Estados Unidos está implementando una serie de medidas en contra de la compañía de tecnología china Huawei, supuestamente porque espía a ese y otros países del mundo. Sin embargo, la historia demuestra que no son las empresas chinas las que realizan espionaje masivo y que por el contrario, son las empresas estadounidenses las que lo hacen.
Por ejemplo, no hace mucho se conoció públicamente que la compañía de tecnología estadounidense Facebook, fue investigada en Estados Unidos por haber filtrado la información de más de 50 millones de cuentas a la empresa inglesa Cambridge Analytica, la cual trabajó para la campaña política del actual presidente Donald Trump.
De ese modo, se cree que Facebook compartió sin autorización la información privada de sus propios usuarios para venderla a la empresa británica, la cual, a su vez, la utilizó para desarrollar un software destinado a predecir las decisiones de los votantes e influir en ellas.
Para empeorar la situación y de acuerdo con información de la AFP que fue confirmada por diferentes medios, hay indicios de que la firma británica además de haber realizado actividades en Estados Unidos y en el Reino Unido, habría operado en numerosos países como Kenia, Italia, Sudáfrica, Indonesia y Colombia. Una muestra más de la gravedad de este asunto.
Adicionalmente, WikiLeaks reveló que la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) en conjunto con las agencias británicas GCHQ y Mi5; realizan un espionaje masivo y sistemático en muchos países del mundo utilizando exploits, virus, troyanos y programas maliciosos. Según Julian Assange, la CIA utiliza para sus propósitos artefactos de las marcas Apple, Samsung, LG y Sony. También distintos programas informáticos para automóviles y sistemas operativos como iOS, Android, Windows, MacOS X y Solaris.
Junto al anterior caso, también se conoció públicamente que las grandes compañías de tecnología de origen estadounidense como Google, Twitter, Microsoft, Apple y la ya mencionada Facebook; pasan de forma sistemática la información privada de sus usuarios a la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés).
Esto generó un gran rechazo a nivel internacional pues lo hacen sin el consentimiento de las personas y a manera de espionaje. Algo que atenta contra las libertades individuales y que también se presta para realizar competencia desleal además de poner en riesgo la seguridad de otros países.
Y es que las libertades individuales están siendo vulneradas pues estas interceptaciones son ilegales teniendo en cuenta que no existe un proceso judicial en contra de la mayoría de las personas espiadas y por lo tanto, son acciones arbitrarias que constituyen en su conjunto un delito contra la humanidad.
El derecho a la vida privada es universal y no debe ser violado por ningún país, empresa u organización. Mucho menos si se trata de entidades estatales que se supone deben respetar el debido proceso y garantizar la dignidad de las personas.
En cuanto a la competencia desleal, es claro que este tipo de espionaje puede prestarse para que las compañías de Estados Unidos aventajen a su competencia a lo largo y ancho del mundo. Tal ventajismo puede darse a nivel tecnológico, industrial y/o comercial.
Por ejemplo, al realizarse una licitación pública en algún país en el que concurse una empresa estadounidense, en un eventual proceso de negociación comercial tipo TLC y/o en el registro de marcas y patentes.
Pero es la seguridad de las naciones lo que más preocupación ha generado. Es claro que EE.UU. tiene la capacidad de espiar a todos los países que quiera y de hecho lo hace como lo ha reconocido públicamente en varias ocasiones.
Algo que evidentemente, genera desconfianza y una enorme indignación internacional y que además pone en peligro al planeta si la información recopilada no es custodiada de forma adecuada o si cae en las manos equivocadas.
En consecuencia, el Estado colombiano al igual que otros Estados deben determinar si la presencia de compañías de tecnología de origen estadounidense se puede considerar como inversión extranjera o si por el contrario, son instrumentos de espionaje que representan un riesgo. Igualmente, se hace necesario un mayor control y un protocolo de seguridad para los dispositivos y el software procedente de Estados Unidos.
De hecho, los representantes legales de las compañías involucradas en dichos escándalos, están en mora de dar explicaciones tanto a las autoridades colombianas como a los consumidores de sus productos.
El espionaje estadounidense es tan o más grave que el escándalo de la FIFA, el de Panamá Papers y el de Odebrecht juntos. Es un caso impresentable que comprueba la doble moral que impera en los Estados Unidos y el juego sucio de ese país en el contexto internacional.
Es urgente que los diferentes Estados del mundo le pongan freno a los constantes abusos que cometen las agencias de seguridad y las compañías de tecnología estadounidenses ya que están cometiendo un grave delito contra la humanidad al espiar a ciudadanos, empresas y gobiernos.
Por lo anterior, resulta inverosímil que Estados Unidos acuse de espionaje a Huawei cuando son las compañías estadounidenses las que descaradamente espían al mundo entero. Lo peor es que el actual gobierno de EE.UU. no se limita a sancionar a la empresa china dentro de su propio territorio, sino que pretende que Colombia también lo haga.
Se acaba de conocer que funcionarios de la embajada estadounidense buscan impedir que el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) realice un contrato con Huawei, algo que generó rechazo en todos los organismos de control ya que las diferentes empresas deben concursar en igualdad de condiciones y los contratos se deben adjudicar con transparencia y sin la presión de terceros.
Dicho contrato equivale aproximadamente a 778 mil millones de pesos y se haría bajo la licitación pública No. LP-DG-001-2019 con el fin de contratar la prestación de servicios de redes de comunicaciones, videoconferencia, datacenter e internet además de servicios en la nube y de almacenamiento. De acuerdo con el Director de la Entidad, Carlos Mario Estrada, este es el contrato más grande que se va a firmar en el sector TIC durante el año 2019 en todo el continente.
No obstante, la embajada de EE.UU. pretende que se excluya a la compañía china con el fin de favorecer a sus empresas, lo anterior incluso pasando por encima de otras compañías participantes de origen español, sueco y mexicano. Una clara violación a la soberanía que tiene Colombia para contratar libremente y una presión indebida hacia la autonomía del SENA.
Pero esta clase de presiones no solo se presentan en Colombia, Estados Unidos también pretende que otras naciones cedan ante sus intereses. No obstante, la mayoría de países del mundo se resisten ya que consideran arbitrarias e inconvenientes las acciones estadounidenses porque la tecnología china está muy avanzada y se puede adquirir a un menor costo y porque de sancionar a Huawei, China podría tomar represalias comerciales en su contra.
Algo que no le conviene a ningún país ya que China será la próxima primera potencia económica mundial.
Debemos entender que Huawei no es una compañía cualquiera, es una gigante de la tecnología que superó a Apple y que está muy cerca de superar a Samsung. Además, esta empresa es pionera en tecnología 5G la cual aumentará vertiginosamente la velocidad del internet y de la que dependerá el Internet de las Cosas incluyendo a los automóviles autónomos.
Negocio que se estima facturará cerca de 11 mil millones de dólares en el año 2022, un mercado que no se conquistará mediante sanciones e imposiciones como lo pretenden los estadounidenses, sino por medio de la relación precio/calidad que ofrecen las compañías chinas y de otros orígenes.
Y es que no se le debe castigar a una empresa por ser innovadora, competitiva y rentable. Es paradójico Estados Unidos sea el país que más habla de libre mercado y de competitividad y a la vez sea el primero en recurrir al proteccionismo y a las barreras de entrada cuando sus empresas no pueden con sus rivales.
Las acciones que Estados Unidos está implementando en contra de Huawei, son totalmente inaceptables desde el punto de vista comercial y por ello deben ser rechazadas por la comunidad internacional. Además porque si hoy es Huawei, mañana podrá ser otra compañía de cualquier nacionalidad la que corra con la misma suerte.
Estamos en un momento crucial en el que Colombia deberá invertir su presupuesto en una infraestructura tecnológica que realmente contribuya a su desarrollo y por ello, se hace imprescindible contratar a empresas que cuenten con un verdadero liderazgo tecnológico y de costos. En consecuencia, se debe procurar transparencia en los procesos de licitación sin aceptar presiones por parte del gobierno estadounidense.
Después de todo, las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones representan un sector estratégico de la economía y más que eso, son el futuro inmediato de nuestro país.
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