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Análisis de las elecciones ‎al Parlamento Europeo


Después de las elecciones, cada partido interpreta los resultados como más ‎le conviene. Las interpretaciones objetivas siempre incomodan a uno u otro de los ‎contendientes. Pero las cifras son indiscutibles.‎

El resultado de las elecciones al Parlamento Europeo no tiene nada que ver con ‎lo previsto. Este análisis se basa en los resultados preliminares dados a conocer el lunes 27 de ‎mayo a la 10 horas TU. ‎

‎1- Participación en alza, en relación con la elección europea anterior, en 2014, de un 43% al ‎‎51%‎

Aunque varios países realizaron otras elecciones el mismo día, eso no basta para explicar el alza ‎en la participación. Hay varias interpretaciones posibles pero lo único seguro es que los electores ‎consideran que la Unión –no el Parlamento Europeo– es más importante ahora que en el ‎pasado. ‎

‎2- Los partidos que participaron en la primera guerra fría encabezan el Parlamento Europeo pero en Francia y ‎Reino Unido los electores los rechazan fuertemente y prefieren a los liberales‎

La situación de estos dos países es muy diferente. 

Francia ya había iniciado su mutación al eliminar ‎la derecha y la izquierda de la primera guerra fría en la segunda vuelta de la elección presidencial ‎de 2017. 

Ahora acaba de confirmar el fin del partido Los Republicanos (sólo 8% de los sufragios) ‎y del Partido Socialista (6%). 

El Reino Unido responde a una lógica diferente pero sus electores llegan a la misma conclusión. ‎Ese país, cuya cultura jurídica es totalmente diferente a la que cultiva la Unión Europea y modeló ‎la cultura jurídica de Estados Unidos, ya había decidido –durante la era Obama y de acuerdo con ‎él– salir de la Unión Europea para integrarse al Tratado de Libre Comercio de América del Norte ‎‎(TLCAN [1]) [2]. 

Pero para cuando los electores británicos votaron el ‎Brexit, Estados Unidos ya iniciaba, con Donald Trump como presidente, su giro de una política ‎imperialista a una política jacksoniana. 

Al verse abandonada por la nueva administración ‎estadounidense, la clase dirigente británica ya no logró encontrar nuevos socios y bloqueó ‎el Brexit. 

Ahora, los laboristas obtienen sólo un 14% de los votos en la elección europea y ‎los conservadores un magro 8% mientras que los partidarios del Brexit disponen de un abrumador ‎‎31%.

Esa masacre electoral beneficia a la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ADLE), ‎representada en Francia por La República en Marcha (22%) y en Reino Unido por los ‎Liberal Demócratas o Lib Dems (18%). 

Aunque la derecha (PPE con 178 escaños europeos) y la izquierda (S&D, 149 escaños) siguen ‎siendo los colores predominantes en el Parlamento Europeo, ya les pisan los talones ‎los liberales (ADLE, 111 escaños).

Habida cuenta de los precedentes históricos, es de esperar que ‎lo sucedido en Francia y Reino Unido sea el preludio de un proceso similar a escala europea y que ‎en la próxima elección el PPE y los S&D acaben por desaparecer para dar paso a los liberales. ‎

‎3- Débil aumento de la tendencia identitaria‎

El italiano Matteo Salvini esperaba fundar una alianza de los partidos que se oponen al sistema. 

‎Pero sólo ha podido reagrupar los partidos identitarios alrededor del rechazo común al modelo ‎anglosajón de «sociedad multicultural» –o sea el rechazo a una sociedad divida donde, en vez ‎de tener las mismas referencias nacionales, cada comunidad cultural tiene sus propios códigos y ‎sistemas de referencias. 

La reafirmación del modelo europeo de sociedad contra el modelo anglosajón se convertirá en ‎algo perfectamente compatible con las instituciones de la Unión Europea si el Reino Unido ‎concreta el Brexit. 

De hecho, es de manera totalmente errónea que se presenta a la coalición de ‎Salvini como «euroescéptica» o «de extrema derecha». 

En definitiva, el grupo Europa de las Naciones y las Libertades (ENL) progresa sólo en un 16%, ‎pasando de 50 a 58 escaños de los 751 que cuenta el Parlamento Europeo. ‎

‎4- Fracaso de la noción de soberanía europea‎

Toda denuncia del control anglosajón que se ejerce sobre la Unión Europea –control estipulado ‎incluso en los textos de los tratados europeos– y toda defensa de la naturaleza europea de la ‎cultura rusa fueron mantenidas fuera del campo mediático. 

No vale la pena entrar a mencionar aquí el argumento sobre «Unión Europea que nos hace ‎fuertes» frente al poderío de China, Rusia y Estados Unidos –todos saben que es sólo un ‎argumento de tribuna. 

Los electores europeos han entendido que hay una nueva guerra fría ‎en preparación pero consideran que la OTAN fue el mejor aliado durante la primera guerra fría y ‎que ahora deben posicionarse junto a ese bloque militar para la que está por venir. ‎

Sin embargo, la ausencia de debate público sobre ese tema es un síntoma de malestar, de que ‎existe un sentimiento de culpabilidad, como si los europeos pensaran que optar por ese ‎alineamiento es tanto una forma de prudencia como una muestra de cobardía. ‎

‎5- En Alemania y en Francia, se suplantan los temas políticos por los objetivos de la ‎‎«sociedad civil»

La expresión anglosajona «sociedad civil» designa una serie de asociaciones que supuestamente ‎no tienen que ver con la política sino que defienden otras causas. 

En ese caso se hallan las ‎cuestiones del medioambiente, que son a menudo de naturaleza transnacional, pero que siempre ‎tienen que ver con temas políticos. 

Por ejemplo, aunque se lograra eliminar todos los ‎automóviles y camiones de la Unión Europea, la disminución de las emisiones de CO₂ sería ínfima ‎en relación con la cantidad de esas emisiones que producen los barcos y aviones necesarios para ‎mantener el sistema de globalización económica. 

Otro ejemplo: aunque se lograse –no en la ‎Unión Europea sino en el mundo entero– proteger todas las especies en vías de desaparición, ‎ese logro no preservaría la biodiversidad destruida por las guerras. 

Por cierto, en caso ‎de guerra ¿quién pensaría en garantizar el respeto de todas las reglamentaciones sobre el ‎medioambiente? 

El progreso de Los Verdes en Alemania (20%) y en Francia (13%) es por consiguiente la ‎expresión de una forma de impotencia de los electores en el plano político. 

El razonamiento es el ‎siguiente: ya que no podemos hacer nada contra el imperialismo y la globalización económica, ‎tratemos de ser útiles de otra manera. ‎

Mientras tanto, siguen moviéndose las fuerzas para la nueva guerra fría. ‎

[1] También conocido por sus siglas en inglés (NAFTA) y en francés (ALENA). Nota de la ‎‎Red Voltaire.

[2] The Impact on the U.S. Economy of Including the United Kingdom in a ‎Free Trade Arrangement With the United States, Canada, and Mexico, United States ‎International Trade Commission, 2000.

https://www.voltairenet.org/article206597.html

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