El padre Flor María Rigoni, responsable del albergue Belén de la población fronteriza de Tapachula, dijo que aunque el miércoles se puso en contacto con alguien del grupo de cubanos para preguntarles si tenían espacio, él ofreció acoger a 40, finalmente ninguno se quedó, no sabe por qué.
En conversación telefónica con AP, el religioso denunció "toda la polvareda" que ha levantado el caso de los cubanos, unos "migrantes privilegiados" con quienes se ha hecho "política" en detrimento de los miles de migrantes centroamericanos que cruzan México en condiciones mucho más preocupantes porque se juegan la vida en su lugar de origen, durante el trayecto y al ser deportados y ninguna autoridad les ayuda.
"Yo recibo todos los días gente con balazos en el cuerpo, migrantes que huyen de la violencia en Centroamérica y cargan el ataúd a sus espaldas y a los que nadie tiene en cuenta", lamentó tras denunciar el doble rasero de todos los países involucrados en el éxodo de los cubanos.
Los nacionales de Cuba, conscientes de sus privilegios, aprovechan la situación.
Los 180 cubanos que llegaron a la frontera sur de México después de meses de estar varados en Costa Rica comenzaron este jueves a planear cómo cruzar el país hasta la frontera con Estados Unidos, su destino final.
A todos se les concedió el documento de transito por 20 días que el gobierno de México expidió de forma excepcional "y a partir de ahí empezaron a organizarse, unos pensaban moverse en avión, otros en bus hasta Ciudad de México, otros buscaban albergues para descansar", dijo una funcionaria del Instituto Nacional de Migración que pidió el anonimato por no estar autorizada a hacer declaraciones públicas.
La Organización Internacional de Migraciones, la Cruz Roja y la Comisión Nacional de Derechos Humanos acompañan a los cubanos para resolverles las dudas que puedan surgir, añadió la funcionaria.
Destacó que el principal esfuerzo de las autoridades mexicanas ha sido hacer énfasis en que el documento que les dieron es gratuito, que nadie les puede detener —salvo que comentan un ilícito— y que nadie puede pedirles dinero para permitir su libre movimiento.
El padre Flor María Rigoni, responsable del albergue Belén de la población fronteriza de Tapachula, dijo que aunque el miércoles se puso en contacto con alguien del grupo de cubanos para preguntarles si tenían espacio, él ofreció acoger a 40, finalmente ninguno se quedó, no sabe por qué.
En conversación telefónica con AP, el religioso denunció "toda la polvareda" que ha levantado el caso de los cubanos, unos "migrantes privilegiados" con quienes se ha hecho "política" en detrimento de los miles de migrantes centroamericanos que cruzan México en condiciones mucho más preocupantes porque se juegan la vida en su lugar de origen, durante el trayecto y al ser deportados y ninguna autoridad les ayuda.
"Yo recibo todos los días gente con balazos en el cuerpo, migrantes que huyen de la violencia en Centroamérica y cargan el ataúd a sus espaldas y a los que nadie tiene en cuenta", lamentó tras denunciar el doble rasero de todos los países involucrados en el éxodo de los cubanos.
Los nacionales de Cuba, conscientes de sus privilegios, aprovechan la situación.
Manuel Rivero Oliva y Alexei Oliva, dos primos que llegaron el miércoles a Tapachula, se acercaron hoy al aeropuerto de la ciudad. Su plan, según informaron en conversación telefónica con la AP, era volar hasta Matamoros y de ahí cruzar a Brownsville, en Texas. Pero la mayoría de sus compañeros, aclaró Oliva, estaban pensando optar por el autobús.
Rivero, de 27 años, quiere llegar a Orlando, Florida, y se mostraba contento por la facilidad con la que habían conseguido los documentos de tránsito.
"Todo fue bien rápido. Estaba bien preparado. Fue una bendición", indicó. "Fue algo muy hermoso saber que hay tantas personas que nos apoyan."
Su primo Oliva, de 28 años, iba a tomar el mismo avión pero su destino final es Michigan. Allá lo espera su hermano y ya tiene el ofrecimiento de un trabajo. Oliva salió en avión de Cuba el 27 de octubre de 2015 rumbo a Ecuador, donde "durante ese tiempo logré conseguir un trabajito de informático" que le ayudó a costearse el viaje.
Ellos optaron por dormir en un hotel de Tapachula hasta que saliera su avión.
Sergei Acosta, de 35 años, el primer migrante que bajó a tierras mexicanas dijo que tiene mucha ilusión por llegar, sin importar lo cansado de estar en tránsito todos estos días.
"No estoy tan cansado, estoy muy ilusionado por llegar", dijo. Acosta explicó que en su caso decidió salir de Cuba por necesidades económicas, no políticas. "Es la necesidad de tener una vida mejor". Agregó que a pesar que es agricultor confía en encontrar un buen trabajo y poder así "reclamar a mi esposa y mi hija, para que crezca junto a mí", dijo.
Los migrantes cubanos han pagado con recursos propios los gastos de su traslado desde Costa Rica hasta la frontera México-Guatemala y harán lo mismo para llegar hasta Estados Unidos. En un primer tramo viajaron en grupo primero en avión, de Costa Rica a San Salvador y luego en autobús. Más tarde cada uno eligió la forma más conveniente para seguir hacia el norte.
Al margen de estos 180, que forman parte del programa piloto acordado por todos los países afectados, todavía quedan más de 7 mil 500 cubanos varados en Costa Rica que vieron truncado su sueño de avanzar por Centroamérica hacia Estados Unidos cuando Nicaragua decidió cerrar sus fronteras el 13 de noviembre de 2015.
La oleada de migrantes cubanos se registró poco después de Estados Unidos y la isla avanzaron en negociaciones para restablecer las relaciones bilaterales, rotas hace más de 50 años y que trajo consecuencias un embargo estadounidense y privilegios para los que huían del gobierno comunista del país caribeño, los cuales los migrantes temen perder.
La Ley de Ajuste cubano, el foco de atracción para los migrantes, fue aprobada en la década de 1960 en el marco de la Guerra Fría y otorga a los cubanos beneficios inmediatos para residir y trabajar en cuanto pisan territorio estadunidense. (AP)
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