La edificación del Gran Canal de Nicaragua fue inaugurada en diciembre pasado. Al cargo de la propia construcción y la administración del canal durante los próximos 100 años está la compañía china HKND y su propietario, el multimillonario Wang Jing.
La inteligencia estadounidense decidió analizar qué fue lo llevó a Jing a participar en el proyecto e incluso invertir en él su propio dinero.
Según la revista 'Forbes', Jing es el duodécimo empresario más rico de China, con una fortuna personal de unos 6.300 millones de dólares.
Antes de la creación de HKND (Hong Kong Nicaraguan Canal Development Investment Group), su interés principal eran las telecomunicaciones y también la minería y agricultura.
"Jing ya ha gastado más de 5.000 millones de su capital personal, más el dinero de su familia y sus amigos, a quienes se lo había solicitado para capitalizar el proyecto del Canal", calcula Stratfor, la empresa privada estadounidense especializada en servicios de inteligencia.
El costo estimado de la inversión total es unos 50.000 millones de dólares, algunos incluso predicen que ronda los 100.000 millones de dólares. Según la compañía de inteligencia, hay varias causas que influyen en la determinación de Jing de seguir adelante.
El proyecto no solo aliviaría 'la congestión' en el Canal de Panamá, sino también ofrecería rutas complementarias para el comercio entre Asia y la costa este de América del Norte. También proporcionaría un paso más rápido de naves masivas de carga procedentes de América Latina, especialmente de Brasil, a Asia: hoy en día estas naves son demasiado grandes para el Canal de Panamá y a menudo resultan bloqueadas en los puertos chinos. Teniendo en cuenta los drásticamente crecientes volúmenes del comercio entre China y América Latina, el cambio se hará sentir.
Podría tratarse, además, del establecimiento de nuevos sitios turísticos, gracias al desarrollo de más puertos. Con apoyo de China, Nicaragua podría aprovechar también cambios en las cadenas logísticas internacionales creando una zona de libre comercio. Gracias a los bajos costes de la mano de obra y la cercanía a los grandes mercados de EE.UU., México y Sudamérica, convertir el país en un centro de producción y distribución regional parece una idea perspicaz, concluye Stratfor.
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