Unicef nos dejó clara la magnitud de la inhumanidad que se da en África, que viene del modelo europeo de colonización a nuestros tiempos, en un paradigma que solo extrae su riqueza del continente y sostiene a los Gobiernos al servicio del gran capital, ya sea en Europa, Estados Unidos o Asia.
La situación se acentúa cuando miramos el tema de los niños, acosados y obligados a luchar en guerras que no son para ellos ni para la población necesitada.
En África occidental y central, las fuerzas armadas y los grupos armados han reclutado a más de 21.000 niños en la región afectada por el conflicto durante los últimos cinco años, señala el informe de Unicef.
Es la región con mayor número de niños soldados del mundo, menores, víctimas de violencia sexual. En un cronograma, acentuado desde 2016, la región se ha visto afectada por un creciente conflicto.
La situación se torna más crítica cuando se detalla que más de 2.200 niños y niñas han sido verificados como víctimas de violencia sexual en los últimos cinco años, agregó.
Mientras tanto, alrededor de 3.500 niños han sido secuestrados, lo que la convierte en la segunda región de secuestro más grande del mundo, mientras que ha habido al menos 1.500 ataques a escuelas y hospitales.
Según las mediciones de la ONU, más de 57 millones de niños en la región necesitan asistencia humanitaria, un número que se ha duplicado desde el año pasado como resultado del conflicto y la pandemia de la Covid-19.
“Ya sea que los niños de África occidental y central sean el objetivo directo o las víctimas colaterales, están atrapados en un conflicto y enfrentan violencia e inseguridad”, dijo Marie-Pierre Poirier, directora regional de Unicef para África occidental y central.
Añadió: “Las graves violaciones a sus derechos perpetradas por las partes en conflicto son inaceptables. Tienen un impacto adverso en su capacidad para aprender, trabajar, construir relaciones significativas y contribuir al desarrollo de sus comunidades y países ”.
Los países afectados por el conflicto son Burkina Faso, República Centroafricana, Camerún, Chad, Congo, Malí, Mauritania y Níger. Este proceso tuvo consecuencias humanitarias devastadoras para los niños y las comunidades, y la pandemia ha agravado la situación.
Vale la pena mencionar que el Sahel, una región semiárida que se extiende desde el norte de Senegal a partes de Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad y Sudán y Eritrea, ha experimentado un aumento de la violencia en los últimos años.
En este contexto devastador, los niños son incorporados a grupos armados, a menudo están expuestos a «niveles insoportables de violencia» y su reclutamiento puede ir precedido y seguido de otras violaciones como el secuestro, la violencia sexual y el asesinato y mutilación de niños.
En comunicados recurrentes de la ONU, pidió a las naciones que trabajen para prevenir violaciones contra los niños y que los involucrados rindan cuentas.
Por su parte, Unicef afirma que necesita más de 92 millones de dólares para proteger a los niños en situaciones de emergencia en África occidental y central, donde más de la mitad aún no está disponible. Pero, ¿qué tan fuertes son estas instituciones cuando el modelo ayuda a las grandes economías a acumular capital con inhumanidad? Incluso de niños.
El tema no es solo la guerra actual, sino un sistema neocolonial que fomenta la explotación del continente, que incluye un modelo de confrontación entre naciones que oprime y viola a toda la población.
El fomento por guerras, genera división continental, alimenta la industria bélica internacional, y la extracción de recursos minerales a bajos precios. Los niños están en una escalada inhumana para generar ganancias financieras, no en África, sino en los grandes fondos de inversión asignados en Europa y América del Norte.
https://pueblocombatiente.com/2021/11/24/en-africa-central-21-000-ninos-son-reclutados-y-utilizados-por-grupos-armados-para-guerras/
