La “carga del hombre blanco” no permite que se pregunte a los
africanos lo que piensan sobre el actual ataque occidental/árabe
monárquico a las costas septentrionales de su continente.
Por lo menos
hay algunos que no se andan por las ramas.
Más de 200 dirigentes e
intelectuales africanos publicaron una carta en Johannesburgo,
Sudáfrica, subrayando “el abuso del Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas para involucrarse en la diplomacia militarizada a fin de
efectuar el cambio de régimen en Libia, así como la marginación de la
Unión Africana”.
En cuando a los “vencedores” occidentales en
Libia, ya ni siquiera juegan a las estratagemas publicitarias. Richard
Haass, presidente de esa Gotha del establishment estadounidense que es
el Consejo de Relaciones Exteriores, escribió un artículo de opinión en
el Financial Times en el que señala con descaro:
“La intervención
‘humanitaria’ introducida para salvar vidas que se creía estaban
amenazadas fue en los hechos una intervención política para producir el
cambio de régimen”.
En cuanto a esos despreciables actores en sus
pequeños roles locales –libios de Cirenaica– Haass ya los envió al
basural de la historia:
“Los libios no serán capaces de administrar por
su propia cuenta la situación que está a punto de emerger”, y con “dos
millones de barriles de petróleo al día” en juego, la única solución es
una “fuerza internacional”. Traducción: Ejército de ocupación – como en
Afganistán e Iraq.
Bienvenidos al neocolonialismo 2.0.
Hora de retribución
Por
lo tanto el establishment estadounidense es ahora tan descarado como
los ricos chalados del tipo de Donald Trump. Trump dijo a Fox News:
“Somos la OTAN. Respaldamos a la OTAN en lo que a dinero y armas se
refiere.
¿Qué sacamos de ello?
¿Por qué no nos vamos a apoderar del
petróleo?”
En una especie geopolítica del “Día de la marmota”,
realmente volvemos a Afganistán e Iraq: una orgía de saqueo, destrucción
de estatuas, segmentos de vistoso reality show televisivo,
incluso carteles en las calles vitoreando a la OTAN (Imaginad a los
estadounidenses agradeciendo a los chinos por “liberar” Nueva York
mediante bombardeos).
Para no mencionar la idiotez de los medios corporativos. CNN ha desplazado a Trípoli hacia el este, al Mediterráneo oriental, algún sitio cerca del Líbano.
La BBC mostró
una celebración “rebelde” en la Plaza Verde de Trípoli colocada en…
India, con banderas indias.
¡Salud a la integración total de la OTAN y
de los medios occidentales y del CCG; CCG es el Consejo de Cooperación
del Golfo, las seis ricas satrapías fundamentalistas conocidas también
como el Consejo Contrarrevolucionario del Golfo!
Considerando que
el CCG prácticamente ordena a la Liga Árabe lo que debe hacer, no
sorprende que la Liga haya reconocido al dudoso Consejo Nacional de
Transición (CNT) rebelde, como gobierno legítimo del país, a pesar de
que solo representa a Cirenaica e incluso a pesar de que el coronel
Muamar Gadafi, el Gran G., sigue libre, con una recompensa de 1,6
millones de dólares por su cabeza.
Supongamos que es la retribución
porque Gadafi calificó al rey saudí Abdulá de “estúpido” durante los
preparativos para la guerra contra Iraq.
También parece que Libia
ahora solo es un futuro emirato árabe, y que ya no tiene nada que ver
con África. El CCG financió y armó a los “rebeldes”.
La Unión Africana
casi en su totalidad estaba contra la guerra de la OTAN y el CCG.
Ergo,
en lo que se refiere a la OTAN y el CCG: ¡al diablo con África! lo único
que interesa realmente –estratégicamente– es una base militar/naval de
Africom/OTAN en Libia.
Y ahora otra Zona Verde
Es
de conocimiento común que los agentes del SAS británico, la inteligencia
francesa, la CIA, las fuerzas especiales de Qatar y mercenarios de
todos colores fueron lanzados en paracaídas durante meses como
operativos en tierra, planificando y entrenando a los “rebeldes” y en
estrecha coordinación con ese prodigio filantrópico, la OTAN.
Ese
nunca fue el mandato de la ONU, ¿pero a quién le importa? La OTAN y el
CCG pagaron las cuentas, la OTAN realizó los bombardeos y la OTAN y el
CCG “estabilizarán” el lío, según un plan de 70 páginas filtrado por los
británicos al Times de Londres de Rupert Murdoch.
Solo
los idiotas creerían el cuento previsible de que el plan fue elaborado
por el Consejo Nacional de Transición (CNT) con “ayuda occidental”.
La
OTAN no sería tan desvergonzada –por lo menos al principio– para
decidirse por caucásicos en tierra, de ahí la propuesta de que una
“fuerza de tareas Trípoli”, equipada por los Emiratos Árabes Unidos
(EAU) para que se haga cargo, pueda implementarse más temprano que
tarde.
La pregunta sabrosa es, ¿habrá mercenarios extranjeros (jordanos,
sudafricanos, colombianos) entrenados por Blackwater, o miembros de
tribus libias, en una nómina de los EAU?
¿Y qué será lo próximo? ¿Un remix de la Zona Verde al lado de la Plaza Verde?
Es
es casi tan delicioso como para que el embajador del CNT en la EAU,
Aref Ali Nayed, lamente dolorosamente la filtración del plan mientras
Bengasi confirma que es auténtico.
Ahora también es de
conocimiento común que la lucrativa reconstrucción de todo lo que
bombardeó la OTAN beneficiará –¿a quién iba a ser?– a los “vencedores”:
las naciones de la OTAN (Vea “El capitalismo siniestro cae en picado sobre Libia”, Rebelión, 25 de agosto).
El líder del CNT, Mustafá Abdel Jail ha vuelto a confirmarlo en Bengasi.
Hay
que esperar fuegos artificiales –y globales– en lo que se refiere al
saqueo.
Incluso sin considerar la riqueza petrolera y de gas (aún
inexplorada), los activos de Libia en el extranjero ascienden poor lo
menos a 150.000 millones de dólares.
El banco central de Libia, que
ahora está a punto de ser privatizado, tiene al menos 143,8 toneladas de
oro.
Y luego hay por lo menos un suministro milenario de agua fresca,
que había comenzado a ser explotado por Gadafi a través del espectacular
proyecto multimillonario en dólares Gran Río Hecho por el Hombre (GMR,
por sus siglas en inglés).
Es otra respuesta sólida a la pregunta
de por qué Francia se ha mostrado tan frenética por derrocar a Gadafi:
las compañías francesas suministradoras de agua son las mayores del
mundo, y el atractivo de privatizar un suministro de mil años de agua
fresca hace que sus ejecutivos se sientan, bueno, burbujeantes.
Por
lo tanto como un vasto mercado nuevo, potencialmente muy lucrativo,
Libia es lo indicado para las compañías europeas, directamente al otro
lado del Mediterráneo, agregando todo un nuevo sentido a la doctrina
humanitaria imperialista de R2P (“responsabilidad de proteger”); o como
lo ha bautizado un lector de Asia Times Online: “derecho de saquear”).
El
primer ministro italiano Silvio “bunga bunga” Berlusconi ha actuado
rápidamente, al reunirse en Milán con el primer ministro del CNT, Mahmud
Jibril, directamente frente a la nueva bandera libia (que es en
realidad la vieja bandera monárquica) junto a las banderas de Italia y
la Unión Europea.
Y pensar que hace solo un año el brioso Silvio
organizó una fastuosa fiesta para su compinche –cuya mano gustaba besar–
el Gran G., con sus 30 jinetes beduinos que desfilaron en caballos
libios de pura sangre.
En 2008, Silvio y Gran G. firmaron un
tratado para enterrar la amarga era colonial 1911-1942, según el cual
Italia gastaría 5.000 millones de dólares durante 25 años invirtiendo en
infraestructura como carreteras y ferrocarriles; gracias al tratado por
lo menos 180 compañías italianas obtuvieron subsiguientemente contratos
libios e Italia se convirtió en el mayor socio comercial de Libia.
Por
lo tanto, inevitablemente, el líder del CNT, Mustafá Abdel Jalil, tuvo
que asegurar que la nueva Libia tendrá “relaciones especiales” con todos
los “vencedores” de la OTAN y el CCG de la guerra; y especialmente
Italia.
La próxima semana le tocará el turno de visitar Bengasi
para tragarse un trozo de la sabrosa torta de la reconstrucción a Sheikh
Abdulá bin Zayed, ministro de exteriores de los EAU; los EAU están
repletos de constructores hambrientos, listos para participar, ya que
los precios de los bienes raíces se derrumbaron en caída libre en los
Emiratos.
Y ahora la hoja de ruta
Mientras tanto,
¿qué pasa si Gran G. tiene el oro?
El ex gobernador del banco central de
Libia sostiene que en Trípoli hay, físicamente, al menos 10.000
millones de dólares en reservas de oro.
Por lo tanto, mientras
soldados de SAS en vestimenta civil árabe y blandiendo los mismos
Kalashnikovs que los “rebeldes” corren a la búsqueda de Gadafi “vivo o
muerto”, al estilo Texas de George W Bush, el Gran G. podría estar
comprando literalmente su lealtad tribal en oro.
Para no hablar que
cuenta con el apoyo de la tribu Gadafi (astutos cazadores nocturnos), de
la tribu al-Magartha (francotiradores de primera) y de la mayor parte
de la tribu de la esposa de Gadafi, los Warfallah (la mayor del país,
con dos millones de personas).
Por mucho que el CNT haya estado
afirmando incansablemente que la Libia post Gadafi será pluralista y
multicultural, la señal apunta a Ciudad Cenagal.
Los árabes del
norte desdeñan absolutamente a los bereberes del sur y viceversa. La
gente de Tripolitania desdeña absolutamente a los salafistas en
Cirenaicay viceversa.
Con tanto botín en juego, es fácil visualizar una hoja de ruta que se desarrollaría como lo que sigue:
Un
débil gobierno títere del CNT; tropas de doctrina shock neoliberal que
enajena a muchos que estaban acostumbrados a educación gratuita,
servicios de salud gratuitos y vivienda gratuita; una fuerza guerrillera
contra la ocupación extranjera; yihadistas-salafistas de otras
latitudes árabes que salen a la palestra; pueblos del desierto que se
desarrollan como bases de la guerrilla; oleoductos en el desierto
sudoriental bombardeados; una réplica de Bagdad de 2004 a 2007; una
‘oleada’; un escenario de interminable guerra civil/tribal; y Afganistán
2.0 con un doble frente guerrillero: el grupo de Gadafi contra los
rebeldes/OTAN, y los salafistas contra la OTAN, porque Occidente nunca
permitirá que Libia se convierta en un Estado islámico.
Gadafi
realmente apuesta a que la operación conjunta OTAN/CCG convertirá Libia
en el nuevo Iraq/Afganistán.
Posiblemente a la propia OTAN le gustaría
la idea.
La obligaría a atrincherarse aún más en el norte de África.
Permitiría el uso de las mismas tácticas imperiales de dividir para
reinar, mientras las compañías occidentales ejercen sus opciones de
Derecho a Saquear.
Mantendrá a estadounidenses y europeos
preocupados por otro argumento secundario más de la “guerra contra el
terror” incluso mientras la recesión se lleva lo que queda de sus
ahorros.
Y mantendrá al complejo industrial-militar y a un surtido de
contratistas de las armas y la seguridad con sonrisas en sus rostros.
¿Iraq/Afganistán de nuevo?
¡Qué venga!
Pepe Escobar es autor de “ Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War ” (Nimble Books, 2007) y “ Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge ”. Su último libro es “ Obama does Globalistan ” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com .
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