Pablo Gonzalez

La agonía del complot occidental contra Siria

La victoria del Ejército Árabe Sirio en la región de Qoussair no es una excepción sino una tendencia general ya confirmada.
Las bandas terroristas takfiristas se derrumban por falta de respaldo popular a la rebelión armada.
La regla histórica indiscutible es que cualquier fuerza militar, aún tratándose de un poderoso ejército, numeroso y bien equipado, pierde sus capacidades de resistencia cuando no dispone de un entorno social favorable.
 ¿Qué decir entonces de grupos de mercenarios sedientos de sangre, llegados de 82 países diferentes, que cometen los peores crímenes contra la población local?
 El más reciente, el pasado domingo [12 de junio de 2013], fue la ejecución de un niño de 15 años –asesinado frente a su familia– bajo la acusación de blasfemia (Ver la rúbrica “Hechos” al final de este trabajo).

El pueblo sirio ha descubierto además que esos grupos están estrechamente vinculados a Israel. Al comentar la situación en Siria, el jefe de los servicios de inteligencia alemanes, citado por Der Spiegel [1], reconoció que el ejército sirio proseguirá su avance para recuperar el control de la mayoría de las regiones en los 3 próximos meses. 
Esa evaluación coincide con los informes que afirman que el qatarí Hamad Ben Jassem expresó ante el presidente Barack Obama sus temores de que el Estado sirio logre vencer a las bandas takfiristas que los dirigentes qataríes crearon, formaron, entrenaron y financiaron.

Es cada vez más evidente el gran desequilibrio de la correlación de fuerzas en Siria, favorable al Estado nacional. La creciente popularidad del presidente Bachar al-Assad ya no es un secreto. Incluso los informes de la OTAN estiman que cerca de 2 tercios de los sirios apoyan a su presidente. Es evidente que ese sondeo, realizado a pedido de las potencias miembros de la OTAN, se hizo en las zonas que escapan al control del Estado.

Esas realidades son resultado del apego de la mayoría de los sirios a su propio Estado, a la independencia de su país y a su ejército. 
El hecho que el proyecto hegemónico haya utilizado los grupos takfiristas como principal herramienta hizo que los sirios comprendieran rápidamente la naturaleza del complot occidental diseñado contra su patria, [proyecto] cuyo objetivo desgarrar el tejido nacional de los pueblos de la región. 
El proyecto occidental se ha estrellado contra un bloque transcomunitario que incluye una gran mayoría de sunnitas y de cristianos orientales defensores de las opciones árabes y nacionales. Sin la existencia de ese bloque, hace tiempo que el Estado [sirio] se habría desmoronado.

Los acontecimientos de Siria son una expresión más de los sucesivos reveses que ha sufrido la alianza antisiria. Esos reveses se reflejan en la impotencia y la confusión que caracterizan la acción de Estados Unidos. Prueba de ello es la purga que realizó Barack Obama en el seno de su administración: Hillary Clinton, David Petraeus, Robert Ford… todas esas figuras han desaparecido de la escena o están a punto de desaparecer.

Un año después del acuerdo de Ginebra es evidente que Estados Unidos, y con él las monarquías retrogradas del Golfo y el gobierno del milagro otomano, ha agotado todas las posibilidades de intensificación de su agresión contra Siria.
 A pesar de los gigantescos medios utilizados, esa coalición se ha estrellado contra la resistencia del Estado nacional sirio, su ejército y su pueblo, además de la determinación y la voluntad de acero del presidente Bachar al-Assad.
 Las sólidas alianzas regionales e internacionales que Siria construyó en las últimas décadas han sido también una importante carta de triunfo que ha fortalecido sus capacidades de resistencia.

Declaraciones y expresión de posiciones

Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa: «Hemos expresado nuestra opinión sobre la decisión adoptada la semana pasada por los jefes de la diplomacia de la Unión Europea de levantar el embargo sobre las entregas de armas a la oposición siria.
 No ocultaré que eso nos ha decepcionado.
 Todo intento de influir en la situación en Siria por la fuerza, a través de una injerencia militar, está condenado al fracaso y no haría más que empeorar la situación, provocando graves consecuencias en el plano humanitario.
Hemos acordado coordinar nuestros esfuerzos en aras de promover la conferencia Ginebra 2. 
Estamos preocupados por la seguridad de nuestra delegación en presencia de estos rebeldes caníbales que se comen a sus enemigos.»

Adnane Mansour, ministro libanés de Relaciones Extranjeros: «Los combatientes del Hezbollah no han hecho otra cosa que defender a sus hermanos libaneses en la región de Qoussair. 
Algunos deforman el papel del Hezbollah y quieren hacernos creer que es su culpa lo que ha venido sucediendo en Siria desde hace 2 años. 
El Hezbollah no está combatiendo en el sur de Siria, ni en Daraa, ni en Idlib, ni en Qamichli. 
Es únicamente en Qoussair, para defender a los libaneses que fueron agredidos y a veces asesinados por los rebeldes, sin entrar a mencionar la destrucción de sus bienes. 
El Hezbollah no participará en los demás combates y decir que es [el Hezbollah] el que está haciendo el papel principal es olvidar que el ejército sirio es uno de los 20 ejércitos más poderosos del mundo, con efectivos que ascienden a 400 000 hombres y con una cifra similar de reservistas.»

Ayman al-Zawahiri, jefe de al-Qaeda: «Uníos, poneos de acuerdo y comprometeos a no deponer las armas y a no abandonar las trincheras hasta implantar en el Levante un Estado islámico que actúe por el restablecimiento del califato. 
La yihad en el Levante busca el establecimiento de un califato islámico combatiente que continuará los sacrificios hasta que la bandera de la yihad y del islam ondee sobre Jerusalén.»

Nawaf Moussaoui, diputado del Hezbollah: «Si los grupos takfiristas logran la victoria, nada quedará del Líbano. El país será dividido, habrá masacres y algunas de sus comunidades se verán desplazadas. 
Si queremos defender el Líbano no podemos permitir que esos grupos se apoderen de Siria. 
Esa por esa razón que estamos luchando allá, para defender la unidad de Siria y para defender la unidad del propio Líbano. La batalla en Siria no es por la reforma política sino por el establecimiento de una democracia. 
Es mucho más importante de lo que muchos se imaginan. Se trata de una guerra americano-israelí en la que participan gobiernos europeos y regímenes árabes, cuyo objetivo es el derrocamiento del Estado en Siria, ya sea para instaurar un régimen sometido a Estados Unidos e Israel o para imponer el caos.»

Walid Joumblatt, jefe del Partido Socialista Progresista [libanés]: «Incendiar la situación en la ciudad [libanesa] de Trípoli no modificará la ecuación en Siria, que sigue siendo complicada y continúa empeorando.
Si algunos sectores políticos libaneses creen que desde Trípoli pueden modificar en algo la crisis siria, tienen que entender que esa jugada no va a funcionar.
 ¿De qué sirve poner la capital del norte [del Líbano] a sangre y fuego mediante ajustes de cuentas políticos de tipo sectario y confesional, exacerbando los instintos, la tensión y la discordia? Ya es hora de que en Trípoli ciertos responsables, así como las demás partes locales y exteriores, dejen de alimentar el conflicto con armas y financiamiento organizado.»

Jamal al-Jarrah, diputado de la Corriente del futuro: «Al apoyar el terrorismo y el asesinato combatiendo junto al régimen sirio, el Hezbollah ha perdido en el plano ético. El Hezbollah ha arrastrado el Líbano a una guerra regional. Su participación en los combates en Siria constituye un crimen contra el Líbano y Siria.»

Hechos:
 1. Rebeldes islamistas que luchan contra el régimen del presidente sirio Bachar al-Assad asesinaron frente a su familia a un adolescente de 15 años al que acusaban de blasfemia, anunció el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
 El adolescente vendía café en Alepo y los islamistas lo oyeron decir una frase que consideraron blasfematoria en una conversación con un amigo. 
Lo mataron de 2 balazos, uno en la boca y otro en la nuca, frente a sus padres y sus hermanos y hermanas, precisó Rami Abdel Rahmane, jefe del OSDH, quien se apoya en una red de militantes y de fuentes médicas. Según el señor Abdel Rahmane, se trataba probablemente de un grupo de yihadistas extranjeros. «Hablaban el árabe clásico, no el dialecto sirio», explicó a la AFP.

2. «La utilización del CDH [Consejo de Derechos Humanos] de la ONU para favorecer a una de las partes en conflicto en Siria –la oposición radical en este caso– no contribuye en nada a la búsqueda de una salida a la crisis ni a la preparación de la Conferencia Internacional sobre Siria», subraya la diplomacia rusa al comentar el informe presentado por la comisión investigadora independiente sobre la situación en Siria durante la 23ª sesión del Consejo. Según ese informe, la responsabilidad de las violencias es únicamente de Damasco. Por otro lado, sus autores no califican de atentados terroristas las explosiones de kamikazes en las ciudades sirias. 
Los autores del documento reconocen, sin embargo, que los grupos armados de la oposición, en cuyo seno los extremistas son cada vez más numerosos, cometen ejecuciones extrajudiciales, actos de tortura y [secuestros de personas que toman como] rehenes, utilizan niños-soldados y perpetran otros crímenes.

3. El imam de la mezquita al-Qods, en la ciudad de Saida en el sur del Líbano, jeque Maher Hammoud, fue blanco de un intento de asesinato por parte de desconocidos que abrieron fuego contra él.
El jeque Hammoud, cercano a la Resistencia [libanesa], declaró que los atacantes hicieron cerca de 20 disparos en momentos en que él salía de su casa para ir a la mezquita.
 «Simpatizantes de la oposición siria o de cualquier otro partido deseoso de crear discordia» pudieran hallarse tras el intento de asesinato, dijo [el jeque]. 
Las Fuerzas de Seguridad Interna (FSI) lograron localizar el vehículo utilizado en el ataque, de marca Datsun, que había sido robado 2 horas antes.

Revista de prensa

As-Safir (Diario libanés cercano al 8 de Marzo)
Marlene Khalifé (6 de junio de 2013)

No será fácil para Gran Bretaña y Francia concretar sus ambiciones de inscribir lo que ambos países llaman la «rama militar» del Hezbollah en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea. 
Los dos países están presionando en ese sentido, con apoyo de algunos Estados europeos, mientras que otros, como Austria, Finlandia e Irlanda, se oponen.

La influencia y la integridad de la justicia europea, así como su capacidad para contrarrestar los dictados de algunos países, han frenado la proposición británica. 
Un experto europeo estima que lo más importante sería responder una primera pregunta:

¿De qué acusarían al Hezbollah para ponerlo en la lista de organizaciones terroristas?
 Si la acusación tuviese algo que ver con el atentado de Burgas, la justicia europea obligaría a la Unión Europea a revelar las pruebas e indicios concretos que apoyan esa medida. La decisión europea no es solamente política ya que presenta también una dimensión jurídica que la complica aún más.

¿Y la participación del Hezbollah en los combates en Siria? ¿Sería esa la prueba tan deseada que pudiese justificar la inscripción del partido en esa lista? 
El experto responde que «la participación en los combates no es un acto terrorista. En Siria hay una guerra en la que participan varias partes, entre ellas el Hezbollah. Por consiguiente, esa acusación no puede ser la prueba que demuestre el carácter terrorista de ese partido».

Queda otra cuestión, la del brusco cambio de posición de Francia.
 El experto europeo explica: «Hubo un cambio brusco e injustificado de la posición de Francia: mientras rechazaba totalmente esa idea, por falta de pruebas y porque no se podía incluir organizaciones políticas en listas de organizaciones terroristas, [Francia] respaldó a fondo la demanda británica. 
La única explicación posible de ese cambio de actitud es la que tiene que ver con la participación del Hezbollah en los combates de Qoussair». 
Ese motivo enfrenta un obstáculo: «El Hezbollah lucha contra el Frente al-Nusra, clasificado como organización terrorista. 
¿Cómo se le puede acusar de terrorista si está luchando contra una organización ya clasificada como terrorista?»

El mismo experto agrega, en tono de broma: «El secretario general del Hezbollah, Hassan Nasrallah, ¿a qué rama pertenece? ¿A la rama política o a la rama militar?»

As-Safir, 5 de junio de 2013
Mohammad Ballout, París

El presidente francés Francois Hollande se comprometerá, durante su próxima visita a Israel, a mantener la política de su predecesor Nicolas Sarkozy hacia Irán y a esforzarse al máximo para impedir que [ese país] obtenga el arma nuclear.
 Hollande tuvo la precaución de agregar a la política de su predecesor la promesa que él mismo hizo durante el congreso de las comunidades judías de Francia, y que renovará en Israel, de incluir el ala militar del Hezbollah en la lista europea de organizaciones terroristas.

Pero el ataque de Francia contra el Hezbollah, a pesar de contar con los aplausos de Estados Unidos e Israel y con amplia aprobación por parte de Europa, suscita una polémica entre las instituciones francesas y en los círculos franceses diplomáticos y de seguridad a cargo de las decisiones. 
Fuentes diplomáticas francesas reportan que la dirección África del Norte y Medio Oriente se opone a la decisión que la presidencia de Francia adoptó, con la aprobación de ciertos círculos de su ministerio de Relaciones Exteriores pero sin consultar con los servicios de seguridad ni tener en cuenta la opinión de sus expertos.

Estos últimos se niegan a elevar el nivel de confrontación con el Hezbollah [, y se niegan a ello] por razones inherentes a las necesidades tradicionales de los servicios de seguridad que consisten en mantener abiertos los canales de comunicación con uno de los principales actores en el escenario local y regional, por la dificultad para diferenciar el ala política del ala militar del partido y por temor por la seguridad de los soldados franceses y europeos de la FINUL, que opera en un entorno favorable al Hezbollah –entorno que podría hacerse hostil ante la posibilidad de que varios de sus hijos se vean inscritos en la lista de organizaciones terroristas. 
Por lo tanto, hay que preguntarse si pudiera producirse un cambio en la misión de la FINUL o en las reglas de enfrentamiento en caso de que esa decisión entrase en vigor.
 Esto pone también sobre el tapete la cuestión de saber cómo tratarían las fuerzas europeas con los «terroristas» del Hezbollah, presentes en todas las localidades del sur del Líbano.

Se afirma que la decisión de apuntar únicamente al ala militar del Hezbollah busca, por un lado, crear un equilibrio entre la urgencia de acentuar la presión sobre el Hezbollah y de circunscribir su papel regional al caso de Siria, y por el otro, la necesidad de preservar la estabilidad del Líbano –o lo que queda de ella– y de impedir el estallido de una guerra abierta contra uno de los elementos más importantes de la fórmula libanesa. 
Pero, en realidad, la decisión cuyas vías de aplicación estudian desde hace un mes los expertos europeos no refleja únicamente el deseo de contener la ambición del Hezbollah libanés. 
Y va más allá de los atentados de Bulgaria, atribuidos a ese partido y cuya investigación no ha arrojado ningún resultado concluyente [2].

La decisión que Hollande espera ofrecer a los israelíes se inscribe, por tanto, en el marco de una ofensiva internacional más amplia contra una fuerza libanesa y árabe que desempeña un papel regional.

La inscripción del ala militar del Hezbollah en la lista de organizaciones terroristas puede ser el preludio de un golpe militar contra el partido en el frente regional en cuyos combates está participando, más exactamente en Qoussair, ya que un partido clasificado como «terrorista» y que se halla lejos de sus bastiones tradicionales del sur del Líbano será un blanco más fácil de golpear y legítimo en el plano internacional, político y militar. 
La ocasión para ello se presentará con la entrada en vigor de esa decisión, antes del fin de este mes, y coincidirá con los últimos preparativos vinculados a la distribución de los asientos para la conferencia Ginebra 2.

An-Nahar (Diario libanés cercano al 14 de Marzo)
Khalil Fleihane (6 de junio de 2013)


Entre las consecuencias de los combates en Siria está el aumento del número de refugiados sirios que llegan al Líbano, en momentos en que la comunidad internacional no ha cumplido sus compromisos sobre la ayuda financiera para cubrir sus necesidades. 
La Comisión Europea anunció, en efecto, la reducción de la ayuda que había prometido al Líbano, debido al aumento de su déficit presupuestario –que se elevó en 2012 a 16 000 millones de euros.

Entre las repercusiones políticas se destaca la no formación de un nuevo gobierno por Tammam Salam, designado [nuevo primer ministro libanés] el pasado 11 de abril.

Personalidades políticas se inquietan ante la incapacidad de tomar decisiones políticas y de poner fin a los enfrentamientos en Trípoli. 
Por otro lado, los intentos de asesinato contra dignatarios religiosos (Maher Hammoud y Ahmad Breidi, dos jeques sunnitas relacionados con el Hezbollah. NdlR.) no son precisamente tranquilizadores sino síntomas de discordia.

An-Nahar, 5 de junio de 2013)
Pierre Atallah

La visita a Francia del patriarca greco-ortodoxo de Antioquia y de Todo el Oriente Juan Yazigui no trajo resultados concretos sobre el destino de los dos obispos (Boulos Yazigui y Juan Ibrahim) secuestrados en Siria y sólo dio lugar a la repetición de promesas de actuar a favor de una solución. Numerosos informes contradictorios circulan sobre el paradero de los dos prelados.
 En Líbano, una delegación de la ciudad siria de Alepo se presentó en la embajada de Francia –por ser Francia el principal país que apoya a la oposición siria– y presentó un panorama de la situación al embajador [francés] Patrice Paoli, solicitándole con diplomacia que transmita esa información a la administración francesa sin comprometerse él mismo en adoptar posición al respecto.

Al-Akhbar (Diario libanés cercano a la Resistencia)
Hassan Olleik (6 de junio de 2013)

De Washington a Riad, pasando por Europa, Turquía y los países del Golfo, la palabra «Qoussair» venía constantemente a la boca de los responsables que multiplicaban las advertencias sobre la recuperación de esa ciudad por el ejército sirio y sus consecuencias. 
Algunos diplomáticos occidentales llegaron a establecer un vínculo entre los últimos ataques aéreos israelíes contra Damasco y la batalla que se desarrollaba en esa ciudad fronteriza siria. Basta con observar la actuación de Francia para darse cuenta de la importancia que revistió esa batalla. 
Ese país, que era un ferviente detractor de la inscripción del Hezbollah en la lista europea de organizaciones terroristas, se ha convertido –después de la implicación del partido en la batalla que se desarrollaba cerca de la frontera libanesa– en punta de lanza de la lucha contra él.

El interés que las fuerzas occidentales que apoyan la oposición han puesto en esa batalla está determinado por dos factores:

1. el inicio de una nueva ronda de negociaciones internacionales sobre Siria (Ginebra 2) en momentos en que la mayoría de las partes afirman que los contornos del compromiso sobre la crisis siria van a definirse en el terreno;

2. el avance que el ejército sirio ha logrado en los combates y que debe realzar los ánimos de los militares y cortar las vías de aprovisionamiento de la oposición en armas y combatientes.

Después de Qoussair, el ejército regular sirio emprenderá en la próxima etapa 4 batallas principales, después de haber tomado el control de las localidades de Dabaa y de Boueida Charkiyé, al norte de Qoussair.
 Los siguientes combates van a determinar en gran medida el resultado de la guerra: la batalla de Damasco-campo, en el Ghouta oriental y el Ghouta occidental; la batalla del campo situado al oeste de Damasco y las montañas de Qalamoun (desde Zabadani, pasando por Kara y el sur de Qoussair, frente a la localidad de Ersal y una parte del valle del río Barada y de Yabroud; la batalla de los barrios rodeados en la ciudad de Homs y del campo al norte de esa ciudad, Rastan; y la gran batalla de Alepo y la región rural a su alrededor.

Según fuentes oficiales sirias, los rebeldes retroceden día tras día en el Ghouta Oriental, desde el comienzo en abril de la ofensiva del ejército a partir de la localidad de Oteiba. Ahora es posible enviar refuerzos del ejército a esa región para acentuar la presión sobre los grupos armados.
 Las discusiones en los medios oficiales sirios hacen pensar que una dura batalla está por comenzar al norte de Homs, donde los rebeldes se han atrincherado desde el inicio de las operaciones militares, en 2011. 
Pero el ejército sirio tratará de sacar partido de los logros de la batalla de Qoussair y de su avance en la zona de Hama, limítrofe con Homs. 
En Alepo, las fuerzas regulares enviaron importantes refuerzos y han comenzado un amplio despliegue con vistas a una batalla que va a desarrollarse dentro de la ciudad y en sus alrededores. 
En una primera fase se romperá la tenaza impuesta a las unidades que desde hace tiempo permanecen en posición defensiva, para que puedan pasar a la ofensiva.

Quedan la región de Zabadani y Qalamoun, limítrofe con la frontera libanesa. 
No se podrá decir que la seguridad de Damasco está garantizada mientras esas regiones se mantengan bajo control de la oposición. 
Pero esa es una batalla que puede esperar, según fuentes sirias, ya que los rebeldes que allí se encuentran están ocupados en enfrentamientos cotidianos con unidades del ejército en esa región.

Al-Akhbar, 5 de junio de 2013
Nasser Charara

Varios mensajes estadounidenses llegaron estas dos últimas semanas a los responsables libaneses y reflejan la posición de Estados Unidos sobre los acontecimientos en Líbano.
 El más importante tiene que ver con la situación del país en materia de seguridad: los enfrentamientos en Trípoli, el bombardeo de Hermel y la participación del Hezbollah en los combates en Siria. 
Ese mensaje proviene del secretario de Estado adjunto para cuestiones de seguridad, Derek Chollet, cercano a Barack Obama. Chollet expresó «la inquietud de la Casa Blanca ante las orientaciones políticas libanesas o no libanesas que pudiesen comprometer la decisión estratégica» de impedir un incendio generalizado en Líbano. 
El responsable del Pentágono pone de relieve la necesidad de que el ejército libanés impida la propagación de los combates a otras regiones del país o que se extienda al Líbano el incendio sirio. Washington desea que «se dé al ejército [libanés] la mayor cobertura política para que tenga éxito en su misión», agrega el mensaje. 
Derek Chollet denunció la participación del Hezbollah en los combates en Siria, pero agregó que la administración Obama ha hecho entender a la oposición siria que no debe bombardear lugares o regiones del Líbano en respuesta a la implicación de ese partido.

El secretario de Estado adjunto para el Medio Oriente, Laurence Silverman, reiteró el mismo mensaje, expresando la inquietud de Washington ante los acontecimientos en [la ciudad libanesa de] Trípoli. Deseó que el ejército [libanés] tome las medidas necesarias para controlar la situación y evitar que el conflicto sirio se propague aún más en el Líbano.

El hecho que el señor Silverman intervenga desde Nueva York en apoyo a la acción de la embajadora Maura Connelly en Beirut muestra hasta qué punto la administración Obama quiere evitar la degradación de la situación en Líbano. 
Pero lo más importante sigue siendo la intervención del Pentágono a través del señor Chollet, cuyo objetivo es mostrar que se trata de una preocupación directa del presidente Obama y del comando central del ejército estadounidense.

L’Orient-Le Jour (Diario libanés en lengua francesa cercano al 14 de Marzo)
Scarlett Haddad (6 de junio de 2013)

Fuentes de seguridad revelan la realización hace 2 días de una reunión entre los diputados [libaneses] Mouin Meraabi y Khaled Daher así como Houssam Sabbagh y los jeques Salem Rafei y Nabil Rohayem, todos cercanos a la oposición siria y favorables a la tendencia islamista, para estudiar las posibilidades de respuesta si la ciudad [siria] de Qoussair cayese en manos del régimen, lo cual es previsible, según todos los estimados de los cronistas militares.

Las informaciones que se filtraron sobre esa reunión revelan la intención de los participantes de emprender una gran campaña contra el ejército libanés, que –según ellos– nunca ha sido considerado, en el lenguaje confesional, una fuerza aliada de la comunidad sunnita. Antes de Taef, se le acusaba de estar bajo el control de los cristianos y ahora se le acusa de estar en manos de los chiitas.
 Las mismas fuentes de seguridad recuerdan, sin embargo, que esas acusaciones son totalmente injustificadas ya que el ejército libanés es aún la única institución pública que une a todas las comunidades y las obliga a trabajar juntas. Esa institución es hoy blanco de una campaña de escarnio sin precedentes, en la que figuras de Trípoli –y de Saida– llegan incluso a azuzar a los soldados unos en contra de otros, clasificándolos por religiones. 
Pero lo más significativo es que en Trípoli el ejército [libanés] ya no es sólo blanco de críticas verbales. Sus soldados son ahora blanco de disparos, cuyos autores son jóvenes [que actúan] a rostro descubierto. En otras palabras, es gente que se siente tan protegida que ni siquiera teme mostrar su rostro.

En esa misma capital del norte [del Líbano], se impide a los soldados del ejército la construcción de fortificaciones alrededor de sus posiciones, mientras que los milicianos han erigido verdaderas barricadas a ambos lados «de la línea del frente»…

Por lo tanto está claro, estiman las mismas fuentes de seguridad, que existe en el Líbano una mano secreta que quiere destruir la cohesión del ejército para abrir el camino a una confrontación directa entre las comunidades chiita y sunnita, con vista a debilitar al Hezbollah y arrastrarlo a las arenas movedizas de un enfrentamiento interno destructivo para él y para su popularidad en la comunidad chiita.

Por su parte, las figuras sunnitas de Trípoli y de otros lugares no están tomando posiciones claras a favor del ejército, por temor a perder popularidad ante el rápido ascenso de los grupos radicales.

Hasta el momento, el Hezbollah trata de evitar todo enfrentamiento y Hassan Nasrallah invitó claramente a quienes critican las posiciones de su organización a ir a luchar en Siria junto a la oposición siria en vez de poner en peligro la estabilidad del Líbano.

Mientras tanto, sin embargo, es el ejército libanés el que está recibiendo los golpes ya que, por la naturaleza misma de su misión, está interponiéndose entre los dos bandos.

Las fuentes de seguridad precisan además que la situación es actualmente delicada ya que los incidentes aumentan de norte a sur, pasando por Beirut, mientras que los campamentos palestinos, en particular el de Ain el-Heloue, constituyen focos de tensión cada vez más inquietantes.


Notas:

[1] «La inteligencia alemana prevé la victoria de Siria para fines de 2013», Red Voltaire, 23 de mayo de 2013.

[2] «Bulgaria descarta implicación del Hezbollah en el atentado de Burgas», Red Voltaire, 7 de junio de 2013.

Por Ghaleb Kandil, Pierre Khalaf .....

Red Voltaire

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