Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

Mexicanos, católicos, no solidarios...



CARD. NORBERTO RIVERA CARRERA, ARZOBISPO DE MÉXICO:

+Haz el bien y no mires a quién

Refrán ¿católico?

(Mi respetado colega Mauricio Flores publicó ayer en su columna de La Razón: “Relevo Codere. 

Aquí se lo adelanté: se va Beatriz Rangel de Codere, la principal firma de juegos y sorteos en el país. Sustituye de mientras José Antonio Martínez Sampedro”… 

Y este espacio le adelantó, hace 13 días, las razones económicas de esa esperada renuncia…)

¿Cuál ha sido la gran tarea de enseñanza sobre militancia en sus creencias y cumplimiento de sus obligaciones a los miembros de la grey cuyo principal pastor es usted?

Se lo digo en pocas líneas:

“… Sobre un universo del 86 por ciento de los mexicanos que dicen pertenecer a una religión o iglesia en el país, y de un total del 92 por ciento que se declaran católicos, tal pareciera que estos últimos no han oído, se les ha olvidado o simplemente les entra por un oído y les sale por otro la parábola del buen samaritano.”

Así acusó mi colega y amigo José de Jesús Castellanos a sus hermanos católicos apostólicos romanos, pero sobre las firmes bases de una encuesta realizada por el Instituto Mexicano de Doctrina Social -IMDOSOC-, donde destacan las siguientes cifras que él divulgó en el portal católico Yo Influyo:

“… El 94 por ciento de los mexicanos no están integrados en ninguna asociación social.

El cinco por ciento restante que sí pertenece, lo hace en grupos de Iglesia el 34 por ciento, en asociaciones de padres el 15, en grupos de vecinos el 15, en actividades de desarrollo social el 10 y el resto en otro tipo de organizaciones.

 El 70 por ciento aporta su tiempo: cinco de cada 10 lo hacen hasta por 10 horas por mes, tres más lo hacen por 25 horas y dos más entre 30 y 210.

“Para otros, la solidaridad consiste en apoyos económicos de cuotas y donativos, tanto en dinero como en especie.

 La mayoría, seis, aporta hasta 200 pesos mensuales; dos entre 250 y 500 pesos y sólo uno, entre 600 y 2000 pesos. 

Son datos reveladores de que la verdadera solidaridad, como un compromiso permanente y sostenido, no existe en México. Como en otros casos, somos llamaradas de petate, respondemos al impulso, de momento. Pero luego olvidamos.”

El dato se confirma si hacemos referencia al auxilio que las personas prestan también de manera espontánea. En el caso de los desastres naturales, sólo el 28 por ciento de los encuestados afirmó haber realizado un donativo. 

Apenas el 39 dijo haberse detenido para auxiliar a alguien con problemas.

En cuanto a donativos a orfanatos o asilos, lo hizo el 18 por ciento. Respecto del cuidado de enfermos no familiares, sólo el 16 por ciento lo hace. 

Tampoco hay apoyo a la comunidad, pues sólo el 15 por ciento colabora para obras comunitarias y lo más alto es la denuncia respecto de fugas de agua con el 32 por ciento.

Pepe Castellanos buscó razones y explicaciones de esa conducta y la encontró “en el catolicismo individualista que vivimos”:

“Es un catolicismo -escribió- consecuencia del liberalismo que buscó y casi consiguió arrinconarnos en los templos o al interior de las casas, con el argumento de que la religión no tenía un lugar en la vida social. 

Fue resultado de un estado absorbente que se declaró monopolizador de la asistencia social, empujando y relegando a quienes realizaban esta labor, principalmente a las instituciones religiosas, pero también a las civiles, negándoles u obstruyéndoles en muchos casos la obtención de donativos.”

Y tiene razón, pero usted sabe, cardenal, que su Iglesia ha cometido mayores agravios contra aquellas palabras de Cristo que Pepe recuerda: “cuando tuve hambre, me diste de comer; tuve sed, me diste de beber; estuve desnudo y me vestiste; enfermo y preso y me visitaste”.

 ¿Por qué los católicos mexicanos no las practican? Porque ustedes, los altos jerarcas, se han ocupado mucho más en recabar fondos y regalos de los grandes potentados católicos, pero para beneficio de ustedes, allá que los párrocos se hagan cargo como puedan de sus feligreses.

Para mayor vergüenza de quienes aún la tengan, transcribo la conclusión de José J. Castellanos al contenido de la encuesta del Instituto Mexicano de Doctrina Social:

“… Es necesario hacer notar que muchas de las principales obras o los donativos más importantes suelen provenir de extranjeros generosos que buscan promover o auxiliar a muchos mexicanos.

 Recuerdo aquí el caso de la Villa de las Niñas, obra educativa ejemplar, cuyo origen y sostén principal, así como su operación, estuvo a cargo de extranjeros durante muchos años, si no es que continúa de la misma manera.

La ayuda social efectiva es institucionalizada. 

Eso no significa que no se den apoyos o auxilios circunstanciales.

 Pero, lamentablemente, hoy existe una verdadera industria de la mendicidad en nuestras calles, en el Metro y en otros lugares, donde niños sucios, ancianas que portan bebés o supuestos lisiados, estiran la mano y reciben muchas monedas, muchas de ellas de gente pobre, que así creen que los ayudan, cuando, en realidad, los perjudican. 

La caridad, para ser efectiva, debe ser institucionalizada y canalizada hacia las organizaciones que comprueban la ayuda que prestan de manera eficaz y adecuada.

“También en este terreno, México y sus católicos debemos cambiar.”

Buenas intenciones de un católico real que, lamentablemente, difícilmente harán eco allá en las alturas donde ustedes, los jerarcas, disfrutan del paraíso en la Tierra…



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