Gonzalo Lira, Javier Milei y Gabriel Boric

Gonzalo Lira, Javier Milei y Gabriel Boric

La trama de fraude electoral en Ecuador parte del asesinato de uno de los candidatos

* En realidad, el asesinato de Fernando Villavicencio es la excusa para decretar el estado de excepción (prohibición del derecho a reunirse, levantar la inviolabilidad del domicilio...), traer militares estadounidenses para la "investigación" y reorientar el sentido del voto para perjudicar a la candidata Luisa de RC-5, de la corriente correísta que le estaban favoreciendo las encuestas.
  Desde luego hay una mano negra exterior (CIA) que está moviendo los hilos para un fraude electoral y desvelaremos su estructura. Como en la practica se verá, poco les ha importado la muerte del candidato Villavicencio, que lejos de aplazar una semana las elecciones, por el contrario, se celebró un debate entre los candidatos dónde no estuvo el representate del partido del asesinado, constituyendo una falta de respeto al asesinado.

** La teoría del Shock sustenta, que cuando a un paciente en psiquiatría se le aplica una descarga eléctrica al cerebro, este queda en Shock y se acondiciona a situaciones antes no pensadas; Friedman de los Chicago boys, lo llevó a la economía para servir los intereses del capitalismo, una sociedad conmocionada por ejemplo por un desastre natural, es el momento ideal para acabar con las medidas de bienestar... y aplicar las normas neoliberales. 

En el caso del Ecuador, se ha producido un estado de Shock con el asesinato de un candidato, y la gente ha aceptado tranquilamente el estado de excepción y lo peor está por venir, aceptar que un derechista sea el nuevo presidente de Ecuador con un fraude electoral.

*** Una fuente de la dirección del Consejo Nacional Electoral, que por razones obviás a pidido reservar su identidad, desvela la arquitectura del intento de fraude, que tiene cuatro niveles principales en el CNE:

NOTA: Este documento nos ha llegado de forma anónima, nos parece interesante publicarla por los datos que aporta, y que cada uno saque sus propias conclusiones.

EL PRIMERO, es decir la dirección, estaría bajo el mando de los dos hombres fuertes de la derecha ecuatoriana, que designaron a tres de los cinco consejeros.

EL SEGUNDO, están los enlaces entre los consejeros. Se trata de dos hombres clave, externos a la estructura del CNE: “Son con los que se reúnen los consejeros, o los asesores que están debajo y ellos les pasan las directrices”, cuenta, con un organigrama que indica cada pieza y su rol.

EL TERCERO, cada uno de los asesores tiene consejeros que cumplen un rol central en la maniobra. Una de las tareas que tienen es “ejecutar diferentes acciones en provincias como cambiar directores, personal técnico, sugerir nombres para que sean funcionarios, poner gente de la derecha en los sitios claves para el fraude”.

EL CUARTO, de procesos electorales y tecnologías de la información, que cumple un rol determinante. Allí se encuentran En la zona media, un rango más abajo, está la comisión técnica: “Todos los directores nacionales y de las provincias están sometidos a informar y proceder de acuerdo a los lineamientos que dé la comisión”, explica, alertado por la inminencia de la implementación de un fraude estructurado, invisible, que se le otorgue la victoria a un candidato a fin al gobierno.

La precisión de la estructura puede cambiar de acuerdo con la respuesta del movimiento social, la protesta... que ahora se ha prohibido.

Ese conjunto de actores políticos, de dirección, enlaces y zonas medias llevarían adelante la preparación ya avanzada del plan de fraude que tiene previsto desarrollarse a través de dos vías: las mesas de votación y los centros de digitalización. El primer caso durante la jornada de votación y el segundo en el momento del recuento de los votos.

El fraude en los centros de votación se puede realizar sobre la base de un hecho central: la tenencia en el CNE de papeletas electorales no declaradas. Eso significa que “pueden inyectar papeletas originales con papel de seguridad en diferentes provincias a favor del candidato del poder económico”, explica.

El mecanismo sería el siguiente: quienes están a cargo del diseño del fraude seleccionan las mesas a las cuales enviar las papeletas excedentes, mesas que deben contar con determinadas características.

 Una es la ubicación: “es sobre todo en la ruralidad por la falta de control adecuado, y los recintos más grandes de las zonas urbanas, donde las organizaciones políticas casi nunca tienen la operatividad para llenarlo completo con un veedor en cada una de las mesas”. 

La otra característica es que en cada una de las mesas seleccionadas debe estar un coordinador que forma parte del fraude.

El objetivo, cuenta quien conoce el funcionamiento interno del CNE, es “sobrecargar” las mesas con las papeletas excedentes y no declaradas a favor del candidato del poder. 

Ese añadido de votos tendría su manifestación en la existencia de una mayor cantidad de votos respecto a la cantidad de electores. 

Ante ese escenario los coordinadores podrán optar entre dos posibilidades: reconocer el número total de papeletas en lugar del de votantes, o anular el excedente de votos respecto al de los electores. En ese caso los coordinadores, preparados como parte de la operación, quitarían ese total de votos a RC-5, quedando la candidata del correismo con menos votos de los obtenidos y el candidato del poder, con un agregado a través de las papeletas añadidas como parte del fraude.

La segunda vía de alteración de resultados programada estaría diseñada para darse en un recuento de votos de las actas. “La orden dentro del CNE es, primero, que gane el candidato del poder. Segundo que si el porcentaje de votación es un empate técnico a favor de la derecha, el CNE va a publicar resultados inmediatos, y si el empate técnico es a favor de RC-5, Luisa González, no van a publicar y se va a definir en recuento, y ahí van a cambiar los resultados”, afirma la fuente.

El mecanismo de fraude tendría, en este caso, el centro de acciones en las delegaciones provinciales, desde la dirección y zonas medias del CNE. Allí llegarán las denominadas actas escrutinio, que deberán ser escaneadas para ser contabilizadas por el sistema informático, siempre y cuando no existan irregularidades. Las mismas podrán ser de tres tipos: inconsistencias numéricas, es decir que el escáner no reconozca los datos del acta y sean actas ilegibles, problemas en las firmas, o una inconsistencia entre el acta escrutinio que tendrá el partido político y la que dispondrá el CNE.

“Hemos descubierto un sistema que consiste en poner mal la hoja para que el escáner no reconozca los puntos visuales, el acta pase a reconteo, y de forma manual, se inflen los votos”, afirma la fuente. El cambio manual podría ocurrir de varias maneras: adulterando la misma acta, que no tendrá papel de seguridad, o sustituyéndola por otra acta ya pre-impresa, que luego será escaneada y computada. Un acta tiene un promedio de 280 votos -de un máximo de 350-, lo que significa que modificar mil actas equivaldría a adulterar alrededor de 280.000 votos. Ese engranaje cuenta, a su vez, con actores en la parte informática, como Laura Molina, encargada de “encofrar los reportes de las actas ilegibles”.

“Pueden modificar de 1.300.000 a 1.500.000 votos” con la combinación de los diferentes mecanismos de fraude, explica la fuente.

Quien denuncia el dispositivo afirma que las piezas ya están listas para actuar y que la ejecución del plan significaría un fraude para impedir la victoria de LUISA de RC-5. 

Las amenazas desde el poder electoral contra la candidatura de la Revolución Ciudadana no son nuevas. Ocurrieron desde la hora cero como parte de una estrategia política e institucional para impedir la participación, victoria y regreso del correismo al palacio presidencial de Carondelet. 

Este plan de fraude electoral representaría la última carta para intentar impedir la victoria de quien encabeza la mayoría de las encuestas.

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