El 22 de noviembre de hace dos años, Mauricio Macri se consagraba presidente al ganarle en segunda vuelta al candidato oficialista Daniel Sciolli. En el bunker del neoliberal partido Propuesta Republicana (PRO), el júbilo se desbordaba, sus simpatizantes estaban eufóricos.
Entre ellos, dos venezolanos, Lilian Tintori y Carlos Vecchio, festejaban como si se hubieran ganado la lotería. Una, es la esposa del dirigente Leopoldo López, el otro, el excoordinador nacional de la fascista organización Voluntad Popular, quien hasta el momento sigue prófugo de la justicia.
Para la derecha venezolana el triunfo de Macri representó un estímulo importante en pos de sus proyectos contrarrevolucionarios.
Todavía más cuando poco menos de un mes después, se alzó con la mayoría de diputados a la Asamblea Nacional, derrotando al chavismo en casi todo el país.
Promediando el 2016 otro neoliberal, Pedro Pablo Kuczynski ganaba en Perú la presidencia y apenas dos meses después se daba la infame destitución de Dilma Rousseff en Brasil, instalando al usurpador Michel Temer en la primera magistratura.
Estos acontecimientos abrían la posibilidad para la derecha venezolana de instalar centros de conspiración en cualquiera de estos países amigos del gobierno estadounidense, además de su cuartel general instalado en Miami.
Para las clases dominantes venezolanas, Macri y sus “Chicago boys” son, sin lugar a dudas, sus preferidos.
Desde el primer momento que Macri asumió el gobierno nacional se pronunció categóricamente contra la Venezuela bolivariana. Nada novedoso presentó en su discurso antivenezolano, siguió al pie de la letra lo dictado por el Pentágono y se posicionó como uno de los presidentes más serviles a los designios imperialistas, compitiendo así con Peña Nieto, Temer, Kuczynski y Santos. La oposición venezolana se enamoró de él y él de la oposición venezolana.
De allí en más, el empresario-presidente argentino ha colaborado abiertamente con la contrarrevolución venezolana y ha seleccionado a operadores dentro de sus filas para facilitar la campaña internacional contra el Presidente Maduro y su gobierno. Entre esos operadores se destaca principalmente al diputado macrista Waldo Wolff.
Según informe del sociólogo Jorge Elbaum, este diputado del PRO aparece vinculado al empresario venezolano Eduardo José Esquivel Ortega, propietario de Massparking, una empresa con sede en Panamá involucrada en los llamados “Panamá Papers”. Wolff figura allí, nada más ni nada menos que como tesorero.
A su vez la empresa maneja un emprendimiento denominado “Simulador Indoor Golf Center”, en el tercer subsuelo del Hotel Panamericano de la capital panameña, donde, según diferentes fuentes, asisten los más conspicuos representantes y operadores de la oposición derechista venezolana.
Waldo Wolff fue vicepresidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) y como tal, vocero de los intereses sionistas en Argentina, de allí su relación estrecha con el gobierno de Israel y con el lobby sionista estadounidense American Israel Public Affairs Committee (AIPAC), uno de los grupos de poder más influyente en el país imperialista. Dos de los más notorios miembros, Paul Singer y Sheldon Adelson, milmillonarios estadounidenses, fueron integrantes de los “fondos buitres”, que pretendieron llevar al default al gobierno de los Kirchner en Argentina y que terminaron cobrando, gracias a Mauricio Macri, impresionantes sumas con intereses usurarios en perjuicio del país.
Estos vínculos de Wolff lo hicieron participar, el 6 de marzo de 2016, en el vigésimo primer encuentro de parlamentarios judíos de América Latina y el Caribe que se desarrolló en Miami organizado por la Fundación Alianza por Israel (IAF). En ese encuentro, como representante por Venezuela, participó Julio Borges, con el fin de testimoniar sobre la “dictadura bolivariana” y solicitar apoyos de todo tipo.
En esta confluencia de fuerzas entre sionismo, imperialismo yanqui y oposición venezolana, aparece también la figura del actual candidato a senador por la provincia de Buenos Aires por el PRO, Esteban Bullrich, exministro de Macri y sobrino de la Ministra del Interior Patricia Bullrich, quien junto al diputado Waldo Wolff ha viajado a Israel en varias oportunidades para asesorarse y comprar suministros con los servicios de inteligencia israelíes.
Un nefasto personaje, Carlos Javier Regazzoni, funcionario de Esteban Bullrich y siempre bajo las órdenes de Mauricio Macri, cuestionado por desfalcos al Estado nacional, detenta hoy la presidencia de la Fundación Estela Sur, cuya principal actividad es apoyar a la oposición venezolana y vilipendiar al gobierno bolivariano.
En los primeros días del presente mes de agosto, la Fundación Estela Sur, organizó una conferencia denominada “Reflexiones sobre la crisis venezolana: Escenario post 30J”, cuyo disertante, el joven Carlos Moreno, de una agrupación derechista llamada “Una voz por Venezuela”, manifestó que la limitación para conformar un gobierno paralelo es no contar con fuerzas armadas, por lo cual instaba a la comunidad internacional a intervenir en el territorio con armas, considerando legítimo que internacionalmente se utilice la violencia para derrocar al Presidente Maduro. En pocas palabras, llamaba a la intervención extranjera contra Venezuela.
Otra operadora del macrismo contra el gobierno venezolano es la diputada Cornelia Schmidt-Lierman, vocera de la pro estadounidense Alianza Parlamentaria Democrática de América (APDA) y presidenta de la Comisión de Relaciones Internacionales del Parlamento argentino. A estos cargos políticos también se le suma otro de índole distinta: estar relacionada con los “Panamá Papers”, investigación que lleva a cabo el juez Hernán Papa y que la involucra, en principio, indirectamente.
Tras recibir y escuchar en su oportunidad a las opositoras venezolanas Mitzy de Ledezma y Lilian Tintori, la legisladora argentina, ejerciendo una ignorancia supina y una irresponsabilidad manifiesta, señaló: “Maduro está decidido a hacer desaparecer a una parte de la población que no está de acuerdo con su régimen. Es un genocidio contra la juventud que no se le arrodilla. Vamos a pedir que La Haya acelere sus investigaciones”. Cornelia sigue la cadena de mando: Pentágono, Macri y su persona.
Entre los amigos argentinos de la oposición fascista venezolana también se destaca el diputado por la UCR, aliado del macrismo, Álvaro De Lamadrid, quien se define a sí mismo como “una persona apasionada, divertida y auténtica”. Este personaje fue invitado por María Corina Machado en mayo pasado a participar en las guarimbas.
En el caso de De Lamadrid se advierte claramente el discurso dictado desde los think tanks norteamericanos: pretender asociar a los Kirchner y al chavismo con el narcotráfico. El burdo argumento de esta “persona divertida y auténtica” se resume a tratar de imponer la figura de “asociación ilícita” entre los presidentes progresistas latinoamericanos, haciendo todo tipo de malabarismos y otras raras contorsiones a fin de justificar sus disparatados puntos de vista. Es tan grotesco su guión que ni merece ser analizado.
A estos nombres podemos sumar varios más, toda gente de derecha y responsables del desastre que está provocando el gobierno de Mauricio Macri en Argentina, el cual es considerado por propios medios estadounidenses como uno de los más corruptos de América.
Imperialismo yanqui, por lo tanto CIA, USAID, NED y otras lindezas; sionismo y Mossad, más serviles representantes de la derecha cipaya argentina confluyen en el apoyo a la contrarrevolución venezolana. Al mal llamado Movimiento de Unidad Democrática (MUD) le cabe perfectamente aquel refrán que dice “dime con quién andas y te diré quién eres”.
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