La noticia llegó a través de un funcionario anónimo del Departamento de Estado, quien mostró la prepotencia imperial y su injerencia en los asuntos internos de Cuba, al condicionar el diálogo entre Estados Unidos y nuestra Patria, a que la Isla “garantice la protección de los derechos humanos”, según una nota impostada por AFP.
Descaradamente, mientras se desarrolla una guerra sucia contra nuestra nación, el citado funcionario declaró: “El gobierno de Estados Unidos está abierto a forjar una nueva relación con Cuba cuando el pueblo cubano disfrute de las protecciones a los derechos humanos fundamentales y la habilidad de determinar libremente su propio futuro político”.
La diferencia entre las señales de acercamiento que recientemente han destapado todo tipo de especulaciones, últimamente avivadas por las declaraciones del jefe de estado cubano, Raúl Castro Ruz, al concluir las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, es evidente. Raúl fue claro al declarar: “Si realmente deseamos avanzar en las relaciones bilaterales, tendremos que aprender a respetar mutuamente nuestras diferencias y acostumbrarnos a convivir pacíficamente con ellas; solo así”. (…) “De lo contrario, estamos dispuestos a soportar otros 55 años en la misma situación”.
Cuba solo dialogará sobre la base del respeto mutuo, de la aceptación de la gobernabilidad en cada parte y en la no injerencia en los asuntos internos entre ambos países. Esa es la postura cubana y expresa total transparencia. Por su parte, las declaraciones del desconocido funcionario del Departamento de Estado, no hacen otra cosa que mostrar la acostumbrada prepotencia del gobierno estadounidense, quien se encarga de poner condiciones y cuestionar la política interna del gobierno cubano. Queda claro que no negociaremos jamás mientras no exista un evidente interés y respeto por parte de EE UU.
Cualquier revisión por parte de Obama de su política hacia nuestra Patria, tergiversando nuestra realidad, condicionando la misma a la burda manipulación del tema de los derechos humanos en nuestro país, manteniendo descaradamente el total apoyo a planes subversivos y desestabilizadores, constituyen una doble moral y una actitud irrespetuosa hacia nosotros. Cuba nunca dejará pisar su soberanía por el poderoso vecino del Norte.
Estamos interesados en el diálogo franco y abierto, necesario para países vecinos y pueblos hermanos, pero no aceptamos la prepotencia y los condicionamientos. Por mi parte, aunque el compañero Raúl dejó bien clara la postura cubana, considero que estas declaraciones tendrán la adecuada respuesta de nuestras autoridades, enfrascadas en propiciar un clima de honesto acercamiento hacia Estados Unidos.
¡A Cuba se respeta, mister Obama!
Percy Francisco Alvarado Godoy
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