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Irán camino de la supremacía regional



El Estado Dios iraní - Mito y realidad

Una imagen sombría de Irán domina los medios de comunicación occidentales: protestas masivas contra el velo, peleas entre manifestantes anarquistas y la policía de la moralidad, ejecuciones masivas.
  Todo iraní, según la narrativa occidental, es en el fondo un occidental que espera ser "liberado" por las ONG de George Soros y la OTAN. 44 años después del nacimiento de la República Islámica de Irán, se dice que el Estado de Dios está a punto de llegar a su fin. 

Pero la realidad es otra, como informó recientemente el politólogo ruso Leonid Savin: Incluso en el centro de Teherán pudo ver a finales del año pasado a mujeres sin pañuelo en la cabeza paseando sin ser molestadas por las calles, cafés, museos, bazares y parques de la capital. 

Llevan el pelo negro, rubio, pero también teñido de azul. Algunos incluso llevan piercings y tatuajes. 

Sólo en la mezquita el sexo femenino tiene que llevar pañuelo en la cabeza. "¡Dejemos que la gente busque su propio camino al cielo! No podemos llevarles al cielo con el poder del látigo". - Estas palabras del ex presidente Hassan Rouhani, que gobernó de 2013 a 2021, parecen describir la relación actual entre el Estado y la religión en Irán. 

Aunque la religión está por encima de la política, que impone su autoridad, el islam chiita no se impone al pueblo por la fuerza desnuda.

Irán como actor de poder: en la lucha contra el ISIS, Arabia Saudí y como productor de amenazas

Pero aparte de la cuestión de las mujeres, que interesa vivamente a Occidente, Irán se ha hecho un nombre en los últimos años, sobre todo en términos geopolíticos: desde que Estados Unidos destruyó el Irak de Sadam Husein en 2003, la influencia de Irán en la región ha aumentado notablemente. 

Con la ayuda de Teherán, se estableció inicialmente en Irak, Líbano y Palestina el "Eje de la Resistencia", que contaba con milicias chiíes entrenadas por las tropas de élite iraníes y el ejército político de los Guardianes de la Revolución. 

Irán fue ampliando sucesivamente su influencia en la llamada "Media Luna chiita", lo que también cabreó a su archienemigo declarado, Israel.

El éxito no se hizo esperar: en 2006, Hezbolá logró detener al ejército israelí en el sur del Líbano e infligió pérdidas al cuerpo blindado israelí. 

Cuando estalló la guerra en Siria en 2011, Teherán se alió con Moscú en 2015, cuando la supervivencia de Assad estaba en el filo de la navaja, y comenzó a luchar activamente contra el ISIS en numerosas ofensivas terrestres en la región, mientras que los Guardias Revolucionarios iraníes contaban con el apoyo de la fuerza aérea rusa. 

Irán también intervino en la guerra civil yemení, donde los huthis chiíes luchan contra el gobierno liderado por Arabia Saudí. 

En 2019, el partido al que apoya logró un espectacular ataque con aviones no tripulados contra instalaciones de producción de petróleo en el corazón de Arabia Saudí, lejos de las líneas del frente. 

Inmediatamente, las sospechas recayeron sobre Irán, que es conocido por entrenar a las milicias que apoya en la guerra con drones.

Detrás de muchos de estos acontecimientos estaba el general Quassem Soleimani, jefe de la Guardia Revolucionaria, tan odiado por las élites estadounidenses que Donald Trump lo mandó asesinar el 3 de enero de 2020. 

Desde entonces, Soleimani ha sido venerado como un héroe por la resistencia antiglobalista en muchos lugares del mundo. Pero esto no detuvo a Irán en su lucha contra la globalización. 

A más tardar desde que los drones kamikazes réplica Shaed-136 de Moscú se abalanzaron sobre los cañones y obuses de tanque occidentales en los campos de batalla de Ucrania, Irán se ha convertido en una potencia militar temida internacionalmente. Irán, a su vez, quiere ahora reforzar su armada en Rusia y hacer construir barcos allí.

 Pero los iraníes no sólo son capaces de luchar, sino también de asegurar económicamente su revolución.

El lado económico de la revolución

A pesar de las sanciones occidentales, Irán ha logrado construir una economía respetable basada en la idea de la autosuficiencia. 

El leitmotiv de la economía iraní es la moquavemati, la resistencia. Según él, la unidad social del país y la provisión para los pobres es el eje principal de la economía - sólo entonces entran en juego los niveles local, regional y nacional, la economía mundial globalizada queda en último lugar. 

La aviación civil cuenta con más de 175 aviones, el país es hoy uno de los 10 mayores productores de acero del mundo, valorado no sólo por su petróleo sino también por otros recursos minerales y minerales. 

Sus principales socios comerciales son China (30% del volumen de comercio exterior), pero el comercio con África también está creciendo con fuerza. Irán también comercia con EE.UU., pero son insignificantes. 

Mientras que con Rouhani Irán seguía deseando un deshielo con Occidente, en agosto de 2021 Ebrahim Raisi volvió al poder como un firme opositor a EE UU.

En consecuencia, Irán tiene poco interés en un nuevo acuerdo nuclear -EE.UU. puso fin unilateralmente al último bajo Trump- y en el fin de las sanciones por parte de Occidente, que cada vez es más insignificante económicamente. 

En cambio, la mirada de los iraníes se dirige hacia el este, hacia Eurasia: a finales de 2022 podría acordarse un acuerdo de libre comercio que abarcaría más de 7.500 mercancías. 

Para conectar Rusia, Irán e India, hay planes de construir un ramal ferroviario adicional para el corredor de transporte Norte-Sur, así como un canal para conectar el mar Caspio con el golfo Pérsico. 

Como vemos, también hay que contar con Irán en nuestro mundo cada vez más multipolar, en cualquier caso como superpotencia regional, quizá incluso como polo de poder por derecho propio.


Traducción de Enric Ravello Barber

https://www.geopolitika.ru/es/article/iran-camino-de-la-supremacia-regional

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