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Editorial / Panamá en lucha
Durante mucho tiempo, analistas de derecha y del establishment señalaban a Panamá como un “ejemplo” a seguir. Un país con poca regulación, entregado al capital financiero, pero con relativa estabilidad política en el contexto latinoamericano. Las últimas semanas destaparon por completo ese velo.
En el mes de julio, el pueblo panameño salió masivamente a las calles para protestar contra el aumento insostenible del costo de vida. Luego de represión y mesas de diálogo, el gobierno logró llegar a acuerdos el pasado 21 de julio con las organizaciones de base y desmovilizar las protestas. Pero la “paz” duró muy poco…
Agrupaciones sindicales de Panamá anunciaron la reanudación de las manifestaciones y cierres de vías a partir de mediados de agosto tras el incumplimiento de los acuerdo.
Al respecto, los trabajadores señalan que el Gobierno presidido por Laurentino Cortizo—que asumió en julio de 2019— no está vigilando que se cumpla el congelamiento de precios a 72 productos de primera necesidad, ni el otorgamiento del subsidio para los compradores de gasolina.
La Alianza Pueblo Unido por la Vida, una de las principales plataformas gremiales, denunció que el sector empresarial se resiste a poner en práctica lo pactado en la mesa de diálogo.
Además, los líderes de las protestas aseguran que el Ejecutivo les hizo firmar el acuerdo bajo presión y no mostró disposición de negociar otras demandas, como reducir los precios de la canasta básica y los medicamentos.
Asimismo, se manifestaron en contra del mecanismo ideado para el despacho de combustible a las personas, que implica presentar la cédula de identidad.
Al respecto, el líder del poderoso sindicato de la construcción Suntracs, y miembro de una de las alianzas populares que promovieron las protestas nacionales de julio pasado, Saúl Méndez, afirmó que el Ejecutivo actúa “como si no quisiera resolver ningún problema”.
La decisión genera preocupación en diversos sectores de la economía pues las manifestaciones registradas en julio causaron fuertes problemas de desabastecimiento de alimentos y combustible en los centros urbanos y pérdidas millonarias a la agricultura debido a bloqueos en la principal carretera de Panamá.
En 2021, Panamá fue uno de los países con mayor crecimiento económico después del frenazo que provocó la pandemia de Covid-19. Con 15,3 % de expansión del Producto Interno Bruto (PIB), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) situó a la nación centroamericana a la cabeza de la recuperación. Pero los últimos meses dejaron en evidencia la volatilidad de la economía panameña.
El alza sostenida de los combustibles —potenciada por el conflicto entre Rusia y Ucrania— dejó al descubierto el modelo de dependencia energética de Panamá, que importa el 100 % de los derivados del petróleo que consume. En el país no hay ni una sola refinería, lo que provoca que las oscilaciones en el mercado internacional petrolero tengan un impacto directo en su economía.
En este sentido, el suministro de combustible está exclusivamente en manos privadas y lo único que puede hacer la Secretaría Nacional de Energía (SNE) es establecer un precio tope a los carburantes. De hecho, uno de los puntos claves del acuerdo entre el Gobierno y los sindicatos fue establecer un precio congelado del combustible de 3,25 dólares por galón.
Más allá de eso, Panamá arrastra problemas estructurales como la opacidad fiscal, la corrupción, los altos niveles de deuda y una profunda desigualdad. El último informe del Banco Mundial destaca que la pobreza rural se mantuvo 6 veces más alta que en las áreas urbanas y la crisis del covid-19 provocó un aumento de 2,7% en la tasa de la pobreza.
Los mecanismos que hacen de la nación centroamericana un destino atractivo para capitales son al final su propia debilidad. Un Estado rehén de intereses capitalistas, en su gran mayoría foráneos, queda sin margen de maniobra y sin capacidad de respuesta ante crisis internacionales que están fuera de su control.
Históricamente, y especialmente después de la invasión de 1989, Panamá ha estado firmemente en la esfera de influencia estadounidense. El estratégico Canal de Panamá es un elemento geopolítico fundamental.
No obstante, con el agotamiento del modelo neoliberal, Washington podrá muy pronto tener un “problema” en manos con un gobierno que busque reorientar las prioridades del país. Luego de Colombia y potencialmente Brasil en octubre, son cada vez menos los aliados fieles del imperio.
Breves
Colombia / ¿Nuevo diálogo con el ELN?
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Guerrillero del ELN. (AFP)
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció que «en las semanas que están por seguir» se sabrá si el diálogo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) continuará en La Habana, Cuba.
Al respecto, Petro mencionó que el cambio o no del sitio geográfico, en caso de reanudarse las conversaciones, no depende «exclusivamente» del Gobierno colombiano. El diálogo con el ELN comenzó en Quito en 2017 antes de mudarse a La Habana el año siguiente.
El nuevo presidente colombiano estableció la paz como una de sus prioridades absolutas, y que retomar las negociaciones con la principal guerrilla activa sería uno de los primeros pasos.
Venezuela / Protesta por avión retenido en Argentina
El gobierno venezolano inició una campaña para exigir la devolución de un avión de carga retenido por las autoridades argentinas desde hace dos meses.
De acuerdo con el presidente Maduro, el avión “está secuestrado descaradamente en Argentina” donde pretenden robárselo por una orden de un tribunal de La Florida.
El Departamento de Justicia de EE.UU. pidió a las autoridades argentinas la confiscación de la aeronave de carga venezolana por presuntamente violar las leyes de control de exportaciones del país norteamericano.
El avión fue vendido por la aerolínea iraní Mahan Air a la estatal venezolana Conviasa. Ambas empresas están sancionadas por EE.UU.
Cuba / Controlado incendio masivo
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Incendio en Matanzas. (Cubadebate)
Los bomberos cubanos lograron al final de varios días controlar un incendio de grandes proporciones en los depósitos de crudo de la Base de Supertanqueros de Matanzas.
El incendio empezó por un relámpago el 5 de agosto, y las llamas se extendieron a varios tanques hasta que las autoridades lograron apagarlo. El gobierno cubano recibió asistencia especializada de México y Venezuela.
El accidente obligó a la desactivación de la central eléctrica más cercana y podrá agravar la precariedad energética de la isla. Mientras, los movimientos de solidaridad han redoblado sus esfuerzos para exigir el cese del bloqueo norteamericano contra Cuba.
Argentina / Nuevo ‘super-ministro’ de economía
El presidente argentino Alberto Fernández juramentó a Sergio Massa como nuevo ministro de economía el pasado 3 de agosto. Massa asumirá también las carteras de agricultura y desarrollo productivo.
Una figura de peso del Frente de Todos, Massa ejercía la presidencia de la Cámara de Diputados del país sureño. Asume ahora la riendas de la economía luego de la renuncia de Martín Guzmán en julio, y de Silvina Batakis apenas un mes después.
Argentina enfrenta un panorama económico complicado, con una de las inflaciones más altas del hemisferio. El manejo de la economía por parte de Fernández ha generado descontento en el seno de la coalición peronista.
Brasil / Carta por la democracia
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Protesta por la democracia.
Sindicatos, fuerzas políticas y movimientos sociales presentaron el jueves, 11 de agosto, la “Carta por la Democracia” en un acto en la Universidad de São Paulo.
El documento destaca las amenazas contra las instituciones, especialmente contra el sistema electoral, así como a otros derechos de la población, por parte del presidente Jair Bolsonaro y sus partidarios. En menos de un mes ya recogió casi un millón de suscripciones.
Brasil realizará elecciones presidenciales el próximo 2 de octubre. El ex-presidente Lula da Silva, según las encuestas, lleva una ventaja de dos dígitos sobre Bolsonaro. Si ningún candidato superar los 50%, la segunda vuelta será el 30 de octubre.
Entrevista
Venezuela / Clodovaldo Hernández: “Petro y Lula crean un escenario muy interesante en América Latina”
Aunque no esté tan presente en las noticias, Venezuela sigue enfrentando un brutal bloqueo económico impuesto por Estados Unidos. En esta entrevista, el periodista Clodovaldo Hernández pone la mirada en varios temas de la actualidad venezolana, desde los cambios geopolíticos a las disputas internas.
Con la juramentación de Petro y la esperada victoria de Lula, se “completa” el giro a la izquierda del continente. ¿Crees que se abren nuevas posibilidades de integración? En ese caso, ¿Qué lecciones crees hay que asumir de la anterior ola progresista? ¿Cuáles errores evitar?
Si, la juramentación de Petro y la posible victoria de Lula crean un escenario muy interesante en América Latina. Colombia además no estuvo en la primera ola de la izquierda latinoamericana, y no era el antagonista fundamental, a través de la figura de Uribe frente a Chávez.
Por eso, creo que tener a Colombia del lado progresista ya es un avance enorme habrá que ver cuál es el desempeño del gobierno de Petro porque de eso va a depender todo. En el caso de Lula sería un retorno significativo, después de un giro a la ultraderecha con Bolsonaro, y también sería una expresión del fracaso final del lawfare.
Ya veremos también cómo interactúan estos dos liderazgos tan peculiares, el de Petro y el de Lula, con los que ya están en esta ola como Andrés Manuel López Obrador en México o Alberto Fernández en Argentina, para potenciar ese posible rescate de los mecanismos de integración de la primera ola. En cuanto a las lecciones, habría que ver hasta qué punto se puede avanzar. Creo que hay que avanzar con respeto a las particularidades de cada país, para que la agenda continental no genere rechazo a lo interno.
Con el nuevo gobierno en Colombia, el autoproclamado Juan Guaidó pierde uno de sus últimos bastiones de apoyo. Con las elecciones presidenciales en el 2024, ¿qué retos enfrenta la oposición venezolana? ¿Y cuál podría ser el destino de Guaidó?
Guaidó efectivamente pierde uno de sus bastiones de apoyo. Duque era quizás la persona que mejor habló de él siempre, que tuvo esa deferencia y esa complicidad con todo lo que pasó. Además de Guaidó, va a perder el apoyo toda esa clase política que estaba viviendo la ficción de ser exiliados, perseguidos políticos. Creo que ese cambio se va a notar, ya se está notando incluso también en el plano comunicacional.
La oposición por supuesto enfrenta el reto de ir con un candidato unificado a las próximas elecciones. Si bien les ha costado mucho en los últimos tiempos, lo lograron con Capriles en su momento y con la tarjeta de la Unidad Democrática en 2015 cuando ganaron las elecciones parlamentarias.
Si se ejercen las presiones que uno supone, podrían unificarse alrededor de una candidatura aún cuando en este momento luzcan extremadamente fragmentados. En ese contexto, el destino de Guaidó no sé cual pudiera ser, yo creo que ha habido un intento en estos últimos meses de ver si puede ser él ese candidato presidencial que pudiera unificar a la oposición, algo así como lo que ocurrió con Violeta Chamorro en Nicaragua en su momento.
Pero me parece que no ha salido nada bien, Guaidó está demasiado rayado tanto internamente con los casos de corrupción que ocurrieron entre su “gobierno” y también porque no tiene las condiciones de liderazgo necesarias. Así que seguramente su destino será vivir de la riqueza mal habida que ha conseguido hasta ahora.
Desde marzo, cuando vino la delegación de la Casa Blanca, escuchamos declaraciones esporádicas sobre retomar el diálogo y aflojar las sanciones. Sin embargo, no parece haber gran urgencia por parte del gobierno, y EE.UU. solo ha hecho cambios mínimos a su bloqueo. Más allá de las declaraciones oficiales, ¿Cómo podríamos leer este escenario?
Yo estoy de acuerdo que ha sido más ruido que resultados. Hasta ahora no hay elementos que uno pueda decir: sí, se va a avanzar.
Creo que eso tiene que ver con la evolución del conflicto en Ucrania por un lado y también con la inminencia de las elecciones de medio periodo del Congreso de los EE.UU., donde los Demócratas están pasando por una situación realmente muy complicada y van a tener que trabajar muy duro para preservar alguna parte de su poder parlamentario.
En el caso de Venezuela, uno de los puntos de honor es lo relativo a la liberación de Alex Saab. Este tema, así como cualquier levantamiento de sanciones, es muy complicado para los Demócratas en este momento por los efectos que tendría en los enclaves fundamentales del electorado latino como el estado de Florida.
Por eso, creo que será muy difícil ver concesiones en ese sentido. Es probable que todo siga avanzando muy pero muy lentamente y siempre ligado a cómo marche el conflicto en Ucrania. Además como Venezuela, de alguna forma, ha superado al menos los efectos peores o más dramáticos del bloqueo pues el país tampoco está en una onda de hacer grandes concesiones.
Quizás después de las elecciones de medio periodo de EE.UU., dependiendo de cual sea el resultado, se produzca algún cambio en el ritmo de estas conversaciones.
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La Batalla de Boyacá, cuadro de Tovar y Tovar.
Venas abiertas / Batalla de Boyacá
El líder suramericano Simón Bolívar obtuvo uno de los triunfos más emblemáticos de la gesta independentista del continente en la Batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819.
La confrontación, que duró poco más de dos horas, fue el culminar de la Campaña Libertadora de Nueva Granada (actual Colombia). La victoria republicana representó un revés terrible para el dominio español en América del Sur.
Después del triunfo, Bolívar y el “Ejército Libertador” conquistarían la independencia de seis países actuales, empezando por Venezuela. Se estableció durante algunos años la llamada “Gran Colombia”, pero el proyecto terminaría traicionado por las nuevas oligarquías.
Fuente: Investig’Action