1) Después de la invasión Europa tenía dos opciones.
Podría haber acompañado las necesarias sanciones con una doble petición a Zelensky y Putin, encaminada a iniciar negociaciones inmediatas sobre la base de los dos requisitos fundamentales del conflicto: la neutralidad de Ucrania y el respeto a los acuerdos de Minsk.
Si Zelensky no se hubiera sentido cubierto y su paso no hubiera sido garantizado si continuaba la guerra, probablemente se hubiera logrado la paz en una semana.
O, y esta es la elección que se hizo, Europa empezó a decir que Putin era el nuevo Hitler, era un loco, un animal; entonces podría empezar a abastecer a Ucrania de dinero, instructores y armamento pesado, podría desatar una ola de rusofobia bochornosa y podría perseverar así hasta decir (como Borrell) que la guerra debía resolverse sobre el terreno (diplomáticos improvisando su papel como guerreros pero exponiendo el culo ajeno).
2) Al suministrar a Ucrania toneladas de armas sin ninguna garantía en cuanto a su destino, Europa ha creado una zona de guerra loca a sus puertas, en la que no solo participan el ejército regular y las milicias mercenarias, sino también grupos paramilitares y grupos de irregulares incontrolables.
Combatientes actuando de forma autónoma, a menudo con intenciones más terroristas que militares (como el bombardeo de una escuela en Donetsk ayer), y que nunca obedecerán a ninguna paz firmada por Zelensky.
Existe la perspectiva (y ha sido un desiderátum estadounidense desde el principio) de un conflicto prolongado, o tal vez después de una declaración de tregua de un conflicto de baja intensidad, que comprometerá al ejército ruso durante mucho tiempo y conducirá a la destrucción total de Ucrania, al menos de la parte de este país al este del Dnieper.
3) Como siempre, cuanto más dura el conflicto, más duelo se acumula, más irrevocable odio invade las almas y más se abandonarán los últimos escrúpulos en la conducción de la guerra (Rusia ha aumentado gradualmente el peso de los tipos de armas utilizadas, Ucrania comenzó a apuntar al territorio ruso en la provincia de Belgorod). Veremos cuál será el límite en la escalada.
4) Mientras tanto, todos hemos pasado felizmente por alto el hecho de que en Ucrania, además de los gasoductos y las plantas de energía nuclear, existen algunos de los depósitos de plutonio y uranio enriquecido más grandes del mundo.
En definitiva, estamos jugando a la guerra, que poco a poco va escalando, en una de las zonas más peligrosas del planeta en cuanto a posibles repercusiones generales. Vale la pena recordar que la distancia entre Italia y Ucrania es de 1500 km en línea recta, que entre Ucrania y Estados Unidos es de 7500 km (con un océano de por medio).
5) En el plano económico Europa ha apostado por el acceso a fuentes de energía abundantes y de precio moderado.
Siendo Europa la zona del mundo más entregada a la transformación industrial y la menos dotada de recursos naturales, la actual política ucraniana de Europa equivale a haberse atado una soga y pasársela al cuello.
Europa apoya y alimenta una guerra en su propia puerta, y no solo eso, sino que hace todo lo posible para que dure mucho tiempo y para romper definitivamente todas las relaciones con el resto de Eurasia.
En esencia, nos separamos de la parte del mundo a la que somos económicamente complementarios (Rusia por los recursos, China por la base de fabricación, todos los BRICS como el mercado más grande del mundo).
Al mismo tiempo, volvemos a subordinarnos a un competidor primario con el que competimos directamente a nivel industrial, pero que, a diferencia de Europa, es energéticamente autosuficiente.
6) Habiendo llegado a este punto, Rusia ya no tiene un interés primordial en lograr una paz rápida.
Desde un punto de vista económico sí está pagando un precio, pero desde un punto de vista estratégico se está convirtiendo en la referencia mundial de la «venganza» de esta parte mayoritaria del mundo que se ha sentido maltratada por el tirano estadounidense durante décadas.
Esta victoria estratégica permite a Rusia cultivar una alianza sustancial con China, una alianza absolutamente invencible e inquebrantable desde todos los puntos de vista: territorial, demográfico, económico y militar.
7) Europa, en cambio, cavó su propia tumba.
Si los gobiernos europeos no logran de alguna manera (y por ahora a un gran costo) restaurar las relaciones con la parte restante de Eurasia, el destino de nuestro subcontinente está sellado . Los dos siglos de ascenso global que comenzaron a principios del siglo XIX llegarán a un final sin gloria.
A partir del otoño empezaremos a ver los primeros síntomas de lo que promete ser una nueva contracción económica de largo plazo, una contracción que, involucrando al conjunto de los países europeos, tendrá unas características sin precedentes, mucho más fuertes que la crisis de 2008, porque aquí no habrá «garantías de fiabilidad financiera» que ofrecer.
Mirando a Draghi, Macron, Scholz y sus títeres parlamentarios hoy (en Italia casi todo el arco parlamentario), la única pregunta que queda es: ¿alguien va a pagar?
¿Quién pagará la operación más autodestructiva del continente europeo desde la Segunda Guerra Mundial?
¿Pagarán los periodistas mercenarios y descerebrados que han fabricado y repetido la narrativa propagandística para alimentar la guerra?
¿Pagarán a los políticos que apoyaron activamente la guerra o se arrodillaron ante los dictados del Primer Ministro?
¿O frente a los nuevos desempleados y trabajadores pobres, volverán a hacer el truco de explicar que no había alternativa?
Fuente: Andrea Zhok y https://www.ariannaeditrice.it/articoli/chi-paghera-per-l-operazione-piu-autodistruttiva-sul-continente-europeo-dalla-seconda-guerra-mondiale
Traducción: Carlos X. Blanco
https://rebelion.org/quien-pagara-la-operacion-mas-autodestructiva-en-el-continente-europeo-desde-la-segunda-guerra-mundial/