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En un artículo publicado este viernes y firmado por Greg Miller y
Julie Tate, The Washington Post admite que la CIA se ha transformado en
una organización paramilitar, cuyo primer objetivo es matar.
Al calor de esta estrategia, la agencia ha una nueva unidad
antiterrorista cuya misión es encontrar a objetivos al-Qaeda en Yemen, y
para ello ha construido en la Península Arábiga una nueva pista de
aterrizaje secreta para los aviones no tripulados de la CIA.
“Cuando los misiles comiencen a caer -dice el diario-, el hecho
marcará una nueva ampliación de la misión paramilitar de la CIA”.
En la década transcurrida desde los ataques del 11 de septiembre de
2001, la agencia ha experimentado una transformación fundamental.
Aunque
la CIA continúa recabando información y presentando sus análisis sobre
una amplia gama de temas, el enfoque y los recursos de la agencia están
cada vez más centrados en encontrar objetivos para capturar o matar,
asegura el Post.
El cambio ha sido gradual, suficiente como para que su magnitud pueda
ser difícil de entender.
Los ataques con drones, que habrían parecido
antes un imposible futurista, son tan rutinarios que raramente atraen la
atención del público a menos que una figura de alto rango de Al-Qaeda
sea asesinada.
Sin embargo, enmarcado por el próximo décimo aniversario de los
atentados de 2001, junto al retiro del general David H. Petraeus como
director de la CIA, esta reorientación de la agencia es más que
evidente, dice Washington Post:
● El programa de aviones no tripulados ha matado a más de 2.000
combatientes y civiles desde 2001, una cifra asombrosa para una agencia
que tiene una larga historia de apoyo a determinadas fuerzas en
conflictos sangrientos, pero que rara vez apretó el gatillo por su
cuenta.
● El Centro de Contraterrorismo de la CIA (CTC), que contaba con 300
empleados el día de los ataques, ahora supera los miembros del núcleo de
Al Qaeda en todo el mundo. Con cerca de 2.000 personas, el CTC emplea
al 10 por ciento de la fuerza laboral de la agencia, ha designado a los
principales funcionarios en casi todos los puestos importantes en el
extranjero y controla la flota en expansión de la CIA de aviones no
tripulados.
● La rama analítica de la agencia, que tradicionalmente existía para
proporcionar información a las autoridades, se ha incorporado a la caza.
Alrededor del 20 por ciento de los analistas de la CIA están enfocados
ahora en “metas” para la exploración de los datos de las personas a
contratar, y en la detención o el lugar de los punto de mira de un avión
no tripulado.
Los críticos, incluyendo algunos en la comunidad de inteligencia de
EEUU., sostienen que esta reorientación paramilitar de la CIA ha
desviado a la agencia de su misión de espionaje tradicional y ha
socavado su capacidad para dar sentido a los acontecimientos mundiales,
como la llamada Primavera Árabe.
Grupos de derechos humanos aseguran que la CIA ahora funciona como
una fuerza paramilitar que tiene atribuciones que van más allá de lo que
EEUU ha exigido históricamente a sus Fuerzas Armadas.
La CIA no
reconoce oficialmente el programa de aviones no tripulados, y mucho
menos da una explicación pública acerca de quién dispara y quién muere, y
por qué reglas.
“Estamos viendo a la CIA como una organización paramilitar común y
corriente, sin la supervisión y la rendición de cuentas que
tradicionalmente se espera de los militares”, dijo Hina Shamsi,
directora del Proyecto de Seguridad Nacional de la Unión Americana de
Libertades Civiles (UCLA).
Cubadebate