La renegociación le permitirá ahorrar al país 33.000 millones de dólares después del temor que existía a enfrentar un 'default' permanente que hubiera afectado todavía más su maltrecha economía.
Los mercados celebran, los bonos suben y baja el dólar. El gobierno respira porque se termina el 'default' (cese de pagos). Se fortalece la imagen del ministro de Economía, Martín Guzmán. Y el presidente Alberto Fernández ya puede diseñar un programa para paliar la crisis económica que recibió y que se profundizó por la pandemia de coronavirus.
Estos son los primeros resultados del exitoso acuerdo que el gobierno alcanzó con los bonistas después de meses de tensas negociaciones y que anunció en un comunicado durante la madrugada para que la noticia impactara en la apertura de los mercados internacionales.
En sus primeras declaraciones sobre la reestructuración, el presidente dijo que estaba "muy contento por el país" y recordó las permanentes críticas que recibió y que anticipaban un fracaso de las negociaciones.
"Resolvimos una deuda imposible en la mayor crisis económica que se recuerde y en el medio de una pandemia. En estos siete meses nos dijeron que no entendíamos nada y que estábamos camino al fracaso porque no aceptábamos las ofertas de los acreedores.
Resulta que finalmente cerramos un acuerdo que le permite a la Argentina ahorrarse 33.000 millones de dólares de la deuda asumida en los próximos diez años. Ahora tenemos despejado el horizonte a donde queremos llegar", dijo Fernández en una entrevista con el sitio Cenital.
Agregó que el rol del ministro de Economía fue central, porque cumplió el objetivo de aceptar obligaciones que se pudieran cumplir sin hacer mayores ajustes sociales y sin condicionar la inversión para el crecimiento.
"Ese es un enorme mérito suyo. Trabajamos todo este tiempo muy juntos y así lo vamos a seguir haciendo. Martín es un hombre de un enorme valor técnico y ético", explicó al advertir que la pandemia evidenció la debilidad del sistema financiero mundial y la necesidad de construir un capitalismo con más compromiso social y que distribuya mejor las ganancias.
Fin de la moratoria
La reestructuración abarca bonos de la deuda emitidos bajo legislación extranjera por un monto de 66.238 millones de dólares que están en manos de tres grupos de acreedores: Grupo Ad Hoc de Bonistas Argentinos, el Comité de Acreedores de Argentina y el Grupo de Bonistas del Canje.
El 51 % de los papeles fueron emitidos durante el gobierno de Mauricio Macri y el resto corresponde a canjes de la deuda alcanzados en 2005 y 2010, durante las gestiones de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
En abril, el gobierno comenzó una renegociación urgente, ya que debía pagar vencimientos por 503 millones de dólares que no podía cubrir. Entonces Fernández propuso una reestructuración para comenzar a pagar la deuda en 2023 con una quita del 62 % de intereses, lo que representaría un alivio de 37.900 millones de dólares para el país sudamericano. La quita de capital, en tanto, sería del 5,4%.
Como los bonistas rechazaron la oferta, Argentina entró en 'default" el pasado 22 de mayo, pero las negociaciones continuaron con diversas extensiones del "periodo de invitación" para que los acreedores aceptaran canjear los bonos de la deuda en condiciones diferentes a las que habían sido emitidos.
A principios de julio, el gobierno hizo una nueva oferta diferente a la primera propuesta de abril y en la que planteaba pagarles a los tenedores 53,3 dólares por cada 100 dólares prestados. Hace tres meses, solo les ofrecía 40 dólares. El acuerdo final anunciado este martes representa 54,8 dólares.
En el primer plan, el alivio de la deuda argentina alcanzaba los 41.500 millones de dólares, mientras que en el segundo bajó a 32.000 millones de dólares. Finalmente, rondará los 33.000 millones de dólares.
Alivio para el gobierno
Esta mañana, los bonos y acciones argentinas aumentaban hasta un 10 % en Wall Street, como muestra del impacto positivo que generó la reestructuración, mientras que la Bolsa argentina cerró la víspera con una fuerte alza del 6,6 %, ante los crecientes rumores de un inminente acuerdo.
Se prevé, además, que baje el riesgo país (indicador que mide la capacidad de un país para pagar la deuda externa), el dólar oficial y el paralelo y que se reduzcan las expectativas de inflación, un problema que el país arrastra hace años con cifras récord.
Fuentes de la presidencial Casa Rosada reconocieron que el reconocimiento central de la reestructuración es para el ministro de Economía, quien recibió fuertes cuestionamientos de economistas, políticos y periodistas opositores que incluso vaticinaban el fracaso de las negociaciones y exigían su renuncia.
El mérito, además, es compartido con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y el líder de la bancada oficialista, Máximo Kirchner, quienes participaron en las negociaciones de último minuto que se llevaron a cabo con los bonistas durante el fin de semana.
La reestructuración fue celebrada por el gobierno y parte de la oposición, entre ellos el expresidente Mauricio Macri. "¡Finalmente se cerró! Defaultear jamás puede estar bien", dijo desde Francia, en donde se encuentra de vacaciones.
Sus exministro de Finanzas, Luis Caputo; y de Hacienda, Hernán Lacunza y Alfonso Prat-Gay, también evaluaran el acuerdo alcanzado, pero el repudio en su contra se multiplicó de inmediato en las redes sociales porque formaron parte del gobierno macrista que generó la deuda y que la dejó ya en condiciones de cesación de pagos.
Cecilia González