Hernán Cortes y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

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Cuba: Trump reiniciará su zarabanda donde la dejó

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**Un informe provisional del Subcomité de la Cámara de Representantes sobre el Síndrome de La Habana” acaba de reaparecer con el tema, y no es solo una investigación sobre misteriosos incidentes médicos; es la mecha encendida de una estrategia política renovada.

El diagnóstico es claro: adversarios extranjeros están implicados, y la comunidad de inteligencia estadounidense, según autor(es), obstaculizó deliberadamente la investigación.

Para la próxima administración Trump, la conclusión es un regalo.

Recordemos el contexto: Marcos Rubio, ex-jefe del Comité de Inteligencia –el mismo órgano señalado por la investigación como responsable de ocultar información— es un aliado clave de Trump y un férreo crítico de Cuba, ahora en punta para un cargo trascendental en el gabinete. 

La narrativa de un encubrimiento, sumada a las denuncias de un novelesco “Pacientes Cero”, pinta un escenario ideal para intensificar la presión sobre la isla.

Cuatro años. Eso es lo que Trump tuvo para reflexionar en las zarabandas políticas inconclusas (en el periodo anterior). Cuatro años para afilar sus tácticas.

Si en su primer mandato utilizó sanciones económicas y políticas, ahora, con un informe que cuestiona la integridad de las agencias de inteligencia, las líneas de presión serán más directas e interventoras.

 El “Síndrome de La Habana” se convierte, de tal modo, en un arma política, una herramienta para señalar a Cuba y a otros adversarios como culpables de ataques encubiertos contra funcionarios estadounidenses.

La respuesta de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional, calificando la investigación de “infundada”, no hace más que avivar el fuego. 

Es una negativa que refuerza el relato de encubrimiento, un encubrimiento que Trump seguramente explotará al máximo, más que anda uraño con los servicios.

El “Paciente Cero”, es un denunciante anónimo —al más rancio estilo Marvel— que asegura la impunidad de los adversarios, se convierte así en el nuevo héroe para la narrativa trumpista… y aquí entrará en el ruedo el componente mediático de la guerra que se nos aviene.

Este informe no es un final, es un comienzo.

El “Síndrome de La Habana”, lejos de ser un entuerto médico sin resolver, se reanuncia como el punto de partida de una campaña política agresiva, alimentada por la sospecha, la intriga, el motivo inconcluso de un encubrimiento, y hasta “la perreta con Cuba al no poder abrir sus campos de golf casi dos décadas atrás” y va apuntando directamente a aquellos que Trump considera enemigos.

La pasión política, de hecho, ha comenzado.

Corresponde la respuesta inteligente y comedida, simétrica y proporcional ante cada nuevo alboroto de histeria trumpista. 

Con lo que no cuenta el POTUS reciclado y sus asesores es que esta Isla bajo presión, amenaza o chantaje no entiende, se pone joroconda y su gente se une en cuadro apretado, para demostrarlo… le ponemos delante el número 66.

https://razonesdecuba.cu/comienza-la-pasion-trump-reiniciara-su-zarabanda-donde-la-dejo/

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