugerente, en el marco de programas de “Construcción de capacidades para los países socios” se realizaron prácticas entre fuerzas anti-terroristas de EEUU y de Brasil para operar en escenarios complejos y EEUU asistió a las Fuerzas Armadas brasileñas para mejorar su preparación de cara a los Juegos Olímpicos (p. 34). 

Habrá que estar atentos al rol que asumen la policía y las FFAA brasileñas frente a las previsibles protestas durante las Olimpíadas, ahora que la derecha se ha apropiado de los aparatos del Estado de ese país.

A esto debemos sumar la preocupante noticia sobre la preparación del Comando Sur desde Honduras para una posible invasión a Venezuela. 

Según trascendió, las Fuerzas Especiales estadounidenses concentradas en la mencionada base militar de Palmerola en Honduras, serían trasladadas para intervenir en Venezuela, tal como lo expresa Kurt Tidd en un documento firmado por él en febrero de 2016 bajo el título "Operación Venezuela Freedom-2” –que es la continuación de los operativos contra Venezuela implementados durante la gestión de John Kelly como Comandante del Comando Sur [7] .

 Claro que esto no aparece en la declaración al Congreso que hemos revisado, donde Tidd solo hace referencia a que la Fuerza de Tareas Conjuntas Bravo en Soto Cano: “todo tipo de tareas vinculadas a combatir el narcotráfico, asistir en caso de desastres naturales y asistir en salud y otros aspectos de “desarrollo” (p. 26). 

Además, en la Operación Venezuela Freedom 2, se establecen las acciones que debe desarrollar la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para facilitar la intervención extranjera en Venezuela y los aportes que se harán desde los EEUU [8] . 

Esto último puede ayudar a disipar las dudas sobre “qué tiene que ver el gobierno de EEUU con la derecha venezolana”.

El otro dato es la posible apertura de bases militares estadounidenses en Argentina, en la triple frontera y Tierra del Fuego [9] . 

Esto se suma a las más de 70 bases militares con presencia estadounidense en la región, en clara continuidad con el escenario –supuestamente caduco– de Guerra Fría.

Lo enumerado hasta aquí deja mucho que desear con respecto a la visibilidad y acoso perpetrado contra el gobierno de Maduro y la escasa o nula mención a la presencia de fuerzas militares extranjeras en territorios nacionales, como lo es el caso de las FFAA estadounidenses a través del Comando Sur. Por otra parte, si lo que preocupa es el “estallido de violencia” y la inestabilidad en Venezuela, los datos expuestos nos llevan a preguntarnos si no será justamente ese escenario el deseado por las FFAA estadounidenses y sus aliados para justificar una nueva intervención “en nombre de la democracia” en América Latina.

Notas 

[1] Vale destacar que esta posición de los Cancilleres no coinciden necesariamente con la postura de diversos sectores políticos en dichos países. Por ejemplo, el 25 de mayo r epresentantes de los partidos Socialista y Comunista de Venezuela y Uruguay se reunieron este miércoles en Montevideo para estrechar lazos de unión. En la reunión participaron dirigentes del Partido Comunista de Uruguay y del Movimiento de Participación Popular http://www.telesurtv.net/news/Toldas-socialistas-de-Venezuela-y-Uruguay-fortalecen-relaciones-20160525-0050.html










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