En el Capitalismo lo único que está (aunque sea ligeramente) por sobre las motivaciones ideológicas, es la rentabilidad de sus empresas, la ganancia que esconde la plusvalía y que hace posible la existencia de la burguesía como clase social.
Esto lo demuestra una vez más la iniciativa gringa de acercarse al gobierno del presidente Maduro (el mismo que ha sido llamado “dictador”, “enemigo de la democracia, etc., por ellos mismos) con el obvio propósito de garantizarse el suministro de los hidrocarburos venezolanos para apuntalar sus reservas en tiempos difíciles para su economía.
Sin embargo, para nadie es un secreto que tal “iniciativa” ha sido obligada por la incertidumbre que ya provoca en la economía mundial el conflicto en Ucrania, fabricado y sustentado por el complejo industrial-militar y las élites del Imperialismo yanqui y sus aliados europeos.
Pero hay más: Esta medida que pareciera- según sorprendidos analistas- positiva y que puede permitir a Venezuela dejar atrás el bloqueo económico y las sanciones impuestas por los gringos y sus aliados, esconde grandes peligros.
Lo primero que se nos ocurre es que con este inesperado movimiento de alfiles en el tablero geoestratégico, los yanquis quieren hacer patente que el control y el poder de decisión estratégica en relación al conflicto con Venezuela siempre lo han mantenido ellos.
Y que Venezuela, muy debilitada, se ha apresurado a tomar como tabla de náufrago esta “propuesta” de su agresor.
Venezuela parece que sin ningún gesto reciproco responde "que está listo a las negociaciones" (liberando a dos terroristas gringos y anunciando su disposición de reanudar inmediatamente las negociaciones con la oposición política), mientas que los gringos inundan a través de su poderosos sistema mediático global, redes y noticieros con los “resultados” de tales conversaciones “al más alto nivel” que el mismo Presidente Maduro por su parte avala.
Los gringos saltan de alegría ante la posibilidad de restar el apoyo (por parte del más grande aliado latinoamericano) a la Federación Rusa, en un momento trascendental para esta nación que está siendo atacada con todo por el sistema del capitalismo global y el imperialismo norteamericano.
Los hidrocarburos de Rusia (además de una larga lista de bienes, servicios y mercancías, que hacen más llevadera la vida de la sociedad europea y mundial) están queriendo ser –inútilmente- suprimidos del comercio global, para intentar poner de rodillas a la poderosa industria rusa, su influencia en el mundo moderno y bloquear su imparable camino hacia el encumbramiento como potencia mundial.
Por esta razón las élites del capitalismo mundial buscan desesperadamente alternativas para suplir el enorme hueco que dejarán en el consumo global los recursos naturales provenientes de gran Estado euroasiático.
Irán, Iraq, Arabia Saudita, los pequeños Emiratos del Golfo Pérsico, algunas naciones africanas y por supuesto, Venezuela, la nación con mayores reservas petrolíferas del mundo, son los candidatos (no importando los desencuentros políticos) para rescatar al “mundo libre” de la debacle energética.
¿Traicionará Venezuela a Rusia, su fiel aliado de tiempos duros, por sobre su definición y vocación libertaria y socialista?
¿Pesarán más las dificultades creadas por el bloqueo y las sanciones gringas a la economía venezolana que la han llevado casi al colapso socio-económico, pero que con la voluntad, la valentía de la dirigencia y el pueblo de Bolívar y Chávez, ha sabido vencer?
Sinceramente, creo que no.
El Presidente Maduro (un guerrero de mil batallas), el Chavismo triunfante y el pueblo venezolano, sabrán utilizar esta ventana de oportunidades, darle el “medio vuelto” a sus enemigos (que ahora se arropan con piel de oveja) y siendo fieles al legado del Comandante Chávez, cumplirán con los compromisos para con sus aliados, amigos y su proyecto revolucionario y que al igual que Cuba y Nicaragua, es luz para todo un Continente y para los pueblos que luchan por un mundo inclusivo, pacífico y solidario.
Venezuela comprende que hoy en Ucrania se juega el destino del mundo y que de ese conflicto, con el triunfo de la Federación Rusa, surgirá un nuevo Orden mundial, un nuevo paradigma que se manifestará en un nuevo mundo, multipolar y ajeno a la hegemonía perversa del Imperialismo yanqui.
Edelberto Matus.
