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Nicaragua: Víctor Manuel Urbina Sevilla (Víctor Cipriano, Juancito)

ÚLTIMAS PALABRAS DEL COMPAÑERO VICTOR URBINA "JUANCITO" EN EL OCASO DE SU VIDA. Q.D.E.P.

""Que bonito que mis hermanos de lucha del frente Sur y Frente Norte me vinieron a visitar, me siento alegre, gracias comandantes"", fueron las palabras de Juancito el Humilde Campesino"" Victor Urbina, esta imagen refleja el momento en que la delegación de hermanos de lucha, humanista y llenos de mística revolucionaria, se solidarizaron con ""Juancito"" y gestionaron el traslado de Sala a otra de Especialidades, honor y gloria eterna a nuestro héroe y leyenda del FSLN.

Si de una nota luctuosa, común y corriente, se tratara, poca atención llamaría el anuncio de la muerte de Víctor Manuel Urbina Sevilla, acaecida en la madrugada. Tal vez sería objeto de curiosidad saber que nació en Kuskawás, departamento de Matagalpa, el 10 de marzo de 1952.

Víctor Manuel se llamaba, aunque en la cédula aparecía como Víctor Cipriano.

 En realidad fueron sus nombres menos conocidos. Como bien me lo explicó él, los guerrilleros no tenían en todos los lugares el mismo seudónimo; había que cambiarlos de una comarca a otra

. Quien le puso “Juancito” fue el escritor de origen nicaragüense, Chuchú Martínez, en Panamá

Cuando estaba en el Frente Sur, Edén Pastora le comenzó a llamar “el humilde campesino”.

Vivía en Kuskawás con su familia, cuando a finales de 1970 llegaron los primeros guerrilleros, guiados por el campesino Jacinto Hernández, “Arnoldo”; le acompañaban Edgard Munguía Álvarez, “Ventura”; Filemón Rivera Quintero, “Macario”; Víctor Tirado López, “Ezequiel”; el jovencito Francisco Rivera Quintero, “Rubén”; Francisco Ramírez, “Eulalio”

La integración de la familia tuvo un alto costo. El régimen somocista asesinó a su padre Lázaro Urbina Orozco, a sus hermanos Pedro y Aquiles; a su sobrino Fabio Urbina Herrera.

La presencia guerrillera del FSLN se fue expandiendo en las montañas de Kuskawás, El Corozo, Los Chiles, Yaoska, Waslala, Las Vallas. También fue el inicio de la represión militar somocista, con su secuela de muertos, desaparecidos, mujeres violadas, tierra arrasada, ranchos quemados. 

A los 17 años, Víctor Manuel se integra para siempre a la guerrilla y se le conoce con diferentes seudónimos.

Supo del hambre, el frío y el cansancio. El constante peligro y el asedio de la guardia somocista. 

Participó en combates en diferentes sitios. Compartió con compañeros y compañeras que al triunfo revolucionario de 1979 se convirtieron en Comandantes de la Revolución y Comandantes Guerrilleros, en altos jefes militares del Ejército Popular Sandinista y del Ministerio del Interior; hasta un Presidente de la República: el comandante Daniel Ortega Saavedra, quien nunca lo desconoció.

A mediados de 1976, “Juancito” se encontraba en el campamento de Las Vallas, bajo la responsabilidad de Francisco Rivera Quintero, “Rubén” o “El Zorro”. Le comunicó que se encontrarían “con un señor de edad, y hay que cuidarlo”. Así conoció a Carlos Fonseca Amador, “Agatón”. Lo recuerda cuando instruyó a Claudia Chamorro, “Luisa”, para que le enseñara a leer y escribir.

Tenía presente a Carlos por su conducta fraterna, disciplinada, humilde, crítica y autocrítica. Cómo en medio de las limitaciones por sus problemas en la vista, nunca pidió privilegios. Sabía valorar al baquiano en la montaña. Decía Carlos, contaba Víctor Manuel, que era el más importante para guiarlos. Fue así que anduvo de baquiano de Carlos hasta un día antes que lo mataran, el 8 de noviembre de 1976. Él había sido enviado a una misión, en compañía de Inés Hernández, “Pedrito”.

“Juancito” viajó por diferentes países. Se incorporó al Frente Sur. Fue fundador del Ejército Popular Sandinista, alcanzó el grado de Mayor, pasó a retiro en 1990. 

Desde entonces sobrevivió con una modesta comideria, atendida por su familia; él mismo hacía frecuentemente de mesero. Cuántos comensales le conocieron, ignorando de quién se trataba.

 Fue siempre un compañero apreciado y respetado.

Ejemplo de militante sandinista, nunca se expresó con resentimientos, ni quejas, aun con la problemática de legalizar la casa donde vivía, en la que también funcionaba el pequeño restaurante. Fue uno de aquellos heroicos campesinos, de los que sobreviven, entre otros, Carlos Modesto Suárez, “Guandique”; hermano de Nelson, el legendario baquiano; Juan Ramón Ramos, “El Indio Emilio”; Estanislao García, también conocido como “El humilde campesino”; los Aguilar, no todos parientes: Sabino, Porfirio y Julio; Inés Hernández, “Pedrito”. Y campesinas como Victoria López Dávila, “Norita”.

Los últimos días de su vida, la vela y el funeral fueron una impresionante muestra de sentimientos alrededor del campesino originario de Kuskawás. 

En medio del duelo, “Juancito” se hubiera sentido contento, tal vez habría expresado algún comentario, con ese humor que le caracterizaba. 

Estuvo rodeado por los viejos compañeros del FSLN, ahora con más canas y libras, pero siempre fortalecidos en los principios del sandinismo histórico. Firmes, disciplinados, fraternos, leales, sin condicionar puestos ni prebendas, lejos del oportunismo, el servilismo y la adulación.

“Juancito” decía que el campesino se acostumbraba en el campo a la oscuridad, por eso se orientaba bien en la noche, lo que fue vital para la sobrevivencia de la guerrilla en la montaña. “Juancito, el humilde campesino”, murió en la madrugada, cuando es más oscura la noche. Sin duda no tuvo problemas para encontrar el camino a la eternidad, donde Carlos ya lo esperaba.

* Periodista-Historiador.

Víctor Manuel Urbina Sevilla nace el 10 de marzo del año 1952 en Kuskawás, Zelaya Central, en el seno de un núcleo campesino. Se integra al Frente Sandinista con su papá y varios miembros de su familia a finales de los años sesenta.

 Entonces tiene aproximadamente dieciocho años. Al integrarse a las unidades guerrilleras de principios de los setenta, realiza funciones de baqueano en las escuadras de Víctor Tirado y Carlos Agüero, en Kuskawás. Aprende a leer y escribir en la guerrilla.

Víctor Manuel formó parte del grupo de guerrilleros que compartió con Carlos Fonseca Amador su estadía en la montaña después que llega ahí en marzo del año 1976, procedente de Managua. 

Víctor se despide de Carlos el 6 de noviembre de 1976 –dos días antes de la caída en combate del máximo dirigente del Frente Sandinista de Liberación Nacional– para cumplir misiones que el mismo Carlos le encomendara.

Después de la caída de Carlos Fonseca Amador, Víctor sale de la montaña con Francisco Rivera “El Zorro” y se une a la Tendencia Tercerista del FSLN. 

Participa en la acciones de octubre de 1977, en el norte de Nicaragua y posteriormente en el Frente Sur. Con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, queda incorporado como soldado del Ejército Popular Sandinista, y a la fecha, sobrevive de un pequeño negocio familiar.

Carlos Fonseca ingresa al país en noviembre del año 1975, en momentos en que la represión de la Guardia se encontraba al rojo vivo. 

Ya se habían producido las expulsiones de Jaime Wheelock, Roberto Huembes y Luis Carrión, dando lugar a la primera fractura en las filas del FSLN, que posteriormente se conoce como Tendencia Proletaria.

Las diferencias que desde hacía años se venían arrastrando entre la conducción que operaba dentro del país y los dirigentes en el exterior, habían llegado al extremo de plantear que no se reconocía el mando de los que estaban afuera, en tanto no se hicieran presentes en el país.

Tal situación venía forzando la entrada de Carlos Fonseca al territorio nacional. 

A su ingreso, Carlos mantuvo comunicación especialmente con Pedro Aráuz, Tomás Borge y Carlos Agüero, quien tenía la representación de la montaña. Carlos Fonseca sabe de las diferencias entre distintos miembros de la Dirección Nacional y, de hecho, se alinea con el grupo que encabeza Pedro Aráuz y del que forman parte Tomás Borge Martínez, Carlos Agüero y Henry Ruiz, quien se mantiene alejado en la profundidad de la montaña. Es en este núcleo que se toman las decisiones de ese período y, por tanto, las de su ingreso a la montaña.

Carlos impartió una escuela a varios guerrilleros que se preparaban para incorporarse a la Brigada Pablo Úbeda, entre ellos William Ramírez, Roberto y Manuel Calderón, y en la que también son instructores Juan de Dios Muñoz, Carlos Agüero y Pedro Aráuz

Hugo Torres recuerda que estando en una casa de seguridad que quedaba detrás del Hospital Ocón, en la que estaban Charlotte Baltodano, Carlos Agüero, Rufo Marín, Leticia Herrera, Sabino Aguilar, Tomás Borge y otros, llegaron Pedro Arauz y Carlos Fonseca.

Carlos Fonseca pasó la Navidad y el año nuevo con Carlos Agüero, Claudia Chamorro, Pedro Aráuz y Luz Marina Acosta, mientras en esos días sube a la montaña un selecto grupo de combatientes, algunos de ellos ya con cierto fogueo en la vida clandestina.

A principios del año 1976, Somoza lanza una ofensiva brutal sobre la montaña que incluye la operación militar Águila VI, en la que participan militares de otros ejércitos centroamericanos, y oficiales norteamericanos funcionan como asesores.

 Después de bajar de la montaña, es capturado Roberto “Tito” Chamorro, quien brinda a los agentes de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN), detalles de lugares donde operan los grupos guerrilleros que hasta entonces se habían logrado asentar en la zona norte de Matagalpa. 

La represión a las bases campesinas de apoyo a la guerrilla y la persecución a los grupos guerrilleros, se va a recrudecer brutalmente en todo ese año 1976.

En marzo de 1976 inicia su ingreso a la montaña Carlos Fonseca, acompañado de Carlos Agüero, Claudia Chamorro, Rosa Argentina Ortiz y Juan de Dios Muñoz, entre otros.

En junio de 1976 se produjo una reunión en la que participan Humberto Ortega, Daniel Ortega, Germán Pomares, Leticia Herrera, Eduardo Contreras y Camilo Ortega, en la comunidad de El Coyolar, San Caralampio, faldas del Volcán Mombacho. 

Ahí deciden constituirse como grupo autónomo, dando lugar a la Tendencia Tercerista del FSLN.

Carlos avanza hacia el Iyas, buscando el punto donde supuestamente se produciría una reunión con todos los líderes del FSLN, tanto los de la montaña: Carlos Agüero, Víctor Tirado, Edgard “La Gata” Munguía, como los de la ciudad y los del exterior.

Muchas interrogantes surgieron respecto a la racionalidad de esta subida a la montaña de Carlos.

La mayoría considera que no era lógico que, para hacer una reunión, tuviera que subir hasta esa zona intrincada de la geografía nacional. Además de ser miope casi hasta la ceguera, Carlos era un hombre mayor que no estaba en condiciones físicas, pues aunque tenía toda la voluntad, estaba fuera de entrenamiento desde hacía mucho tiempo.

Carlos Agüero bajó en repetidas ocasiones a reuniones en la ciudad, lo hizo también Juan de Dios Muñoz en misiones de correo, también David Blanco buscando contactos. Víctor Tirado y Henry Ruiz ya habían estado en la reunión de Las Jagüitas en 1974, y luego éste último bajó en búsqueda de la unidad en 1978.

 Así que, de ser necesaria una reunión con los líderes de la montaña y la ciudad, más bien éstos pudieron bajar a cualquiera de las ciudades. Para esas fechas ya había

Lo cierto es que Carlos no escatimó ningún esfuerzo para tratar de limar las asperezas entre los protagonistas principales de la división del FSLN, y en su estancia en la ciudad escribió “Notas sobre algunos problemas de hoy”. Mientras en la propia montaña escribió “Notas sobre la montaña y algunos otros temas”. 

Algunas partes de su texto fueron reproducidas después de su muerte, aunque el conocimiento pleno de los escritos de Carlos no se hizo sino hasta después del triunfo de la Revolución Popular Sandinista.

Los detalles de los últimos momentos de Carlos Fonseca no se han establecido con absoluta claridad. 

En el libro de Sergio Ramírez, La marca del Zorro, hazañas de Francisco Rivera Quintero “El Zorro”, se explican los últimos movimientos que Carlos realiza en la montaña, de quien él se despidió horas antes de su muerte

. Pero en ese libro quedan planteadas también una serie de dudas sobre el tema, en particular sobre el interés real de los otros miembros de la Dirección Nacional, de realizar una reunión que Carlos Fonseca consideraba vital para el futuro del FSLN.

Los miembros de la Brigada Pablo Úbeda, René Vivas y David Blanco, son enfáticos en señalar que, orientados por Henry Ruiz, bajaron durante tres meses a un punto donde supuestamente llegaría Carlos, y nunca lo encontraron. 

En una de estas ocasiones, bajaron también Hugo Torres y Roberto Calderón1. Nueve de septiembre, nueve de octubre y nueve de noviembre eran las fechas supuestamente acordadas, pero no encontraron ninguna señal de que Carlos asistiera al punto.

Quisimos hablar con alguien que hubiese acompañado a Carlos Fonseca en los últimos días de su vida; no con la pretensión de que nos despejara estas dudas, pues no está en sus posibilidades, sino para saber de los últimos movimientos de quien es, sin lugar a dudas, el principal artífice de la organización del FSLN, de su lucha y de sus victorias.

No fue fácil esta conversación porque “Juancito” Víctor Manuel es parco. 

No es muy dado a los detalles, ni a la plática larga. Tuvimos que cucharearlo, ya que él tiende a reducir su relato a unas pocas palabras, y a hablar de varios años como si se tratara del mismo instante.

 Pero sin duda alguna, es claro que Víctor Manuel Urbina Sevilla mantiene vívidos recuerdos sobre Carlos Fonseca, sobre su sencillez y fraterna manera de relacionarse con sus compañeros. 

No puede olvidar el empeño de Carlos para que él aprendiera a leer, encargándole esta misión a Claudia Chamorro.


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