El 29 de septiembre de 1969, Virgílio Gomes da Silva, nuestro Comandante Jonas, fue detenido después de horas de tortura en el DOI-Codi del II Ejército. No dio información al enemigo y desafió a la banda de uniformados fascistas.
Virgílio provenía de una familia campesina del municipio de Sítio Novo, Rio Grande do Norte, trabajaba en el campo y emigró para São Paulo, como muchos nordestinos que huían de la sequía y el hambre que producía el latifundio.
En el sur, esperaba tener una vida mejor y poder sacar a su madre y hermanos de la situación de pobreza en la que vivían en el noreste del país.
Trabajó en varios segmentos y, finalmente, trabajó como obrero en la industria química, en São Miguel Paulista, en el este de la ciudad de São Paulo.
En esta labor tuvo una participación activa en el gremio de la categoría y terminó siendo fusilado por un director de una empresa, cuando se organizaba y movilizaba por un movimiento huelguístico.
Con el golpe militar de 1964, comenzó a trabajar en la clandestinidad, ya que el sindicato sufrió la intervención de la dictadura.
Además de activista sindical, actuó como militante del Partido Comunista y en tal carácter organizó las luchas que la Clase Obrera libró por el derrocamiento del régimen de terror implantado en el país.
Su militancia política clandestina lo llevó a ser militante activo de la ALN – Ação Libertadora Nacional, organización dirigida por Joaquim Câmara Ferreira y Carlos Marighella.
Por su entregada y decidida militancia, pasó a comandar el GTA - Grupo Táctico Armado de la ALN y se le encomendó la tarea de organizar y liderar la captura del embajador de EE.UU., Charles Burcke Elbrick.
Compartió con Joaquim Câmara Ferreira, Comandante Toledo, quien comandó políticamente la operación.
La acción revolucionaria resultó victoriosa, liberó a 15 personas encarceladas y torturadas, obligó a los militares a publicar en todos los medios de comunicación un manifiesto denunciando los crímenes cometidos por la dictadura y el imperialismo norteamericano, que la comandaba.
Virgílio, además de las torturas sufridas a manos de los militares, sufrió un ataque cobarde y vil cuando fue retratado por Fernando Gabeira en su libro “¿Qué es esto, compañero?”
El cobarde escritor lo presentó como un líder desquiciado e insensible.
El prejuicio sinvergüenza contra el trabajador ignoraba su papel decisivo como comandante de la acción revolucionaria, que daba seguridad y equilibrio al grupo de sus subordinados.
Hoy, Virgílio es considerado un héroe de la izquierda brasileña y Gabeira es ahora un lamebotas de la derecha.
Su compañera, Ilda, es una guerrera, que llevó a sus hijos al exilio en Cuba.
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