Desde una perspectiva gnoseológica, podemos predicar que ni desde lecturas sociológicas o antropológicas o de tratados de ciencias políticas, nadie más ha interpretado de mejor forma la configuración, y el concepto del Estado que el filósofo alemán Karl Marx.
Además de él, ninguno ha vuelto tan pedagógica y asequible esta categorización teórica, que el filósofo francés Louis Althusser. Para armar escándalo entre tanto macartismo practicado por fanáticos zapadores en la vieja Europa de los años 60s del siglo XX.
Althusser el creador del estructuralismo declaró para incitar reacciones, que jamás había leído a Karl Marx, lo cual hoy no es nada más que una simple miscelánea cultural para los esotéricos.
Es preciso en algún momento de nuestra existencia repasar estos conceptos, porque la perorata de los altavoces del sistema siempre busca provocar olvido y confusión como fines últimos de sus más sórdidos propósitos.
Muchas veces sin advertirlo solemos confundir Estado con gobierno, y llegamos a predicar del Estado, actos que son propios del gobierno, y del gobierno, actos que son parte de la naturaleza intrínseca del Estado.
El Estado por sí mismo es toda una maquinaria piramidal que se ha creado para mantener indemne las relaciones de producción que crean las clases dominantes, a través de la producción de bienes en serie que alcanzan su mayor valor con el elemento “fuerza de trabajo”. Karl Marx explicó como la fuerza de trabajo es la que crea las riquezas de las empresas.
Con la categoría de “Plusvalía” esclarece como el trabajador recibe menor remuneración de lo que produce realmente.
De esta manera, la diferencia entre lo producido y su salario es lo que se define como plusvalía, la ganancia adicional del empresario. O plusvalor. Sin embargo, en los idearios de los partidos de izquierda o en los análisis de economía actuales ya esta categoría ni se discute.
Ahora, el nuevo plusvalor, además, del clásico desarrollado por Karl Marx es el derivado de los “paraísos laborales” que se encuentran en los países del tercer mundo, en donde se abren las puertas para la cantilena de la “Inversión Extranjera” que repatria lo grueso de la producción a sus países desarrollados, y dejan en estos paraísos convertidos en infiernos terrenales, una precariedad de salarios de miseria que no cumplen siquiera con las garantías mínimas laborales. Estas maquinaciones son las denominadas “operaciones off Shore”.
Y explican por sí mismo porque hay países pobres y países ricos en medio de la prosperidad de un progreso que ha prometido desarrollo humano desde hace siglos.
Sin embargo, el plusvalor ha mutado ahora a la regresión de las relaciones colonialistas de producción con los proyectos extractivistas en minas, y la compraventa de territorios como Zedes de Desarrollo o “Ciudades Modelos” en Honduras.
El Estado, busca como tal, conservar estas relaciones de producción existentes desde el periodo de acumulación de riquezas en las Colonias, la aparición de la clase burguesa y desde la expansión imperial del capitalismo industrial, que despojan a los pueblos de sus riquezas.
Pero ¿Quienes conforman el Estado?
En primer lugar, los empresarios(Clase Dominante) que son los que dominan las relaciones, y son propietarios de los medios de producción por despojo de los recursos del Estado. Las Cámaras de Comercio que formulan y regulan estas relaciones.
Las iglesias que son beneficiadas con las dádivas de los empresarios, y bendicen la producción, y el trabajo sin hacer ninguna clase de enjuiciamientos morales o éticos.
Las Universidades y los centros de control pedagógico que inducen a los alumnos, a insertarse a un mundo laboral que está diseñado automáticamente para la explotación de la fuerza de trabajo. Los gremios profesionales y sindicatos que buscan sus beneficios colectivos dentro de la lógica de las relaciones de producción.
Los juzgados que preservan la propiedad privada desde sus sentencias, y los policías y militares que hacen cumplir la ley a favor de la preservación de estos privilegios.
Louis Althusser se refiere al Estado como el conformado por los aparatos ideológicos del Estado, y los aparatos represores del Estado, para referenciar esa dominación estructural desde la base.
Ahora bien, quienes explican el concepto de gobierno con una gran clarividencia, son las teorías contractualistas.
Todas ellas incluyendo a Locke, Rousseau, Hobbes, parten de la ficción histórica de Estado Natural, en que los hombres para dirimir el conflicto existentes en sus anárquicas sociedades, ceden su voluntad general a unos representantes, quienes por mandato de aquellos conformarán un gobierno para la obtención del bienestar general de todos.
De ahí, parte el concepto de poder constituyente(pueblo), y poder constituido (gobierno de los representantes). El Constituyente crea el pacto social. O las reglas de juego con que se van a regir las sociedades, y el poder constituido solamente aplicará el pacto social, que viene siendo la actual constitución.
El gobierno normalmente tiene empatía con el Estado cuando existe una coincidencia con los intereses de clase, y la preservación de las relaciones de producción a favor de los empresarios.
En realidad, los Estados para conservar estos intereses han creado en la mayoría de los países del mundo un sistema bipartidista, en donde dos partidos políticos alternan tras uno o dos períodos presidenciales el ejercicio del poder público, pero solo cambian los personajes y los rostros, porque las relaciones de producción se mantienen incólumes, y no se pone en duda el sistema de explotación existente, y esto quizás les ha funcionado hasta cierto tiempo.
Cuando esta circunstancia ocurre las constituciones se vuelven vulnerables y frágiles porque los representantes elegidos en unas votaciones democráticas formales no responden al poder constituyente, sino que defraudan la voluntad general, y le entregan la totalidad de los intereses a las clases dominantes.
Salvo el gobierno de José Manuel Zelaya Rosales, y el actual gobierno de Iris Xiomara Castro esto ha sucedido siempre en el país.
A la luz de esas evidentes verdades, no le parezca extraño que la Reforma Agraria que está actualmente incorporada en la Constitución de la República fuera frenada hace 30 años por una ley secundaria como la Ley Para la Modernización y Desarrollo del Sector Agrícola del país, que convirtió a la tierra en un bien de mercado, y usurpó la función social que la constitución le otorga a esta.
Ante ese atroz panorama, ocurrió la reelección del expresidente, hoy presidiario en New York, Juan Hernández, puesto que, aunque el gobierno estuviera secuestrado por las redes del crimen organizado, las relaciones de producción estaban a favor de los empresarios, y las exenciones fiscales se dispararon a favor de estos para cargar a los pobres con los impuestos.
Por igual razón, se suscitó la venta del territorio con las “Zedes de Desarrollo” o “Ciudades Modelos”, porque al gobierno mientras le permitieran la realización de actividades ilícitas, era condescendiente con el capital nacional y trasnacional, y jamás le importó en ningún momento el respeto por la soberanía territorial de su país, una retórica solo existente en la “vieja constitución” moribunda.
Por otra parte, aunque la economía sea centralizada y coordinada por el gobierno central según la Constitución de la República, ello no impidió que el Programa de Ajuste Estructural de la Economía. o Neoliberalismo haya impuesto su imperio de real politik con privatizaciones de bienes nacionales y empresas públicas de forma dolosa.
O con la imposición de una deuda externa impagable al precio de la usura, y haya pretendido desaparecer el gobierno, y convertir el territorio en un espacio de mercado sin regulaciones ni aranceles.
No es para nadie desconocido como bajo el bipartidismo estos gobiernos hayan aceptado sin miramientos el dominio geopolítico de la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa.
¿Qué pasa en la actualidad en Honduras?
Como nunca en la historia del país una mujer ganó las elecciones generales del 2021 como representante del Partido Libre, cuyo ideario ideológico y político es antineoliberal.
Por segunda vez, después del gobierno de José Manuel Zelaya Rosales, el gobierno no coincide con los intereses de clase de los poderosos.
La presidenta Iris Xiomara Castro ha buscado privilegiar los intereses del pueblo pobre y miserable de Honduras, y como es lógico se ha confrontado con los tiburones y los lagartos, que se han dedicado a acumular riqueza por sobre las espaldas del pueblo, y tienen bajo sus servicio una propaganda corporativa, que encuentra más aliciente a sus virulentos ataques en no formar parte de la nómina del gobierno central como figuraba antes.
Sin contar con los votos en la cámara legislativa que la llevaría hacer cambios substanciales, Iris Xiomara Castro, la presidenta de Honduras ha mostrado ser una estadista de dimensión continental.
Y con un gobierno débil en la correlación de poder ha mostrado una gran capacidad para realizar alianzas, y llegar a consensos que sitúan los intereses del pueblo y del proyecto revolucionario en una posición sin precedente.
Ha impulsado la nacionalización de la Energía Eléctrica, y le ha otorgado el acceso a esta la categoría de derecho humano.
Como producto de sus políticas públicas altamente justas casi más de un millón y medio de ciudadanos pobres no pagan energía eléctrica. Recuperó la soberanía sobre la venta de Territorio Nacional o Zedes que se habían atomizado en ciudades modelos autónomas, y se habían otorgado a empresas transnacionales.
Pese a la guerra en Ucrania ha mantenido el precio de los combustibles a niveles aceptables por medio de subsidios. Ha dado acceso a las clases medias bajas a la obtención de una casa de habitación a intereses bajísimos, y ha construido condominios de propiedad horizontal para las clases desprotegidas.
Ha otorgado Amnistía para los presos políticos que tuvo el rechazo cínico de los asesinos quienes se auto amnistiaron por cometer graves crímenes de lesa humanidad.
Ha reactivado la economía agrícola mediante préstamos en Banadesa, Banco estatal para los pequeños productores, a quienes también ha otorgado el bono agrícola para siembra de productos alimentarios. Ha otorgado el bono de la tercera edad, y el bono estudiantil, adjudicando igualmente becas a estudiantes de escasos recursos económicos.
Ha incentivado derechos de tercera generación como la recreación y el derecho a la diversión y al esparcimiento, a través de la construcción de más de 80 canchas de fútbol, basquetbol, volibol, parques recreativos para niños; y ha puesto los estadios antes privatizados por empresarios al servicio de la gente para que realice sus ejercicios rutinarios de caminatas. Ha retornado a clases presenciales a todo el sistema educativo del país después de la Pandemia.
Ha cancelado fideicomisos leoninos para los intereses del Estado en el sector energía. Ha contrarrestado el sabotaje de la empresa Energía Honduras, a quien el gobierno anterior le había concesionado la administración del servicio eléctrico.
Ha aprobado un proyecto de ley para que los empresarios paguen los impuestos y para que se terminen los paraísos fiscales en Honduras, y que se mantienen 10 regímenes de exoneraciones fiscales desde el 2009 que se buscan eliminar, cambiar la renta territorial por la renta mundial y evitar la transferencia de grandes capitales a paraísos fiscales, crear auditorías de control y solo crear regímenes especiales para incentivar realmente la inversión nacional y extranjera.
Ha presentado un proyecto de Ley Integral Para la mujer para garantizar el acceso a la Salud reproductiva y a la equidad de género. Ha aprobado la pastilla de un día después en una sociedad altamente conservadora.
Ha relanzado el Programa Social Red Solidaria por el cual se benefician miles de familias pobres.
En el plano de política exterior ha recobrado nuestra dignidad como nación soberana objetando las políticas intromisivas de la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa en los asuntos internos del país, y pese a las reticencias de los conservadores ha abierto relaciones diplomáticas con China Continental.
Ha rescatado el legado del héroe liberal Francisco Morazán, y ha fundado la catedra morazánica.
El Estado no tiene ni asidero legal ni fundamento legitimo. En cambio, el gobierno cuenta con ambos y es producto histórico de la lucha de los pueblos. Mientras el Estado impone a la fuerza su real politik, el gobierno que no comulga con tales intereses está fundado en la ley y en la legitimidad. Todas estas arbitrariedades pueden allanarse con un pacto social, y el pueblo está preparado.
Por de pronto, alabamos el espíritu revolucionario, la ponderación, la personalidad, la humildad y la reconocida honestidad de la presidenta Xiomara Castro, quien se han granjeado la confianza del pueblo, y el poder eficaz de sus ejecutorias legales reside además en su integridad.
En las elecciones generales obtuvo una victoria por más de 600 mil votos contra su rival más cercano, y su popularidad se ha mantenido siempre a la alza, pese a las habituales y recientes encuestas del Eric-Jesuita, Centro de Investigación subvencionado por la Unión Europea en Honduras.
Frente a este panorama podemos persuadirnos de la gran lucha que enfrenta esta gran mujer contra el Estado, los medios corporativos, los Estados Unidos, y la Unión Europea que le tiene alergia a los gobiernos democráticos de los pueblos.
Por ello, es indispensable como siempre saltarnos como en las elecciones las mentiras fraguadas por los medios para sus fines aviesos, y no comprar tiburones ni lagartos como mascotas inofensivas, ni fiarnos del Estado quien siempre ha Estado muy bien, ni de los de números que en sus cuentas se vuelven grises, ni de sus encuestas ni de sus embajadas, y muchos menos de sus estadísticas de tendencia central que se alargan a la derecha.
Por Milson Salgado
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