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Madaya, nueva manipulación mediática contra Siria


Se mantiene la guerra mediática contra Siria. En esta imagen, unos 40 miembros de Yech al-Islam (Ejército del Islam) acusan al presidente democráticamente electo de Siria, Bachar al-Assad, y la resistencia libanesa de tratar de imponer una hambruna a 40 000 sirios en Madaya.

Mientras el Hezbollah mantiene cercada la localidad de Madaya, autorizando la circulación de los civiles pero impidiendo la salida de 600 terroristas de al-Qaeda y de Ahrar al-Cham, Arabia Saudita y Qatar han iniciado una campaña mediática contra el asedio de la ciudad. 

Según la organización Médicos del Mundo, 23 personas han muerto allí de hambre. 

Pero según la población, en Madaya está sucediendo lo mismo que en Yarmuk: los yihadistas se apoderan de la ayuda humanitaria y la revenden a precios exorbitantes. 

El gobierno sirio condicionó el envío de nuevos convoyes de ayuda humanitaria al acceso a Fouaa y Kefraya, otras dos localidades bajo asedio de los yihadistas. 

Finalmente se alcanzó un acuerdo que permite el acceso de la ONU a las tres ciudades. El canal de televisión al-Manar cubrió los hechos en vivo, haciendo así imposible la continuación de la intoxicación mediática. 

Al ser interrogados por al-Manar, los habitantes precisaron que habían exigido que la ayuda les fuese entregada directamente. 

André Chamy pasa revista a este nuevo episodio de la guerra mediática, con la que se trata de hacer creer al mundo que el Hezbollah y la República Árabe Siria matan de hambre a los civiles.

El comienzo

Siria ha sido y sigue siendo blanco de una guerra mediática de gran envergadura en la que se recurre continuamente a las mentiras más sucias, dignas de un moderno Goebbels.

Una de ellas es el inicio de la llamada «primavera siria» que, como por casualidad, se iniciaba precisamente los viernes, después de la plegaria musulmana del mediodía, sin que nada hiciese presagiar agitación alguna antes de ese momento en ninguna ciudad.

Los medios de prensa encargados de divulgar ese tipo de información siempre estaban presentes para captar imágenes y entrevistar manifestantes que expresaban a gritos su cólera contra el gobierno, el ejército, los servicios de seguridad, y también contra los alauitas, los drusos, los perros cristianos y, ¡por supuesto! contra la familia Assad.

Las imágenes se filmaban o se seleccionaban de manera tal que el público tuviese la impresión de estar viendo una masa importante de la población que quería cambiarlo todo. Pero la realidad era diferente. Los videos eran enviados al extranjero, donde era manipulados antes de ser lanzados al circuito mundial de difusión, a través de internet y la televisión.

Ya antes de que tuviese lugar la primera manifestación en Siria, un millar de teléfonos satelitales habían sido introducidos en el país y distribuidos a personas entrenadas para utilizarlos, todo eso gracias a un presupuesto de un millón de dólares como mínimo, lo cual no estaba ni remotamente al alcance de un puñado de jóvenes ciberactivistas mal organizados.

Los videos sobre Siria se transmitían desde el primer momento bajo el logo Cham (apelación histórica de Siria), diseñado expresamente. Los ciberactivistas coordinaban el conjunto de ese trabajo. Al ser interrogados sobre el origen de los fondos, estos ciberactivistas responden siempre lo mismo: un hombre de negocios residente en el extranjero que desea mantenerse en el anonimato por razones de seguridad [1].

Todo aquello estaba concebido para desencadenar la ofensiva mediática a partir de los canales de televisión de las monarquías del Golfo, principalmente desde los famosos canales Al-Jazeera, de Qatar, y Al-Arabiya, de Arabia Saudita, con el apoyo de un canal menos conocido identificado como Barada [2], con sede en Londres. Este último canal de televisión no escondía sus vínculos con el Movimiento por la Justicia y el Desarrollo, una red de opositores sirios, que durante los 5 años anteriores al inicio de los incidentes en Siria había recibido como mínimo 6 millones de dólares del Departamento de Estado estadounidense.

Según el Washington Post, que cita comunicaciones diplomáticas reveladas por Wikileaks, el financiamiento a los opositores sirios comenzó en 2005. Ese financiamiento se mantuvo bajo la administración Obama [3].

Las imágenes y entrevistas fabricadas por esos canales se transmitían en el momento oportuno a través de los canales informativos e internet hacía el resto para difundir aquella masa de informaciones sin verificación ni análisis.

Es importante recordar que se trata del mismomodus operandi ya utilizado con cierto éxito durante lo que se ha dado en llamar las «revoluciones de colores», después de la caída del muro de Berlín. Todas esas “revoluciones” se basaron supuestamente en la movilización de jóvenes activistas locales prooccidentales. Numerosos artículos y una extraordinaria investigación de Camille Gangloff [4], adaptada a la televisión por Manon Loizeau y Milos Krivokapic [5] describen con lujo de detalles el modus operandi de esas revueltas y muestran que fueron orquestadas por Estados Unidos.

Los mismos métodos fueron utilizados en Egipto, lo cual también ha sido confirmado gracias a los cables divulgados por Wikileaks, principalmente en los titulados «Pedido de asistencia al Departamento [de Estado] para restaurar el acceso de los blogueros egipcios a YouTube» [6] y «Militantes, blogueros arrestados durante un intento de visita a Naga Hamadi» [7], que demuestran la implicación de la embajada de Estados Unidos en El Cairo. La misma forma de actuar pudo verse de parte de Robert Ford, el embajador de Estados Unidos en Siria, al principio de la crisis siria.

Esta operación de manipulación designada como «Freedom of Internet» (la libertad de Internet) consistía en proseguir y fortalecer la difusión de software capaz de permitir a los opositores la encriptación de sus mensajes y de burlar los sistemas de censura [8].

Esta difusión continuaba naturalmente a través de las diversas ONGs financiadas por Washington, permitiendo así a los jóvenes intelectuales del Cercano y del Medio Oriente la realización de reuniones virtuales, así como debatir, criticar y finalmente reunirse a pesar de las contramedidas desplegadas por el gobierno [9].

De forma paralela se procedía a una operación de intoxicación para inundar los fórums de mensajes de falsos rebeldes, totalmente inventados en las oficinas de la NSA [10] para dar respaldo moral a los opositores reales, haciéndoles creer que eran parte de un gran movimiento, de una verdadera ola de protestas capaz de acabar con el régimen.

La segunda fase «A Way to reality » (un camino hacia la realidad) debía crear precisamente las herramientas necesarias para convertir en verdaderas manifestaciones lo que en realidad era un simple malestar expresado en algunos fórums. Era este el aspecto más delicado de toda la «Operación Dominó» ya que, al no disponer de un verdadero despertar espontáneo de poblaciones supuestamente sometidas, eran necesarios elementos provenientes del exterior, para crear la chispa capaz de provocar la «revolución».

O sea, había que desplegar «stringers» (agentes de la CIA que no son oficialmente miembros de la agencia, y que a veces ni siquiera tienen la nacionalidad estadounidense, encargados de infiltrarse en los medios hostiles al gobierno local) previamente entrenados en actividades de agitación urbana, incluso en cómo arengar a las multitudes [11].

Además, para mantener el carácter eminentemente secreto de toda la operación, era indispensable utilizar únicamente personas con la nacionalidad del país atacado, lo cual implicaba el reclutamiento previo, en Estados Unidos, de refugiados de los diferentes países blancos de la «Operación Dominó» para entrenarlos y prepararlos antes de reenviarlos discretamente a sus países de origen, donde cumplirían su delicada misión. Durante la fase preparatoria había que evitar el reclutamiento de disidentes demasiado conocidos, que serían rápidamente arrestados en cuanto regresaran a su país.

Por supuesto, al ser estos «stringers» quienes asumían los mayores riesgos, había que prever un presupuesto lo suficientemente cuantioso como para decidirlos a ignorar sus propios temores.

La última parte, y la más fácil, designada simplemente como «The Recolt» (la cosecha), consistía en mantener el entusiasmo popular después del inicio de la revuelta y, de ser necesario, entregar armas a los manifestantes, iniciando a la vez una nueva campaña de desinformación contra el régimen local para acentuar la cólera de las multitudes y provocar una reacción de rechazo de parte de la comunidad internacional.

Manipulación sin límites

Esta operación bien concebida, y ya aplicada anteriormente en otras latitudes, impuso a los sirios las peores formas de manipulación. Primeramente, hubo escenas donde los soldados sirios supuestamente disparaban contra manifestantes pacíficos y desarmados, imagen vendida principalmente por el entonces embajador estadounidense en Damasco, Robert Ford. Posteriormente se difundieron imágenes de hombres armados que cometían atrocidades contra los soldados sirios, imágenes finalmente legitimadas bajo el pretexto de que el pueblo se vengaba así de sus verdugos.

Cada asesinato cometido contra las autoridades sirias o contra sus defensores se justificaba de alguna manera. Los coches-bomba que estallaban, fundamentalmente en los barrios cristianos o frente a los edificios gubernamentales, al principio eran atribuidos al «régimen». Todas las explicaciones, hasta las más absurdas, recibían el aval de las redacciones de los diferentes medios de prensa. ¿Para qué tratar de entender si ya todo estaba decidido? El presidente sirio tenía que irse.

Todos los días se daba un nuevo plazo para su caída, y esos plazos iban desde algunas semanas hasta unos pocos meses como máximo.

Para emplear una expresión familiar, «¡mientras más increíble, más fácilmente se lo tragan!»

Desde las fosas comunes descubiertas y atribuidas a los servicios de seguridad hasta el uso de armas químicas por el ejército sirio, todo sirve cuando se trata de desacreditar al presidente Assad y las instituciones sirias, aunque hoy se sabe que fueron principalmente los servicios de inteligencia de Turquía los que propiciaron el uso de esas armas [12].

Nada detiene esa propaganda. Y como si eso no fuera suficiente, desde hace varios días los mismos medios se han apoderado del caso de los habitantes de la localidad siria de Madaya, cerca de la frontera libanesa, que supuestamente están muriendo de hambre…

¿Qué ha sucedido en realidad? Estaban apareciendo noticias sobre el uso en Yemen, por parte de Arabia Saudita, de bombas de fragmentación prohibidas por las convenciones internacionales. Esas noticias coincidieron con continuos reportes sobre la ejecución, también en Arabia Saudita, del jeque al-Nimr, líder de la oposición a la dinastía de los Saud, así que había que desviar la atención de esas informaciones reveladoras de la verdadera naturaleza del régimen saudita, era urgente encontrar algo impactante.

El reino wahabita movilizó inmediatamente su canal de televisión, Al-Arabiya, que se comunicó telefónicamente con habitantes de Madaya, aunque el Emirato Islámico y el Frente al-Nusra mantienen bajo asedio otras localidades sirias, como Fouaa, Kefraya, Nubble y Zohra…

Y súbitamente comenzó a hablarse de hambruna, a pesar de que los habitantes de Madaya nunca hablaron de tal cosa a los equipos de la ONU presentes en la región, que constantemente negocian acuerdos para lograr el acceso de camiones con alimentos y otros productos a todas las localidades, tanto a las que están rodeadas por el ejército sirio como a las que se encuentran bajo el asedio de las bandas armadas.

Por cierto, la localidad de Madaya había recibido de la ONU, en octubre de 2015, 35 camiones cargados con ayuda de todo tipo. Pero resultó que los yihadistas que controlan la localidad se apoderaron de la mayoría de esa ayuda para venderla a la población local a precios exorbitantes. Aquella ayuda había sido entregada a Madaya al mismo tiempo que a otras localidades cercadas por el Emirato Islámico, en el marco de un acuerdo negociado por la ONU.

¡Había que provocar un escándalo! Las televisiones encargadas de iniciar la manipulación comenzaron a transmitir imágenes... imágenes que han sido analizadas detalladamente.

Al-Jazeera transmitió estas imágenes de una niña, supuestamente al borde de la muerte después de haber perdido la mayor parte de su peso corporal, según un artículo del 5 de enero de 2016.


Esta foto proviene de un artículo de un trabajo divulgado por Al-Jazeera, donde se habla de la hambruna en Madaya.

Pero un año antes, el canal Al-Arabiya afirmaba que la niña de la foto era una niña siria que vivía en Jordania, en el campo de refugiados de Zaatari, donde vendía goma de mascar para ganarse la vida (artículo publicado en enero de 2014).

Otro artículo, publicado en el diario electrónico jordano Al-Dostour afirmaba en aquella misma fecha que la niña de la foto era palestina y que vivía en el campamento palestino de Yarmuk, cerca de Damasco… antes de descubrir finalmente que esa linda carita es la de una pequeña libanesa residente en el sur del Líbano, ¡y que no tiene nada que ver con los rostros esqueléticos que lo acompañaban en internet!


Otra foto ampliamente difundida por Al-Jazeera, en la que puede verse un hombre esquelético tirado en la calle, igualmente presentado como un habitante de Madaya, también ha sido ampliamente retomada por los medios de prensa del “pensamiento correcto”.

Pero ha resultado que en realidad se trata de la foto de un toxicómano. 

Esta foto proviene en realidad del sitio web estadounidense The Worldrace.


En cuanto a la septuagenaria acostada, la foto no fue tomada en Siria y la persona tampoco es siria. 

En realidad se trata de una paciente víctima de una grave enfermedad y sus fotos aparecieron originalmente en Mailone.

Estas otras fotos ya estaban circulando a través de Twitterantes de que comenzara el asedio de Madaya:


Las fotografías aquí reproducidas, al igual que decenas de otras fotos, demuestran que no ha terminado la guerra de imágenes. 

Esos mismos medios de prensa no han vacilado en deformar incluso las declaraciones del representante de la Cruz Roja en Siria, quien indicó claramente que no podía confirmar la veracidad de las informaciones divulgadas a través de las redes sociales y por los grandes medios de prensa. 

Y hoy confirma que no ha podido verificar tales afirmaciones.

Precisa además que está en la obligación de tomar en serio toda información que mencione el sufrimiento del pueblo sirio, ya sea en Madaya, en Fouaa o en Kefraya [13]. Y expresa también su preocupación por la suerte de estos dos últimas ciudades, asediadas por los yihadistas, donde la población carece de alimentos y medicinas.

Sin embargo, los grandes medios de prensa afirmaron que este funcionario de la Cruz Roja confirmaba los reportes que ellos habían difundido anteriormente.

Esta campaña muestra que nos hallamos ante una verdadera manipulación mediática, acompañada de una exhortación al odio y a la venganza contra los chiitas y contra la familia Assad.

¿Cuándo tendremos que enfrentarnos a la próxima campaña de desinformación?

Pero, sobre todo, ¿cuándo veremos un despertar de los medios de prensa occidentales, que incluso tienen el descaro de decirnos que «algunas de las imágenes que circulan en internet y presentadas en diferentes medios como fotos tomadas en Madaya provienen efectivamente de dramas anteriores. 

Se puede decir, por consiguiente, que una pequeña parte de las fotos han sido presentadas erróneamente como ilustrativas de la hambruna en Madaya» [14].



[1] Le courrier de l’Atlas, septiembre de 2011. p.44

[2] Barada es el nombre del río que atraviesa Damasco, la capital siria.

[3] Sobre el financiamiento proveniente de la CIA, ver “U.S. secretly backed Syrian opposition groups, cables released by WikiLeaks show”,The Washington Post, Craig Whitlock, 17 de abril de 2011. Ver también los cables revelados por Wikileaks “Announcement to fund opposition harshly critiziced by anti-regime elements, others” (21 de febrero de 2006), “Behavior reform: next steps for a Human Rights strategy” (28 de abril de 2009), “Murky alliances: Muslim Brotherhood, the Movement for Justice and Democracy, and the Damascus Declaration” (8 de julio de 2009), “Show us the money! SARG suspects "illegal" USG funding” (23 de septiembre de 2009).


[5] Comment la C.I.A. prépare les révolutions colorées transmitida por Canal+ bajo el título Les États-Unis à la conquête de l’Est (En español, “Estados Unidos a la conquista del Este”), por Manon Loiseau y Milos Krivokapic, 51 minutos y 37 segundos, 2005.



[8] En un artículo sobre la oposición siria, el semanario francés Le Nouvel Observateur cita a uno de ellos: «No nos envía teléfonos satelitales Thuraya, demasiado fáciles de interceptar, y prefiere los Iridium, más caros pero mucho más seguros. Para subir los videos a YouTube, aconseja a sus contactos el uso de un software de seguridad: YouSendt. Con ese programa informático no quedan huellas en tu ordenador. Si te arrestan, los Mukhabarat (en árabe, “los servicios de inteligencia”) no hallarán nada.». «Syrie: les vidéos de la liberté» [En español, “Siria: los videos de la libertad], Vincent Jauvert, Le Nouvel Observateur, 18 de mayo de 2011.

[9] Todo esto es parte de una forma de acción elaborada según la «Teoría de los dominós», estrategia de Estados Unidos enunciada en el siglo XX y según la cual la caída ideológica de un país favorable al comunismo provocaría un cambio similar en los países vecinos, como la caída de una ficha de dominó provoca la caída de la ficha siguiente. Varias administraciones estadounidenses invocaron esa teoría para justificar sus intervenciones en diferentes regiones del mundo. La «teoría de los dominós» fue enunciada por primera vez el 7 de abril de 1954 por el general-presidente de Estados Unidos Dwight D. Eisenhower.

[10] La National Security Agency (Agencia de Seguridad Nacional) es la agencia estadounidense a cargo de la intercepción y escucha de todo tipo de sistemas internacionales de comunicaciones. Nota de laRed Voltaire.

[11] En inglés, el término stringer designa habitualmente a un corresponsal de prensa que puede ser un simple informante, ya sea un fotógrafo o incluso alguien a quién se le paga por cada trabajo publicado.

[12] «La ligne rouge et celle des rats », por Seymour M. Hersh, London Review of Books (Reino Unido), Réseau Voltaire, 12 de abril de 2014.


[14] «Famine à Madaya: attention aux manipulations», Robin Cornet, RTBF, 8 de enero de 2016.

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