Pablo Gonzalez

El enfrentamiento inevitable

Abordé el problema de Ucrania debido a su repercusión en la paz internacional. 
 
Por el mismo motivo abordo ahora el problema de China y los Estados Unidos. 
 
Mi país es un país pequeño que se preocupa acerca de la paz internacional, por lo cual, en la medida de lo posible, trato de aportar una contribución al mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.

Un enfrentamiento directo entre grandes potencias es nocivo para todos. 
 
Pese a ello, e independientemente de los esfuerzos de los líderes amantes de la paz, el problema chino-estadounidense es un problema que no se puede solucionar. 
 
Me alarma mucho tener que decirle al mundo que el problema chino-estadounidense no se presta a una mediación ni a una solución. 
 
Es un problema inevitable e ineludible. 
 
Todo lo que está ocurriendo ahora es una preparación para el enfrentamiento directo o un intento por aplazarlo. Pero es inevitable. 
 
Los Estados Unidos quisieran que fuese un enfrentamiento indirecto. 
 
China quisiera aplazarlo tanto como resulte posible.
 
 No obstante, la naturaleza de las cosas hace que ambas partes estén avanzando inexorablemente hacia un enfrentamiento. 
 
Los acercamientos actuales y las ocasionales escaramuzas son simples tácticas para aplazar el enfrentamiento, para ganar tiempo o para avanzar hacia un enfrentamiento indirecto, que es lo que prefieren los Estados Unidos. 
 
El mundo y los líderes amantes de la paz no se deben dejar engañar por acciones secundarias y maniobras tales como las controversias comerciales y aduaneras, el dumping de los mercados y las presiones para que China aumente el consumo o eleve la tasa de cambio de su divisa, ni por los intentos de utilizar el deterioro del medio ambiente como pretexto para tornar más lento el avance de China.

La realidad es que China es un competidor mundial muy peligroso. 
 
 Es mucho más peligroso para los Estados Unidos que lo que supo ser la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La URSS dependía de la ideología para derrotar políticamente a los Estados Unidos. 
 
Además, dependía de su arsenal de armas de destrucción en masa.
 
 La ideología es una cuestión filosófica y una cuestión de fe.
 
 Depende de sus adherentes. 
 
En cuanto cambió la dirigencia en los países otrora “izquierdistas”, las políticas cambiaron de la izquierda a la derecha. Incluso algunos de los propios izquierdistas se desplazaron hacia la derecha.

China es un tipo de competidor diferente. 
 
Es una potencia económica creciente, y los Estados Unidos no pueden detenerla. Tiene una riqueza humana sin precedentes. 
 
Además, es un Estado poseedor de armas nucleares y es miembro permanente del Consejo de Seguridad.
 
 En todas partes del mundo China está avanzando en los planos económico, humano y político. 
 
A diferencia de los Estados Unidos, que en forma imprudente han elegido el enfoque militar duro, China está logrando esos avances por medio del poder blando. 
 
Los Estados Unidos continúan su descarada injerencia en los asuntos internos de otros Estados en nombre de la democracia y de los derechos humanos. 
 
Africom es un ejemplo de ello. Esa injerencia ya no resulta aceptable. 
 
Los propios Estados Unidos están condenados en el ámbito de los derechos humanos. 
 
Tienen el hábito de elegir a perdedores como aliados.

Los que desconocen los hechos piensan que la actual crisis por el acuerdo sobre armas con Taiwan es una crisis pasajera.
 
 Nada podría distar más de la realidad.
 
 Los Estados Unidos son conscientes del peligro que China representa. Saben que el próximo enfrentamiento internacional será con China. 
 
La nueva política adoptada por los Estados Unidos consiste en crear elementos regionales de disuasión para China, a fin de que el enfrentamiento con ella sea un enfrentamiento indirecto. 
 
La política estratégica de los Estados Unidos tiene el objetivo de hacer que China se mantenga ocupada con esos elementos regionales de disuasión a fin de evitar un enfrentamiento directo con China. 
 
Esos elementos de disuasión son la India, Indonesia, Filipinas, el Japón, Corea del Sur, Taiwan, y ¡quizás incluso Vietnam! Los más importantes son Taiwan, la India y el Japón. 
 
El objetivo de los Estados Unidos es que China se mantenga ocupada con esos elementos regionales de disuasión a fin de evitar un enfrentamiento directo con ella.
 
 Es sabido que en el pasado los Estados Unidos utilizaron a China como elemento regional de disuasión contra la URSS cuando el maoísmo se apartó del marxismo-leninismo soviético.
 
 Enfrentar entre sí a Rusia y China fue el mayor beneficio que lograron los Estados Unidos.
 
 Los Estados Unidos desean que ese tipo de beneficio continúe en el futuro. 
 
Es el equivalente estratégico de un enfrentamiento entre Europa y los Estados Unidos.
 
 Ese enfrentamiento sería sumamente beneficioso para Rusia y para China. 
 
Por lo tanto, los Estados Unidos no dejarán de armar a Taiwan contra China, ni dejarán de apoyar a la India contra China.

De conformidad con la política de crear elementos regionales de disuasión contra China, a los Estados Unidos les interesa que el Japón pase a ser una potencia militar importante. 
 
Eso es lo que está ocurriendo ahora. 
 
Las limitaciones que se le impusieron al Japón tras la segunda guerra mundial ya no responden a los intereses de los Estados Unidos ante el peligro real o ante su inevitable enfrentamiento con el Gigante Amarillo.

Source: Al Gadafi habla

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