VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

Nicaragua: Francisco de Asís Guerrero Gutiérrez, “Pikin Guerrero”

Cuando murió, el 7 de junio de 1979, "Piquín" Guerrero tenía 27 años.

Sus padres eran Enrique Guerrero y Auxiliadora Gutiérrez.

Eran familias de raíces conservadoras que habían luchado contra el somocismo.

Un hermano de su madre de nombre José Antonio Gutiérrez, fue el único de los rebeldes que murió en la invasión de Olama y Mollejones en 1959.

Otro tío, Francisco Gutiérrez Medina, fue colaborador del FSLN, y ahí vivió Mauricio Duarte.

El hijo de Francisco, del mismo nombre, decidió integrarse como combatiente y cayó en los ataques del Frente Sur a Rivas el 2 de febrero de 1978.

"Piquín" estudió y se bachilleró en el Colegio Pedagógico de Diriamba.

Era el mayor de doce hermanos, dos de ellos, Enrique y Salvador, también participaron en la insurrección.

Por un buen tiempo, el primero fue escolta de Oswaldo Lacayo.

Se incorporó a la lucha desde los movimientos cristianos y trabajó especialmente con los obreros agrícolas de Occidente.

Desde el Centro de Estudios y Promoción Agraria (CEPA), de los jesuitas, impulsó la organización campesina y las luchas por sus reivindicaciones.

Andaba en un jipito verde Daihatsu que se lo había dado no sé quién.

Casi al final de La Concha había una cantina de un famoso Chevón, donde había prostitutas y vendían guaro.

"Piquín" acababa de pasar en su jeep hacia la finca de mi hermana, que queda como a un kilómetro de ahí, cuando llegó una patrulla de la Guardia a tomar guaro a esa cantina. Cuando ya se habían tomado una media de Santa Cecilia, este Chevón les dijo: "Ahí anda la persona que ustedes andan buscando, acaba de pasar ahorita".

Los guardias llegaron y le preguntaron si él se llamaba "Piquín" Guerrero y él dijo que sí, y ahí nomás lo bañaron con una M-16, la ráfaga le trozó las canillas, pero seguía vivo.

Así lo echaron como un cerdo en un jeep y se lo llevaron, y en un lugar que le dicen La Pila, antes de llegar a San Marcos, le metieron una vara de bambú en el corazón, y ahí lo dejaron tirado en una quebrada.

Sus restos o lo que lograron desenterrar después del crimen, reposan en el cementerio municipal de Diriamba, desde el 19 de julio de 1979, que fue cuando la familia pudo finalmente recuperar su cuerpo

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