Nicaragua: Benjamin Linder, símbolo de Solidaridad

19/04/18.- Nicaragua: Benjamin Linder, símbolo de Solidaridad

Francia: ¿De qué se ha declarado “culpable” a Marine Le Pen?

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***En el telediario de las 20 horas del canal de televisión TF1, Marine Le Pen recalca nuevamente que está segura de no haber cometido ningún delito, pero el periodista que la entrevista no entiende de qué habla su invitada.

Marine Le Pen fue declarada culpable de “malversación de fondos públicos”, fondos que le habían sido asignados como diputada del Parlamento Europeo, y condenada a no poder participar en la próxima elección presidencial de Francia. 

¿Causa y efecto? Sólo en apariencia porque en realidad es más bien lo contrario.

Para declararla “inelegible”, un tribunal de primera instancia la declaró culpable. El delito fue inventado para justificar el castigo.

Extrañamente, en la clase política francesa nadie se toma el trabajo de precisar que el Parlamento Europeo ha modificado la concepción misma del papel de los eurodiputados. 

Para la Unión Europea, los eurodiputados ya no representan a sus países respectivos sino que son más bien la “avanzada” de una “ciudadanía europea”.

El 31 de marzo, en París, un tribunal de primera instancia declaró a Marine Le Pen culpable de “malversación de fondos públicos” y la condenó a 4 años de cárcel, una multa de 100 000 euros y a 5 años de inhabilitación, o sea sin derecho a ocupar cargos electivos. 

El tribunal especificó que la inhabilitación es de aplicación inmediata, o sea que no queda suspendida por la presentación de la apelación. También fueron condenados otros 24 responsables del Reagrupamiento Nacional, el partido de Marine Le Pen.

La clase política francesa se dividió inmediatamente entre los políticos que se regocijan de ver a la favorita imposibilitada de participar en la próxima elección presidencial, en 2027, y los que lo deploran. 

Por supuesto, ninguno se atrevió a decir de frente lo que piensa, pero todos proclamaron que apoyan el “Estado de derecho” o se pronunciaron contra “la tiranía de los jueces”.

Detrás de esa reacción ante une decisión histórica de 3 jueces independientes del poder político, pero muy bien conectados con la argumentación de la fiscalía, nadie osa abordar la cuestión subyacente del diferendo que existe entre Francia y la presidencia del Parlamento Europeo. 

Todos los hechos que se investigan son anteriores al año 2015. Pero, sin explicar ese diferendo, es imposible entender por qué se condena a los dirigentes del Reagrupamiento Nacional, que estaban convencidos de que no estaban violando la ley.

He aquí la explicación:

Al término de la Segunda Guerra Mundial, el primer ministro británico, Winston Churchill, elaboró un proyecto destinado a disminuir los diferendos europeos mediante la creación de instituciones comunes entre los Estados de Europa. 

En aquel momento todavía no se hablaba de una “Unión Europea” sino de algún tipo de instancia que debía permitir a los gobiernos europeos mantenerse en contacto permanente y negociar entre sí o de una organización que reuniría a parlamentarios de los Estados europeos para que debatiesen juntos. 

Finalmente, 10 Estados fusionaron los dos proyectos y crearon el Consejo de Europa, institución política que hoy reúne 46 Estados y tiene su sede en Estrasburgo.

En la práctica, el Consejo de Europa se concibió como la rama civil de la OTAN. Su sede se instaló en Estrasburgo porque, culturalmente, Estrasburgo es una ciudad franco-alemana.

Independientemente del Consejo de Europa surgió un proyecto, de carácter económico, con la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), que se convertiría después en la Comunidad Económica Europea y, posteriormente, pasaría a ser la actual Unión Europea. Naturalmente, la sede del Parlamento Europeo –institución de la Unión Europea– se estableció también en Estrasburgo, ciudad que ya albergaba la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa.

Sin embargo, debido a las rivalidades entre los Estados miembros, otras instituciones de la Unión Europea se instalaron en Bruselas (Bélgica) y en Luxemburgo (la secretaría general del Parlamento Europeo está en el edificio que lleva el nombre de Robert Schuman). 

Cada mes, los eurodiputados se trasladaban por una semana a Estrasburgo y volvían después a sus países. 

Como los eurodiputados no se eligen a título personal, sino que representan a sus partidos en una sola circunscripción nacional, el resto de su tiempo lo dedicaban a su partido político.

En 1993, el Parlamento Europeo se dota de un hemiciclo en Bruselas, el edificio Paul-Henri Spaak. Seis años después, las sesiones del Parlamento Europeo se distribuyen entre Bruselas y Estrasburgo. Dos veces al mes, una gigantesca caravana de camiones traslada las oficinas de todos los eurodiputados [son 720 eurodiputados] entre Bruselas y Estrasburgo y viceversa. 

Cada eurodiputado dispone de una oficina privada en Bruselas, así que el Parlamento Europeo (o Eurocámara) los invita a residir en Bruselas y a viajar a Estrasburgo únicamente para participar en las sesiones que se realizan allí. 

Los eurodiputados regresaban a sus países sólo para encontrarse con sus electores y para participar en las reuniones de sus partidos.

La administración de la Comunidad Económica Europea, residente sobre todo en Bruselas y tratando simultáneamente de diferenciarse del Consejo de Europa y de acercarse al Parlamento Europeo, hace todo lo posible para que este último cese sus idas y venidas mensuales entre Bruselas y Estrasburgo y se reúna permanentemente en Bruselas. Ese es también el deseo de la OTAN, que también tiene sus oficinas principales en Bruselas –más exactamente en Mons. 

La OTAN dicta las normas que la Comisión Europea propone al Parlamento Europeo, normas que este último aprueba. Pero, con el paso del tiempo, el Parlamento Europeo se hace más independiente y la OTAN necesita mantenerlo permanentemente bajo vigilancia para garantizar que los eurodiputados no rechacen alguna de sus normas.

Es ahí donde comienza el diferendo: los franceses rechazan abandonar Estrasburgo, para evitar que la influencia de los anglosajones se haga más evidente aún. La presidencia del Parlamento Europeo exige entonces que los eurodiputados se dediquen exclusivamente a sus actividades en Bruselas y que abandonen las actividades de sus partidos en sus países respectivos.

Desde entonces, no sólo el Reagrupamiento Nacional sino todos los partidos políticos franceses apegados a la independencia de su país mantienen un importante desacuerdo con la presidencia del Parlamento Europeo. 

Pero el tribunal francés que acaba de condenar a Marine Le Pen optó por el enfoque de la presidencia del Parlamento Europeo, mientras que el Reagrupamiento Nacional aseguraba no haber malversado ni un centavo de los fondos públicos y haber actuado de la misma manera que otros muchos partidos políticos.

Durante el juicio, Marine Le Pen se defendió haciendo valer el hecho que, en realidad, ella no había tenido otra opción que aplicar la antigua concepción del trabajo de los eurodiputados y no la nueva porque sus “colegas” del Parlamento Europeo se negaron a considerarla como miembro pleno de esa instancia –en virtud de la política del llamado “cordón sanitario”. 

Ya que los demás eurodiputados no la reconocían como tal, ella tenía que optar por mantener su espacio político en su país.

«Ese sistema de defensa constituye, para este Tribunal, una construcción teórica que ignora las normas del Parlamento Europeo, las leyes de la República y las decisiones judiciales emitidas en particular durante la presente investigación judicial, centrándose únicamente en sus propios principios», escriben los magistrados franceses.

Es importante que se sepa que no existen tales “normas” del Parlamento Europeo, el único texto de referencia es el Tratado de la Unión Europea, que sigue mencionando Estrasburgo –no Bruselas– como sede del Parlamento Europeo.

La posición de los eurodiputados franceses es por consiguiente la única plenamente justificada por los textos. En el fondo, los magistrados no se basaron en el derecho establecido en los textos europeos. 

Y, en lo concerniente a la favorita y la elección presidencial francesa, tampoco se justifica la aplicación inmediata de su inhabilitación, supuestamente para impedir que “reincida”, simplemente porque Marine Le Pen ya no es miembro del Parlamento Europeo.

Al condenar a Marine Le Pen, el tribunal no sólo la despoja de su derecho a participar como candidata en la próxima elección presidencial, también despoja a los políticos franceses del derecho a rechazar la sumisión del Parlamento Europeo a los dictados de la OTAN.


https://www.voltairenet.org/article222039.html

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