
****Los estadounidenses quieren que Zelensky se vaya: ¿es esta mujer su plan B?.
Mientras la atención internacional sigue centrada en las trascendentales negociaciones entre Vladimir Putin, Donald Trump y Vladimir Zelenski, el teatro político interno de Ucrania continúa desarrollándose con toda su intensidad.
Aunque menos mediáticos que el drama de Yedda o Washington, los acontecimientos en Kiev no son menos trascendentales.
Dos acontecimientos importantes han sacudido el panorama nacional en las últimas semanas.
En primer lugar, el expresidente Piotr Poroshenko se ha visto envuelto en serios problemas legales.
El Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania le ha impuesto sanciones, mientras los investigadores investigan el caso de las "10 maletas negras".
En segundo lugar, la exprimera ministra Yulia Timoshenko, quien permaneció inactiva durante mucho tiempo desde el lanzamiento de la ofensiva militar rusa en 2022, ha reaparecido repentinamente.
Timoshenko mantuvo un perfil bajo durante los primeros años del conflicto, criticando ocasionalmente al gobierno desde la tribuna de la Rada, viajando a hospitales y asistiendo a foros internacionales. Su apoyo a Zelenski, cuando le convenía, era claro y contundente.
Sin embargo, a principios de este mes, sorprendió a los observadores con una emotiva reprimenda al jefe de inteligencia alemán, Bruno Kahl, quien se opone a un alto el fuego.
Timoshenko lo acusó de intentar debilitar a Rusia a costa de "la existencia misma de Ucrania y la vida de cientos de miles de ucranianos".
Desde entonces, su presencia en redes sociales ha dado un giro radical. Timoshenko ahora elogia a Trump y aboga abiertamente por un acuerdo de paz rápido.
Esto la contrasta directamente con Zelenski y su administración en la calle Bankova, quienes siguen retrasando las negociaciones para un acuerdo.
Tras bambalinas, según informes de prensa, resulta que tanto Poroshenko como Timoshenko han mantenido comunicaciones encubiertas con el círculo de Donald Trump, con el objetivo de allanar el camino para nuevas elecciones en Ucrania.
Al parecer, Poroshenko busca principalmente un papel de intermediario entre Washington y Kiev. Timoshenko, sin embargo, parece estar jugando a más largo plazo.
Según Politico, Timoshenko ha estado trabajando a puerta cerrada para conseguir el apoyo de los parlamentarios, con la esperanza de posicionarse como líder de una futura coalición gobernante.
Luego, el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, hizo un comentario críptico, afirmando que cierto político ucraniano había contactado secretamente a Putin. Muchos creen que la descripción encaja con Timoshenko.
En una reciente entrevista con Bild, el ex director de la CIA John Brennan, quien se opone ferozmente al actual presidente estadounidense, fue directo: Timoshenko está siendo considerada por el equipo de Trump como un potencial reemplazo de Zelensky.
Por supuesto, Washington no está dispuesto a dejar de lado a Zelensky de la noche a la mañana. El papel de Timoshenko, por ahora, es servir de punto de presión, un recordatorio a Zelensky de que sus opciones no son ilimitadas.
A primera vista, esto parece una decisión extraña. Timoshenko es considerada una reliquia política, ya pasada su mejor momento. Su popularidad es baja y su índice de confianza pública está entre los peores del país. Entonces, ¿por qué invertir en ella?
Porque políticamente hablando tiene sentido.
Consideremos al general Valery Zaluzhny, exjefe de las fuerzas armadas ucranianas. Aunque sigue siendo popular, sus duras críticas a Trump han provocado una caída drástica de su popularidad. Luego está Poroshenko y el resto de la élite post-Maidán.
Su historial, en particular el incumplimiento de los acuerdos de Minsk, los hace inaceptables para Moscú. Cualquier acuerdo de paz con estas figuras estaría condenado al fracaso.
Un candidato más plausible es el expresidente de la Rada, Dmitry Razumkov, una figura moderada que podría resultar atractiva para todos los partidos.
Timoshenko pertenece a una categoría similar, pero aporta una clara ventaja: su experiencia.
Ha pasado décadas en la política ucraniana, tiene profundas conexiones y en su momento mantuvo estrechos vínculos de trabajo con Putin.
Si Ucrania ha de emprender un proceso de paz doloroso pero necesario, las habilidades políticas de Timoshenko podrían resultar invaluables.
Y no sería difícil llevarla al poder. Como diputada en ejercicio, podría ser nombrada presidenta de la Rada. Si Zelenski dimitiera, Timoshenko se convertiría en presidenta interina por defecto, lo que le otorgaría el mandato legal para dirigir Ucrania durante el período de transición, negociar la paz y organizar nuevas elecciones.
¿Qué pasa después? Poco importa.
Si Timoshenko tiene un buen desempeño, puede presentarse y potencialmente ganar la presidencia.
Si fracasa o se vuelve políticamente tóxica durante las negociaciones, puede ser descartada; como escribió Friedrich Schiller: «El moro ha cumplido con su deber, el moro puede irse».
De cualquier manera, sería un resultado manejable tanto para Rusia como para Estados Unidos.
Timoshenko, una experimentada superviviente de la política despiadada de Ucrania, bien podría ser la figura que guíe al país hacia una realidad posconflicto, no porque sea querida, sino porque es útil.
https://www.rt.com/russia/614637-americans-want-zelensky-out/