Mujer, detenida en octubre de 1973. Relato de su reclusión en el Regimiento Arica, La Serena, IV Región.
“[…] embarazada de cinco meses, fui detenida y hecha prisionera. Estuve un mes y medio incomunicada en la Cárcel del Buen Pastor, y sometida en el Regimiento Arica a vejámenes y torturas, entre las cuales debo, como denuncia, mencionar: […]
instada a tener relaciones sexuales con la promesa de una pronta liberación; obligada a desvestirme, acariciada en los pechos y amenazada de recibir las visitas nocturnas del interrogador; golpes de electricidad en la espalda, vagina y ano; uñas de las manos y pies fueron arrancadas; golpeada en varias ocasiones con bastones de plástico y con culatas de rifles en el cuello; simulacro de fusilamiento, no me mataron pero debí escuchar como las balas silbaban a mi alrededor; obligada a tomar e ingerir medicinas; inyectada en la vena con pentotal, bajo la severa advertencia que sería hipnotizada como único medio de declarar la verdad; colocada en el suelo con las piernas abiertas, ratones y arañas fueron instaladas y dispuestos en la vagina y ano, sentía que era mordida, despertaba en mi propia sangre; se obligó a dos médicos prisioneros a sostener relaciones sexuales conmigo, ambos se negaron, los tres fuimos golpeados simultáneamente en forma antinatura; conducida a lugares donde era violada incontables y repetidas veces, ocasiones en que debía tragarme el semen de los victimarios, o era rociada con sus eyaculaciones en la cara o resto del cuerpo; obligada a comer excrementos mientras era golpeada y pateada en el cuello, cabeza y cintura; recibí innumerables golpes de electricidad […].”
– Mujer 16 años, Región Metropolitana, 1975.
“Fui violada, me ponían corriente, me quemaron con cigarrillos, me hacían “chupones”, me pusieron ratas. Creo que estuve en [recinto secreto de la DINA] me amarraron a una camilla donde unos perros amaestrados me violaron. Estaba siempre con scotch, después una venda y después una capucha. Se reían, nos ofrecían comida y nos daban cáscaras de naranjas. Nos despertaban de noche para perder la noción del tiempo.”
– Niña de 14 años, VII Región, 1973. Estuvo detenida 12 días en la cárcel sin registrar proceso y egresó por falta de méritos.
“Fui llevada a [unrecintodelEjército] y fui objeto de abuso sexual. Nos llevaron detenidas con mi hermana y una amiga. Yo fui la primera en ser interrogada.
Me hicieron pasar auna pieza donde había tres milicos con su rostro tapado, tenían una bolsa negra en la cabeza , uno por uno me hacían preguntas, pero yo no sabía nada por lo tanto no podía responderle nada. Entonces uno de ellos se bajó los pantalones y sacó su pene y me obligó a que se lo tenía que enderezar con mi boca. Después vino el otro y el otro. En total fueron tres milicos que tuve que enderezárselo, el último se fue en mi boca, no sé quienes fueron o cómo eran porque estaban encapuchados.
Lo único que sé es que mi vida nunca volvió o volverá a ser como antes, ya que en ese tiempo era solo una estudiante. Por lo ocurrido no pude continuar estudiando hasta ese momento (…) lo único que sé es que no puedo olvidar nada.”
– Mujer, detenida en septiembre de 1974. Relato de su reclusión en la casa de la DINA de José Domingo Cañas
“Fui golpeada en diversas partes del cuerpo. Nuevamente fui manoseada y obligada a presenciar la tortura de mi esposo. Fui desnudada y amarrada a un catre metálico en el que fui golpeada. Estaba embarazada con 6 meses de gestación.”
– Mujer. Región Metropolitana, 1975.
“En un recinto secreto fui torturada, amarrada y vendada. Me dieron de golpes de pies y puños. Me aplicaron electricidad en diversas partes del cuerpo. Me volaron los dientes delanteros de un culatazo. Sufrí abusos sexuales y reiteradas violaciones que resultaron en un embarazo.”
– Hombre, detenido en septiembre de 1973. Relato de su reclusión en el Fuerte Borgoño, VIII Región
“[…] me pusieron algodón en ambos ojos, luego huincha adhesiva encima y un capuchón negro amarrado a la nuca, me ataron de pies y manos fuertemente y me hundían en un tambor de esos de aceite de 250 litros que contenía amonia, orina, excrementos y agua de mar, así me sumergían hasta que mi respiración no daba más, ni menos mis pulmones y la volvían a repetir una y otra vez, acompañados de golpes y preguntas, eso era lo que llamaban ellos en tortura el famoso submarino.”
– Hombre, detenido en septiembre de 1973. Relato de su reclusión en la Isla Quiriquina, VIII Región
“[…] nos desnudaron y nos pusieron en una jaula, al mismo estilo como transportan los leones de un circo, pero la diferencia era que la de nosotros estaba rodeada de alambres de púas, estábamos a exhibición […].”
– Hombre, detenido en septiembre de 1973. Relato de su reclusión en la Base Aérea Cerro Moreno, II Región
“[…] Siguieron las golpizas por largo rato y después de algunas horas, finalmente, cesaron de maltratarnos. Nos encerraron en una especie de jaula de alambre de púa, tirados en el suelo, desnudos y al aire libre. Era demadrugada, hacía mucho frío. Tiritábamos bajo la brisa helada del desierto. Al interior de esa jaula nos encontrábamos amontonados unos sobre otros, por lo que a cualquier intento para acomodarnos provocábamos el dolor de algún compañero. A uno de ellos le habían quebrado la clavícula. Desgraciadamente quedé en una posición incómoda, lo que ocasionó nuevos dolores.”
Relatos extraídos del informe oficial de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura durante la Dictadura de Pinochet.
El olvido y abandono a los marinos constitucionalistas:
Historia de desidia y negación
El fallido nombramiento de Carolina Echeverría como subsecretaria de las Fuerzas Armadas de Chile puso nuevamente en primer plano el problema de las víctimas de violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura militar (1973-1990).
Por, Francisco Marín – @amigopancho
(Una versión de este artículo fue publicada en revista Proceso de México)
Exijo para los marinos constitucionalistas que el Estado de Chile nos otorgue una medalla en reconocimiento a nuestra postura absolutamente incondicional en defensa de la institucionalidad democrática del país, porque nosotros fuimos detenidos por defender el Estado de derecho.
Víctor López, Presidente Agrupación de Marinos Exonerados
En las últimas semanas Echeverría –del Partido por la Democracia (PPD)– ha destacado por ser hija del militar retirado Víctor Echeverría, quien al momento del golpe era capitán y jefe de inteligencia del Regimiento de Infantería Buin, de la capital chilena.
Denuncias conocidas luego de su designación como subsecretaria el pasado 28 de enero pusieron en evidencia que su padre violó regularmente a las detenidas y torturó prisioneros tras el golpe de septiembre de 1973.
Entre quienes lo acusaron está la abogada Mercedes Bulnes, quien el pasado 11 de febrero en entrevista con CNN Chile declaró que Víctor Echeverría abusó sexualmente de ella cuando estaba cautiva –y embarazada– en octubre de 1973. Agregó que el militar hizo lo mismo con otras mujeres.
El viernes 7 el abogado Roberto Celedón, esposo de Bulnes, presentó una querella por torturas e intento de violación contra Víctor Echeverría. Un día después su hija renunció.
Antes las agrupaciones de Detenidos Desaparecidos y de Ejecutados Políticos así como defensores de los derechos humanos –como el sacerdote José Aldunate, la abogada Carmen Hertz y el diputado Tucapel Jiménez– habían solicitado infructuosamente a la entonces presidenta electa Michelle Bachelet que no incluyera a Echeverría en su gabinete.
El jueves 6 –dos días antes de la renuncia de Echeverría– Bachelet rompió su silencio sobre el tema. En el programa Las caras de La Moneda, conducido por Don Francisco, respaldó a la funcionaria: “Carolina fue subsecretaria en mi gobierno anterior y fue una buena subsecretaria de Marina (…) creo que uno no debe nunca hacer que los hijos tengan que tener consecuencias por las decisiones que han hecho los padres”.
“Chantaje asqueroso”
A Carolina Echeverría no sólo se le cuestionó por los horrores cometidos por su padre sino que también por las acciones en las que ella misma incurrió como subsecretaria de Marina en el primer mandato de Bachelet (2006-2010).
Todo se destapó el pasado 7 de febrero cuando el diario electrónico El Mostrador publicó una entrevista con el presidente de la Asociación de Marinos Exonerados (AME), Víctor López, donde éste denunció que Echeverría supeditó la entrega de pensiones de jubilación para los marinos antigolpistas a que estos retiraran una querella presentada en 2008 contra oficiales de la Armada que los detuvieron y torturaron en 1973.
Exijo para los marinos constitucionalistas que el Estado de Chile nos otorgue una medalla en reconocimiento a nuestra postura absolutamente incondicional en defensa de la institucionalidad democrática del país, porque nosotros fuimos detenidos por defender el Estado de derecho.
Víctor López, Presidente Agrupación de Marinos Exonerados
López narró que Echeverría lo llamó el 27 de noviembre de 2009 y le dijo: “Dado que hay algunos marinos que interpusieron una querella por tortura contra la Armada, el trámite (de jubilación) podría ser inviable. Por tanto te solicito, en forma muy personal, que instruyas a tu gente para que se desistan de la querella”. La denunciada en ningún momento ha negado la acusación.
En entrevista con Proceso, López explicó el trasfondo del problema que aqueja a quienes fueron dados de baja de la Armada por oponerse al golpe de 1973 y que la historiografía ha llamado “marinos constitucionalistas”.
Sostuvo que desde 1990 los cerca de 6 mil exonerados políticos comenzaron a exigir a los gobiernos de la centroizquierdista Concertación por la Democracia que se les reparara el daño.
En 1993 en la gestión del democristiano Patricio Aylwin se promulgó la Ley 19.234 “de Exonerados Políticos”, con la que se pretendió reparar económica y moralmente a quienes habían perdido –en razón de su posición política– sus empleos en instituciones públicas tras el golpe de 1973. Pero en dicha normativa se introdujo un artículo –el 20– que expresamente dejó fuera de todo beneficio a los marinos constitucionalistas.
En 1998 el presidente Eduardo Frei derogó dicho artículo. No obstante los marinos constitucionalistas quedaron nuevamente excluidos porque en los registros de la Armada aparecían como dados de baja el 1 de septiembre de 1973 y los beneficios de la Ley beneficiaban a los exonerados después del 11 de septiembre.
En 2002, en la Presidencia del socialista Ricardo Lagos, los marinos constitucionalistas se reunieron con la entonces ministra de Defensa Michelle Bachelet. Cuenta López que ella estuvo de acuerdo en que tenían la calidad de exonerados políticos y por tanto merecían una reparación.
Encomendó al entonces subsecretario de Carabineros y actual senador Felipe Harboe (del PPD) que coordinara con ellos la redacción de un proyecto de ley que resolviera su situación.
Pero todo se hizo con lentitud. A mediados de 2005 el proyecto quedó listo para ser despachado al Congreso. Sin embargo no se envió.
La llamada de Carolina
Al asumir Bachelet la Presidencia por primera vez el 11 de marzo de 2006, Carolina Echeverría, como subsecretaria de Marina, quedó encargada de tramitar la demanda por jubilación de los marinos antigolpistas.
La solución del problema se hacía urgente pues la mayoría de los afectados estaba llegando a la vejez, muchos de ellos con problemas de salud derivados de la prisión y la tortura. Algunos murieron sin haber alcanzado beneficio ni reconocimiento alguno.
Pero con Bachelet tampoco hubo solución. Echeverría decidió modificar unilateralmente el proyecto de 2005 el cual fue reducido de 20 a dos páginas. Así lo envió el 24 de octubre de 2006 al director de Presupuestos del Estado, Alberto Arenas, a fin de verificar la disponibilidad de recursos.
El 9 de marzo de 2007 Arenas –ahora ministro de Hacienda– emitió como respuesta un oficio (el ordinario 249) que más pareció un portazo: “(El Estado) ya ha cumplido con todos los compromisos asumidos por el Ejecutivo en relación con ese tema”.
López cuenta que luego de este traspié y decepcionados “por haber sido engañados un montón de años”, los exonerados decidieron tratar su asunto directamente con el alto mando de la Armada.
A principios de junio de 2009 la directiva de la AME fue recibida por el entonces comandante en jefe de la Armada, Rodolfo Codina y por el vicealmirante Edmundo González, quien el 18 de dicho mes asumiría el mando de su institución. “A través de esas gestiones logramos que el mando naval nos cambiara la fecha de baja, de septiembre de 1973 a finales de octubre de aquel año”, expresó López. Ese trámite era lo único que necesitaban para obtener su jubilación.
En este contexto se produjo la llamada de Carolina Echeverría para pedirle retirar la querella por torturas. López señala que su propuesta le pareció “un chantaje asqueroso”. También revela que enseguida denunció a la subsecretaria con Bachelet: “No podemos entender que (…) nuestro gobierno nos solicite desistirnos de una querella criminal en curso en los tribunales de justicia, por los gravísimos crímenes de lesa humanidad que se cometieron contra nosotros”. No tuvo respuesta.
Sin embargo, y pese a la presión que significaba arriesgar sus jubilaciones, los marinos antigolpistas no retiraron la querella, por lo que los procesos por torturas siguen en curso, aunque a paso de tortuga.
López expresa: “Aunque suene contradictorio, fue el gobierno del derechista Sebastián Piñera quien dio solución a nuestros problemas”. Alude a que fue en 2010 cuando se tramitaron las jubilaciones en las que se reconoce su calidad de exmiembros de la Armada.
Pese a este triunfo, la lucha de los marinos antigolpistas no ha concluido. López manifiesta que su grupo apunta a lo simbólico:
“Exijo para los marinos constitucionalistas que el Estado de Chile nos otorgue una medalla en reconocimiento a nuestra postura absolutamente incondicional en defensa de la institucionalidad democrática del país, porque nosotros fuimos detenidos por defender el Estado de derecho”.
http://radiochile-canada.net/2014/03/31/los-valientes-soldados-de-chile-violaban-con-perros-y-ratones-en-la-vagina-a-las-mujeres-relatos-para-nunca-olvidar/