Demasiados periodistas ignorantes o mal intencionados escriben sobre América Latina, sin saber su historia y, peor aún, sin el mínimo interés de conocerla.
Con el transcurso de los años lo he notado, pero he decidido escribir sobre este tema hace tan sólo unos meses, luego de haber leído un artículo sobre el ícono revolucionario del Che Guevara publicado en el periódico italiano ‘Il Fatto Quotidiano’.
Como en tantos otros artículos periodísticos que he leído sobre América Latina, publicados en distintas partes del mundo occidental, el periodista ha expresado su punto de vista basándose en ideas preconcebidas (falsas), tan amadas por las instituciones y los principales medios de información.
Este hecho me resulta evidente después de haber estudiado y leído libros de historia y cultura latinoamericana por años. Y me pregunto: qué, ¿soy la única que lo nota?
Ante todo quiero aclarar que en este artículo mi objetivo no es cuestionar si este personaje legendario de la revolución cubana representa el bien o el mal. Mi intención es llamar la atención sobre la extrema superficialidad y la manipulación de la verdad (quizás debidas solamente a la ignorancia o a la arrogancia de quien cree que ya sabe todo) que domina sobre estos temas.
El inicio. Como en cada oportunidad que ha sucedido esto, una vez más me quede sin palabras cuando leí en el artículo: ”Este médico argentino, enfermo de asma que fue a Cuba a combatir una causa no suya y luego, después de poquísimos años…irá a Bolivia por otra causa no suya…”. ¿No suya? ¿No suya para quién?
Quizás una causa desconocida para el escritor-periodista autor del artículo, que probablemente tiene muchos lectores que no saben que él como tantos otros, escriben e influencian la opinión pública simplemente porque son pagados para hacerlo o porque tienen la posibilidad de promover sus textos en periódicos con una discreta difusión sin tener la mínima idea, sin conocer el tema sobre el que están escribiendo, y por lo tanto, sin reflejar la verdad. De hecho, para el Che Guevara combatir en Cuba o en Bolivia no era una causa ‘no suya’, extranjera.
Un poco de historia: Ernesto Guevara Lynch. Che Guevara nació en Argentina en 1928, en la ciudad de Rosario, en una familia de clase media alta, circunstancia que le permitió de tener una infancia y una adolescencia económicamente confortables.
Argentina, específicamente Buenos Aires, muy probablemente fue la base de lanzamiento de la penetración imperialista inglesa – y también francesa – en la América del Sur española después de la derrota del Imperio ibérico.
Y como en casi todas las zonas en las que la influencia imperialista británica ha sido bastante fuerte, también en Argentina se habían popularizado algunas tradiciones inglesas. El rugby de hecho, era un deporte bastante popular en ciertos grupos sociales privilegiados en las principales ciudades y el Che era un apasionado (el primer partido en Argentina tuvo lugar en 1873). Pero ciertamente no por esto el Che era un británico.
Siguiendo la innegablemente reprochable – y muy probablemente aún hoy muy común – usanza colonial de los hombres hispano-americanos, el Che se inició en la vida sexual con una mujer originaria (india) pobre, posiblemente, como de tradición, una empleada doméstica (hecho notorio); comió empanadas, dulce de leche/manjar blanco, humitas, alfajores, su lengua materna fue el castellano, etc., compartiendo estas y tantas otras tradiciones inmateriales y materiales con muchos otros hispanoamericanos.
Un hecho curioso: los viajes del Che. Indudablemente no fue casualidad que los dos viajes más famosos de joven Che Guevara fueran en la América española, un territorio que ha sido despedazado en tantos países después de la independencia, pero que comparten prácticamente la misma historia.
De veinteañero el Che Guevara viajó por Argentina, Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, México llegando al final a Cuba.
Y es extraño notar que el diario de esos viajes (Diarios de Motocicleta) sea considerado un viaje por América Latina – nombre que comprende también las Guayanas francesa y holandesa, ex colonias inglesas, así como Brasil, ex colonia de Portugal – y no un viaje por Hispanoamérica (el territorio ‘colonial español)’: terminología muy evitada hoy en día, especialmente cuando se habla de historia contemporánea.
Con esto no quiero negar el sentimiento incluyente que nutren muchos hispanoamericanos hacia Brasil, el territorio portugués que ha tenido una historia colonial bastante distinta (leyes, burocracia, organización, comercio, riqueza, lengua, capital europea, etc.), y desarrolló una idiosincrasia diferente; y tampoco deseo negar el hecho de que muchos intelectuales, inclusive en la península ibérica, consideran a Portugal una de las tantas subculturas que se han desarrollado en el territorio peninsular– podríamos decir como los catalanes.
El comienzo de la radicalización del Che: un encuentro decisivo. Durante su primer viaje, cuando se encontraba en Lima, Perú, el Che Guevara conoció a un tal Hugo Pesce, un médico y político del APRA (Partido de la Alianza Popular Revolucionaria Americana), un partido pan-hispanoamericano que en sus primeros decenios tenía como objetivo la unión de la América española.
Cuando Guevara publicó su primer libro, ‘Guerra de Guerrillas’, envió una copia a Hugo Pesce y escribió en la dedicatoria que él – el Che – ‘reconocía que Pesce había provocado un profundo cambio en su actitud ante la vida’. En efecto, fue en uno de esos encuentros entre el Che y Pesce que Guevara hizo uno de sus brindis más famosos, conocido como el brindis del día de San Guevara:
”Creemos, y después de este viaje más firmemente que antes, que la división de América en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia. Constituimos una sola raza mestiza, que desde México hasta el estrecho de Magallanes presenta notables similitudes etnográficas. Por eso, tratando de quitarme toda carga de provincialismo exiguo, brindo por Perú y por América Unida.” (Diarios de Motocicleta).
Aunque no sea muy importante, pues sí, muy probablemente el Che Guevara tenía sangre nativo-americana, él afirmaba de los pueblos guaraniés: ”…porque de mis ancestros irlandeses y guaraníes no lo he heredado. T
an truculentos son los unos como los otros, aunque los guaraníes aderecen su truculencia con mucha simpatía… ”, escribió. (Como muchas personas en el continente americano hoy en día saben, uno puede ser rubio, tener ojos azules – que no era el caso del Che Guevara – y tener sangre originaria (‘india’) o africana y viceversa, por lo tanto el hecho no debe sorprender. Además, las últimas olas migratorias de diferentes culturas y etnias europeas de los siglos 19 y 20 concernieron – aunque en diferentes proporciones – toda Hispanoamérica).
Después de este primer viaje a través de Hispanoamérica, de regreso en Argentina para terminar sus estudios de medicina, Guevara escribió: ”Este vagar sin rumbo por nuestra «Mayúscula América» me ha cambiado más de lo que creí”.
Conclusión. Indiscutiblemente conocer la historia colonial y postcolonial hispanoamericana , iberoamericana, latinamericana y entender que la América colonial española no fue la unión de identidades políticas, culturales y económicas diferentes, sino ‘un solo territorio español’ dividido administrativamente (en virreinatos) es fundamental para comprender ya sea la evolución política del Che, ya sea los movimientos unionistas, de unificación que se han desarrollado en Hispanoamérica desde la independencia, siendo el último representado por la revolución bolivariana de estos últimos dos siglos.
Por consiguiente, estén en guardia cuando lean artículos, textos sobre la América española: normalmente la ignorancia reina en esta materia, y no solamente en el extranjero, también entre los latinoamericanos.
En efecto es curioso que tampoco los hispanoamericanos – y ni siquiera los españoles – conozcan ‘su’ historia. Y lógicamente la pregunta es ésta: ¿por qué? ¿Por qué se esconde la historia colonial de la región? ¿Se debe solamente a los millonarios intereses locales creados por los nacionalismos que han nacido en la zona? ¿O existe alguna otra razón, otros hechos que aún deben ser ocultados?
Preguntas que esperan respuestas.
Nota. Artículo incriminado: ”Il Líder Maximo e il Sognatore. La Revolución resta del Che”, publicado en el periodico ‘Il Fatto Quotidiano’ el 20.11.2016
Por Katia Novella Miller