El presidente Mauricio Funes se dispone a enviar tropas salvadoreñas a
Afganistán el próximo 28 de este mes, dos años y medio después de que
El Salvador abandonara su participación en la ocupación de Iraq, donde
los militares salvadoreños sufrieron cinco bajas mortales.
Se trata de un contingente de 22 militares que según la información
que Funes ha dado a la Asamblea Legislativa, no tendrían participación
en combates, sino solo en capacitación en materia de seguridad a las
fuerzas del gobierno afgano respaldado por Estados Unidos.
La misión
duraría un mes y medio, finalizando el 13 de octubre de este año, pero
con opción de prórroga, tal como ocurrió con el Batallón Cuscatlán, que
hizo 11 envíos a Iraq para igual número de semestres entre 2003 y 2009.
A pesar de que la decisión no está en manos de la Asamblea, dado que
el artículo 168 de la Constitución le otorga la responsabilidad de
disponer de la Fuerza Armada al presidente de la República -como
comandante general-, Funes decidió enviar un proyecto de ley en el que
los diputados tendrían que aprobar el cumplimiento de las resoluciones a
las que El Salvador ya se comprometió.
“El propósito de la presente normativa de carácter transitorio es
cumplir con la Carta de las Naciones Unidas (…)
A fin de que dicha
Autoridad Provisional de Afganistán y el personal de Naciones Unidas
puedan realizar sus actividades en un entorno seguro”, cita el proyecto
de decreto, que los legisladores de derecha valoraban aprobar este mismo
jueves.
La solicitud de Funes deja claro que ya está todo preparado, solo a
la espera del respaldo político del Órgano Legislativo.
Los diputados de
Arena, Gana y PCN (45 en total) habían anunciado temprano este jueves
su disposición a apoyar el proyecto del presidente.
“La Fuerza Armada de
El Salvador reforzará a la Fuerza Internacional, mediante la aportación
de personal, equipo y otros recursos para el desarrollo de actividades
de adiestramiento”, aclara Funes en la solicitud.
Además, el gobierno
argumenta que ha dispuesto enviar el contingente militar atendiendo
resoluciones de la Organización de Naciones Unidas.
La participación del contingente salvadoreño responde a las
resoluciones 1386 (2001) y 1943 (2010) de la ONU, tratados de los que El
Salvador es firmante, estos establecen la conformación de una fuerza
internacional de asistencia a la autoridad de Afganistán en el
mantenimiento de la seguridad en la región de Kabul y las zonas
circundantes.
Ahora, en contraste con la decisión del gobierno del presidente
Funes, la administración de Barack Obama está en pleno proceso de retiro
de tropas de Afganistán, donde tiene aproximadamente 100 mil elementos.
Este año, Washington tiene previsto retirar unos 10 mil soldados del
país centroasiático, y el cronograma prevé que todos los militares
estadounidenses terminen de salir en 2014.
Los militares fallecidos en Iraq, pertenecientes principalmente a
Estados Unidos y Gran Bretaña, suman 4,784, desde el 20 de marzo de
2003, según el conteo de la agencia AP.
El envío de militares salvadoreños a un país invadido por Estados
Unidos a finales de 2001 se producirá ocho años después de que el
gobierno del presidente Francisco Flores accediera a una petición del
Pentágono de colaborar con tropas en la ocupación de Iraq.
El contingente que será enviado dentro de 10 días hacia el Medio
Oriente está integrado por 22 miembros de la Fuerza Armada.
Tres estarán
trabajando en el adiestramiento de policía militar, nueve en aspectos
técnicos de aeronaves y helicópteros y el resto en adiestramiento contra
acciones de terrorismo.
Durante su misión en Iraq, los militares salvadoreños sufrieron cinco
bajas mortales: dos soldados, dos subsargentos y un capitán. En total,
El Salvador aportó unos 3 mil hombres a las operaciones en Iraq, país
que Estados Unidos decidió invadir unilateralmente en marzo de 2003.
En
esa ocasión, el gobierno de Francisco Flores argumentó que el país
atendería una resolución de Naciones Unidas, pero luego, diversos medios
de comunicación en varios países de Latinoamérica y Estados Unidos
fueron revelando que el Pentágono fue el encargado de reclutar
colaboradores en la región en un afán de darle legitimidad a la
invasión.
Inicialmente, Nicaragua, Honduras y República Dominicana accedieron a
enviar tropas a Iraq, pero estos países se retractaron y luego El
Salvador fue el único país de Latinoamérica con presencia militar en
aquella nación. Eventualmente, en Colombia, los periódicos revelaron que
Estados Unidos advirtió con represalias debido a que el país
suramericano se había rehusado a participar en la ocupación de Iraq.
Los primeros contingentes hicieron tareas de seguridad pública y
patrullajes con los cuerpos de defensa civil iraquíes, también prestaron
seguridad en acciones cívicas, y seguridad durante el proceso electoral
así como el adiestramiento de batallones de seguridad iraquí.
También
hicieron proyectos de infraestructura, construyeron bibliotecas,
rellenos sanitarios, estructuras viales y entrenaron batallones
iraquíes, según información del ministerio de Defensa salvadoreño.
Se suponía que los salvadoreños no iban a estar expuestos a combates,
pero estos, que estaban desplegados en la ciudad de Nayaf, al sur de
Bagdad, en abril de 2004 se enfrentaron a milicianos del llamado
"Ejército de el Mahdi" (ejército de el guía), al servicio del clérigo
chiíta Muqtada Al Sadr.
El batallón Cuscatlán participó en una maniobra
de defensa de la base de la coalición Al Andalus.
En un momento, el
batallón Cuscatlán quedó emboscado y la lucha llegó hasta un combate
cuerpo a cuerpo con los chiítas.
En estos combates, en los que
participaron también tropas españolas y estadounidenses, murió uno de
los salvadoreños.
Los legisladores dijeron estar conscientes de este riesgo y aun así
decidieron apoyar a la moción del Ejecutivo.
Hasta el mediodía de este
jueves, los partidos Arena, Gana y PCN dijeron estar listos para votar a
favor, aunque el partido del presidente, el FMLN, dijo que se reservaba
sus votos porque antes necesitaban aclarar algunas cosas con el
ministro de Defensa, el general David Munguía Payés.
El coronel y diputado del PCN Antonio Almendáriz argumentó que en
esta ocasión el trabajo que se desempeñaría no solo representaba un
apoyo a las fuerzas estadounidenses, sino que este serviría como
respaldo al grupo de fuerzas internacionales de la ONU, conocido como
los “Cascos Azules”.
“Esta no es ley, no es legislación, solo es un
espaldarazo al presidente en su atribución. Además, ellos no
participarían, solo observarían”, dijo.
Al cuestionar a Almendáriz respecto a las bajas en los contingentes
anteriores este explicó que la medida es además un proceso de
retribución al trabajo de la ONU para resolver la guerra civil en El
Salvador.
“Ellos mandaron gente a El Salvador más expuesta que la
nuestra, porque ellos estuvieron en campamentos y no tenían ninguna
garantía.
No sería ilógico que después de que ellos nos han ayudado a
nosotros, nosotros
digamos que no los podemos ayudar porque nuestros soldados se pueden exponer, si ellos ya lo hicieron por nosotros”, argumentó.
Arena y Gana se sumaron a la moción.
Para el diputado de Arena César
Reyes Dheming -también un militar retirado- este tipo de colaboraciones
son importantes porque contribuyen al prestigio de las Fuerza Armada.
“Esto ha catapultado a la institución a una posición en
niveles internacionales de reconocimiento.
Hoy son egos en nuestro país,
hoy la Fuerza Armada de El Salvador es una unidad de alto ranking a
nivel mundial.
Y ahí están los beneficios.
La participación trae como
valor agregado el aprendizaje”, explicó.
Guillermo Gallegos, de Gana coincidió con Reyes Dheming.
“El hecho de
que las Naciones Unidas pongan sus ojos sobre nuestros elementos de la
Fuerza Armada habla de su calidad y su capacidad”.
Por el contrario, la fracción del FMLN se mostró escéptica ante la
propuesta del presidente.
Roberto Lorenzana, diputado y secretario de
comunicaciones del partido, explicó que la medida es inconveniente.
Sin
embargo, dijo que se comprometían a estudiarla a fondo.
En cuanto a la negativa en esta misión en especial, Lorenzana explicó
que uno de los principales aspectos eran las bajas en las tropas
estadounidenses, tanto en Iraq como en Afganistán.
“Nosotros en otros
casos concretos como la misión que está en Líbano, que tenía otras
características, lo vimos como positivo.
En Afganistán hay un conflicto,
recientemente hemos visto cómo ha habido muertos de tropas americanas,
derrumbamiento de helicópteros y nos parece que hay que considerar
seriamente la posibilidad de arriesgar a nuestros compatriotas”,
concluyó.
Aunque el pleno legislativo conoció la petición de Funes este jueves,
la Asamblea decidió que la solicitud pase a estudio de la Comisión de
Defensa.
(*) Con reportes de Gabriel Labrador.