La mentira es un anti valor contrario a lo que se ve, se palpa, se piensa o se cree. Es un oposicionismo a todo lo que se considere una verdad siendo su principal ropaje la falsedad y la calumnia.
Quien usa la mentira espera que quien le oye tome por cierto lo que dice porque ese es el papel del mentiroso, aunque esté cierto que desde el pinche rol de falaz que asume sea un sujeto o sujeta identificable porque nada es más fácil qué, coger a un mentiroso o a una mentirosa.
Aunque la mentira es una moneda de uso corriente en el infra mundo de la estafa, de tanto repetirla o imponerla, se vuelve insostenible porque la verdad contrastada siempre termina siendo tan grande como el Sol, aunque se le pretenda tapar con un dedo o como decía nuestro querido Rubén Darío alrededor de la calumnia:
Puede una gota de lodo
sobre un diamante caer;
puede también de este modo
su fulgor oscurecer;
pero, aunque el diamante todo
se encuentre de fango lleno,
el valor que lo hace bueno
no perderá ni un instante,
y ha de ser siempre diamante
por más que lo manche el cieno.
De lo anteriormente expresado es fácil determinar que quienes son ciudadanos de la mentira son esclavos de sus propias negaciones, son individuos que no son libres, que no disfrutan la vida porque están permanentemente expuestos a la soledad y al rechazo de quienes no los queremos cerca.
La mentira te destruye, te esclaviza y te reduce porque por más que intente engañar adolece de propiedades transformadoras como sí tiene la verdad que es poderosa y constructiva y de ahí la profundidad de aquella prédica de Jesús de Nazaret cuando dijo a sus discípulos: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Que importante es aprender a vivir en libertad, pero muchos no lo entienden y se resisten a cambiar por la forma que decidieron desperdiciar su vida y su tiempo. ejemplos que han adquirido durante sus vidas.
No lo entienden porque se acostumbraron a los malos hábitos, a sus hipocresías, a las falsedades tantas veces repetidas que se las terminaron creyendo y a la mala influencia que encontraron en aquellos que les dijeron que el dinero era Dios y que este lo podía comprar todo, incluso hasta el arrebato del poder.
Para vencer la mentira en la que has vivido necesitas enfrentarla con la verdad, necesitas apropiarte de la verdad y caminar en ella para llegar a cualquier parte donde quieras estar porque si la mentira es la oscuridad entonces sin duda alguna vas rumbo a estrellarte o en caída libre hacia el abismo y eso exactamente es lo que está pasando con el inframundo oposicionista de Nicaragua que por más equivocado esté no hay verdad que les entre, ni con bala mascada.
El tema aquí sin embargo no es acentuar la capacidad que tienen para resistir el poder de la verdad, sino el estado de confort que encontraron en la mentira, de manera tal, que por no reconocer su error, -tal es el grado de bestialidad que los anula-, prefieren ir de frente a la tormenta perfecta que se les viene el 7 de noviembre próximo para ser aplastados y licuados existencialmente del mapa político creyendo que después vendrán aquí los imperialistas de la tierra a ponerlos en un poder que por sus propios méritos ni pudieron, ni podrán, jamás.
Estos que habitan en la mentira, que viven de la mentira y respiran por la mentira creen estar en su mejor zona de confort, aunque se sepan fracasados y no ceden un solo minuto para reflexionar sobre el porqué de sus frecuentes derrotas porque el mentir se convirtió en un negocio maldito que está dejando de ser pan para hoy y está comenzando a ser hambre para mañana y de eso comienzan a darse cuenta dado que el financiamiento para hacer y promocionar terrorismo escasea, mientras que, los círculos de los que todavía reciben, se cierran.
La mentira es una pelotita de nieve que de tanto rodar hacia el abismo se convierte en un alud que aplasta a los que comenzaron a generarla. De la mentira solo se salvan los que conocen del alto valor de la verdad y quedan sepultados bajo ella los que por pasarse de vivos no atendieron la letalidad de sus consecuencias.
El oposicionismo aquí desde que comenzó a creer que por la vía de un golpe de estado podía hacerse de un poder, que no logran a través del más idóneo mecanismo como son las elecciones, se propuso inventar, una tras otra, la más burda mentira.
Ni siquiera se tomaron inteligentemente el tiempo de maquillarla o disfrazarla -no- se fueron al saco y rajo, sin disimularla, seguros de lanzarse como fieras sobre la cándida inocencia del nicaragüense que de manso y tolerante puede tener mucho, pero de tonto e ignorante, absolutamente nada.
No cabe duda que los lacayos nacionales creyeron la mentira que el imperio les tejió y cómo no se la iban a creer y como no la iban a difundir los mercenarios mediáticos si lo que disparaba la Casa Blanca eran toneladas de dólares que hicieron la vida fácil para quienes en su vida jamás habían visto tantos centavos juntos.
Por eso hicieron de la Reserva de Indio Maíz la mecha encendida de los eventos que se desencadenaron en abril de 2018 y como no les funcionó entonces se lanzaron contra las reformas del INSS y como fueron revertidas entonces derramaron la primera gota de sangre, la de sandinistas, la de inocentes y a partir de esa gota lo que vino después, a lo largo de tres meses de terror, de tranques, de asesinatos, de torturas, de incendios, de robos, saqueos, odios y por supuesto de un falso amor a Nicaragua, lo único que encontraron fue el camino al cementerio donde yacen como sepulcros blanqueados.
Para ellos sin embargo el fracaso, uno tras otro, no son suficientes y a poco menos de diez meses para las elecciones del 7 de noviembre próximo, como sino realizaran sobre qué están parados, insisten en mentirse, en no renunciar a la auto estafa y en suicidarse colectiva y despiadadamente.
No tienen unidad, no tienen partido, no tienen propuesta, no tienen discurso, no tienen coherencia, no tienen electores, pero dinosaurios y vividores de la política que han sido materia prima para la división que cancerígenamente avanza en el oposicionismo, aparecen ahora en una tal “Comisión de buena voluntad”, conformada por dos ancianos de la quinta edad que deberían estar disfrutando sus últimos días en sus aposentos, para buscar acercamientos en partes que están haciendo de la presidentitis un tinglado de luchas letales donde más de quince suspirantes hacen el ridículo mintiendo todos a cual más mientras el pueblo desde palco disfruta de otro acto en la gran tragicomedia de los traga mentiras.
La mentira da pena ajena y sus voceros más porque en el afán de llegar al poder el partido de papel de la carretera norte, La Prensa S.A busca como perfilar a otro chamorro que chupe la Res-Pública y anda haciendo encuestas para imponer como la candidata de cualquier cosa que salga a la Viviana Chamorro, perdón a la Cristiana Chamorro, que por ser hija de la mami cree que las candidaturas también se traspasan.
La mentira es asunto de otros tiempos. Es un tema que ya no sirve ni a los propios Pinochos que creen que un catarro o una panza se pueden ocultar. La mentira tiene patas demasiado cortas y la verdad siempre la alcanza.
Aquí siempre tendremos a nuestro alcance a quienes disfrutan el auto engañó y créanme que mi recomendación es dejarlos donde están difamando, calumniando y empinándose en la falacia, porque esta, tiene fecha de vencimiento y a este oposicionismo no es que le va a llegar, sino que ya le llegó la hora y lo único que atrasa son las elecciones.
Cierro con un mensaje misil para la mentira y para los mentirosos y dirigido a los que estamos de este lado, en la acera de la democracia política y social que representa una revolución en paz. Nuestra identidad la encontramos en la honestidad, en esa cualidad humana por la que la persona se determina a elegir y actuar siempre teniendo por paradigma a la verdad y a la auténtica justicia, dando a cada quien lo que le corresponde y merece en función de sus capacidades y necesidades.
Para nosotros la honestidad es ser real por eso somos genuinos, auténticos y objetivos. Damos con amor lo que tenemos y no ofrecemos lo que no existe y somos honestos porque tenemos respeto por nosotros mismos y por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no tenemos razón alguna para escondernos ni avergonzarnos de lo que libremente declaramos ser y de ahí que diga a voz en cuello que la verdad es solo una y se dice en el momento.
Por: Moisés Absalón Pastora.