Otra vez hemos soltado el lastre, hemos dejado ir a dónde pertenece otro pesado volumen de cargas tóxicas que ocuparon espacios que deben ser para otras cosas y que por el nivel concentrado de odio que representaron hacían lenta la navegación de este barco, que llamado Nicaragua, lo único que pretende es llegar a puerto seguro.
La tarde de este domingo (14.01.2024) fueron excarcelados y enviados a Roma, previas conversaciones entre la Presidencia de la República de Nicaragua y el Vaticano dos obispos, quince sacerdotes y dos seminaristas que en su momento fueron detenidos, procesados y sentenciados, no por ser religiosos, sino por asumir conductas alejadas a la condición que como profesionales de la fe debieron siempre observar y que según ellos, por el hábito que como “sacerdotes” vestían podían actuar con total impunidad, por encima de la ley y no como pastores sino como políticos.
Antes que estos agentes, agentes de quien los empleó y financió para encabezar lo que ya sabemos sucedió en el 2018, Estados Unidos, otros ya habían salido en desbandada con el cuento de que iban a ayudar al Papa Francisco a gobernar el Vaticano o de que eran “perseguidos políticos”, pero lo cierto y el Vaticano siempre lo supo, como también lo supo y lo sabe la actual jerarquía católica, aglutinada en la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que todo eso es solo cuento para la exportación y que cada uno de esos, aunque en el más reciente caso estamos hablando de los fueron excarcelados y mandados a Roma, tienen, cada uno, un grueso expediente de lo que hicieron, de cómo lo hicieron, a cambio de que lo hicieron, porqué lo hicieron y hasta dónde fueron capaces de llegar cuando en un momento de aquellos trágicos eventos del 2018 creyeron tanto tener la sartén por el mango que fueron capaces de ir directamente al despacho del presidente para pedir su renuncia y la de su gobierno y hasta llamar al jefe de nuestra policía y del ejército para que también depusieran sus cargos porque según ellos el Estado de Nicaragua sucumbía porque en el no quedaría piedra sobre piedra.
En Nicaragua no es cierto que haya persecución religiosa contra ningún tipo de iglesia. A nadie se le persigue por ser católico o evangélico o de la denominación que sea.
Las misas, los cultos o como se le quiera llamar a cualquier tipo de acto espiritual se hacen todos los días y en todas partes del territorio nacional y de la misma manera las procesiones y festividades patronales de cada santo de pueblo y desde otra acera y de la misma manera los conciertos de alabanzas de los evangélicos que además son multitudinarios y en cada una de estas actividades la Policía Nacional, que es la garante del orden y seguridad pública, hace presencia para garantizar la tranquilidad de los devotos, fieles, promesantes y congregados que son parte activa de esas expresiones populares y espirituales.
Sin embargo, debo decir que existe la manipulación mercenaria de algunos microfoneros, en claro proceso de extinción que mienten, que insisten en llamar ángeles a quienes en realidad son vampiros y a los que pintan de santos, -que va ni naciendo otra vez en el paraíso- porque al final son una especie de leña que alimenta la caldera que todos los días cocina maldades.
No fue el gobierno sandinista encabezado por el Presidente Daniel Ortega y la Vicepresidenta Rosario Murillo los que rompieron el nivel de excelentes y extraordinarias relaciones que había con la Iglesia Católica o al menos el nivel que creíamos tener con la Iglesia Católica porque hasta en Abril de 2018 esa excelente y extraordinaria relación era un “Kupia Kumi” un solo corazón y tanto, que aunque la confesión de estado fuera laica, los de sotana solo decían necesito y el gobierno, vía presupuesto general de la república, ahí les va.
Pero el problema que originaron algunos políticos terroristas disfrazados con sotanas y esto lo quiero acentuar, tal como me caracteriza, fue incluso con su propia feligresía porque si nos atenemos al pueblo, al que porcentual y mayoritariamente votó por Daniel Ortega y por el FSLN, en todas las elecciones donde mayoritariamente y de calle ha ganado, pues en esa misma proporción el sandinista es católicamente mayoritario en su iglesia y fue tal la demencia política de algunos obispos y sacerdotes, que se metieron de cabeza en el golpe, que ni eso midieron.
Yo decidí abordar este tema porque tenemos que estar claros todos del valor específico de la verdad.
La verdad no puede disfrazarse, no tiene consideraciones cuando la evidencia es monumentalmente gigantesca y tanto el falaz aquel que se fue diciendo que el Papa Francisco lo llamaba para que le ayudara a gobernar el Vaticano y que entre sollozos de cocodrilo anunciaba la excarcelación de los que ahora están en Roma, como todos aquellos de su círculo que se fueron huyendo o que más barato les salió cuando no se les dejó entrar, toditos tienen las manos manchadas de sangre, ninguno de ellos actuó como profeta de Dios, sino como embajadores del infernal Satanás, no solo del que está en el averno, sino del que está en la Casa Blanca y de ese más porque es el enemigo de la humanidad, el que lleva la muerte a todas partes del mundo dolarizando la mano de sus mercenarios.
Aquí en Nicaragua hay un Cardenal, hay obispos, hay monseñores, hay sacerdotes, hay seminarias y hay iglesias católicas y de misma manera hay pastores evangélicos, rabinos y de toda religión y seguirá habiendo libertad religiosa, pero cada quien haciendo lo suyo.
Por suyo sin embargo entendamos, es evangelizar con la palabra del Dios único, es pastorear el rebaño para traerlo al lugar correcto y todo lo contrario a esto, como utilizar el púlpito para hacer política o conducir al pueblo desde la prédica a la sedición, es otra cosa porque eso desde la supuesta impunidad que algunos creen les concede un hábito o una sotana es no solo otra cosa sino que es ir contra la naturaleza del Creador contra el bien común en una negación absoluta del concepto de una iglesia preferencial por los pobres porque no se vaya a creer que todos estos sotanudos que ahora están en Roma se fueron con las manos vacías porque el peso de los fajos de dólares que recibieron de sus jefes, no del Vaticano, sino de la Casa Blanca, ya los habían sacado y el que más aquel que llegó a decir en su momento que los “tranques” habían sido una maravillosa idea, el Sargento Silvio Báez, que se consagró como uno de los comandantes del golpe, de ese golpe que asesinó, destruyó y dejó abiertas heridas profundas en el feligrés que antes era parte de un catolicismo sumamente mermado en el presente porque fueron miles que lo abandonaron o buscaron otra iglesia.
Los profesionales de la fe, como el profesional de cualquier otra rama, tienen derecho a pensar política e ideológicamente como quiera, pero nadie, ni los políticos mismos tiene derecho a incitar al odio cuya expresión máxima es la muerte y la destrucción cuando por un apetito personal, de venganza o de frustración, se plantea legítimo acabar con el otro solo porque sí y menos cuando quien lo hace es un obispo, un sacerdote que se creyó el cuento de que es más que cualquier otro.
Tengo muy presente cuando en este programa el Comandante Edén Pastora Gómez, dijo que a las sotanas también le entraban las balas y la puchilocura hizo oír sus alaridos de histeria porque aquella metafórica expresión representaba en sí una gran verdad y es que también a las sotanas se les podía aplicar la ley, así como se aplica en el imperio, en los países europeos, dónde se hace efectivo todo el rigor contra cualquier asomo o amago desdiga la norma jurídica que representa la garantía para la convivencia pacífica y estos sotanudos la violaron una y otra vez durante los tres meses que sin éxito se la pasaron intentando demoler el estado de Nicaragua.
Estemos claros de una cosa todo dentro de la ley y el derecho, nada fuera de la ley y el derecho.
No importa qué seamos, puedes ser sacerdote, pastor, rabino, empresario, comerciante, productor, abogado, diputado, magistrado, periodista, médico, arquitecto, ingeniero, millonario, pobre o lo que queras, pero ante la ley seas rico o seas pobre, seas famoso o anónimo si las haces la pagas y ese es el estado de derecho que siempre el político de farándula o el politiquero bufón siempre invocó para fundamentar el anhelo de una democracia real y efectiva que por primera vez existe en nuestro país y que solo los que tienen un espíritu oscuro, tenebroso, diabólico e inalcanzable de ignorancia o estupidez no quieren ver.
Por: Moisés Absalón Pastora.