¿Desean los Chamorro, a través de sus empresas mediáticas, informar a la opinión pública sobre cómo ocurrieron los hechos, sin malicia alguna, sin mala intención, sin manipulación y ateniéndose única y exclusivamente a los hechos...?
Ya había un "traido", a como decimos los nicas, entre Maynor Fernando Valenzuela y su hermano Lester con el autor del disparo Juan Pablo Ortiz González, todo por causa de los tranques de la muerte en Matagalpa, en los cuales participaron de forma activa los primeros, amenazando constantemente en días posteriores a la familia del tercero, tras salir de la cárcel, en donde guardaron prisión por posesión ilegal de arma de fuego.
Al caer la tarde del domingo 29 de septiembre, los Valenzuela y la ahora occisa Ariana Enid Martínez se encontraron con Juan Pablo en la barrera de toros y discutieron por sus diferencias de un año de data.
En ese momento las cosas no pasaron a más, pero a las once de la noche, cuando el licor se había apoderado de todos ellos, volvieron a toparse en las cercanías de la gasolinera Gas Central ubicada en el barrio El Progreso, en donde continuaron discutiendo fuertemente, pero esta vez, armados.
Al momento en que la discusión se tornó más caliente, Ariana Enid, quien también participó a favor de su marido Maynor Fernando en el altercado, se interpuso en el justo instante que Juan Pablo disparaba el arma que portaba.
La mujer recibió el disparo que estaba destinado para su marido y falleció, en tanto el autor se entregó horas después a las autoridades policiales.
¿Qué la víctima fue asesinada en medio de la represión orteguista?
Tirso Ramón Mendóza Morazán |
No veo cómo, aún cuando los hechos tengan cierto ribete político: además de las constantes amenazas que efectuaron los hermanos Valenzuela contra la familia de Ortíz González, ellos, principalmente Lester, fueron señalados en el secuestro, tortura y asesinato del pintor de 42 años Tirso Ramón Mendóza Morazán, hecho ocurrido el sábado 7 de julio en la vandalizada y saqueada clínica de la policía ubicada frente al estadio municipal, en donde dejaron abandonado el cadáver de la víctima.
Resulta irónico, pero las mismas fotos tomadas a Tirso cuando era conducido con vida por sus secuestradores y asesinos, y las que le tomaron cuando ya le habían dado muerte, sirvieron posteriormente a la embajadora yanki ante la OEA para responsabilizar de ese crimen a los sandinistas, aún cuando entre los matagalpinos estaba claro que los autores del crimen fueron los vándalos tranqueros.