Antes de ver una foto de Balotelli llorando que circula en redes sociales, en tono burlón...
... ¿quién sabía que dona el 50% de su salario a niños pobres de África?
¿Quién sabía que tuvo una infancia difícil en medio de humillaciones raciales en Italia?
¿Quién sabía que sus padres, inmigrantes ghaneses trabajadores en una mina, tuvieron que darlo en adopción cuando Mario tenía 2 años, porque no podían costear los medicamentos para una enfermedad intestinal que lo tuvo al borde de la muerte?
¿Quién sabía que realiza labor social en cárceles?
¿Quién sabía que participa en programas anti-bullying en escuelas?
¿Quién sabía que las lágrimas de la fotos fueron al ver a su madre adoptiva llorando en las graderías de un estadio, porque le arrojaban bananos, le decían simio y tenían carteles que decían: “negro sucio” y “no hay italianos negros”?
¿Lo sabían? Yo no.
Pero ahora sé que esta fiebre mundialista, es el reflejo de un mundo lleno de prejuicios que hoy se ensaña injustamente con un jugador de 21 años, negro, que cometió el pecado de decir que NO conocía a ningún jugador tico, pero le gustaría conocer Costa Rica y sus playas.