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EEUU: 73 Reglas del Arte del Espionaje de Allen Dulles

Allen Dulles, renombrado Director de la Agencia Central de Inteligencia de los E.E.U.U. de 1952-1961, destila una vida de experiencia en el subterfugio y combate asimétrico en 73 reglas del arte del espionaje.
 
La mayoría de estas lecciones mantienen su relevancia para los activistas de hoy como lo hizo para los espías de hace 60 años

Si estás considerando el trabajo clandestino, lee cuidadosamente y contempla las cosas necesarias para minimizar riesgos.

*Las reglas de Dulles se publicaron por primera vez en otoño de 2009 en la publicación, Inteligencia: revista de los Estudios de Inteligencia de los E.E.U.U., como “Ideas de la Profesión”, con notas introductorias de James Srodes. (Intelligence: Journal of U.S. Intelligence Studies as “Insights On the Profession,” (PDF scan)). 

Esta versión del texto de Dulles es cortesía de The Grugq.

Algunos Elementos del Trabajo de Inteligencia

La mejor arma que un hombre o mujer pueda llevar a este tipo de trabajo al que nos dedicamos es su sentido común. Las siguientes notas pretenden ser una mezcla de un poco de sentido común con la experiencia formal. Es la cristalización de tan sólo el sentido común con un poco de experiencia en un número de reglas y sugerencias.

Hay muchas virtudes a las cuales aspirar en este trabajo. La mejor de todas es la seguridad. Todo lo demás debe quedarle subordinado.

La seguridad no sólo consiste en evitar grandes riesgos. Consiste en llevar a cabo tus quehaceres diarios con el recuerdo concienzudo de las cosas pequeñas necesarias para la seguridad. Las cosas pequeñas son de muchas formas más importantes que las grandes. Son éstas las que te pueden delatar. Mantener su cuidado consistentemente forma el hábito y especialidad de la mentalidad de seguridad.

En cualquier caso, el hombre o mujer que no se entrega a la rutina diaria de seguridad, aunque a veces pueda parecer aburrida e inútil, enfrentará la carencia de instintos para reaccionar adecuadamente cuando tenga que lidiar con cosas más grandes.

No importa que tan brillante sea un individuo, no importa que tan grande sea su buena voluntad, si carece de seguridad, eventualmente demostrará que es un lastre más que una ventaja.

Incluso cuando un extraño curioso probablemente tenga alguna corazonada de que no eres lo que dices ser, jamás lo admitas. Sigue jugando el papel. Resulta asombrosa la facilidad con la que se les lleva a creer que están equivocados. O por lo menos que tú estas remotamente vinculado a “esas cosas”. Y de cualquier forma, cada quien está en la libertad de creer lo que quiera. Lo importante aquí es que ni por admisión ni implicación permitas que lo sepan.

Por supuesto, la seguridad no significa que te estanques o que tengas miedo de ir por las cosas. Significa que iras tras las cosas, pero trabajando duro para reducir al mínimo los riesgos.

No excedas los esfuerzos de tu cubierta si es en detrimento de tu trabajo; no debemos enfrascarnos en la cubierta al punto de olvidar el trabajo.

Nunca dejes objetos tirados sin resguardo o ponlos donde sería imposible olvidarlos. Aprende a escribir ligeramente; la página en “blanco” que está debajo será leída. Cuidado con el papel grueso. Si debes destruir un documento, hazlo plenamente. Porta la menor cantidad de material escrito posible y durante el menor tiempo posible. Nunca lleves nombres o direcciones a la vista. Si no los puedes guardar en tu memoria, escríbelos de un tipo código personal, que sólo tú puedas entender. Deben llevar clip los papeles pequeños y sobres o tarjetas y fotografías, de otra forma se pueden perder. Pero cuando has dirigido una entrevista o fijado los arreglos de una reunión, escríbelo todo y almacénalo en un lugar seguro para referencia. Tu memoria te puede engañar.

El mayor vicio del juego es la despreocupación. Generalmente, no se pueden rectificar los errores.

El siguiente peor vicio es la vanidad. Sus ramificaciones son muchas y malignas.

Además, el hombre con una cabeza hinchada jamás aprende. Y siempre hay mucho que aprender.

Naturalmente, el chupe es un peligro. Al igual lo es la atracción indisciplinada por el sexo opuesto. La primera afloja la lengua. La segunda también. También distorsiona tu visión y promueve la indolencia. Ambas proveerán de grandes armas a un enemigo.

En particular, se ha demostrado una y otra vez que el sexo y los negocios no se mezclan.

En este trabajo no hay horario. Lo cual quiere decir que uno nunca lo deja. Se vive. Uno nunca baja la guardia. Todos los lugares son buenos para sembrar una pista falsa (ocasiones sociales, por ejemplo, una pista casual aquí o frase por allá). Todos los lugares son buenos para oler algo, o recoger… para dar con un conocido útil.

En un sentido más normal de “no hay horarios”, definitivamente no es una labor en el que las personas anteponen sus asuntos personales antes del trabajo.

Lo cual no quiere decir que uno no se dé el tiempo para la recreación y vacaciones. Sin ellas resulta imposible efectuar un trabajo decente. Si hay una buena voluntad auténtica y entusiasmo por el trabajo, las dos (salvo circunstancias anormales) se combinarán sin que sufra el trabajo.

La maldición material más grande de la profesión, a pesar de sus ventajas, es indudablemente el teléfono. Es una fuente constante de tentación a la negligencia. E incluso si tú no lo usas descuidadamente, el otro locutor, muy a menudo, sí lo hará, en cualquier caso, amonéstalo. Actúa siempre bajo el principio de que cada conversación está intervenida, de que una llamada puede revelar información al enemigo. Naturalmente, siempre debes desconectar el teléfono durante las conversaciones confidenciales. Resultaría mucho mejor si no hubiera teléfono en tu cuarto, o en todo caso meterlo en una caja o cajón.

A veces, por razones excepcionales, puede ser permisible usar el correo postal como canal de comunicaciones. Sin estas razones excepcionales, cuando no haya alternativa, el correo postal debe evitarse completamente.

Cuando se use el correo postal, debe atravesar la oficina de correos; lo cual significa que habrá personas que recibirán la carta y la entregarán. Esta debe ser su única función. No deben figurar en el juego. Deben elegirse por la amistad personal que sostengan contigo o con uno de tus agentes. La explicación que les dé dependerá de las circunstancias; las cartas, por supuesto, deben parecer un asunto inocente. Una frase, firma o código interno develarán el mensaje. La carta debe estar preparada de tal forma que se adapte al contexto social con el destinatario. El emisor, por lo tanto, debe dar detalles del buzón de correos que se les asignó. Una carta insípida es en sí misma sospechosa. Pero, si una firma o frase es suficiente para transmitir el mensaje, entonces una postal con saludos será suficiente.

Tómate el día viajando en lugar de tomar un riesgo, ya sea por teléfono o correo. Si no tienes un mensaje preparado para entregar por teléfono, jamás marques el número sin haber planeado la conversación. Nunca improvises ni siquiera la parte tonta. Pero tampoco seas demasiado elaborado. Aquí la gran regla es, como con todo lo que se conecta al trabajo, ser natural.

Si has llamado a un número o número prospectivo tuyo desde un teléfono público y tuviste que consultar el número, no dejes el libro de guía de teléfonos abierto en esa página.

Cuando elijas una casa segura para tus reuniones, o como bodega, que sea realmente segura. Si puedes, evita las casas que regalen la vista a otras casas. Si sí es así, entonces haz tu acceso por la entrada principal como se usa en las otras casas. Asegúrate de que no haya sirvientes suspicaces

Siempre sé tú mismo. Siempre actúa natural dentro del entorno que tú has elaborado para ti. Esto resulta especialmente importante cuando conoces a la gente por primera vez o cuando estés viajando en un trabajo o en restaurantes o espacios públicos que aparezcan en el curso de tu camino. En trenes o restaurantes las personas tienen tiempo para estudiar a quienes están más cerca. La persona calmada y quieta atrae poco la atención. Nunca te tenses después de un evento. No lo harías en la vida cotidiana. Has tus cosas de forma perfectamente normal y natural.

Cuando estés involucrado en asuntos, mira a las demás personas lo menos posible y no pierdas el tiempo. Entonces será más fácil que pases inadvertido. La mirada atrae miradas.

No te vistas con la intención de atraer miradas ni de forma que sobresalgas fácilmente entre los demás.

No te dediques a perder el tiempo. Al igual que tú debes mantener la puntualidad asegúrate que con quien trabajes sea puntual. Especialmente si la reunión es un lugar público; un hombre que espera sólo llamará la atención. Pero incluso si no es un lugar público, intenta llegar y que los demás lleguen justo al momento. Una llegada temprana ocasiona tanta inconveniencia como una demora.

Si tienes una cita, asegúrate que nadie te siga. Dile a la otra persona que haga lo mismo. Pero no actúes con ademanes exagerados. No tomes un taxi a una dirección que se conecte con tu trabajo. Si no se puede evitar, asegúrate que no te estén observando cuando te metas. Puedes dar otra dirección, tal como la de un café o restaurante cercano.


Evita viajes a lugares en los que destaques. Si debes realizar tales viajes, repítelos lo menos posible, y has todo lo necesario para que embones silenciosamente en el fondo.

Agenda todas las citas difíciles después del anochecer. Ponle buen uso al apagador. Si no puedes llegar después del anochecer, hazlo muy temprano por la mañana cuando las personas están a medio despertar y no buscan cachar sucesos extraños.

Evita los restaurantes, cafés y bares para las reuniones y conversaciones. Por sobretodo jamás hagas un contacto inicial en estos. Que suceda afuera. Busca obtener abundantes detalles de la descripción de las personas que conocerás y lleva una o dos marcas distintivas. Prepara una contraseña que una persona equivocada pueda llevarse sin que pueda hacer uso indebido.

Si las entrevistas no pueden suceder en una casa segura, entonces tomen una caminata en el campo. Recuerda que pueden ser útiles los cementerios, museos e iglesias.

Usa tu propio juicio en cuanto a hablar o no a compañeros de viaje casuales o compañeros de mesa. Puede resultar útil. Puede ser contraproducente. Quizás no genere consecuencias. Piensa, sin embargo, antes de que entables una conversación real, si el aumento del número de personas que te puedan reconocer y detectarte en el futuro es una desventaja o si no es ninguna. Siempre lleva material de lectura. No sólo te salvará del aburrimiento, es una armadura protectora si deseas evitar una conversación o si quieres cortar una en curso.

Siempre se cortés, pero no lo exageres. Con el siguiente tipo de personas que llegarán a conocerte, personal de restaurantes y hoteles, conductores de taxi, personal de trenes, etc, se placentero. Algún día podrían ser de tu utilidad. Se generoso con las propinas, pero de nuevo, no la excedas. Dales sólo un poquito más que los demás, a menos que tu encubierta no lo permita. Sólo da propinas normales a meseros, taxis, etc. cuando estes atendiendo asuntos. No les des estímulos, incluso gratificaciones, para que no te vayan a grabar en sus mentes. Se lo más breve y casual posible.

La soltura y confianza no le llegan al momento a todos. Deben cultivarse asiduamente. No sólo porque nos ayudan personalmente, pero también porque producen reacciones similares en aquellos que las reciben.

Nunca expongas lo intenso, los asuntos dramáticos, a una persona de quien has obtenido una confianza silenciosa desde tu nivel de sensatez.

Si tu objetivo es un hombre, guíalo a donde quieras que vaya; que tenga una idea obvia en la cabeza y haz que se le ocurran las posibilidades a él. Expresa, de ser necesario, pero con gran tacto, un anhelo incrédulo de las posibilidades de lo que estás buscando. “Que bueno sería si tan sólo alguien pudiera… pero por supuesto que… etc, etc.”. Pero siempre deja una oportunidad para retractarte.

Jamás des por sentada a una persona. Pocos juicios ameritan que se alcen las sospechas. Recuerda que nos ganamos la vida engañando a los demás. Y otros viven engañándonos a nosotros. A menos de que haya personas que se dan por sentado o que se tengan buena fe, jamás obtendríamos resultados. Los otros bandos cuentan con personas tan astutas como nosotros; si ellos pueden caer, nosotros igual. Por lo tanto, sostén la sospecha.

Por sobre todo, no te engañes a ti mismo. No decidas que la otra persona es apta o que está bien porque tu mismos quisieras creer que es así. Estás lidiando con la vida de otras personas.

Cuando hayas iniciado un contacto, hasta que estés completamente seguro de él, e incluso quizás entonces también, se un intermediario pequeño y entusiasta. Mantén un “ellos” en el fondo, para quienes actúas y a quienes le debes rendir cuentas. Si “ellos” son duros, si “ellos” deciden que no procede, jamás será tu culpa, y en efecto puedes fingir que te causa dolencia. “Ellos” son unos glotones para los resultados y muy mezquinos con el dinero hasta que “ellos” los tengan. Cuando lleguen los resultados, nunca debe faltar que “ellos” son quienes mandan mensajes de felicitaciones y motivación.

Intenta encontrar agentes que no trabajen únicamente por el dinero, pero por sus convicciones. Recuerda, sin embargo, que no se vive de las convicciones. Si requieren ayuda financiera, dáselas. Y evita los idealistas “inconsistentes”, el tipo que vive en las nubes.

Vuélvete un amigo real de tus agentes. Recuerda que tiene un lado humano así que estrecha lazos con él tomando interés en sus asuntos personales y en su familia. Pero nunca permitas que la amistad sea más fuerte que tu sentido de deber con el trabajo. Permanece impermeable a cualquier consideración sentimental. De otra forma, tu visión estará distorsionada, tus juicios estarán afectados, y estarás reacio, incluso, a poner a tus hombres en una posición de peligro. Además, tu podrías, como indulgencia hacia él, poner a otros en peligro.

Gánate la confianza de tus agentes, pero cuidado al darles más de la tuya de lo que sea necesario. Pueden descarriarse; pueden pelear contigo; puede que sea aconsejable por cualquier razón dejarlo ir. En ese caso, obviamente, mientras cuente con menos información, mejor. Igualmente obvio, si un agente corre el riesgo de caer en las manos enemigas, sería injusto para él y el grupo ponerlo en una situación de más conocimiento del que necesita.

Si un agente puede tomarse un descanso periódicamente, esto es una situación muy buena. Y durante sus períodos de descanso, deja que demuestre su cabida en otro campo u otras capacidades.

Enséñales los elementos técnicos. No los dejes meramente a su buen juicio esperando que suceda lo mejor. Insiste, durante mucho tiempo, que no muestre su iniciativa demasiado, pero haz que lleve a cabo estrictamente las instrucciones que le des. Su iniciativa se pondrá a prueba cuando surjan circunstancias inesperadas. Dile directamente cuando se equivoque, dale reconocimiento cuando obre bien.

No temas ser rudo, ni ser duro con los demás, es tu deber ser así. Se espera que seas igual contigo mismo. Cuando surja la necesidad no importarán tus propios sentimientos ni los de los demás. Sólo el trabajo, las vidas y seguridad de quienes están a tu cuidado, es lo que cuenta.

Recuerda que no tienes derecho de esperar de los demás lo que tú no estás preparado para hacer. Pero, por otro lado, no te expongas bruscamente en muestras innecesarias de valor personal que puedan poner en peligro el encuentro de tiroteos. A menudo toma más valor moral pedirle a otro semejante que haga una tarea peligrosa que hacerla tú mismo. Pero si llega a ser el curso adecuado a seguir, entonces lo debes seguir.

Si llegaras a tener un agente que es realmente muy importante para ti, que sea esencial para tu organización, procura que no se dé cuenta. Infiere, sin menospreciarlo, la presencia de otras líneas y otros grupos de mayor naturaleza en la sombra, y que, mientras él y su grupo particular hagan bien su trabajo, son teselas de un mosaico.

Nunca permitas que tu agente tome riendas en el asunto y te lleve entre las patas. Si no se somete fácilmente, siempre puedes recurrir al terrible “ellos”.

Pero si tu agente conoce el campo en el que trabaja mejor que tú, permanece atento a sus consejos y consúltalo. El hombre que está en la situación es el que puede juzgar mejor.

De la misma forma, si te llegan directrices del cuartel central que te parezcan desatinadas, no temas oponerte a esas directrices. Estás ahí para señalar las cosas. Esto es particularmente cierto si hay un peligro de seguridad grave sin una ventaja correspondiente por la que valdría la pena el riesgo. En ese caso, lucha contra todos con todo lo que tengas.

Si tienes muchos grupos, mantenlos separados a menos que llegue el momento de la acción concertada. Mantén tus líneas separadas; y dentro de los límites de la razón y seguridad, intenta multiplicarlas. Cada separación y cada multiplicación minimiza el peligro de la pérdida total. La multiplicación de líneas también permite la posibilidad de darles descansos, lo cual a menudo resulta muy deseable.

Nunca comiences un asunto, ya sea pequeño o grande, antes de revisarlo a detalle. No cuentes con la suerte. O sólo cuenta con la mala.

Cuando uses mensajeros, que sean bien confiables (de nuevo, el elemento importante de los amigos personales debe usarse para este rol) pero que te convendría mantener en la oscuridad en cuanto a la naturaleza real de lo que están llevando, el contrabando comercial ofrece una encubierta excelente. Además de ser una razón válida para mantener el secreto, le da a las personas una patadita y también te dará una razón para ofrecerles paga. Además, involucra a un mensajero en algo que está en su beneficio personal que guarde secreto.

Para construir esta encubierta, en caso de que no sea un volumen estorboso, pero sólo un documento o carta, siempre funciona meter la carta en un paquete falso en un empaque que no esté sellado.

Los ingredientes para cualquier trabajo nuevo son: una consideración seria del campo y de los elementos a tu disposición; los descubrimientos de un hombre clave o más; un entorno seguro para el encuentro; casas seguras para hacer reuniones; buzones; mensajeros; descubrir cubiertas naturales y pretextos para viajes, etc.; la división del trabajo; separación en células; el peligro principal de construir amistades personales entre elementos (de importancia enorme); eviten la competencia.

La meta que seguimos es, a menos que se trate de un trabajo especial, no obtener resultados rápidos, lo cual podría arruinar el asunto, pero dar inicio a una serie de resultados, que continuarán creciendo y los cuales, porque el asunto tiene mecanismos adecuados de protección que aseguran la encubierta, llevarán al descubrimiento.

Unos avances de territorio serios son más importantes que la acción rápida. La organización no consiste únicamente de personas activas en su trabajo, pero de agentes potenciales que tú has colocado donde puedan ser útiles, y a quienes puedas llamar si la necesidad surge.

Como en una organización, igualmente con el individuo particular. Su primer trabajo en un campo es olvidarse de todo excepto de su avance en el territorio; eso es, lograr su encubierta. Una vez que las personas lo etiqueten, el trabajo está a medio hacer. Las personas toman tantas cosas por sentado y sólo con dificultad varían sus juicios de un hombre una vez que los han formulado. Se les tiene que sacudir para que suceda. Tu trabajo consiste en que no suceda. Si llegan a sospechar, no creas que todo se ha perdido y acepta la posición. Retrocede en tu encubierta y constrúyela de nuevo. Al principio estarán confundidos y finalmente los persuadirás.

La encubierta que elijas dependerá del tipo de trabajo que hayas hecho. También lo será la vida social en la que participes. Podrá ser necesario una existencia social completa; podría ser aconsejable permanecer en el fondo. Debes regañarte para que no vallas tras tus deseos en el sentido de convencerte a ti mismo de que lo que quieres hacer es lo que debes hacer.

Tu encubierta y comportamiento social, naturalmente, deben de elegirse para que encuadren en tus antecedentes y carácter. Ninguno debería ser una dificultad. Úsalos bien. Proyéctalos, gradualmente, pero a paso seguro en las mentes de las personas. Cuando surja tu nombre en la conversación deben tener algo que puedan decir de ti, algo concreto afuera del trabajo real.

El lugar en el que vives es a menudo un problema espinoso. Los hoteles no son satisfactorios. Debes tener un departamento propio como lo más deseable donde todo esté bajo control; si lo puedes compartir con un amigo discreto que no participe en el asunto, entonces mucho mejor. Te podrás relajar en una vida normal cuando estés en casa y también será una oportunidad para tu encubierta. Obviamente se debe tomar el mayor cuidado al elegir a los sirvientes. Pero es preferible tener sirvientes confiables que no tener ninguno. Las personas no podrán entrar a inspeccionar o trucar el teléfono, etc. en tu ausencia. Y en caso de que no quieras estar disponible para las llamadas indeseables (ya sean personales o telefónicas), los sirvientes lo hacen posible.

Si un hombre está casado, la presencia de su esposa puede ser una ventaja o desventaja. Eso dependerá de la naturaleza del trabajo, al igual que la naturaleza del esposo y esposa.

¿Debería un esposo decirle a su esposa lo que está haciendo? Se da por hecho de que las personas en esta línea están poseídas por la discreción y el juicio. Si un hombre piensa que su esposa es de confianza, entonces, ciertamente puede decirle lo que está haciendo, sin soltar los detalles confidenciales de los trabajos. Sería justo que ni el esposo ni la esposa permanecieran en la oscuridad a menos de que hubiera razones serias que lo exijan. Una esposa tendría que estar entrenada en su comportamiento de la misma forma que un agente.

Lejos del trabajo, entre tus otros contactos, nunca sabes demasiado. A menudo tendrás que morderte la lengua sacrificando tu vanidad, la cual gustaría de mostrar lo que sabes. Esto resulta muy difícil cuando alguien asevera algo errado o no da los detalles correctos de los eventos.

No saber demasiado no significa que no sepas nada. A menos que haya una razón especial para ello, no es bueno parecer un sabelotodo o que careces de discreción. Esto no es una invitación a que confíen en ti.

Demuestra tu inteligencia, pero permanece callado en torno a tus asuntos. Deja que los demás hablen. A veces es bueno que este personalmente interesado en ser “un buen compatriota y estar ansiosos por pasar cualquier cosa de utilidad a los canales oficiales con la esperanza de que eventualmente llegue al cuadrante correcto”.

Cuando creas que un hombre posee conocimientos útiles o que de otra forma pueda ser de valor para ti, recuerda que los halagos son aceptados por la mayoría de los hombres. Cuando los comentarios honestos sean difíciles, una mancha de lisonjas será igual de efectiva.

Dentro de los límites de tus principios, se todo lo que tus compañeros quieran que seas. Pero no traiciones tus principios. La fuerza más poderosa en tu actuación eres tú. Tu sentido del bien, tu sentido de respeto personal y hacia los demás. Y es tu trabajo manejar las circunstancias a tu voluntad, no dejar que las circunstancias te manejen a ti.

En tu trabajo mantén la armonía con tu propia consciencia. Ponte a ti mismo en tela de juicio para que te examines. Nunca puedes hacer más de lo que mejor puedas; sólo tu mejor esfuerzo es lo suficientemente bueno. Y recuerda que sólo importa el trabajo, tú no importas personalmente, excepto la satisfacción de haber realizado un trabajo correctamente.

Se trata de uno de los mejores trabajos en curso, no importa que tan pequeño pueda parecer tu rol. Una cantidad innumerable de personas darían lo que fuera por él. Recuerda eso y aprecia el privilegio. No importa lo que hagan otros, juega bien tu papel.

Nunca caigas en una rutina. Ni bajes tus remos. Siempre habrá líneas a la vuelta, siempre cambios y variaciones que podrías introducir. Los hábitos sin cambio en el trabajo llevan al descuido y detección.

En cualquier caso, sobreestima la oposición. Ciertamente nunca la subestimes. Pero no dejes que eso te lleve al nerviosismo y falta de confianza. No te abrumes, y reconoce que, con el trabajo duro, tranquilidad y que nunca te vayas a exponer a ti mismo, siempre podrás, siempre serás mejor que ellos.

Finalmente y por sobre todo – RECUERDA LA SEGURIDAD.

PS. Los puntos descritos no deben sólo ojearse ni son para una sentada interesante. Exigirán, cada uno, una atención seria y al menos regresar ocasionalmente por detalles. Es probable, además, que marcados aquí y allá entre estos puntos puedas encontrar puntos de interés particular en la aplicación de cada persona que los lee. Estos, naturalmente, deben llevarse a cabo inmediatamente.

https://nocombustiblesfosiles.org/cultura-seguridad/73-reglas-espiar-allen-dulles/

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