***Los intereses de Estados Unidos en Oriente Medio y el enorme poder que tiene el 'lobby' israelí en Washington hacen imposible que la Administración Biden pueda poner fin al conflicto en la Franja de Gaza, que ha provocado la muerte de más de 38.000 personas en el enclave palestino, consideraron especialistas consultados por Sputnik.
Para entender el vínculo entre Tel Aviv y Washington, no hay que pensar en Israel como un país libre y soberano, sino como un estado más de Estados Unidos, como Pensilvania, Nueva York, Texas o California, afirma Eduardo Rosales Herrera, doctor en relaciones internacionales por Atlantic International University.
“No es amigo, no es socio, sino un estado más y, en función de ello, evidentemente Estados Unidos es como como el centro, el tutor. El presidente de Estados Unidos es también el presidente de Israel de alguna manera. Podríamos denominarlo [a Israel] como el estado incómodo”, dijo Rosales.
“Independientemente de lo que haga, siempre lo va a apoyar, aunque cometa atrocidades, aunque cometa tropelías, aunque cometa genocidio”, sostiene el académico.
Según él, este vínculo tan estrecho se explica a través de los intereses económicos y políticos que tiene la Casa Blanca en Oriente Medio. Por ello, el experto denomina a Israel como “el brazo político militar de Estados Unidos en esa región del mundo”.
Pero, además, señala el experto, en Estados Unidos hay “un poderosísimo lobby judío” que operan en favor de Tel Aviv desde los altos círculos políticos norteamericanos.
En ese sentido, recuerda que Washington brinda 300.000 millones de dólares anuales a Israel, lo que lo convierte en el país que recibe más ayuda del país norteamericano, la mayor parte en equipos militares y armamento.
EEUU como “cómplice directo” del conflicto en Gaza
Este 17 de julio, el canciller ruso Serguéi Lavrov señaló ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que Estados Unidos, al suministrar armas a Israel, se convirtió en parte del conflicto en la Franja de Gaza, al igual que en el caso de Ucrania.
“Al suministrar armas y municiones, Washington, y eso está claro para todos, se convirtió en un cómplice directo del conflicto, así como en la situación en Ucrania”, destacó Lavrov en una sesión del máximo órgano de decisión de la ONU sobre la situación en Medio Oriente.
El canciller ruso agregó que, si este apoyo se suspende, el derramamiento de sangre también se detendrá, pero “Estados Unidos no quiere o no puede hacerlo”.
Para Rosales Herrera, si Washington suspendiera o cancelara toda esa ayuda militar a Israel, inmediatamente menguaría el poder militar de Estado hebreo, el cual, dice, el experto, por sí solo, no sería capaz de mantener una industria de defensa poderosa por mucho tiempo.
“Biden dice que está preocupado [por Gaza], pero no puede romper este cordón umbilical [que tiene con Israel] desde su propia creación o incluso desde antes que fuera creado como Estado [en 1948]”, señala el académico.
Otro factor que fomenta la complicidad bilateral, dice, es el jugoso mercado que Israel representa para el complejo industrial militar de Estados Unidos, que envía “cantidades industriales” de armamento y equipo militar al país hebreo.
Para el experto, independientemente de quien gane en las elecciones del próximo 5 de noviembre, Trump o Biden, el apoyo de Estados Unidos a Israel se mantendrá debido a este amasijo de intereses.
El riesgo de que la guerra se expanda
En su intervención en las Naciones Unidas, el canciller Lavrov advirtió que los países vecinos de Israel, incluido el Líbano, están en peligro de verse involucrados en un conflicto a gran escala con Tel Aviv.
“Aparte de la operación militar en los territorios palestinos ocupados, otros países vecinos [de Israel] también están bajo la amenaza de verse involucrados en una confrontación a gran escala con Israel”, enfatizó Lavrov.
Ese riesgo de expansión de la escalada es fomentado por el propio Gobierno estadounidense, según David García, internacionalista de la UNAM y analista geopolítico.
“Oriente Medio es un polvorín de sentimientos antiyanquis”, asegura el catedrático.
En ese sentido, recuerda el papel que juega Irán en esta ecuación: una nación que abiertamente ha manifestado su apoyo al movimiento palestino Hamás y al grupo chií Hizbulá, y que mantiene una confrontación pública con Washington.
“El riesgo de que Estados Unidos se involucre tan directamente [en Gaza] podría provocar que el conflicto se agrave más allá de las fronteras de lo que hoy es Israel y Palestina”, apunta el especialista.
Además, las víctimas civiles son otro aliciente de sentimientos anti estadounidenses en la región, ya que miles de niños, mujeres y ancianos han muerto a causa de los ataques israelíes, muchos de ellos ejecutados con bombas norteamericanas, observa Rosales Herrera.
Para el doctor Rosales, el objetivo del Gobierno de Netanyahu no es acabar con Hamás, sino “literalmente realizar una limpieza étnica”, algo que han denunciado varias naciones ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y la Corte Penal Internacional (CPI).
Además, dice el experto, Israel también tiene el objetivo de controlar otro territorio palestino del que no se ha hablado tanto en los últimos meses, Cisjordania, donde los colonos israelíes llevan años construyendo asentamiento ilegales, según las autoridades locales y organismos como la propia ONU.
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