Liberacion (Suecia)
Así concluyó Jorge Capelán su encuentro con Liberación en la ciudad de Malmö, el miércoles 6 del mes actual, no sin antes recalcar que «en Nicaragua, la mayoría de la gente sabe dónde están los Estados Unidos, así como el precio de la guerra y el valor de la paz».
Capelán es el encargado de los análisis políticos para programas de televisión tanto nacional como extranjera, entre otros para el canal ruso Actualidad RT y el canal Iraní Hispan TV. Trabajó como redactor en una de las radios grandes de Nicaragua, Radio La Primerísima, una cooperativa de orientación sandinista.
Colabora con la revista Correo de Nicaragua, una publicación de análisis político que incluso es utilizada como material de estudio por los militantes de muchos Comités de Liderazgo Sandinista en todo el país. Escribe para la web Tortilla con Sal, orientada a ofrecer información de fondo sobre la realidad del país.
Por tanto el encuentro y la conversación con el colega periodista uruguayo Jorge Capelán, no solo fueron amenos, sino también en gran medida esclarecedores con relación al proceso político nicaragüense, país donde radica desde el año 2005.
Nuestro entrevistado conoce de cerca esa Nicaragua revolucionaria, porque en los años 80 vivió allí buena parte de su juventud. Años después se estableció en Suecia y trabajó activamente en la solidaridad con Nicaragua luego de la derrota electoral del sandinismo en 1990. Empujado por el nuevo rumbo del pueblo nicaragüense en el 2005, Jorge emprendió el camino de retorno.
«Fue una experiencia muy importante que me hizo comprender cómo había cambiado Nicaragua desde los años 80. Luego, en 2009, conocí al compañero William Grigsby, director de Radio La Primerísima y uno de los periodistas más respetados del país y me convencí de que tanto Nicaragua necesitaba de mí como yo de ella. No me arrepiento para nada de la elección y debo decir que he sido recibido con mucho cariño por la gente allá. Las cosas que he aprendido son invalorables», reflexiona.
A tu regreso, por cierto un corto tiempo, ¿cuál es tu observación sobre Suecia?
De lo poco que he podido ver en estos primeros días, lo que más me llama la atención es el clima de guerra fría que se observa en la propaganda cotidiana de los medios corporativos suecos, especialmente contra Rusia y contra Irán, pero también contra todo este mundo multipolar que está surgiendo.
De América Latina se habla muy poco, pero por ejemplo, la cobertura de la Radio de Suecia sobre nuestra región parece sacada de lo peorcito de los diarios de la Sociedad Interamericana de Prensa en nuestros países.
Es preocupante, no porque crea que vayan a lograr que el pueblo sueco se sume de buena gana a la euforia guerrerista y agresiva que se adivina tras ese tono demonizador con el que se retrata a nuestros países y pueblos, sino porque lo compacto de la propaganda al fin y al cabo influye en la gente, haciendo que se termine por creer al menos algo de la visión prejuiciada del mundo que transmiten, lo que también ayuda a pasivizar y predisponer a la opinión pública para que acepte eventuales nuevas campañas político-militares de la OTAN.
Veo una creciente indignación de la gente contra las políticas neoliberales que se han estado implementando en el país, pero por otro lado veo también bastante resignación, lo que es comprensible, dado que el aparato de indoctrinación en esta sociedad le ha hecho creer a importantes sectores del pueblo que Suecia es un país excepcional, y que lo que pasa en el resto del mundo no tiene mucha relación con su realidad.
Por ejemplo, muy poca gente aquí cree que los avances que estamos logrando en América Latina contra el neoliberalismo pueden presentar experiencias útiles para cambiar las cosas en esta sociedad.
Ahora que eres parte del pueblo nicaragüense ¿qué aceptación tiene el gobierno del presidente Daniel Ortega?
Tengo aquí los datos de la última encuesta de opinión de CID-GALLUP, una encuestadora que nadie podría sospechar de ser prosandinista. Muestra un cuadro con los niveles de aprobación de los presidentes que ha habido en los últimos 24 años. Hoy en día (enero 2014), el Comandante Daniel Ortega tiene un índice de aprobación positiva de 22 puntos. Todos los otros presidentes (Violeta Chamorro, Arnoldo Alemán, Enrique Bolaños), tienen índices con números negativos. Incluso, el índice de aprobación de Doña Violeta es de -30 puntos.
Eso indica que para una gran mayoría de las y los nicaragüenses, la de Daniel es la mejor administración que ha habido en muchas, muchas décadas. Hay que recordar que Nicaragua venía de una dictadura muy represiva, incluso genocida, de más de 40 años (la de Somoza), y de una brutal guerra terrorista de «baja intensidad» en los años 80 para derrocar a la Revolución Popular Sandinista.
La política económica de Nicaragua en los últimos años ha estado enfrentada al FMI. ¿Se encuentra hoy recuperada o atascada?
Cuando el Frente Sandinista retornó al gobierno en enero de 2007, Nicaragua era un país económicamente intervenido por el FMI. No podía tener una política económica propia. Seis años más tarde, a fines del año pasado, Nicaragua terminó su programa con el FMI e inició de esta manera su liberación de este tipo de intervención. Nicaragua es el único país de Centroamérica que ha logrado recuperar los niveles de crecimiento económico que tenía antes de que la crisis golpease duro a nuestra región en el año 2009. Es el segundo en crecimiento económico después de Panamá y es el país en el que más aumenta la inversión extranjera.
Se ha declarado libre de analfabetismo; la pobreza extrema se ha reducido a bastante menos de la mitad; la pobreza absoluta se ha reducido considerablemente; es uno de los países, junto a Venezuela, que más han reducido la desigualdad (según la CEPAL); ha aumentado considerablemente el empleo, aún el empleo formal, con las tasas más altas de América Latina (8% entre 2009 y 2011); ha bajado sostenidamente la mortalidad infantil y la materna, etcétera. En 2005-2006, solo 15% de la energía venía de fuentes renovables; hoy andamos por el 54% y en los próximos años llegaremos al 85%.
En un país que históricamente ha sido enormemente machista, las mujeres están alcanzando niveles de protagonismo en la política y la sociedad que están entre los más altos del mundo –algo reconocido tanto por las Naciones Unidas como por el mismísimo Foro de Davos.
Además, es el país menos violento y más seguro de la región, y el único en el que se ha logrado impedir que se establezcan los cárteles del narcotráfico .
No estás hablando solo de lo económico, sino también de acertadas políticas de desarrollo...
Antes de 2007, Nicaragua era candidata a ser declarada un estado fallido. Hoy tiene futuro: Ha recuperado entre 70 y 90.000 kilómetros cuadrados de mar en el Caribe que antes controlaba Colombia (aguas con importantes recursos pesqueros y, probablemente, energéticos) y está desarrollando grandes proyectos de futuro, como la refinería Supremo Sueño de Bolívar, que será la más grande de Centroamérica, así como el Gran Canal Interoceánico, que arrancará este año con una inversión de 40.000 millones de dólares. En lo personal, creo que en un lapso de 10 años Nicaragua será un país muy diferente, aunque aún hoy en día siga siendo uno de los más pobres de Nuestra América.
Hay que decir que todo esto ha sido logrado, además de gracias a la capacidad de conducción del Comandante Daniel Ortega y del Frente Sandinista, y a la existencia de un movimiento popular cada vez más fuerte y organizado, fundamentalmente gracias a la fuerza del proyecto bolivariano del ALBA, a la ayuda venezolana y cubana, y a la existencia de PETROCARIBE.
Estamos hablando, en total, de unos 3.300 millones de dólares de ayuda venezolana (unos 500-600 millones de ayuda anual), que son la pequeña palanca que le ha permitido al país un grado decisivo de soberanía para ir fortaleciéndose en una región fuertemente dependiente del mercado estadounidense. Sin esa palanca, ni las mejores intenciones ni la más hábil conducción habrían logrado los resultados que estamos viendo.
¿A qué atribuyes la escasa información sobre los avances de la revolución sandinista, a través de la red de internet?
Hay varias razones. Una de ellas es que el Frente Sandinista ha sido una de las organizaciones de izquierda más demonizadas por la propaganda imperial, especialmente desde los tiempos de Ronald Reagan. Los EE.UU. siempre quisieron destruir al sandinismo en Nicaragua, pero fallaron.
La campaña de propaganda antisandinista desde 1990 hasta nuestros días fue igual de agresiva que durante la Revolución de los 80s, incluso tal vez más insidiosa y pérfida que en esa época. Otra razón es que, si la derrota electoral de 1990 fue traumática para el pueblo nicaragüense, lo fue tanto o más para toda la izquierda que se había solidarizado con la lucha sandinista en los 70s y 80s del siglo pasado. Hay que recordar que esa derrota coincidió con el colapso de la URSS y del Bloque Socialista.
En general, tengo la impresión de que la mayoría de la gente de izquierda no ha digerido qué fue lo que pasó, y esto es especialmente cierto para las izquierdas en Europa y los Estados Unidos. En tercer lugar, un grupo importante de gente que jugó papeles dirigentes en la lucha contra Somoza y en la Revolución de los 80s, efectivamente traicionó el mandato de las bases sandinistas en los 90s, dejándose corromper por toda la trama de ONG’s montadas por los EE.UU. y la UE con el fin de implantar el neoliberalismo en el país.
Un buen número de personalidades que antes habían estado asociadas con la Revolución, y que incluso hicieron carrera a costa de ella, se dedicaron a denigrar al Frente Sandinista, y mucha gente en el exterior les creyó a causa de sus credenciales históricas y su manera «revolucionaria» de hablar.
Hoy en día están cada vez más desacreditados, especialmente a lo interno del país, donde es imposible negar la deriva ultraderechista en la que muchos de sus exponentes han caído. Por último, otro factor que ha incidido en la falta de comprensión del proceso nicaragüense ha sido la incapacidad propia del Frente Sandinista de dedicar recursos al frente internacional cuando necesitaba dedicar la mayor parte de sus fuerzas al frente interno.
¿Cuál es el grado de conciencia política que existe en la población nicaragüense?
El nicaragüense, como el palestino o el libanés, por poner un par de ejemplos, es un pueblo muy curtido por la historia. No se deben confundir cuestiones relativas al subdesarrollo de una sociedad, las limitaciones culturales y los bajos niveles de escolaridad, con una falta de capacidad de la gente para leer el momento histórico en el que vive y las correlaciones de fuerzas existentes en la sociedad y en el mundo. En Nicaragua, la mayoría de la gente sabe dónde están los Estados Unidos, así como el precio de la guerra y el valor de la paz.
Por eso no debe de sorprender que las encuestas de opinión de todos los signos consistentemente muestren un apoyo aplastantemente mayoritario (del 70-80%) a la gestión del gobierno sandinista al mismo tiempo que se es consciente de las dificultades estructurales que tiene un país como Nicaragua para salir adelante.
El Frente Sandinista regresó al gobierno con la votación más baja de su historia (38%). Pero la gente que entonces no votó por el FSLN, no lo hizo por creer en el neoliberalismo, que ya desde hacía varios años había quedado totalmente desprestigiado. Lo hizo porque, o estaba todavía influida por la propaganda antisandinista, o porque temía lo que podría pasar en caso de un retorno de la izquierda al poder (no hay que olvidar las secuelas de la guerra de la década de los 80s).
Desde 2007 a esta parte, al ver la lógica y los resultados de la gestión del gobierno sandinista, y al ver todo el desarrollo del movimiento bolivariano en nuestros países, el antisandinismo ha perdido cada vez más terreno. Por otro lado, siempre ha habido un movimiento popular que ha realizado protestas y llevado adelante reivindicaciones.
¿De qué manera participan los sindicatos de trabajadores y otros sectores organizados?
Desde 2007 hasta la fecha, la afiliación a los sindicatos ha aumentado exponencialmente, así como la organización de los trabajadores del sector informal, que en Nicaragua ocupa como el 70-80% de la fuerza de trabajo.
Hay un movimiento de economía social, de cooperativas y grupos asociativos en ese sector, que controla como un 44% del Producto Interno Bruto, y hasta cuenta con un banco, CARUNA, que es el que maneja los fondos del ALBA y que ha mostrado una gran capacidad de administración. Los trabajadores nicaragüenses, tanto en el sector formal como en el informal, entienden la actual correlación de fuerzas y son capaces de hacer valer sus derechos y de trabajar codo a codo con un gobierno que entienden responde a sus intereses.
Son precisamente los sectores más pobres del pueblo los que más apoyan a este gobierno. Todo esto se da en el contexto de un país en el que 7 de cada 10 personas ni siquiera habían nacido en la década de los 80s de siglo pasado, o apenas eran infantes. O sea que la conciencia de la gran mayoría del pueblo nicaragüense es muy alta, pero es una conciencia del mundo de hoy en día, no la de hace 30 ó 40 años atrás. Esta conciencia se refleja muy bien en el lema que define a Nicaragua como Cristiana, Socialista y Solidaria.
En nuestra charla previa a la entrevista, comentabas de la participación activa de la mujer nicaragüense...
Como decía anteriormente, las mujeres en Nicaragua están alcanzando unos niveles inéditos de protagonismo. Lo primero que hizo el Comandante Daniel Ortega al asumir el gobierno en 2007, fue implantar una política de 50% de mujeres en el gabinete ministerial.
En 2011, el Congreso del Frente Sandinista decidió que en todas las listas de elección popular a todos los niveles (desde el municipal hasta la Asamblea Nacional, así como los órganos de dirección del partido) debían incluir al menos un 50% de mujeres y un 30% de jóvenes. Luego, en 2012, la Asamblea Nacional decidió extender este porcentaje de participación femenina a las listas de todos los partidos en todos los niveles. Ese mismo año se adoptó una ley muy avanzada contra la violencia de género, que reconoce figuras como el femicidio, la violencia patrimonial y la sicológica.
Hoy en día, y gracias a la representación femenina sandinista, la Asamblea Nacional de Nicaragua está en el quinto lugar entre los parlamentos con mayor participación femenina en el mundo, con 46.2% de diputadas. Los programas sociales más importantes, como el Hambre Cero y el Usura Cero, tienen como sujetos prioritarios a las mujeres, y otros programas, como el de entrega masiva de títulos de propiedad, también cuentan con una muy importante presencia de mujeres.
Algunos medios de prensa reportan que en Nicaragua hay organizaciones que reclaman la restitución del aborto terapéutico...
A Nicaragua se la critica mucho en los medios occidentales por la prohibición del aborto terapéutico (cuando la vida de la madre está en peligro), pero al mismo tiempo se silencian estos aspectos, como se silencia también que las cifras (muy altas) de embarazos juveniles van en descenso, junto con las tasas de mortalidad materno-infantil. También se silencia que históricamente, como un 98% de la población nicaragüense cree en alguna religión. Si las mujeres en Nicaragua tienen tanto poder político, es de esperar que este poder se refleje en las leyes del país.
En este sentido, las ONGs feministas que a veces critican duramente a Nicaragua sobre el tema del aborto, deberían tal vez preguntarse por qué las prioridades en la agenda de las mujeres no podrían ser distintas en distintos países con realidades diferentes.
¿Y qué de los jóvenes?
Cerca de un 75% de la población nicaragüense tiene menos de 25 años de edad. En la era neoliberal, los jóvenes fueron muy activos en las movilizaciones por la defensa de los derechos del pueblo. La Juventud Sandinista mantuvo su fuerza durante todos esos años. Hoy en día esta organización, que tiene sus raíces en la lucha contra la dictadura y la época de los 80s, tiene nuevas tareas, tanto de apoyo al proceso de cambios revolucionarios que se ha retomado desde el año 2007 como en prepararse para asumir el relevo en la conducción de ese proceso.
Por eso el Frente Sandinista, en su último congreso de febrero de 2011, decidió garantizar un mínimo de representación juvenil del 30% en todas las listas de elección popular y en todas las instancias del Partido. La Juventud Sandinista impulsa un movimiento ambientalista, conocido como Guardabarranco, que ha jugado y juega un importante papel concientizando a los jóvenes y al resto de la población acerca del cuido del medio ambiente.
Esta tarea también ha estado acompañada de grandes jornadas de reforestación, así como de defensa de la soberanía ecológica de la nación, en temas como el diferendo limítrofe con Costa Rica sobre el Río San Juan. Otro movimiento juvenil importante de la Juventud Sandinista es el cultural, que lleva el nombre de Leonel Rugama, y que ya existía en la década de los 80s.
Este movimiento impulsa actividades culturales y recreativas, concursos, etcétera con el fin de ofrecer espacios y alternativas sanas a una juventud muy expuesta a los antivalores del neoliberalismo. También existe un movimiento deportivo, con el nombre de Alexis Argüello, con objetivos similares en ese ámbito.
Todo parece indicar que la participación de los jóvenes es muy activa...
La Juventud Sandinista promueve todo tipo de campañas de concientización sobre la problemática de género y la diversidad sexual, los peligros y posibilidades de las nuevas tecnologías de la información, etcétera.
Uno de los movimientos más importantes de la Juventud Sandinista es la Promotoría Social Solidaria, por medio de la cual activistas voluntarios hacen de trabajadores sociales y participan en los diferentes programas sociales impulsados por el gobierno, desde la atención a familias en situación precaria hasta la entrega de techos de zinc para que los pobladores mejoren sus viviendas.
Desde hace unos años funciona una red de comunicadores de la Juventud Sandinista que juega un creciente papel en informar acerca de todas las actividades que se llevan adelante en diferentes puntos del país.
He sido testigo del trabajo de estos muchachos y muchachas en la lucha ideológica en las redes sociales, que cada vez van siendo más importantes en el país, y veo que van haciendo grandes progresos semana a semana. Además de todo el trabajo de la Juventud Sandinista, hay varios dirigentes jóvenes reconocidos por la población a todos los niveles. En síntesis, la juventud cada día va haciéndose más cargo del proceso.
Bajo ese panorama ¿las fuerzas oligárquicas y partidos de derecha, conservan algún espacio en la Nicaragua de hoy?
La derecha en Nicaragua atraviesa por una profunda crisis. Las grandes encuestadoras (tanto CID-GALLUP como M&R) le dan 8% o menos de apoyo a todos esos grupos sumados. Se trata de los dos partidos liberales (PLC y PLI), así como otros mucho más pequeños, entre los que se cuenta al Movimiento «Renovador Sandinista», que es socialdemócrata de palabra y ultraderechista en la práctica.
Es una oposición que está muy infiltrada por las redes de financiamiento político de los países occidentales, como la USAID, la NED y la «cooperación» de la Unión Europea. Desde que el Frente Sandinista regresó al poder han llevado adelante una oposición tan recalcitrante que al final se alienaron de su propia base de electores. Muchos liberales se han pasado a apoyar al Frente Sandinista en los últimos años.
¿Entonces sostienes que existe hoy un acompañamiento de las élites económicas a los proyectos de desarrollo del gobierno sandinista?
En Nicaragua se da un caso muy particular, comparado a la situación de otros países como Venezuela, Ecuador o Argentina. La gran burguesía nicaragüense es una clase relativamente débil, entre otras cosas porque Nicaragua es un país con una economía muy pequeña.
La desprivatización de PDVSA en Venezuela fue un ataque mortal a la fuente de ingresos fundamental de la oligarquía en ese país, lo que explica la oposición feroz que despliega contra la Revolución Boliviariana. En Nicaragua, en cambio, es más ventajoso para las élites económicas hacer negocios en el clima de estabilidad que brinda la política sandinista en el marco del ALBA.
Esto no quiere decir que a ellos les guste del todo esta situación, ya que saben que el Frente Sandinista en última instancia democratizará totalmente la economía, y porque a ningún capitalista le gusta pagar impuestos y aumentar salarios, pero no son antagonistas del proyecto que se está impulsando. Además, la gran burguesía depende de sus alianzas con capitalistas más pequeños (incluso, algunos de ellos sandinistas) que cada día están más comprometidos con el proyecto de desarrollo nacional impulsado por el sandinismo.
Se da el caso algo paradójico que hasta la patronal más cercana a los EE.UU., la Cámara de Comercio Americano-Nicaragüense, AMCHAM, no es antagonista del gobierno porque en realidad todavía se exporta mucho a los Estados Unidos. De modo que la burguesía tiene una crisis de representación política que está muy relacionada con el nefasto y fracasado modelo de injerencia impulsado por las embajadas de algunos países occidentales y por los propios EE.UU.
¿Y la relación con Estados Unidos?
Con respecto a la política estadounidense hacia el gobierno sandinista, ésta está enmarcada en la filosofía del «poder inteligente» de la administración Obama. Es una política de dos caras. Por un lado, la embajadora Phyllis Powers, que sucedió a dos embajadores cavernícolamente antisandinistas como Paul Trivelli y Robert Callahan, hoy en día es todo un ejemplo de corrección –al menos en sus declaraciones a los medios.
Por debajo de la mesa, la USAID, la NED, el IRI, etcétera, siguen financiando a los sectores más reaccionarios con el apoyo de las redes de la mafia anticubana de Miami. Incluso, hay intentos de dotar de una fachada política a ciertas bandas delictivas para asustar con el fantasma de una nueva guerra «contra». Pero todos estos intentos chocan con la realidad de la incapacidad política y organizativa de una ultraderecha local con prácticamente nulo arrastre social.
Cada tanto, el diario local de estos intereses foráneos, La Prensa, anuncia grandes manifestaciones contra la «dictadura de Ortega» y al final solo llegan 100, 200 o 300 personas. Hace años que es la misma historia. Al final, ya nadie les hace caso.
Por tanto, si Nicaragua se ha convertido en el eje principal de integración regional con la bandera del ALBA, ¿cuáles son las bases en las que el país se sostiene?
El ALBA es la palanca económica y política que le permite a Nicaragua ir levantándose de una situación muy precaria. La guerra de los 80s y la ola neoliberal que azotó al país entre 1990 y 2006 destruyeron lo poco que quedaba de la incipiente industria de sustitución de importaciones que había, así como de los logros económicos de la década de los 80s.
Se siguieron al pie de la letra todas las recetas del FMI y el país quedó sin infraestructura y atado de pies y manos, por ejemplo, a través del TLC con los Estados Unidos. Entre las pocas cosas que se lograron salvar estuvo la empresa distribuidora de agua, que sigue siendo del Estado. Productos de exportación históricamente importantes como el café, se han visto seriamente afectados por los precios internacionales.
En estas condiciones, el país tenía –y tiene– necesidad de hacer uso de todas las posibilidades a su alcance. Una de éstas es la diversificación de las exportaciones. Hoy en día el oro ha desplazado al café como principal producto de exportación.
Los mercados de Nicaragua se han diversificado sustancialmente, con un aumento de las exportaciones a Venezuela, Canadá, Rusia y Taiwán y un descenso relativo de la Unión Europea y los Estados Unidos. Se espera que a partir de este año se nivele mucho más la balanza comercial con la Federación Rusa. Un rubro muy significativo es el de las exportaciones de las zonas francas, que andan por el orden de los 2.500 millones de dólares y generan más de 100 mil empleos permanentes. Hoy en día se cultiva algodón que es usado en la fabricación de telas que sirven de insumo a algunas de estas empresas, lo que implica un impulso a la agro industrialización.
El turismo se ha convertido en una fuente importante de divisas, generando ingresos al país por más de 420 millones de dólares. Se trata tanto de turismo de alto nivel como de turismo en pequeña escala con un fuerte peso de las pequeñas y medianas empresas asociativas. Varias publicaciones especializadas han señalado a Nicaragua como uno de los destinos más atractivos para, por ejemplo, turismo de aventuras o para el retiro de jubilados de los EE.UU. y Europa.
Otra fuente de ingresos y empleos bien pagados es el sector de los servicios. En Nicaragua operan al menos 12 call centers que generan al menos 4.500 puestos de trabajo con salarios de 500 a 700 dólares mensuales –el doble del promedio nacional. Por último, no se debe olvidar la importancia del flujo de remesas de los nicaragüenses en el exterior, que bate récords año tras año. En 2013 llegó a los 1.077 millones de dólares.
¿En suma, se puede decir que el ALBA le permite a Nicaragua un grado importante de estabilidad?
Efectivamente en materia de política económica, hace posible atraer las inversiones extranjeras, captar todas las fuentes de financiamiento a su alcance y desarrollar la infraestructura, garantizando el funcionamiento de los servicios básicos.
Además, al ser uno de los países más seguros de América Latina y al existir un modelo claro de negociación y resolución de conflictos entre los trabajadores, los capitalistas y el Estado, se crean las condiciones que le permiten al país maniobrar en un entorno económico muy difícil. Hay que recordar que la situación de los países centroamericanos no es la de muchos de los países de América del Sur, con cantidades importantes de recursos naturales estratégicos.
Otro de los estandartes de integración: PETROCARIBE el baluarte energético regional, ¿cuál es su participación en el país?
PETROCARIBE funciona de la siguiente manera: El 50% de la factura petrolera de Venezuela se paga al contado en un plazo de uno a tres meses; el resto, se paga a un plazo de 17 a 25 años con dos de gracia y un interés de 1% en caso de que el precio del barril supere los 40 dólares.
A su vez, ese fondo es utilizado en programas sociales e inversiones. La encargada de manejar esos fondos es ALBANISA, una empresa conjunta entre el Estado venezolano y el nicaragüense. Una buena parte de esta factura petrolera es pagada en productos, como el frijol negro y la carne, tan necesarios para la economía venezolana, lo que significa que PETROCARIBE además es un sistema de comercio justo.
A partir del año pasado, Nicaragua comenzó a comerciar con Venezuela a través del SUCRE, lo que protege a nuestros países de los efectos financieros de la crisis. El de PETROCARIBE es un esquema que va mucho más allá de lo comercial. Por ejemplo, campesinos nicaragüenses han viajado a Venezuela para intercambiar experiencias productivas y organizativas con campesinos venezolanos.
Con la decisión reciente de avanzar hacia la formación de una Zona Económica entre los 18 países miembros de PETROCARIBE, se logrará ir construyendo un mercado alternativo propio que fortalecerá la capacidad de maniobra de nuestros países en un entorno tan complejo. Como lo describió recientemente el sociólogo nicaragüense Orlando Núñez, PETROCARIBE es una guerrilla económica en la selva del mercado capitalista.
Sin duda, con tales antecedentes, Nicaragua es un país con estabilidad económica pero algunos medios escriben que el país tiene un crecimiento muy débil y con mucha incertidumbre...
Los órganos de lo que nosotros en Nicaragua denominamos «la dictadura mediática», el complejo de desinformación imperial que va desde los grandes diarios occidentales hasta los de la organización de latifundistas mediáticos de la SIP se desviven para presentar una imagen tétrica del país que no tiene nada que ver con la realidad, que es reconocida por las Naciones Unidas, por la CEPAL, y hasta, en contra de su voluntad, por el propio FMI.
La crisis de Estados Unidos y Europa ¿se siente en el país?
La crisis en los Estados Unidos y la Unión Europea afecta a todos nuestros países en mayor o menor medida. Esto es especialmente cierto en el caso de Centroamérica. Sin embargo, Nicaragua hoy en día tiene unas condiciones incomparablemente mejores para hacerle frente que las que tenía en 2009, cuando los efectos de la crisis se hicieron sentir con fuerza en América Latina.
No solamente se ha avanzado en la diversificación de las relaciones comerciales, sino también en la infraestructura, en la organización de la economía y en general de la sociedad. Además, existen proyectos estratégicos en desarrollo como la construcción de la refinería más grande de Centroamérica y el Gran Canal Interoceánico con el que se espera eliminar la pobreza extrema y disminuir enormemente la pobreza absoluta.
Siendo Nicaragua tu nuevo país de adopción, ¿cómo observas a los vecinos, por ejemplo Costa Rica, El Salvador y Honduras, siendo esta última una herida en la región?
El reciente fraude electoral en Honduras, que privó a la Resistencia del gobierno, no nos debe hacer perder de vista que en ese país ha habido un gran avance: El partido LIBRE es hoy el segundo más grande de Honduras, habiendo roto con el histórico sistema bipartidista de conservadores y liberales. Centroamérica está a las puertas de un giro hacia la izquierda en varios de sus países, como es el caso de El Salvador, Costa Rica y también, a mediano plazo, en la propia Honduras donde el gobierno que resultó del fraude es muy débil.
En El Salvador se espera que el FMLN se alce con la victoria en la segunda ronda de las elecciones, y en Costa Rica se espera que gane un gobierno de centroizquierda que probablemente necesite del apoyo de la coalición de izquierda Frente Amplio, que logró una cantidad sorprendente de votos. En el caso del FMLN, éste lograría con Salvador Sánchez Cerén llevar a un dirigente propio al frente del Gobierno. Recordemos que Mauricio Funes, que llegó al poder apoyado por el FMLN, es un independiente que seguía su propia línea.
En este sentido, una nueva victoria efemelenista profundizará la política de izquierda en el hermano país y seguramente afianzará sus lazos con PETROCARIBE y el ALBA. El fenómeno que se observa en varios países de la región es similar: Las oligarquías están atravesando una seria crisis política que es un reflejo de la crisis general del capitalismo occidental neoliberal en la región. Se dividen, se pelean entre ellos, se destapan los casos de corrupción y las acusaciones mutuas, al mismo tiempo que los movimientos populares construyen y fortalecen sus propios instrumentos políticos.
Todo esto es producto de la misma crisis que amenaza las bases mismas de reproducción del sistema: Las políticas privatizadoras se muestran cada vez menos viables al mismo tiempo que las relaciones con los actores del nuevo mundo multipolar se hacen cada vez más importantes, desde el ALBA y PETROCARIBE, hasta la presencia de China y de Brasil en la región. Los Estados Unidos ven todo esto con mucha preocupación, pero ya no pueden intervenir igual que hace 30 ó 40 años, a pesar de sus bases militares, etcétera. Por ejemplo, con el golpe contra Zelaya en junio de 2009, lo que hicieron fue que el genio del movimiento popular hondureño se saliese de la lámpara y no lo lograron volver a meter en ella, aunque hayan retrasado su acceso al poder.
La globalización ha llevado en los últimos 20 años al establecimiento de múltiples tratados comerciales entre Estados Unidos y los países latinoamericanos, que han sido rechazados por diversos países en América Latina, construyendo una gran plataforma integradora, así tenemos hoy MERCOSUR, UNASUR, ALBA y CELAC y otros. ¿Son una garantía para la democracia latinoamericana?
Lo que sucede es que todo intento de liberación de cualquiera de nuestros países siempre será precario y limitado mientras no se inserte en un proyecto latinoamericano. La colonización europea dividió nuestro continente en decenas de pedazos de tierra alrededor de ciudades-puerto que llamamos capitales con el fin de impedirnos desarrollar economías y sociedades articuladas en función de las necesidades de nuestros pueblos, y de dividirnos para mantenernos en esa situación de dependencia.
De ahí nuestra necesidad imperiosa de unir nuestras diversidades y de superar nuestras asimetrías integrándonos en una unidad mayor. Fuera de esa unidad, cualquier tipo de desarrollo será precario y enfrentará serios peligros. MERCOSUR, UNASUR, ALBA, CELAC, ALADI, SICA, etcétera, son diferentes instancias para avanzar hacia ese proyecto desde diferentes perspectivas.
Tenemos que romper (y de a poco, lo estamos haciendo) el círculo maldito de unas oligarquías exportadoras de recursos naturales, desinversoras y exportadoras de capitales, y eso solo se puede lograr quitándole poder al mercado y dándoselo a la política, es decir, a la sociedad. Por eso esas instancias son tan importantes para la democracia latinoamericana.
Finalmente ¿cómo explicar la agresión económica- financiera en Venezuela y Argentina?
En primer lugar, creo que el imperio y los intereses transnacionales occidentales conspiran todo el tiempo contra todos nuestros procesos en América Latina, pero en el marco de la estrategia general, existen ciertas prioridades y un especial interés por impedir que Venezuela y Argentina se fortalezcan y fortalezcan también sus alianzas. También a Brasil lo tratan de neutralizar, pero es demasiado grande.
En el caso de Venezuela, creo que el gobierno del presidente Nicolás Maduro ha logrado maniobrar en la dificilísima coyuntura que se presentó con la partida del Comandante Chávez, pero que el cuadro desestabilizador se mantendrá, sobre todo mientras no se den cambios políticos en Colombia, desde donde operan el uribismo con las redes paramilitares y narcotraficantes, así como el golpismo venezolano reciclado que tiene importantes intereses económicos en ese país. En el caso de la Argentina, tratan de impedir que se profundice el proceso de cambios que impulsa la Presidenta Cristina Fernández.
Allí hay que agregar muy particularmente a los intereses de Wall Street y la City de Londres, que ven en la política kirchnerista una amenaza muy seria al sistema mafioso-financiero, y al Reino Unido y la OTAN que no están dispuestos a ceder su control del Atlántico Sur con el tema de las Malvinas.
Si en vez de centrarse en países como Venezuela y Argentina, los Estados Unidos desplegasen recursos estratégicos, digamos, en Centroamérica, el resultado podría ser contraproducente para sus propios intereses. Sin embargo, si tratan de desestabilizar a esos grandes países sudamericanos, le estarían dando un golpe gravísimo a todo nuestro proceso de integración e independencia. Es muy importante que veamos a cada uno de nuestros procesos como parte de una lucha continental.