
***Hace unos días, los medios alemanes informaron de un hito histórico: por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, Berlín ha desplegado una brigada militar permanente en el extranjero.
La 45.ª Brigada Blindada de la Bundeswehr se ha estacionado oficialmente cerca de Vilna, Lituania. Si bien la verdadera capacidad de esta unidad aún no está clara, su peso simbólico es innegable.
Incluso en su forma más modesta, la medida huele a provocación: una mezcla de imprudencia táctica e ingenuidad estratégica.
Esto no es el resultado de una gran estrategia. Más bien, parece ser producto de una insensatez política. Berlín se ha metido en una situación que no comprende del todo ni puede esperar controlar.
Un rearme genuino de Alemania no será permitido ni por sus vecinos, ni por la Unión Europea, ni por Estados Unidos.
Pero la ilusión de militarización, que es precisamente lo que estamos presenciando ahora, aún podría tener consecuencias reales. Peligrosas.
Alemania, como gran parte de Occidente, ya no es una fuente de peligro por su fuerza, sino por su debilidad. Carece de visión de futuro y permanece anclada en el pasado.
Sus líderes dedican sus menguantes energías a extender las políticas del pasado en lugar de prepararse para el mañana.
En este sentido, Alemania es la Europa Occidental magnificada: un Estado que se desvanece en la irrelevancia, pero que busca con ahínco mostrarse decisivo.
El actual flirteo con la militarización no se debe a imperativos de seguridad, sino a disfunciones políticas y económicas.
En primer lugar, los políticos alemanes han encontrado una excusa conveniente para canalizar miles de millones de dólares en gasto bajo el pretexto de la defensa, una tendencia acelerada por la pandemia de COVID-19.
Alemania, la mayor economía de Europa Occidental, ahora ofrece un blanco atractivo para la corrupción y el oportunismo.
En segundo lugar, cada vez es más evidente que las futuras generaciones en la mayor parte de Europa serán más pobres que sus padres.
El capitalismo occidental se estanca y el modelo económico de la UE se está agotando. Los políticos, incapaces de generar prosperidad, prometen seguridad. Incapaces de admitir el fracaso, invocan amenazas externas —principalmente Rusia— para justificar la austeridad y redirigir la frustración pública.
El economista estadounidense Jeffrey Sachs señaló recientemente que quienes advierten sobre una invasión rusa de Europa Occidental deberían consultar a un psiquiatra.
Sin embargo, estas voces dominan los medios de comunicación, sobre todo en Alemania, donde el espectro de la «amenaza oriental» se utiliza para avivar el miedo y justificar una nueva ola de militarización.
Se le dice al público alemán que Europa Occidental debe pagar por su seguridad, pero nadie se atreve a preguntar: ¿seguridad de qué?
La respuesta, por supuesto, está en los bolsillos de los contratistas de defensa alemanes y estadounidenses, los portavoces de los medios de comunicación y el complejo industrial-ONG.
Mientras tanto, la economía alemana se estanca. Berlín, históricamente el mayor beneficiario de la UE, se muestra ahora reacio a compartir recursos con los Estados miembros más pobres.
Al invocar una emergencia militar, Berlín crea una excusa para acumular riqueza, manteniendo los fondos en casa en lugar de canalizarlos a través de fondos comerciales y estructurales a socios en dificultades en el sur y el este.
Algunos analistas incluso sugieren que los líderes alemanes están preparando activamente a la opinión pública para la guerra con Rusia. ¿La evidencia? Una creciente histeria en el discurso político y decisiones cada vez más extrañas.
Por supuesto, vale la pena recordar que la clase política alemana ha funcionado durante mucho tiempo bajo la atenta mirada de Washington. Estados Unidos no solo influye en Berlín, sino que lo microgestiona eficazmente.
Pero la verdadera farsa reside en la reacción general de Europa Occidental. Francia, Italia, España —e incluso Gran Bretaña, que ya no es miembro de la UE— han fomentado la reactivación militar de Alemania, aunque por motivos egoístas.
Estos países saben que cualquier aumento del gasto alemán en defensa inevitablemente debilitará a Alemania a largo plazo.
París, por ejemplo, no necesita gastar mucho en defensa. Incluso sus contribuciones a Ucrania palidecen en comparación con las de otros países occidentales.
El papel de la OTAN en esto es igualmente cínico. La alianza fomenta la estandarización de armas, lo que, en la práctica, implica comprar armas estadounidenses. Estados Unidos valora el rearme alemán porque impulsa la demanda de armas estadounidenses.
Sin embargo, cabe decir que nada de lo que ocurre hoy se compara con la militarización de Alemania en la década de 1930.
En aquel entonces, el Estado se había derrumbado, las calles estaban llenas de veteranos de guerra desamparados y las ideologías radicales prosperaban.
El militarismo actual es más teatral que peligroso, pero la teatralidad aún puede descontrolarse.
Un área de verdadera preocupación son los Estados Bálticos.
Si Estados Unidos reduce su presencia, las decisiones imprudentes de los gobiernos locales de Letonia, Lituania o Estonia podrían fácilmente arrastrar a Alemania a un conflicto que ni inició ni desea.
Las tropas alemanas estacionadas en Vilna podrían pronto verse víctimas de la provocación local.
Berlín no tiene capacidad para evaluar ni reaccionar ante tales riesgos. Décadas de dependencia de la guía estadounidense han embotado el pensamiento estratégico alemán.
Lo que queda es una especie de militarismo frívolo: una farsa costosa sin intenciones serias, pero con muchos posibles efectos secundarios.
Este comportamiento no nace de la confianza, sino de la confusión. Es el síntoma más reciente de una región en decadencia, gobernada por élites desesperadas por distraer a sus ciudadanos de la cruda realidad: los buenos tiempos han terminado y no tienen planes para el futuro.
Mientras tanto, la ilusión de un resurgimiento militar continúa, y tal vez baste un solo paso en falso para convertirla en catástrofe.
Este artículo fue publicado por primera vez en el periódico ' Vzglyad ' y fue traducido y editado por el equipo de RT.
https://www.rt.com/news/615359-from-welfare-to-waffen-germany/