Próximo a la conclusión de la fase final de ensayo clínico en animales, el producto fabricado por el Centro de Inmunología Molecular (ICM) ha demostrado ser capaz de ofrecer protección contra el efecto amnésico de esta enfermedad.
Por Yaimara Camacho
Fotos: Alexánder Isla
El Neuro-EPO, un producto del Centro de Inmunología Molecular (CIM), está siendo utilizado en un estudio dirigido a determinar su efectividad en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer (EA), dijo el estudiante de tercer año de Ciencias Farmacéuticas Adriel Brito Llera en una presentación ante la Comisión de Ciencias Naturales del Fórum Estudiantil de la Universidad de la Habana.
En la segunda semana de diciembre de 2013 debe concluir la fase final de ensayo clínico en animales de este estudio, en el cual, según reveló el estudiante que participa en la investigación junto a otros especialistas, sobrevivieron todos los caballitos de mar utilizados para comprobar el efecto protector del Neuro-EPO contra la amnesia.
Los resultados alcanzados hasta ahora demostraron preclínicamente en un modelo no transgénico de la enfermedad de Alzheimer el efecto neuroprotector de una formulación nasal de EPO con bajo contenido de ácido siálico cuyo principio activo es el Neuro-EPO. El Neuro-EPO fue capaz de proteger a los animales del efecto amnésico producido por la aplicación intracerebroventricular del neuropéptido del beta amiloide 25-35.
El producto serviría no solo para tratar la enfermedad, sino también para evitar su manifestación.
Cuba posee la patente de la formulación nasal del Neuro-EPO, de cuya preparación se ocupa el Centro de Investigación y Desarrollo de Medicamentos.
La enfermedad de Alzheimer (EA) constituye un problema de salud a nivel mundial y es la causa más común de demencia, incurable y terminal en los adultos mayores.
Se manifiesta como un deterioro cognitivo y trastornos conductuales.
Se caracteriza por una pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales, a medida que lentamente se deterioran las células nerviosas en diversas zonas de la corteza cerebral, así como algunas estructuras circundantes.
Esto daña las capacidades de la persona de controlar las emociones, reconocer errores, coordinar los movimientos y recordar; hasta provocar la pérdida de toda la memoria y funcionamiento mental.
