El Papa, “consternado”, reprochaba ayer a sus obispos “la inadecuada respuesta” ante la pedofilia
La prensa alemana revela nuevos datos sobre la complicidad de Benedicto XVI en un caso de pederastia
C.G.
Benedicto XVI está dando muestras de una hipocresía escandalosa ante los múltiples casos de pederastia protagonizados por sacerdotes católicos, y sacados a la luz pública en los últimos tiempos.
Ayer, el Papa anunciaba en el Vaticano que hará una inspección a algunas diócesis y seminarios de Irlanda y reprochaba a los obispos la “inadecuada respuesta” ofrecida a las víctimas, motivada, decía, por la preocupación por evitar el escándalo. Sin embargo, en su país natal están siendo un escándalo las noticias aparecidas en los medios de comunicación de ese país sobre el ocultamiento de actos de pederastia cometidos por el sacerdote Peter Hullermann, silenciados por el propio Joseph Ratzinger, cuando era obispo en Múnich, en 1980.
El semanario Der Spiegel publicó ayer nuevos datos sobre el sacerdote pedófilo Peter Hullermann, que fue ocultado en Baviera, cuando el ahora Papa Benedicto XVI era obispo en Múnich. Según esa publicación, Ratzinger era “más consciente de lo que se ha contado hasta ahora” de los abusos cometidos por el pederasta.
La carta
En una carta enviada entonces desde Essen se informaba a la diócesis de Múnich, al frente de la cual estaba Ratzinger, de los abusos que Hullermann había cometido.
En una carta enviada entonces desde Essen se informaba a la diócesis de Múnich, al frente de la cual estaba Ratzinger, de los abusos que Hullermann había cometido.
La alerta de un psiquiatra
Por otra parte, en la publicación Tagesspiegel, el psiquiatra Werner Huth, quien asistió al pederasta Hullermann entre 1980 y 1992, confirma que alertó de que este hombre “no debía volver a trabajar con niños”. Según su descripción, el sacerdote era un pedófilo y además “no manifestaba intención de cambiar”. La Iglesia católica, sin embargo, no escuchó sus consejos.
Por otra parte, en la publicación Tagesspiegel, el psiquiatra Werner Huth, quien asistió al pederasta Hullermann entre 1980 y 1992, confirma que alertó de que este hombre “no debía volver a trabajar con niños”. Según su descripción, el sacerdote era un pedófilo y además “no manifestaba intención de cambiar”. La Iglesia católica, sin embargo, no escuchó sus consejos.
Lo trasladó a Baviera
Joseph Ratzinger, durante su etapa como obispo en Múnich era también responsable de asignar las misiones y ordenar los traslados de los curas. No sólo ocultó “conscientemente” al pederasta, sino que aprobó el traslado de Hullermann a Baviera.
Joseph Ratzinger, durante su etapa como obispo en Múnich era también responsable de asignar las misiones y ordenar los traslados de los curas. No sólo ocultó “conscientemente” al pederasta, sino que aprobó el traslado de Hullermann a Baviera.
“Verguenza” por la “inadecuada respuesta”
A voces y platillos censuró duramente, ayer, el Papa desde el Vaticano la “inadecuada respuesta” ofrecida a las víctimas por parte de los obispos, motivada, según dijo, por la preocupación de evitar el escándalo.
A voces y platillos censuró duramente, ayer, el Papa desde el Vaticano la “inadecuada respuesta” ofrecida a las víctimas por parte de los obispos, motivada, según dijo, por la preocupación de evitar el escándalo.
En su condena, expresaba “vergüenza y remordimiento” por lo ocurrido, se declaraba “profundamente consternado” por el sufrimiento al que se han visto sometidos “jóvenes indefensos”, y criticaba con dureza a los curas y religiosos culpables de los abusos por haber “traicionado la confianza de los jóvenes y de sus familias”.
¿Hasta qué punto podemos creer en sus palabras, sabiendo lo que ahora sabemos acerca de su silencio sobre Hullermann?