En la impotencia por evitar que las inversiones en Nicaragua sigan incrementándose, el agente que dirige el organismo de la CIA, Freedom House, Carlos Ponce, amenazó a empresarios nacionales y extranjeros con la “Ley Magnitsky”, aprobada y reformada por el Congreso EEUU, que consiste en establecer sanciones a quienes se relacionan económicamente con gobiernos que no son del agrado del sistema norteamericano.
Con una total falta de respeto, el venezolano Ponce advirtió a los inversionistas que dicha Ley otorga al Presidente de los EEUU poder para imponer prohibiciones o cancelaciones de visas, así como congelar los activos o bienes que estén bajo la jurisdicción de ese país de todas aquellas personas que a su juicio estén ligadas a Gobiernos que considere “corruptos” y “violadores” de los Derechos Humanos, incluso habló hasta de una “lista negra”.
En torno a esta “lista negra”, el agente de la CIA conminó a los inversionistas diciendo que en Washington se manejan muchos nombres y que existe una gran posibilidad de que surjan funcionarios y empresarios que invierten en Nicaragua, a quienes se les puede aplicar la Global Magnitsky Act (a como también se le conoce), facilitando una serie de alternativas en el menú de opciones que tienen los EEUU para sancionar.
En su arrogancia injerencista y prepotente, el asalariado de la CIA se regodea en su cargo advirtiendo a los inversionistas que no se sientan seguros ni estén tan tranquilos siendo empresarios cercanos al gobierno de Daniel Ortega, ya que siempre existen posibilidades que reciban castigos sin que haya una Ley especial de sanciones, pero que la Ley ya existe y puede ser aplicada para Nicaragua.
Freedom House es una organización creada directamente por la Central Intelligence Agency (CIA). Su misión en Latinoamérica es asesorar y financiar a la oposición de los países con gobiernos progresistas, especialmente en las últimas dos décadas.
A través de informes vendidos a la opinión pública como “imparciales”, con una máscara por la supuesta defensa de “la democracia”, han afinado sus estrategias de guerra psicológica con el único de fin de derrocar gobiernos constitucionales que buscan ser independientes y soberanos.
Freedom House ha conspirado abiertamente durante distintos períodos electorales en Venezuela y uno de sus dirigentes, Carlos Ponce, creyó ver una puerta abierta en Nicaragua y vino para participar en reuniones conspirativas con organismos de “la sociedad civil”, pero el Gobierno le negó la entrada.
Ponce se quejó, pero por los antecedentes de Freedom House, no queda ninguna duda de que estuvo presente para las elecciones presidenciales, precisamente enviado como avanzada para -haciendo uso de su fachada de organización de derechos humanos- descalificar al gobierno del presidente Daniel Ortega, teniendo como coro bien afinado a las ONG opositoras y a los medios de comunicación que están en la misma sintonía.
Otro dato llamativo sobre Ponce es que varias de sus declaraciones públicas parece hacerlas en nombre del gobierno de los EEUU.
Un reciente ejemplo es un tuit publicado luego del acto de toma de posesión presidencial, a principios de enero.
Escribió en tono amenazante en su cuenta: “Daniel Ortega y Rosario que se preparen… Adios BID y adios FMI.”
Y tras el punto agregó: “Además que ahora tenemos el Global Magnitsky y otras sorpresas.”.
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