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Melissa Plancarte, la Barbie de los Templarios


ELMUNDO.ES – Melissa Plancarte exhibe a partes iguales caderas, ombligo, tacón escalofriante y árbol genealógico que asusta. 

Un apellido, Plancarte, que hasta hace poco provocaba el pavor en quien lo escuchaba.

Es hija del narco más buscado, Enrique Kike Plancarte Solís, líder de los Caballeros Templarios y responsable de la ola de sangre, muerte y extorsión que azota el estado de Michoacán desde hace una década.

 Ella, cantante en ciernes, se presenta como la Barbie grupera, pero cada vez que pisa un plató de televisión nadie le pregunta por su música o influencias, sino dónde está su padre y por qué huye.

Aunque «mi papá» sigue escondido en algún zulo de Michoacán o alguna mansión de Baja California, su hija reapareció la semana pasada en un canal hispano de Estados Unidos, donde dio una entrevista.

 «Nos sacaron [de Michoacán] nos mandaron decir que saliéramos de la casa porque si no hasta nos podían levantar (…).

 Nos mandaron decir que nos saliéramos, una persona de los comunitarios», relató en Univisión. El resto de la familia está «escondida por razones de seguridad».

Hasta que las Autodefensas se rebelaron y arrebataron a tiro limpio medio centenar de pueblos al cártel de Los Caballeros Templarios, Melissa paseaba su voz y sus vaqueros ceñidos por todo Michoacán a bordo de dos autobuses con una enorme fotografía de su rostro.

Sus enemigos sostienen que todo lo pagaba «papá» y que su show es una tapadera para lavar dinero.

 Ella, sin embargo, sostiene que no ve a su padre desde que se divorció de su madre cuando ella tenía 15 años. «Fue un buen papá y me hace mucha falta», dice la cantante.

¿Su madre se separó porque ya sabía en que andaba metido?, le preguntó un entrevistador: «Él quiso apartarnos de ese mundo y por eso se alejó de nosotros, para protegernos.

Aunque la gente no lo quiera ver fue un gesto muy humano de su parte», contestó la cantante, de quien nadie duda que, si muestra las mismas habilidades que su padre, tiene el éxito garantizado.

Desde la separación, Kike Plancarte comenzó una carrera criminal meteórica.

 En poco tiempo ya dirigía un cártel que, en menos de una década, logró echar a los Zetas de Michoacán, producía drogas sintéticas en cantidades industriales, controlaba el Puerto Lázaro Cárdenas, uno de los más importantes, y exportaba a China todo el metal que salía de las minas de Michoacán.

A base de plata o plomo los Caballeros Templarios sembraron el terror con cientos de muertos y decapitados.

Hoy su padre es objetivo prioritario del presidente Peña Nieto.

La primera vez que la Princesa de la Banda confesó su origen fue en Facebook. 

Aquí escribió que «amaba a su padre», pero que no es «responsable de sus actos» y no es quién «para juzgarlo».

 En su perfil estaban colgadas fotos de ella disfrazada de Templaria y otras recientes en casa de su padre, recuperada ahora por las Autodefensas, que se fotografiaron en su salón y habitaciones exhibiendo su poder recuperado como milicianos libios entrando al palacio de Gadafi.





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