Discurso del Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la clausura del II Consejo Nacional de la Uneac, Palacio de Convenciones de La Habana, 8 de julio de 2022, “Año 64 de la Revolución”
Versiones Verbatim – Presidencia de la República)
Queridos amigos,
Llegamos a este Consejo Nacional a tres años del Congreso y dos de ellos en pandemia, sin pausa en el seguimiento de los acuerdos de ese largo, profundo y crítico encuentro que abrió el camino a algunas soluciones y mil desafíos más.
He estado estudiando los documentos, que son extensos pero imprescindibles y, sin duda, habéis trabajado y el Congreso se ha actualizado. No se han solucionado todos los problemas, pero se han sacado buenas piezas de ellos.
Es de apreciar, aunque ustedes mismos no se den cuenta de lo que están haciendo: este Consejo se ha convertido en una declaración de principios, de principios revolucionarios.
El país agradece a sus artistas e intelectuales el aporte que han realizado desde las comisiones de seguimiento a la mayoría de los acuerdos y propuestas del IX Congreso. Las diez comisiones tienen resultados que mostrar, y algunas de ellas llevan más de 20 años contribuyendo en asuntos trascendentales para la nación, como la formación integral de nuestros ciudadanos o el aporte del arte a la sociedad.
Hablo, por supuesto, de la Comisión de Educación, Cultura y Sociedad, cuya primera misión se diseñó con la aportación de intelectuales de la talla de Retamar, Graziella, Helmo y otros. Destaco el aporte de esta Comisión por su alcance, impacto y años de trabajo, pero las diez comisiones merecen un reconocimiento.
El Consejo, sus debates, la calidad de las discusiones y propuestas confirman que el Congreso no terminó cuando terminaron sus sesiones en junio de 2019, algo que ya sabía porque no terminó ni para mí, que mes tras mes, dondequiera que el sol amanece, recibo en nuestra sede de trabajo a artistas, escritores y docentes para continuar con los acuerdos, dando seguimiento sistemático en lo que se han convertido en espacios de encuentro entre la intelectualidad cubana y la dirección del Partido y el Gobierno en el país.
Los dos años y poco más que ha durado la pandemia han sido más productivos de lo que cabía esperar. Y eso se lo debemos, sin duda, a los motores que encendió el Congreso y a la incuestionable sacudida que produce en cualquier patriota el choque directo con los planes de subversión que apuntan primero, y con particular saña, al alma de la patria, que eres tú y tus obras.
Nunca como ahora quedó tan claro el razonamiento de Fidel cuando dijo que la cultura es lo primero que hay que salvar.
El COVID-19 no detuvo a la UNEAC, no detuvo a los artistas e intelectuales, cuyo impulso fue decisivo para devolverle el ánimo a una sociedad golpeada por dos pandemias: el COVID-19 y el bloqueo, pero el bloqueo se recrudeció. Todo ello a pesar de que también ha sido un gremio muy golpeado por la pérdida de valiosos compañeros, de creadores que hace sólo dos años compartieron con nosotros las sesiones del IX Congreso.
Considero que uno de los méritos de este Consejo es haber suscitado un debate sobre los desafíos que enfrenta la UNEAC y su membresía frente a la ola colonizadora que amenaza con invadir todos los espacios culturales por las vías más sofisticadas y diversas.
Quiero centrarme en este tema, porque diría que es central en cualquiera de las tareas que se ha propuesto la membresía de la UNEAC, incluso antes de que naciera la organización, desde la época de Palabras a los intelectuales . Por eso era tan importante que los debates plenarios apuntaran en esa dirección.
Es difícil hablarles de un tema en el que hemos trabajado gracias a ustedes; en particular agradezco la devoción por estos asuntos que siempre nos transmiten todos los meses Víctor Fowler, Helmo, Graziella, Torres Cuevas, Limia, Israel, José Ernesto, Elier, Javier y Abel, entre otros.
Una orgullosa verdad nos acompaña desde 1868: nuestra vanguardia artística y cultural se distingue por haber librado siempre una larga y profunda batalla contra la colonización cultural, pero nadie está en condiciones de afirmar que existe una comprensión absoluta de la gravedad del problema. fenómeno por parte de quienes realizan algún tipo de trabajo vinculado a la cultura.
La selectividad histórica de la UNEAC ha sido un filtro depurador de rechazo al consumo cultural acrítico, banal y empobrecedor; pero cerrar las puertas no basta, es necesario crear, mostrar, viralizar, como se dice ahora, la genuina y poderosa cultura cubana y también universal, en todos los ámbitos, para ganarle la batalla a la mediocridad. Digo universal porque creo en el valor de la cultura en su sentido más amplio. “Que el mundo se vuelva parte de nuestras repúblicas; pero el tronco debe ser el de nuestras repúblicas”, escribió José Martí.
Universalidad e identidad son inseparables en la cultura cubana, la una nutre a la otra y ambas contribuyen a la conformación de la originalidad que nos distingue. Esa originalidad es pieza clave en la historia de los pueblos, es la base de nuestra resistencia. Por eso el imperio le da tanta importancia a la guerra cultural, por eso el asedio, el acoso, el interés permanente en comprar artistas, intelectuales, deportistas, médicos, científicos, en fin, personalidades con reconocimiento social. Para ello, se valen de un poderoso aparato de reproducción ideológica con grandes conglomerados de recursos mediáticos, materiales y financieros, que bombardean constantemente ideas, valores y formas de ser.
Ante este enorme despliegue de recursos para conquistar la mente y el corazón de los jóvenes en particular y del pueblo en general, nuestros recursos y capacidades productivas que nos permitirían reponer buena parte de estos productos hechos para el encanto acrítico, son hoy muy limitada y en algunos casos inexistente.
¿Qué hacer entonces ante esta certeza dolorosa pero innegable? En primer lugar, siempre habrá que apelar a una de las armas fundamentales del arsenal político de Fidel: educar al pueblo, fomentar una conciencia crítica, un pensamiento crítico que garantice un educado discernimiento de lo que vale y lo que no. . Hay que formar esa conciencia, pero también inducirla, teniendo en cuenta que los medios y el público ya no son los mismos. En este sentido, necesitamos dar un mayor impulso a la educación y cultura audiovisual en el espacio digital.
Vosotros, como casi ningún otro colectivo profesional, tenéis la capacidad y la posibilidad de estimular, desde el conocimiento y la sensibilidad artística, el desarrollo de una cultura del debate desde la temprana edad escolar a través de actividades extraescolares de gran creatividad, concursos, publicaciones digitales, encuentros de opinión, festivales culturales en la escuela, homenaje a grandes figuras, entre otros.
Tenemos, y es una gran fortaleza, nuestra organización institucional, que está bien asentada y consolidada en diferentes sistemas de trabajo: un sistema nacional de medios, un sistema educativo, un sistema nacional de instituciones culturales, un sistema de publicaciones y sitios en el medio digital. espacio.
Si logramos la articulación de estos sistemas de difusión coordinada de ideas, conceptos y herramientas, las carencias materiales pesarán menos, pero nuestras respuestas ideológicas o comunicacionales, que transitan por estos sistemas, tienen que dejar de ser formales y burocratizadas.
Tenemos que eliminar la retórica triunfalista o vacía que muchas veces termina por alejarnos de todos los públicos, provocando que la gente o ciertos segmentos desconfíen y se alejen de nuestras instituciones y nuestros discursos.
Necesitamos una ofensiva absolutamente creativa frente a la agresividad imperial, y el uso que hacemos de las nuevas tecnologías para la comunicación digital, podcasts, videos de YouTube, blogs, foros de chat, grupos de discusión en redes sociales o webseries es todavía muy pobre.
Necesitamos más opciones que inviten y ofrezcan espacios de expresión y disfrute a los jóvenes de hoy y del futuro.
Hay un diseño y un programa de trabajo para la descolonización cultural que venimos discutiendo desde la Presidencia y la dirección del Partido con muchos de ustedes. Es amplio, integral, ambicioso, pero es necesario difundirlo, es imperativo dar el salto, generar contenidos a la altura de las potencialidades de nuestra cultura.
En los últimos años y, en mi opinión, con el empuje mismo de los debates que hemos realizado mensualmente, el repaso de ideas, proyectos, logros, potencialidades, la producción audiovisual y dramatizada ha vuelto a tomar aliento; la televisión, el cine y el teatro han constatado cuánto pueden penetrar nuestras propias obras y qué hermosos sentimientos despiertan en el alma sensible de los cubanos. Baste mencionar la serie Lucha contra bandidos, Duaba, Entrega, Calendario , el documental Soberanía , las producciones de Nave Oficio de Isla y Luz , las películas El Mayor e Inocencia , y el documental Volverán los abrazos , como importantes obras de la cultura cubana. producción.
Y perdonen el relato incompleto, pero esta es la prueba de que bajo los peores embates y las mayores carencias, con la cultura como espada y escudo de la nación cubana, Cuba vive y promueve los mejores valores humanos (Aplausos).
Son estos resultados los que inspiran e impulsan nuevos proyectos e impactos en las audiencias como guía para otros que esperan su oportunidad; cuanto más vemos, más ya están surgiendo.
También los espacios-encuentros como Miradas de mujer , atendiendo a nuestros éxitos feministas, y eventos de literatura, tradiciones, humor, como el que acaba de concluir; el despegue de la comercialización de la música que aún está por debajo de su potencial pero muestra un desarrollo imparable, la danza o el ballet, nos están diciendo desde las noticias diarias en nuestros medios que, a pesar de los golpes y por encima de ellos, Cuba es cultura (Aplausos).
Estos años desafiantes quedarán en la memoria popular no solo por la suprema creación de los científicos, sino también por los inseparables sonidos de los triunfos. Buena Fe, Arnaldo, Fabré, Raúl Torres -nuevamente pido disculpas por la lista siempre incompleta-, los mismos que exaltan a los valientes de la zona roja y a los creadores de vacunas que responden directamente a los ataques de los medios tóxicos contra Cuba, consagraron la resistencia de la música y de las redes.
Esos sonidos asociados a una época heroica son emocionantes, como es un orgullo ver al enorme Silvio llenando plazas en México o Madrid, donde se escuchaba con energía El Necio , y también en nuestros barrios.
Hoy es imprescindible elevar esa ingente obra, imposible de resumir en un solo discurso, a los medios tradicionales y, sobre todo, a las redes sociales, considerando las jerarquías artísticas sin censura de naturaleza, ajenas a la creación y promoviendo lo mejor, lo más nos distingue y nos aporta. Debemos combinar el buen arte con las buenas prácticas en el uso de todas las plataformas.
Debemos prestar una atención inteligente al consumo cultural de las nuevas generaciones, evitando la exclusión, por prejuicios, de lo que a veces consumen acríticamente. Debemos escuchar, debatir y mover la formación de otros consumos a través del diálogo y la participación real que asegure una mayor integración social.
El Programa de atención integral a nuestros barrios es, a la vez, un proceso de crecimiento cultural en las formas de convivencia, de socialización que se fortalece en el rescate de esencias y tradiciones. Reitero que no se trata de invadir el barrio o intervenirlo, se trata de acompañar el crecimiento sin traumas y sin trampas, y me alegra saber que hemos contado con ustedes para el programa de mejora de vida en el barrios
La UNEAC ha sido pionera en tiempos difíciles como estos. El trabajo de los promotores culturales y artistas en sus barrios, los proyectos que se convirtieron en paradigmas como el de Villafaña, Alden Knight y el Proyecto Palomas, por su extensión a todos los ámbitos de la vida de la comunidad y la expresión de esa vida en audiovisuales que son, al mismo tiempo, la indagación y el testimonio de un momento crucial, abrieron caminos por los que hoy transitan nuestros esfuerzos por conquistar toda justicia social posible.
Y si faltaban pruebas, llegó el período de la pandemia para brindarlas: la respuesta positiva a la demanda de trabajo artístico en las comunidades, en los centros de vacunación, en la sede de la UNEAC y en proyectos como el de Kcho en Romerillo, el cine, la televisión. , radio, brigadas artísticas en hospitales y centros de aislamiento en todas las provincias. Todo fue menos duro por eso y quedó en la memoria del alma cubana, gracias al trabajo de los creadores cubanos (Aplausos).
Esa militancia con la vida, no del lado del pueblo sino dentro de él, ha puesto a la cultura cubana bajo el fuego de la guerra mediática que se libra contra Cuba, creyendo el imperio su propia mentira de que la Revolución vive sus últimos días. Conocen, por supuesto, el impacto directo de los creadores y artistas en el tejido espiritual de la nación, por eso van en contra de la cultura.
Hostigados, agredidos en las redes y en los escenarios, con la misma saña que se persigue en la economía y las finanzas del país, nuestros más valiosos intelectuales y artistas han respondido con serenidad, valentía y profesionalismo a los peores ataques. No se han dejado arrastrar por la espiral de la ignorancia y el odio de los adversarios sin moral, sin ética y sin trabajo.
Sólo por citar un ejemplo: cuando en nombre de la cultura se boicoteó la Bienal de La Habana, acontecimiento histórico de las artes visuales, y se apeló a la libertad de creación para manchar los símbolos de la patria y faltar el respeto la nueva Constitución como primer paso al perverso objetivo de desmantelar el profundo proceso emancipador de 63 años de Revolución, no se dieron por vencidos, no “tiraron el diván” y la Bienal triunfó sobre el odio (Aplausos).
Ustedes -y cuando digo ustedes me refiero a todos los creadores reconocidos por la UNEAC, a la que representan- han sido artesanos incansables de la alternativa, defendiendo espacios y obras del patrimonio nacional y las nuevas creaciones, como muestra de su vitalidad. ¡Eso también es resistencia creativa!
Y han sido también poderosos escudos contra el odio, recordándonos aquella tremenda frase de Martí en Nuestra América: “Una idea vital blandida ante el mundo en el momento oportuno como la bandera mística del Juicio Final puede detener una flota de acorazados”.
No veo otra forma de ser y de actuar cuando se viene de una tradición de grandes como sus fundadores, en especial de Nicolás Guillén, primer presidente de la UNEAC, una voz muy personal y universal cuyos 120 años celebramos con estas sesiones.
Cada encuentro con intelectuales y artistas, ya sea este pleno o nuestras reuniones mensuales de chequeo, nutre nuestros sentidos y nos llena de entusiasmo para emprender nuevos proyectos.
Cada vez nos sentimos más parte de vosotros, siempre seguros de que el presente y el futuro deben ser socialistas. El socialismo nos salvó de la pandemia, el socialismo derrotó el intento de golpe vandálico, y lo que realmente vamos a celebrar como primer aniversario del 11 de julio es que el pueblo cubano y la Revolución cubana desmantelaron un golpe vandálico (Aplausos).
Estoy convencido de que defendiendo el socialismo superaremos la dura situación actual y venceremos el odio imperialista.
Finalmente, ¡que un sol enérgico amanezca siempre en nuestras venas! ¡Finalmente, aquí estamos!
Muchas gracias (aplausos prolongados).
https://mronline.org/2022/07/28/cuban-culture-is-a-militant-of-life-not-at-the-side-of-the-people-but-within-them/