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Golfo de Fonseca: El Salvador desprecia mandato internacional


El día 27 del mes de octubre del año 2021, los gobiernos de Honduras y Nicaragua firmaron un tratado para ratificar, “con el mismo espíritu centroamericano con que suscribieron la declaración de Managua de 1960, del 11 de septiembre de 1992 y del 8 de octubre de 2007; con el mismo espíritu centroamericano que suscribieron la Declaración de Managua del 4 de octubre del 2007 que establece el Golfo de Fonseca como Zona de Paz, Desarrollo Sostenible y Seguridad”.


Igualmente, la Declaración Conjunta de la Reunión Trinacional sobre el Golfo de Fonseca del 25 de agosto de 2014, la Declaración Conjunta de los presidentes de la Repúblicas de El Salvador, Honduras y Nicaragua del 11 de abril de 2019, así como la Declaración del Sistema de Integración Centroamericano de avanzar en la integración de la región para constituirla en una Zona de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo.

El tratado fue ratificado por la Asamblea Nacional de Nicaragua y está pendiente su ratificación por parte del Congreso Nacional de Honduras. 

El ánimo de ambos gobiernos, cómo han dicho en el documento, inspirados en el espíritu de paz de Augusto César Sandino y de Francisco Morazán, está orientado para dar un paso al frente en la solución de la delimitación de las aguas del Golfo de Fonseca, cuya jurisdicción la concedió a los tres Estados ribereños la Corte Internacional de Justicia, que mandó también que la delimitación fuera asunto del entendimiento de los tres Estados.

El Salvador, a pesar de que el Fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre este asunto ya es cosa juzgada y no tiene vuelta atrás, ha mostrado, casi permanentemente, su desinterés en cumplir el mandato internacional y, por el contrario, ha sostenido demandas y reclamaciones que no tienen asidero legal en relación con la trinacionalidad del Golfo de Fonseca y la salida al Pacífico a que tiene derecho Honduras.

Lo más preocupante y grave es que el gobierno de El Salvador, durante la gestión de varios mandatarios, incluido el presidente Bukele, ha hecho uso de la fuerza y la agresión, en el último caso, enviando embarcaciones artilladas a adentrarse en las aguas cuya soberanía corresponde a Nicaragua, acompañadas estas incursiones ilegales con declaraciones que reclaman como suyas, para El Salvador, las aguas que Nicaragua sostiene que están dentro de sus fronteras. 

No quiere El Salvador entendimientos entre Honduras y Nicaragua, pero también rehúsa la solución del diferendo.

Nicaragua, con un espíritu centroamericanista y sabedor de que en la actualidad existen mecanismos que permiten la resolución de esos conflictos mediante la negociación y el sometimiento a los Tribunales internacionales, ha elevado una protesta enérgica y demanda que El Salvador se someta a esos procedimientos pacíficos para superar estas diferencias en la aplicación de lo dispuesto por la Corte Internacional de Justicia.

Honduras, como país, y su Estado se ha enfrentado casi permanentemente a esa hostilidad salvadoreña que en una ocasión reciente se tradujo en una invasión al territorio guaymurense con tremendo saldo de pérdida de vidas, de bienes e ingresos fiscales como consecuencia del cierre de las fronteras al comercio y a las personas entre Honduras y El Salvador.

En un comunicado de la Cancillería nicaragüense podemos leer lo siguiente: En ese Tratado se hizo un llamado “a la hermana República de El Salvador a continuar con los esfuerzos de mantener los espacios marítimos en el Golfo de Fonseca y en el Océano Pacífico, como zonas de paz, desarrollo sostenible y seguridad, así como ampliar los lazos de cooperación”, y así lo han venido reafirmando las autoridades de Nicaragua en varias ocasiones después de la firma de dicho instrumento.

Esta invasión de El Salvador en los espacios marítimos de Nicaragua, a menos de 30 millas de nuestra costa continental, no se debe a ninguna disputa territorial con Nicaragua en una zona que nunca antes ha reclamado, sino que es un gesto de rechazo a la invitación del Tratado para mantener esos espacios como Zonas de Paz.

Con estas acciones, lo que El Salvador verdaderamente pretende es ponerle fin violentamente al Tratado de Límites entre Nicaragua y Honduras. Nicaragua es respetuosa del Derecho Internacional y así lo ha demostrado históricamente acatando las resoluciones de la Corte Internacional de Justicia sobre varios asuntos, especialmente aquellos relativos a la definición de sus espacios limítrofes, tanto en el Mar Caribe como en el Océano Pacifico.

De tal forma, que las acciones tomadas por Nicaragua siempre son y han sido en territorio propio y en resguardo de su soberanía e integridad territorial. La Fuerza Naval del Ejército de Nicaragua se encuentra manejando la situación con firmeza y prudencia, y en fiel cumplimiento a las normas internacionales. Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional República de Nicaragua.

Ningún país centroamericano, mucho menos los países que limitan con el Golfo de Fonseca, a mi entender, está interesado en resolver sus asuntos entre vecinos mediante el uso de la fuerza.

 La guerra no traerá nada beneficioso a nuestros pueblos, hermanos tradicionales, a lo largo de la historia, partícipes en unidad de la gran gesta Morazánica que liberó a Centro América de la tiranía de los conservadores, logro que estamos obligados a restablecer.

El camino es la negociación en paz, la cooperación mutuamente ventajosa para enfrentar los grandes problemas que nuestros países han heredado de un pasado truculento en donde los pueblos fueron víctimas y no protagonistas.

Víctor Manuel Ramos | Ideario Popular

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